Las cajas, una lenta transformación (segundo y tercer asaltos)
SEGUNDO ASALTO
Lunes tarde, 24 de enero. A cuentagotas llegan informaciones. Se especula y se lanzan órdagos, pero esta vez parecen reales. Hay que conocer todavía los estados financieros, los reales, y buen auditados. Desde hace unas semanas se nos venía advirtiendo que el gobierno iba a tratar de dar una vuelta de tuerca más a la reestructuración financiera. El guión cobra una nueva partitura. Ya no se trata de reducir el número, ahora se llama recapitalizar, cambiar la estructura y personalidad jurídica, hacerlas bancos, emitir capital, acciones, y en último caso si los mercados no responden, o discriminan toda vez que las cajas no informan de sus pérdidas, el Fondo de Rescate inyectará capital público, y entrarán durante un máximo de cinco años en los órganos de gobierno de las cajas. ¿Tan mal estaban las cajas de ahorro y algunos bancos para ahora adoptar medidas tan exigentes y que nada tienen que ver con las fusiones del pasado año? Lo peor es la zona de penumbra que estos días impregna la atmósfera. Dimes y diretes, posibles medidas, plazos, solvencias, nacionalizaciones. Todo ello bien sazonado de incertidumbres y términos deliberadamente ambiguos. ¿Acaso no es mejor adoptar una regulación seria y rigurosa, e informar con datos ciertos de la verdadera situación, en vez de especular, lanzar cifras y esperar a ver cómo reaccionan todos?
Y de inmediato surgen muchas dudas, ¿qué se sabía hace un año o unos meses de todo esto y por qué no se actuó o se permitieron agrias disputas tanto económicas como políticas en la fusión de algunas entidades?, ¿qué ha hecho en todos estos años la supervisión?, ¿por qué se ha tenido que llegar a este momento de punto final para lo que han sido las cajas de ahorro?, ¿de qué han servido ese invento anodino y artificioso de las SIP si de lo que se trata es de solvencia y capitalización? Estas han fracasado estrepitosamente, favoreciendo cierto localismo y dependencia aún partidista. Demasiado tiempo perdido. Ahora todo se reduce al core capital, a la imperiosa necesidad de obtener financiación en los mercados, generar plusvalías, vender activos y riesgo inmobiliario que se les permitió adquirir y especular hasta la extenuación. Algunos lo lograrán, tal vez los más, otro no, y tendrán, primero que convertirse en sociedades anónimas bancarias, luego emitir capital y el FROB comprarlo y sentarse en el consejo de administración. ¿Cómo van a obtener capital privado si no se radiografía exactamente un pasivo y unas pérdidas que han atenazado la viabilidad de muchas? Pero hay otra arista que no conviene olvidar, muchos de los gestores y órganos de gobierno de las cajas siguen siendo los mismos que han llevado o conducido a las mismas a esta situación. La realidad es tozuda. Caprichosamente tozuda y la hipocresía muy alta. Por ahora era dinero público, bien remunerado a un 7% a través del FROB, pero a partir de este momento, y si se levanta la veda, todo cambiará, serán sociedades y la lucha por el sillón lo marcará el mercado. Adiós a la injerencia nefasta de los políticos en las cajas. Es un comienzo, pero nada volverá a ser igual. ¿Desde cuándo se sabía todo esto? ¿por qué no se ha querido escuchar a los organismos monetarios internacionales e incluso al Banco de España? Definitivamente las que sobrevivan segregarán lo financiero de lo fundacional. Veremos donde se quedan los políticos.
TERCER ASALTO
Septiembre de 2011. Todo por decidir.
Qué pena que en este país todo se haga tarde y mal. Y qué pena que no se escuche a tiempo a técnicos y estudiosos eminentes que, por ejemplo, sobre las cajas llevan más de veinte años clamando por la reordenación del sistema, por su despolitización, por su gestión responsable y profesionalizada hasta la cúpula. ¿Por qué en todos estos años no se ha escuchado a Francisco Cabrillo y a algunas otras personas, y ahora terminamos haciendo todo deprisa y corriendo? Hace poco meses todavía estábamos discutiendo si poníamos de Pte. de Caja Madrid al Vicepresidente de la Comunidad, político. Y eso desde el «ala liberal» del PP. Qué políticos nos gobiernan!!!