Yo elijo a mi jefe. Reflexiones sobre el sistema de gobernanza de las Universidades españolas
Imagínese un sector de futuro de la economía española que moviese en torno a un 1% del PIB, con cerca de 200.000 empleados y con más de 1 millón y medio de clientes y en el que los empleados eligieran a sus jefes.|
Pues ese sector existe y se llama Universidades Públicas Españolas. Efectivamente, y como bien recoge nuestro compañero Jesús Fernández Villaverde de www.nadaesgratis.com en su post en el sistema universitario español es la propia comunidad universitaria la que elige a su máximo dirigente, el Rector según se describe en la Ley Orgánica de Universidades Ley 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (B.O.E. 24/12/2001), modificada por la Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, (B.O.E. 13/04/2007).
En el artículo 20 de dicha ley se establece que el Rector será elegido por el Claustro, o por la Comunidad Universitaria mediante elección directa y sufragio universal, según se indiquen en los estatutos de cada universidad. Dado que el Claustro, también es elegido mediante sufragio universal, según se describe en el artículo 13, ambos métodos se basan en el mismo principio de funcionamiento.
El Rector es elegido por sufragio universal ponderado; somos democráticos, pero aún hay clases. Cada Universidad fija en sus estatutos la ponderación pero siempre con una mayoría de los profesores doctores con vinculación permanente a la Universidad. El resto se distribuye entre el resto de profesores, personal de administración y servicios y alumnos. La proporción suele ser de algo más de un 50% para los profesores doctores con vinculación permanente, 10% para el resto de docentes e investigadores, 10% para el personal de administración y servicios y un 25% para los alumnos (sí, los alumnos también votan). Esto de los alumnos es algo así como si para nombrar al presidente de Telefónica pudiéramos votar los clientes de la operadora. Un argumento electoral clarísimo sería bajar los precios y otro mejorar el 1004. Más allá de eso creo que los clientes (alumnos) pocos argumentos tienen para decidir. Buena muestra de ello es que la media de votación de los alumnos en la universidad española está en torno al 10%. En cualquier caso, al ser ponderado, el 10% de alumnos que votan acaban teniendo el 25% de peso en la elección. Si votase un solo alumno, ese alumno tendría un 25% de peso en la elección. Pero bueno… son matices sin importancia.
Pero el problema no acaba ahí, porque también los decanos de las facultades y los directores de departamento son elegidos por las juntas de facultad y el consejo de departamento respectivamente por lo que el mecanismo de elección de los “jefes” no se acaba en el Rector sino que sigue hasta el último rincón del sistema de gobierno de la universidad. Ya que somos democráticos, vamos a serlo hasta el final.
De cara a la galería este proceso democrático de elección de los líderes es visto como un sistema muy avanzado de gestión y los elegidos se muestran muy orgullosos de que sus compañeros (subordinados a partir de ese momento) les hayan elegido libremente frente a los retrógrados mecanismos de elección de un jefe por su mérito y capacidad. La próxima vez que volemos en un avión seremos más modernos y elegiremos democráticamente al piloto entre el pasaje a ver qué pasa. Como bien dice Jesús Fernández-Villaverde los gestores públicos deben ser nombrados por los poderes ejecutivos que son los que nos presentan al conjunto de los ciudadanos y no por los propios empleados públicos a los que gestionan.
Hay otro elemento que viene a pervertir todavía más este avanzado mecanismo de gestión y es que, normalmente, el Rector solo se puede presentar a 2 mandatos y es tradición universitaria reelegir al Rector a no ser que se haya pasado de la raya, es decir, que no haya contentado suficientemente a sus súbditos en el primer mandato. Y en la Universidad, el no salir reelegido, es vivido por los Rectores francamente mal, por lo que buen cuidado tienen de no pisar más callos de la cuenta en su primer mandato. Yo pensaba que entonces habría que esperar al segundo mandato de los Rectores para abordar los cambios profundos que exige la Universidad Española. Pero hete aquí que un prestigioso catedrático me sacó de mi error. El segundo mandato es para descansar del primero, que a estas alturas no nos vamos a meter en líos. El sistema universitario español es clientelar y endogámico (he conocido departamentos con más de 5 familiares, la inteligencia va en los genes) y el Rector, que luego tiene que volver a su facultad y a su departamento a recibir favores, prefiere que se tenga un buen recuerdo de él.
No obstante, estoy convencido de que la mayor parte de los Rectores españoles acceden a sus puestos cargados de buenas intenciones y con el mejor de los ánimos para tratar de mejorar sus maltrechas universidades. Pero el propio sistema que les encumbra a su cargo se convierte en el que les imposibilita llevar a cabo la mejora de fondo que se necesita. En primer lugar por el propio perfil de los Rectores. Que un catedrático de microbiología, o de filosofía comparada o de derecho procesal (por poner algunos ejemplos) extraordinario docente e investigador, vaya a ser un buen gestor de una organización de miles de personas y decenas de millones de euros de presupuesto no es algo evidente. Pero este es uno de los males menores, porque todo se puede aprender. El verdadero problema surge de los compromisos (muchas veces demagógicos) adquiridos por el Rector durante el proceso electoral para atraer a sus votantes, y que terminan condicionando consciente o inconscientemente todas las difíciles decisiones que el Rector debe tomar durante su mandato. Además el candidato a Rector se suele apoyar durante la campaña electoral en diversos personajes que tienen capacidad de influencia sobre los diferentes colectivos universitarios, personajes con los que se tiene una deuda y que acaban convirtiéndose en directores de orquesta en la sombra durante el mandato del Rector y que, desgraciadamente, no siempre se mueven por el interés común.
Soluciones tan “ingeniosas” como que un doctor no pueda ser docente en la universidad donde se doctora, o que el Rector y los decanos sean gestores profesionales de Universidad elegidos por su mérito y capacidad por organismos o consejos de administración independientes y que estén fuera de la presión de los empleados universitarios quedan muy lejos en nuestro país, pero son lo habitual en las universidades más prestigiosas del mundo.
Las consecuencias de este sesudo, moderno y avanzado mecanismo de elección de los líderes del sistema universitario español saltan a la vista y no hay más que acercarse a cualquier ranking medianamente serio de las universidades en el mundo para ver por donde andan (o mejor dicho por donde no andan) las universidades españolas. Sobre el día a día que yo viví cuando fui gerente de una universidad pública, puedo decir que el entorno laboral que genera este mecanismo diabólico de elección del jefe es imposible de gestionar. Me tenía que preocupar más de ir saludando con cara muy simpática por los pasillos a los “electores” que de hacer una gestión eficiente de los recursos materiales y de las personas a mi cargo.
Curiosamente muchos políticos y gestores universitarios echan pestes de este sistema de gobierno en privado pero luego… no hacen nada para cambiarlo. Es un sistema con profundos vicios en su funcionamiento pero a su vez con muchos intereses creados y con una gran capacidad de presión social y por eso nadie se atreve a meterle mano. Quizá debería plantearse el gobierno el militarizarlos, aunque creo que eso de elegir al capitán por votación todavía no ha llegado.
En fin, que queda mucho por hacer; pero como me dijo un buen amigo, no esperes que el sistema universitario sea arreglado por sus propios inquilinos. La solución tiene que venir de fuera y con el panorama político que tenemos, creo que podemos esperar sentados. También tengo que decir que en la Universidad he conocido a algunas de las personas más brillantes y comprometidas (a la par que desilusionadas) con las que me he encontrado en mi trayectoria profesional pero también con algunos de los mayores chupópteros del sistema público. En apoyo de los primeros va este post.
Ing. de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid, con la calificación de Sobresaliente y Master Executive MBA por el Instituto de Empresa.
Desde el año 2009 es socio director de iclaves donde aporta su experiencia de gestión pública y privada en áreas relacionadas con la innovación y la tecnología.
Su trayectoria profesional en el sector público se inicia en el año 2002 cuando entra a formar parte de la Entidad Pública Empresarial Red.es dependiente del Ministerio de Industria, donde desempeña el cargo de director corporativo de operaciones y donde es responsable de los grandes programas puestos en marcha por la Entidad en ese periodo.
Posteriormente desempeña el cargo de Gerente de la UNED desde el año 2006 al 2008. Previamente ocupó diversos cargos de responsabilidad en Telefónica y otras empresas del sector privado.
Rafael, bienvenido al blog y gracias por tus reflexiones de primera mano dada tu experiencia como gerente de una Universidad pública. Por lo que deduzco, para cambiar este perverso sistema que tan malos resultados está dando, bastaría con modificar la LOU en la dirección correcta, buscando sistemas alternativos del tipo de los que propone Jesús Fernandez Villaverde en su magnífico post sobre el tema http://www.fedeablogs.net/economia/?p=9891. Y correlativamente los Estatutos de las Universidades. La modificación de las leyes orgánicas, por la mayoría que necesitan, requiere siempre de un gran pacto entre los partidos políticos, lo que me imagino que además de la resistencia de los beneficiados por el sistema, sería el principal inconveniente. Pero no parece que haya un gran problema jurídico si existe voluntad política y presión social en favor de los cambios.
Por otro lado, lo que cuentas es efectivamente es un secreto a voces, yo se lo he oído incluso a responsables políticos eso sí, siempre a puerta cerrada.
Hace unas semanas, alguien en este blog alababa el libro de Alejando Nieto sobre la Administración del Desgobierno. Pues antes que ese, y precisamente sobre el tema ue trata su post, está otro libro de Nieto: LA TRIBU UNIVERSITARIA. La endogamia univesitaria, las escuelas, mediocres que llegan a catedráticos, personas brillantes que no prosperan porque no se someten a las leyes de la Tribu… Un mamoneo absoluto, y perdónenme la expresión. ¿Es la universidad parte de la sociedad civil, conciencia crítica para modernizar el país? Algunos profesores tal vez, la Universidad Pública como institución un desastre. Pero como decía el otro día Rodrigo Tena, nada nuevo bajo el sol. Ya decía Cicerón que docere non habet dignitatem. El día que esa dignidad se recupere, con rectores serios y profesores no tribales, este país estará en el buen camino.
Enhorabuena por el post, Rafa. Efectivamente, hoy por hoy, la universidad pública española tiene mucho más de la organización gremial medieval de estudiantes y profesores que colapsó con la ilustración, que con los modernos sistemas universitarios que imperan en otras partes del mundo.
Buen tema, en una Universidad Publica al menos existe algo de democracia, mejor o peor, pero algo democrático. A mí lo que me hace una absoluta gracia es el Registro de la Propiedad, otro organismo publico, y cautivo totalmente. ¿Quién elije al registrador?, anda…pagamos a un/a señor/a que no elegimos!!!.Pues eso, los ciudadanos ya que pagamos los Aranceles Regístrales que podamos elegir a quien se los pagamos, que menos. Para mamoneo (y como jj perdonen la expresión) tenemos la Tribu Registral. Aunque como dices Rafael, con el panorama político que tenemos, yo también creo que podemos esperar sentados. Ojo, sentados que no callados… . Saludos…
Y digo yo, haciendo honor a mi seudónimo ¿no podrían rodar cabezas y no me refiero solo a las de los rectores? No, no se asusten, no me refiero a nada físico. ¿No se podría hacer una reestructuración tipo cajas de ahorros, que queden pocas y a ser posible que se parezcan más a las universidades que salen bien en los rankings? Ya se sabe que en épocas de crisis todo es posible.
Lorena, justamente el problema de la universidad es que en un sitio donde debería primar la excelencia -es decir, el principio aristocrático- impera la democracia. El principio democrático tiene su ámbito, pero más allá del mismo se extiende como una marea negra por todos los sitios, incluso tratando de delimitar verdades. ¿Y cuándo el conocimiento o la verdad se han adquirido por votación? Habría que redelimitar la idea de democracia en su ámbito natural.
EStupendo post, y estupendos comentarios. Es verdad, hay que decirlo, que como dice JJ, la democracia es perniciosa cuando sobrepasa su propio ámbito. Es claro que, si por fin alguien de nuestra´nhoy abúlica clase política se animara a una reforma, infinidad de gente que parasita en el sistema se le echaría encima. Pero ¿Cuándo han sido fáciles las reformas?
La reforma podría acabar imponiéndose por la fuerza de los hechos, si los estudiantes abandonaran masivamente estas universidades al derse cuenta de su poco valor.
Me temo que con nuestra universidad ocurre lo mismo que con los cementerios: en su reforma no se puede contar con la ayuda de los de dentro.
Para jj: no sé cómo ni porque… pero este país es cada día más de risa. Donde impera la democracia debería ir la aristocracia y al revés… Todo habría que redelimitarlo. Y desde luego que mientras los políticos sigan sin responsabilidad alguna… bien no iremos. Por poner algo bueno, y verle el chiste, pues yo que sé, las comparsas y chirigotas para los carnavales salen solas, ya no hace falta estar horas y horas inventando un texto gracioso, ahora te lees el BOE y alguna “gracia” encuentras seguro. Por verle el lado bueno, que no quede. Saludos a todos…
Enhorabuena por el post, Rafa. Tiene más valor por venir de alguien que también ha estado dentro de la institución. Yo he llevado una Fundación pública en cuyo patronato estaba incorporada una universidad pública. Suscribo el post tras ver como ha sido la gestión de los responsables de esta institución en dicho patronato.
Hay un hecho relevante que no comentas y que está en la raiz del problema: las universidades son financiadas al 100% por las Administraciones y no tienen que preocuparse por gestionar bien o mal, o por contribuir realmente a la sociendad: hasta ahora los poderes públicos han acudido en su socorro a pesar de negligencias y barbaridades en la gestión. Esto permite que cualquiera gobierne la institución: poco se juega quien, haga lo que haga, no es responsable y no experimenta las consecuencias de sus actos.
Tiene toda la razón Alfonso… Para enterrar a los muertos, cualquiera vale menos un sepulturero, como decía León Felipe. Algo parecido pasa con la universidad: ¿cómo los que salen beneficiados de la actual organización universitaria van a ser quienes se hagan el harakiri y tiren piedras contra su propio tejado? Un imposible!!! Me recuerda esto a las faltas disciplinarias de los registradores: las escasas veces que al infractor se le abre un expediente disciplinario, se nombra a otro registrador Instructor del expediente y a un tercero, tb registrador, Secretario. Y ahora cabe preguntar, ¿estos responderán al principio de legalidad o al de defensa corporativa? ¿Defenderán a los ausentes o a los presentes? Respondan ustedes solitos. ¿Quién va a sancionarse a sí mismo, y menos aún en un reducido club donde todos se conocen? Pues eso.., se cubre la papeleta, mal que bien se respetan las formas del procedimiento, un pequeño teatro donde se minimizan los hechos todo lo posible, se apuran los plazos, para que luego pueda acabar todo caducado o prescrito y en el peor de los casos con una sanción testimonial cara a la galería que luego, por haberse instruido todo de esa guisa (pero no intencionadamente, nooo), el juzgado de lo contencioso anulará… ¿Qué sentido tienen esos 2 registradores de instructor y secretario? La defensa corporativa. Porque en el Mº de Justicia hay abogados del Estado y otros cuerpos de funcionarios, más independientes e imparciales para realizar esa función. Y no vale decir que ellos no saben de técnica registral porque de lo que hay que saber es de derecho administrativo sancionador. Para la valoración de las circunstancia de la infracción se podrán, en su caso, recaban a registradores en condición de peritos, pero sin que toqueteen el expediente de principio a fin minimizando el riesgo de su compañero… Todos defienden su corralito y los políticos no se atreven a meter mano, vía leyes o RD, sin antes consensuar con el Consejo de Universidades, o con el CORPME, o con quien sea, la reforma respectiva… Claro, los interesados solo la avalarán sin los beneficia… Y si no les beneficia, el gobierno no se atreverá a aprobar la norma porque no hay consenso con los protagonistas…
jj, eso mismo, felicidades por tu clara explicación, olé. ¿Tan difícil de ver es?…
Rafael, bienvenido al blog y gracias por tus reflexiones de primera mano dada tu experiencia como gerente de una Universidad pública. Por lo que deduzco, para cambiar este perverso sistema que tan malos resultados está dando, bastaría con modificar la LOU en la dirección correcta, buscando sistemas alternativos del tipo de los que propone Jesús Fernandez Villaverde en su magnífico post sobre el tema http://www.fedeablogs.net/economia/?p=9891. Y correlativamente los Estatutos de las Universidades. La modificación de las leyes orgánicas, por la mayoría que necesitan, requiere siempre de un gran pacto entre los partidos políticos, lo que me imagino que además de la resistencia de los beneficiados por el sistema, sería el principal inconveniente. Pero no parece que haya un gran problema jurídico si existe voluntad política y presión social en favor de los cambios.
Por otro lado, lo que cuentas es efectivamente es un secreto a voces, yo se lo he oído incluso a responsables políticos eso sí, siempre a puerta cerrada.
Estimado Javier Perez. Que en las universidades españolas existe una endogamia empobrecedora, y que en el sistema de acceso a los puestos docentes no hay un sistema de justicia ciega, sino otro muy contaminado por amiguismos y lealtades personales, y que eso infecta también el sistema de gobierno, no lo niega casi nadie. Mas que tú, por lo que veo. La solución que propones, la vía penal conta prevaricadores, no parece muy efectiva en este país donde en la materia reina la impunidad. ¿Conoces algún docente condenado? ¿Crees de verdad que en ese ambiente tan atado por complicidades recíprocas se podría condenar a alguno?
Finalmente aludes a la envidia como motivadora de las críticas. No tengo duda de que los cada vez más individuos mediocres y bien relacionados que acceden a los cargos por delante de otros con más méritos, y que con tánta facilidad “concilian su vida laboral y familiar” deben de considerar su situación “envidiable”. Pero no son tan envidiables las consecuencias para la vida universitaria española, si atendemos a los estudios comparativos internacionales. Que no creo que estén inspirados también por la envidia.
Estimada Elisa, veo que llegamos a tener ciertos puntos en común. El primero, y más importante, los vergonzosos casos en los que en un mismo departamento nos encontramos con varios miembros de una misma familia, incluída la política. En realidad son muy pocos estos casoso, y cada vez menos, pero creo que hay que aplicar lo del cesto y las manzanas: basta una para que se pudra el resto. No sé si puedo poner referencias externas, pero recientemente leí un artículo titulado “Silueta del Cacique Universitario” de un Catedrático de Filosofía del Derecho llamado Laporta. Según lo leía, tuve ciertos lapsus mentales, en que los caracteres del texto se tornaban escritos sobre una marca de agua, donde aparecía la cara de algunos profesores de mi universidad, la mayoría jubilados, pero otros que les quedan bastante todavía. Te cuento todo esto, porque no es un problema específico de la universidad, ni del trabajador público: es de toda la sociedad española en general. Esto no me consuela, porque se supone que la élite académica deberíamos dar ejemplo y ser un referente. Sin embargo, a veces, reproducimos los comportamientos más deplorables del colectivo humano del que formamos parte.
En segundo lugar, que haya 50 universidades públicas, no significa que haya una en cada provincia, y mucho menos, tan cercanas. Los nombres, localizaciones de centros y titulaciones ofrecen un mapa muy desigual. Conviene descender al detalle y no hacer una simple división.
Finalmente, una de las causas del fracaso de la Universidad es el poco retorno que recibe la sociedad de su trabajo, en particular, el de la investigación. Pues paradógicamente hablando, en gran medida se debe a la importación de modelos y medidas de prestigiosas universidades extranjeras, como las que se defendieron en este foro, pero que como se impusieron tal cual, sin adaptarlas al contexto, han dado resultados nefastos. Me refiero a lo del publiqueo. Creo que daría para otro debate. Pero volviendo al asunto, es inegable que España siempre ha sido muy cicatera con la Educación en general. Razonamientos como el suyo llevan a una situación de bloqueo: no dar más dinero, porque se obtiene poco; y, al revés, como el dinero es escaso, no se puede esperar más. Sólo pongo el ejemplo de Finlandia, país que al acabar la Segunda Guerra Mundial era una tierra de leñadores practicamente. Hoy es un pais más desarrollado social y económicamente que España, cuyo modelo educativo es la envidia de las grandes naciones europeas. Apostó por la Educación hace décadas independientemente del partido gobernante. NO lo pongo como país en el que me gustaría vivir, sino que simplemente trato de imaginarme cómo sería, sin esta política, una tierra hostil con escasos recursos naturales.
Sólo quiero decirle una cosa que lei en cartel en una visita a una universidad norteamericana. Voy a intentar traducirlo: si crees que la educación no es lo suficientemenete importante, prueba a imaginarte el mundo sin ella.
Creo que merece la pena apostar por la Educación, en genral, y la Universidad Pública, en particular. Y como dije antes, no es cuestión sólo de dinero, sino de pensar en sistemas justos y efectivos para mejorarla. ESto es fácil de decir, pero le puedo asegurar, desde dentro, que difícil de hacer, pero no creo que imposible.
Efectivamente coincidimos en muchas cosas estimado Javier, y especialmente en el interés por mejorar las universidades públicas españolas. Claro que Finlandia es un modelo a seguir, especialmente para la educación primaria y secundaria. Y hay muchos otros. Y claro que no es solo cuestión de gastar más sino de gastar bien. El informe del Tribunal de Cuentas sobre las Universidades españolas es muy clarito por si tiene curiosidad.
http://www.tcu.es/uploads/I775a.pdf
En ese sentido, en este blog como hemos publicado recientemente en un post, no nos creemos que más gasto sea mejor, hay que gastar bien.
Y por último otra cosa en que estamos totalmente de acuerdo: importar políticas que han funcionado muy bien en universidades extranjeras fuera de contexto, o simplemente sin tocar los problemas de fondo de la universidad española es una forma de malgastar el dinero y el tiempo.
Seguro que tenemos ocasión de seguir debatiendo en este y en otros foros, dado que el tema de la educación en general y de la educación universitaria en particular nos preocupa mucho.
En primer lugar, gracias a todos por los comentarios.
Como bien dice Luis Muñoz, gran parte del problema reside en que prácticamente el 100% de la financiación viene de fondos públicos, poco exigente en general con los resultados obtenidos. Se han hecho contratos programas entre la Administración y las Universidades con fondos condicionados a la consecución de objetivos pero cuando rascas no deja de ser un paripé. Curiosamente en Estados Unidos la financiación pública de las Universidades es parecida a la Española, en torno a un 1% del PIB, pero claro ellos tienen otro 1,5% del PIB que proviene de fondos privados, mucho más exigentes con los resultados. Eso en Europa es un sueño.
Comparto con muchos de vosotros que la solución no puede venir de dentro y quizá ni de los políticos, porque pensad que el actual Ministro del ramo fue el anterior presidente de los Rectores, así que todo queda en casa. A Cristina Garmendia le quitaron las competencias en cuanto hubo un poco de revuelo con lo de Bolonia. Y por supuesto, no es un problema de reforma legal sino de voluntad política, o quizá de presión de la sociedad civil.
Y, finalmente, sobre el asunto de la democracia. La democracia está muy bien, pero obviamente no para que los empleados elijan a su jefe, porque en entornos tan pequeños y enredados el sistema se pervierte muy rápidamente.
Estimado Rafael, como bien dices, los problemas existen y la solución más fácil de implantar, no siempre es la solución definitiva, ni la más apropiada. Volviendo a las comparaciones (odiosas). Si el perro de tu vecino se dedica a ladrar por las noches (problema), no es cuestión de envenenar al perro (cargarse el problema), sino de denunciarlo y hacer que su dueño se responsabilice del daño ocasionado. A mi no me gusta hablar de endogamia, porque si tu padre ejerció una profesión, por qué tú no puedes seguir sus pasos o que te obligen a hacerlo a cientos de kilómetros de él. ¿No tenemos derecho a conciliar nuestra vida laboral con la familiar o afectiva, por lo menos a intentarlo?. Lo que sería lamentable es que tu padre usase su posición profesional para favorecerte ante otras personas a la hora de concursar por una plaza de profesor universitario, por ejemplo, o de guardia civil (los antiguos hijos del cuerpo). Esto no es endogamia, sino un delito de prevaricación y, posiblemente, cohecho, que pueden llevar penas de cárcel, que aunque al final no vayas a parar ahí, sí que te retiran empleo, sueldo y supone inhabilitación para ejercer en el ámbito público y derecho de sufragio, entre otras cosas. Esto puede suceder en cualquier ámbito laboral público o funcionarial. Y es lo que hay que perseguir. Respecto a los sueldos, es simplemente para mostrar lo mucho que se consigue con una dotación presupuestaria de las más bajas en la antigua Unión Europea de los 15. Si lo medimos en términos del PIB, estamos sólo por encima de Grecia y Portugal. Claro, volvemos a lo mismo ¿es cuestión de poner dinero sólo? Evidentemente no, porque hay muchos recursos que racionalizar. Y lo demagógico del asunto es que son decisiones que el poder político debe tomar y no hace, porque conlleva medidas muy impopulares. Como Gerente que has sido, seguramente sabrás que cerrar una Escuela o Facultad no lo puede hacer ni su Rector, ni su Consejo de Gobierno, ni su Claustro. Legalmente, quien tiene potestad para hacerlo es el gobierno autónomo de turno y el coste en votos sería muy grande. Me temo, estimado Rafael, que estos problemas de los que hablas existen, sin duda, pero no son los prioritarios. A veces piensas que estas discusiones sobre la mal llamada endogamia o sistema de elección de “jefes”, no son más que bombas de humo, fáciles de propagar, porque no te olvides que subyace cierta envidia y de eso tenemos demasiado en este pais.
En primer lugar, gracias a todos por los comentarios.
Como bien dice Luis Muñoz, gran parte del problema reside en que prácticamente el 100% de la financiación viene de fondos públicos, poco exigente en general con los resultados obtenidos. Se han hecho contratos programas entre la Administración y las Universidades con fondos condicionados a la consecución de objetivos pero cuando rascas no deja de ser un paripé. Curiosamente en Estados Unidos la financiación pública de las Universidades es parecida a la Española, en torno a un 1% del PIB, pero claro ellos tienen otro 1,5% del PIB que proviene de fondos privados, mucho más exigentes con los resultados. Eso en Europa es un sueño.
Comparto con muchos de vosotros que la solución no puede venir de dentro y quizá ni de los políticos, porque pensad que el actual Ministro del ramo fue el anterior presidente de los Rectores, así que todo queda en casa. A Cristina Garmendia le quitaron las competencias en cuanto hubo un poco de revuelo con lo de Bolonia. Y por supuesto, no es un problema de reforma legal sino de voluntad política, o quizá de presión de la sociedad civil.
Y, finalmente, sobre el asunto de la democracia. La democracia está muy bien, pero obviamente no para que los empleados elijan a su jefe, porque en entornos tan pequeños y enredados el sistema se pervierte muy rápidamente.
No podemos pretender que todo lo que funciona mal ya sea en la Universidad, en la Administración en general o en la política se resuelva a golpe de Código Penal. Como hemos dicho varias veces en este blog, el Derecho Penal es la “ultima ratio”, y estamos además haciendo un flaco favor a los jueces si les encargamos tareas que no les corresponden. Nadie va a querellarse contra un docente porque emplee a sus familiares, lógicamente. Lo que hay que hacer es pura y simplemente evitar que emplee o seleccione a sus familiares por encima de otras personas con más mérito y capacidad. Como los seres humanos somos como somos, universidades muy prestigiosas han decidido imponer la sencilla norma de que quien se doctore en una universidad no pueda trabajar en la misma. Problema solucionado y tentación evitada. Y hombre, teniendo en cuenta el número impresionante de nuestras Universidades públicas, prácticamente una en cada esquina, no parece muy complicado seguir viendo a los padres y demás familia…incluso en el trabajo, que siempre se les puede ver en el ámbito familiar los fines de semana, como hacemos el resto de los mortales.
Soy un profesor universitario y Director de un departamento. He aprendido muchas cosas desde que he llegado a este cargo por elección, por cierto, y no por nombramiento, como lo es de Gerente de una universidad pública. Todas estas reflexiones me parecen que están en consonancia con el espíritu universitario, es decir, en constante crítica para analizar, identificar los problemas e intentar solucionarlos. Siempre se han dicho que las comparaciones son odiosas y si se toman al pie de la letra, pueden llegar a ser demagógicas. Baste como ejemplo el mencionado ejemplo de Rector con el comandate piloto de un avión. Idéntica reflexión me evoca cuando se habla de impedir ser profesor de la misma universidad en la que uno se doctora. Me recuerda mucho a la medida del inombrable dictador, que impuso un criterio parecido a los guardias civiles. Es cierto que el fin era muy diferente (la represión), pero tienen algunas consecuencias a nivel personal parecidas: el desarraigo forzado. Mi universidad tiene más de 25000 alumnos, cerca de 2500 profesores (900 aproximadamente no son de plantilla) y próximo a los 900 el personal auxiliar y de servicios. Con un presupuesto anual ordinario de 200 millones de euros, sólo me hago la siguiente reflexión: sería tan fácil encontrar en el ámbito privado, incluso en lo público, una persona competente que aceptase ser su máximo responsable y que cobrase entorno a los 100.000 euros brutos al año.
LLevo 23 años en la universidad y, desde luego, el cambio ha sido enorme. Creo que la sociedad española también ha experimentado un cambio, si no igual, si de una magnitud comparable. Y esto no se ha conseguido a base de entrar con la espada en ristre. A pesar de lo que dice el autor, ha sido el fruto de un trabajo silencioso y continuo, de los berrinches y de los sinsabores de muchos universitarios, que no cobraban el sueldo de Gerente de una universidad pública. Por cierto, no sé cuál sería el suyo, pero para que altos cargos de Hacienda pidan exedencias y acepten este tipo de puestos, me lleva a sospechar que no son el salario mínimo interprofesional.
Con todo esto no trato de defender las excelencias de las Universidad Pública, que las tiene y muchas, pero no me parecen bien los discursos demagógicos, simplones y catastrofistas.
Hace unas semanas, alguien en este blog alababa el libro de Alejando Nieto sobre la Administración del Desgobierno. Pues antes que ese, y precisamente sobre el tema ue trata su post, está otro libro de Nieto: LA TRIBU UNIVERSITARIA. La endogamia univesitaria, las escuelas, mediocres que llegan a catedráticos, personas brillantes que no prosperan porque no se someten a las leyes de la Tribu… Un mamoneo absoluto, y perdónenme la expresión. ¿Es la universidad parte de la sociedad civil, conciencia crítica para modernizar el país? Algunos profesores tal vez, la Universidad Pública como institución un desastre. Pero como decía el otro día Rodrigo Tena, nada nuevo bajo el sol. Ya decía Cicerón que docere non habet dignitatem. El día que esa dignidad se recupere, con rectores serios y profesores no tribales, este país estará en el buen camino.
Enhorabuena por el post, Rafa. Efectivamente, hoy por hoy, la universidad pública española tiene mucho más de la organización gremial medieval de estudiantes y profesores que colapsó con la ilustración, que con los modernos sistemas universitarios que imperan en otras partes del mundo.
Buen tema, en una Universidad Publica al menos existe algo de democracia, mejor o peor, pero algo democrático. A mí lo que me hace una absoluta gracia es el Registro de la Propiedad, otro organismo publico, y cautivo totalmente. ¿Quién elije al registrador?, anda…pagamos a un/a señor/a que no elegimos!!!.Pues eso, los ciudadanos ya que pagamos los Aranceles Regístrales que podamos elegir a quien se los pagamos, que menos. Para mamoneo (y como jj perdonen la expresión) tenemos la Tribu Registral. Aunque como dices Rafael, con el panorama político que tenemos, yo también creo que podemos esperar sentados. Ojo, sentados que no callados… . Saludos…
Y digo yo, haciendo honor a mi seudónimo ¿no podrían rodar cabezas y no me refiero solo a las de los rectores? No, no se asusten, no me refiero a nada físico. ¿No se podría hacer una reestructuración tipo cajas de ahorros, que queden pocas y a ser posible que se parezcan más a las universidades que salen bien en los rankings? Ya se sabe que en épocas de crisis todo es posible.
Lorena, justamente el problema de la universidad es que en un sitio donde debería primar la excelencia -es decir, el principio aristocrático- impera la democracia. El principio democrático tiene su ámbito, pero más allá del mismo se extiende como una marea negra por todos los sitios, incluso tratando de delimitar verdades. ¿Y cuándo el conocimiento o la verdad se han adquirido por votación? Habría que redelimitar la idea de democracia en su ámbito natural.
EStupendo post, y estupendos comentarios. Es verdad, hay que decirlo, que como dice JJ, la democracia es perniciosa cuando sobrepasa su propio ámbito. Es claro que, si por fin alguien de nuestra´nhoy abúlica clase política se animara a una reforma, infinidad de gente que parasita en el sistema se le echaría encima. Pero ¿Cuándo han sido fáciles las reformas?
La reforma podría acabar imponiéndose por la fuerza de los hechos, si los estudiantes abandonaran masivamente estas universidades al derse cuenta de su poco valor.
Me temo que con nuestra universidad ocurre lo mismo que con los cementerios: en su reforma no se puede contar con la ayuda de los de dentro.
Para jj: no sé cómo ni porque… pero este país es cada día más de risa. Donde impera la democracia debería ir la aristocracia y al revés… Todo habría que redelimitarlo. Y desde luego que mientras los políticos sigan sin responsabilidad alguna… bien no iremos. Por poner algo bueno, y verle el chiste, pues yo que sé, las comparsas y chirigotas para los carnavales salen solas, ya no hace falta estar horas y horas inventando un texto gracioso, ahora te lees el BOE y alguna “gracia” encuentras seguro. Por verle el lado bueno, que no quede. Saludos a todos…
Enhorabuena por el post, Rafa. Tiene más valor por venir de alguien que también ha estado dentro de la institución. Yo he llevado una Fundación pública en cuyo patronato estaba incorporada una universidad pública. Suscribo el post tras ver como ha sido la gestión de los responsables de esta institución en dicho patronato.
Hay un hecho relevante que no comentas y que está en la raiz del problema: las universidades son financiadas al 100% por las Administraciones y no tienen que preocuparse por gestionar bien o mal, o por contribuir realmente a la sociendad: hasta ahora los poderes públicos han acudido en su socorro a pesar de negligencias y barbaridades en la gestión. Esto permite que cualquiera gobierne la institución: poco se juega quien, haga lo que haga, no es responsable y no experimenta las consecuencias de sus actos.
Tiene toda la razón Alfonso… Para enterrar a los muertos, cualquiera vale menos un sepulturero, como decía León Felipe. Algo parecido pasa con la universidad: ¿cómo los que salen beneficiados de la actual organización universitaria van a ser quienes se hagan el harakiri y tiren piedras contra su propio tejado? Un imposible!!! Me recuerda esto a las faltas disciplinarias de los registradores: las escasas veces que al infractor se le abre un expediente disciplinario, se nombra a otro registrador Instructor del expediente y a un tercero, tb registrador, Secretario. Y ahora cabe preguntar, ¿estos responderán al principio de legalidad o al de defensa corporativa? ¿Defenderán a los ausentes o a los presentes? Respondan ustedes solitos. ¿Quién va a sancionarse a sí mismo, y menos aún en un reducido club donde todos se conocen? Pues eso.., se cubre la papeleta, mal que bien se respetan las formas del procedimiento, un pequeño teatro donde se minimizan los hechos todo lo posible, se apuran los plazos, para que luego pueda acabar todo caducado o prescrito y en el peor de los casos con una sanción testimonial cara a la galería que luego, por haberse instruido todo de esa guisa (pero no intencionadamente, nooo), el juzgado de lo contencioso anulará… ¿Qué sentido tienen esos 2 registradores de instructor y secretario? La defensa corporativa. Porque en el Mº de Justicia hay abogados del Estado y otros cuerpos de funcionarios, más independientes e imparciales para realizar esa función. Y no vale decir que ellos no saben de técnica registral porque de lo que hay que saber es de derecho administrativo sancionador. Para la valoración de las circunstancia de la infracción se podrán, en su caso, recaban a registradores en condición de peritos, pero sin que toqueteen el expediente de principio a fin minimizando el riesgo de su compañero… Todos defienden su corralito y los políticos no se atreven a meter mano, vía leyes o RD, sin antes consensuar con el Consejo de Universidades, o con el CORPME, o con quien sea, la reforma respectiva… Claro, los interesados solo la avalarán sin los beneficia… Y si no les beneficia, el gobierno no se atreverá a aprobar la norma porque no hay consenso con los protagonistas…
jj, eso mismo, felicidades por tu clara explicación, olé. ¿Tan difícil de ver es?…
Estimado Fernando Prieto, una práctica a la que se acostumbra uno a sufrir cuando está en un cargo, es la facilidad que tienen algunas personas para tergiversar las palabras de uno. Yo nunca he negado que no exista el problema al que aludes de “amiguismos y lealtades personales”. Cuando alguien a los que dirijo le llamo la atención sobre esto, su respuesta es que “das a entender que…”. Para evitar entrar en esta dialéctica, te aclaro que no he dicho otra cosa más que lo que está escrito. Respecto a si conozco algún docente condenado, pues sí, lo conozco. Huelgo darte más datos, porque el interfecto está suspendido de empleo y sueldo, y todavía es miembro de mi Departamento. Coincido contigo en que el sistema no condena a todos los que debiera y por eso defiendo que se tomen más medidas
para llevar a acabo esto. Pero, insito, medidas justas y que resuelvan el problema, no que se conformen con cargárselo. Contestando a “elisadelanuez”, no sé qué es lo que ha entendido de mi anterior mensaje, o si realmente conoce cómo son los sitemas de selección en la universidad pública española actual. NO lo que sucedía hace veinte años, lo que se da ahora mismo. Porque le puedo decir que hasta segundo grado de consaguineidad, por lo menos, con alguno de los consursantes, cualquier familiar está vetado para ser parte de la comisión de selección correspondiente. Inclusive, cualquier relación de amistad o enemistad manifiesta, también: or ejemplo, que sea o haya sido pareja sentimental. No hace falta estar casados o inscritos en ningún registro de parejas de hecho, con que alguien lo denuncie, basta. Finalmente, aclaro que si elijo una profesión, no es por estar cerca de mi familia, pero si me dan la opción de que así suceda, porque en una determinada cuidad se da esa circunstancia, no veo por qué el ser profesor de universidad sea un impedimento y ser juez o médico, por ejemplo, no.
No quiero comentar nada de lo ver a la familia el fin de semana, porque nadie es quien para decir a otra persona cómo administrar su tiempo personal. Pero sí que me gustaría aclarar, que lo de que hay una universidad en cada esquina, no sé si dice por las de la Comunidad de Madrid, Cataluña, etc. Pero España es muy grande, con muchas diferencias territoriales y demográficas. Con esto no quiero reivindicar que haya más universidades públicas, al contrario, me parece que hay demasiadas, pero eso de que hay una en cada esquina, no se corresponde con la realidad universitaria pública española.
Y para terminar, los estudios comparativos internacionales ponen de manifiesto una situación de la Universidad Pública Española, de la que no ser puede estar satisfecho y que efectivamente poca relación tiene con la envidia. El problema es muy complejo y aquí es difícil de tratar. Pero si nos quedamos sólo con los indicadores, por qué no decir el porcentaje de PIB dedicado a la Universidad Püblica en España: ligeramente superior al 1% PIB. Esto es menos de la mitad de la media de los paises más desarollados (Norte de Europa, América y Japón). Es también un 30% por debajo de la media europea (UE-27).
Estimado Javier, lo que me dice de las prohibiciones de formar parte de las comisiones de selección a parientes, familiares y amigos de quien opta a una plaza en una Universidad pública son las reglas generales del Derecho Administrativo, y lógicamente rigen para universidades, oposiciones a los cuerpos de la Administración, etc, etc. Una cosa son las reglas formales y otra la realidad, el número de personas vinculadas por relaciones de amistad, familiares o simplemente clientelares en las universidades públicas me parece muy superior al que existe en otros ámbitos en que se dan procesos de selección con las mismas reglas. Merecería la pena hacer un análisis comparativo con lo que ocurre en otras universidades no españolas, o incluso en otros ámbitos de la Administración Pública. El nivel de endogamia que alcanza la universidad pública española me parece especialmente alto y preocupante, me alegro si en su Universidad no pasa pero es tan habitual que a nadie le sorprende encontrar familias completas en departamentos o que las cátedras pasen de padres a hijos, en una feliz prueba de que la genética importa más que los tribunales de selección y las reglas que impiden teóricamente evaluar a los próximos. Y si no, siempre se podrá hacer un cambio de cromos. En cuanto al número de Universidades públicas en España a mí me salen 50, así que juzgue usted mismo.
En cuanto a los temas de economía, vaya usted al blog amigo Nada es gratis donde de esos se habla mucho de la relación entre el gasto en Universidades, el PIB y demás magnitudes que siempre sirven para excusar lo inexcusable, que es el fracaso de la Universidad pública española con honrorísimas excepciones, espero que la suya sea una de ellas.
Estimado Javier Pérez, bienvenido al blog. Sin duda hay que gente muy esforzada en la Universidad, lo que aquí intentamos poner de relieve es que el sistema de gobernanza es perverso, dado que los incentivos no van en la dirección correcta, que es aumentar la excelencia y dar una buena formación a los estudiantes y de paso la mejor utilización posible del dinero de los contribuyentes. A mi en particular me parece muy bien que los rectores o los gerentes cobren sueldos muy altos siempre que están ligados a resultados objetivos. Cobrar 90.000 euros pero estar blindado con respecto a resultados (y me da igual que sean 70.000 u 80.000) de manera que tienes la tranquilidad de cobrar el sueldo aunque tu gestión sea un desastre es algo que yo creo que firmaría mucha gente. Y nosotros no queremos cambiar las cosas espada en ristre, sino con razonamientos y con datos. Pero hay debates que ya toca abordar.
Estimado Javier, la medida de impedir ser profesor de la misma universidad en la que uno se doctora yo la considero una medida imprescindible para acabar con la “endogamia” y el “modelo medieval” que impera actualmente en la universidad española. Esta simple medida es sin duda uno de los mayores éxitos de la universidad americana, y uno de los mayores problemas de la universidad española. La opción actual está más ligada al sistema de gremios de maestros y aprendices que imperaba en la edad media, que en el sistema de méritos y excelencia que debe imperar en una universidad actualmente. Hasta que no pudo superarse el sistema de gremios y aprendices no fue posible el desarrollo económico de muchos países. Lo mismo podría aplicarse a la universidad española. Mientras no se aplique la simple medida que elimine el círculo vicioso que liga actualmente a los doctorandos, con los catedráticos y los puestos de trabajo en la universidad, no será posible el verdadero desarrollo de la universidad española. Yo soy de los que cree que sin implantar esa medida, no hay muchas posibilidades de conseguir una mejora real en la universidad. El desarraigo personal es sin duda un problema, pero el círculo vicioso que genera el actual sistema “endogámico” tiene peores consecuencias para la sociedad, que no ve en la universidad el referente de calidad y excelencia que espera.
Estimado profesor, en primer lugar quiero agradecerle su comentario. Como bien dice Elisa en su respuesta, no estamos hablando de un problema de sueldos. Si el mecanismo actual de elección de los líderes universitarios es producto de que sus sueldos sean bajos, entonces tenemos un problema añadido, porque un gestor barato en organizaciones tan grandes y complejas suele salir muy caro. Pero el problema de fondo que estamos analizando no es el de los sueldos sino el perverso mecanismo de elección de dichos líderes que ha conducido a que la gobernanza de la Universidad Española sea una pesadilla para esos mismos líderes. Seguro que en algunos casos estará funcionando bien pero estoy convencido de que no en la mayoría porque genera un clientelismo que imposibilita las reformas profundas que necesita nuestra Universidad. Yo no sé si habrá que entrar con espada o con bisturí pero nadie puede negar que la percepción mayoritaria, corroborada con datos objetivos, es que nuestro sistema universitario tiene mucho que mejorar. Obviamente algo habrá cambiado en los últimos años, solo faltaría que no fuera así, lo que no tengo nada claro es que haya sido lo suficiente y mucho menos en la dirección correcta. Y reconozco que hay mucha gente en la Universidad luchando por mejorarla pero precisamente por ello y para ayudarles, lo primero que habría que hacer sería cambiar los mecanismos básicos de su gobernanza.
Estimado Rafael, como bien dices, los problemas existen y la solución más fácil de implantar, no siempre es la solución definitiva, ni la más apropiada. Volviendo a las comparaciones (odiosas). Si el perro de tu vecino se dedica a ladrar por las noches (problema), no es cuestión de envenenar al perro (cargarse el problema), sino de denunciarlo y hacer que su dueño se responsabilice del daño ocasionado. A mi no me gusta hablar de endogamia, porque si tu padre ejerció una profesión, por qué tú no puedes seguir sus pasos o que te obligen a hacerlo a cientos de kilómetros de él. ¿No tenemos derecho a conciliar nuestra vida laboral con la familiar o afectiva, por lo menos a intentarlo?. Lo que sería lamentable es que tu padre usase su posición profesional para favorecerte ante otras personas a la hora de concursar por una plaza de profesor universitario, por ejemplo, o de guardia civil (los antiguos hijos del cuerpo). Esto no es endogamia, sino un delito de prevaricación y, posiblemente, cohecho, que pueden llevar penas de cárcel, que aunque al final no vayas a parar ahí, sí que te retiran empleo, sueldo y supone inhabilitación para ejercer en el ámbito público y derecho de sufragio, entre otras cosas. Esto puede suceder en cualquier ámbito laboral público o funcionarial. Y es lo que hay que perseguir. Respecto a los sueldos, es simplemente para mostrar lo mucho que se consigue con una dotación presupuestaria de las más bajas en la antigua Unión Europea de los 15. Si lo medimos en términos del PIB, estamos sólo por encima de Grecia y Portugal. Claro, volvemos a lo mismo ¿es cuestión de poner dinero sólo? Evidentemente no, porque hay muchos recursos que racionalizar. Y lo demagógico del asunto es que son decisiones que el poder político debe tomar y no hace, porque conlleva medidas muy impopulares. Como Gerente que has sido, seguramente sabrás que cerrar una Escuela o Facultad no lo puede hacer ni su Rector, ni su Consejo de Gobierno, ni su Claustro. Legalmente, quien tiene potestad para hacerlo es el gobierno autónomo de turno y el coste en votos sería muy grande. Me temo, estimado Rafael, que estos problemas de los que hablas existen, sin duda, pero no son los prioritarios. A veces piensas que estas discusiones sobre la mal llamada endogamia o sistema de elección de “jefes”, no son más que bombas de humo, fáciles de propagar, porque no te olvides que subyace cierta envidia y de eso tenemos demasiado en este pais.
Soy un profesor universitario y Director de un departamento. He aprendido muchas cosas desde que he llegado a este cargo por elección, por cierto, y no por nombramiento, como lo es de Gerente de una universidad pública. Todas estas reflexiones me parecen que están en consonancia con el espíritu universitario, es decir, en constante crítica para analizar, identificar los problemas e intentar solucionarlos. Siempre se han dicho que las comparaciones son odiosas y si se toman al pie de la letra, pueden llegar a ser demagógicas. Baste como ejemplo el mencionado ejemplo de Rector con el comandate piloto de un avión. Idéntica reflexión me evoca cuando se habla de impedir ser profesor de la misma universidad en la que uno se doctora. Me recuerda mucho a la medida del inombrable dictador, que impuso un criterio parecido a los guardias civiles. Es cierto que el fin era muy diferente (la represión), pero tienen algunas consecuencias a nivel personal parecidas: el desarraigo forzado. Mi universidad tiene más de 25000 alumnos, cerca de 2500 profesores (900 aproximadamente no son de plantilla) y próximo a los 900 el personal auxiliar y de servicios. Con un presupuesto anual ordinario de 200 millones de euros, sólo me hago la siguiente reflexión: sería tan fácil encontrar en el ámbito privado, incluso en lo público, una persona competente que aceptase ser su máximo responsable y que cobrase entorno a los 100.000 euros brutos al año.
LLevo 23 años en la universidad y, desde luego, el cambio ha sido enorme. Creo que la sociedad española también ha experimentado un cambio, si no igual, si de una magnitud comparable. Y esto no se ha conseguido a base de entrar con la espada en ristre. A pesar de lo que dice el autor, ha sido el fruto de un trabajo silencioso y continuo, de los berrinches y de los sinsabores de muchos universitarios, que no cobraban el sueldo de Gerente de una universidad pública. Por cierto, no sé cuál sería el suyo, pero para que altos cargos de Hacienda pidan exedencias y acepten este tipo de puestos, me lleva a sospechar que no son el salario mínimo interprofesional.
Con todo esto no trato de defender las excelencias de las Universidad Pública, que las tiene y muchas, pero no me parecen bien los discursos demagógicos, simplones y catastrofistas.
Estimado Javier Pérez, bienvenido al blog. Sin duda hay que gente muy esforzada en la Universidad, lo que aquí intentamos poner de relieve es que el sistema de gobernanza es perverso, dado que los incentivos no van en la dirección correcta, que es aumentar la excelencia y dar una buena formación a los estudiantes y de paso la mejor utilización posible del dinero de los contribuyentes. A mi en particular me parece muy bien que los rectores o los gerentes cobren sueldos muy altos siempre que están ligados a resultados objetivos. Cobrar 90.000 euros pero estar blindado con respecto a resultados (y me da igual que sean 70.000 u 80.000) de manera que tienes la tranquilidad de cobrar el sueldo aunque tu gestión sea un desastre es algo que yo creo que firmaría mucha gente. Y nosotros no queremos cambiar las cosas espada en ristre, sino con razonamientos y con datos. Pero hay debates que ya toca abordar.
Estimado Javier, la medida de impedir ser profesor de la misma universidad en la que uno se doctora yo la considero una medida imprescindible para acabar con la “endogamia” y el “modelo medieval” que impera actualmente en la universidad española. Esta simple medida es sin duda uno de los mayores éxitos de la universidad americana, y uno de los mayores problemas de la universidad española. La opción actual está más ligada al sistema de gremios de maestros y aprendices que imperaba en la edad media, que en el sistema de méritos y excelencia que debe imperar en una universidad actualmente. Hasta que no pudo superarse el sistema de gremios y aprendices no fue posible el desarrollo económico de muchos países. Lo mismo podría aplicarse a la universidad española. Mientras no se aplique la simple medida que elimine el círculo vicioso que liga actualmente a los doctorandos, con los catedráticos y los puestos de trabajo en la universidad, no será posible el verdadero desarrollo de la universidad española. Yo soy de los que cree que sin implantar esa medida, no hay muchas posibilidades de conseguir una mejora real en la universidad. El desarraigo personal es sin duda un problema, pero el círculo vicioso que genera el actual sistema “endogámico” tiene peores consecuencias para la sociedad, que no ve en la universidad el referente de calidad y excelencia que espera.
Estimado profesor, en primer lugar quiero agradecerle su comentario. Como bien dice Elisa en su respuesta, no estamos hablando de un problema de sueldos. Si el mecanismo actual de elección de los líderes universitarios es producto de que sus sueldos sean bajos, entonces tenemos un problema añadido, porque un gestor barato en organizaciones tan grandes y complejas suele salir muy caro. Pero el problema de fondo que estamos analizando no es el de los sueldos sino el perverso mecanismo de elección de dichos líderes que ha conducido a que la gobernanza de la Universidad Española sea una pesadilla para esos mismos líderes. Seguro que en algunos casos estará funcionando bien pero estoy convencido de que no en la mayoría porque genera un clientelismo que imposibilita las reformas profundas que necesita nuestra Universidad. Yo no sé si habrá que entrar con espada o con bisturí pero nadie puede negar que la percepción mayoritaria, corroborada con datos objetivos, es que nuestro sistema universitario tiene mucho que mejorar. Obviamente algo habrá cambiado en los últimos años, solo faltaría que no fuera así, lo que no tengo nada claro es que haya sido lo suficiente y mucho menos en la dirección correcta. Y reconozco que hay mucha gente en la Universidad luchando por mejorarla pero precisamente por ello y para ayudarles, lo primero que habría que hacer sería cambiar los mecanismos básicos de su gobernanza.
Creo que éste es un debate necesario, y que debería ser central en las preocupaciones de nuestra sociedad y clase política, aunque desgraciadamente no lo sea. Me involucro otra vez, aun a riesgo de volver a ser tachado de tergiversador, en primer lugar para alabar la calidad e interés de los participantes.
A mi juicio, quienes empiezan por pedir más recursos públicos, como Javier Pérez, están equivocados. Y no porque no sea verdad que los recursos son escasos y deban ampliarse. Pero antes hay que trasladar a la sociedad la convicción de que los recursos van a ser bien empleados. Conseguir que nos podamos todos sentir orgullosos de la Universidad española. Y para ello hay que empezar por transformarla, y liberarla de su modelo anquilosado y empobrecedor.
Nos hablan del modelo finlandés. Pueden apuntarse algunas sus características. En primer lugar, su carácter abierto. Sus centros más punteros, como Instituto de Tecnología de Helsinki, tienen un empeño en integrarse cada vez más en la economía y ciencia global Esto se traduce en dictar cada vez más clases en inglés. Hoy el 8% de su personal docente es extranjero, cifra que está previsto elevar al 25% en los próximos 10 años. Para aspirar a una plaza, los profesores finlandeses deben obtener experiencia internacional.
¿Puede imaginarse algo parecido en una Universidad Pública española, dominada por docentes en su mayoría de espíritu funcionarial, que no “circulan”, que jamás podrían salir a otras universidades, aunque quisieran?
La Universidad más puntera, la de Aalto, ya no está gobernada por el Estado, sino por una fundación privada con participación estatal que ha recibido una inyección de 1000 millones de dólares del gobierno, lo que le permitirá crear empresas privadas, lanzar productos al mercado, y ejercer funciones comerciales vedadas a los funcionarios públicos. Se le van a “pedir cuentas”, pues su supervivencia va a depender de los resultados que vaya a poder conseguir.
Es verdad lo que dice F.R.Prieto. Pero conviene señalar que -al margen de que el sistema en sí sea un desastre- en España ha habido y hay profesores eminentes, con reconocimiento internacional indiscutido, que si no se van al extranjero ha sido muchas veces por razones personales, extra académicas. P.ej, ¿Cuántos “bolonios” han nutrido la universidad española, siendo los primeros espadas del Derecho, de la Medicina, de…? Personas eminentes de campos muy diversos… Es verdad que desde hace unas décadas hay más variedad: la gente hace el doctorado o cursos de posgrado en otros muchos lugares (USA, UK, Alemania…). Por otra parte, me gustaría observar una cosa. Hay un cierto papanatismo con lo de estudiar fuera, irse fuera… Y es verdad que es bueno, pero cúantos de los más insignes profesores de la universidad española estudiaron la carrera e hicieron el doctorado en España, y el grueso de su formación y de su tarea investigadora es en más de un 90% español… Muchos!!! Pero esos señores tenían curiosidad y disciplina para, aquí, en España, meterse a estudiar textos extranjeros, autores foráneos, etc… ¿La formación de García de Enterría, o de José María Jover Zamora, o de Julián Marías, o de Rafael Lapesa, o Díez-Picazo, del ingeniero José Antonio Torroja, del histólogo Fernando de Castro, o de Luis Díez del Corral, o del Profesor Botella Llusía, o Usandizaga, o del Prof. Durán Sacristán, o del Dr. Segovia de Arana, Mtez. López de Letona…o de tantos y tantísimos otros, no es en un altísimo grado española? La pena es el sistema, la organización universitaria, pero algunos de los profesores son eminentes y con un dominio de sus conocimientos que ya quisieran para sí profesores e Harvard o de Wellesley… Por ponerles un ejemplo, algo trivial. Una profesora, que hizo el doctorado en Madrid, con Lapesa, tiene en USA una fama enorme coo profesora de literatura española: Uno lee el programa de su asignatura y en él se trata el cine de Almodovar con el mismo nº de horas lectivas que el siglo de oro español… Eso, a Lapesa, a Marías, a Blecua, a Lázaro Carreter, ni se les pasaría por la cabeza… Por tanto, mucho mediocre en España, pero tb profesores tan emimentes o más que en otros lugares (huyamos del papanatismo de lo foráneo, aunque hay que reconocer que en ciertas especialidades como la economía o las ciencias los sistemas extranjeros permiten mil veces más posibilidades para investigar y destacar)… Lo que falla aquí es el sistema, la organización: los mediocres campan a sus anchas, y los eminentes no tienen el reconocimiento que tendrían si dieran clases en univesidades americanas…
Estimado Javier Perez. Que en las universidades españolas existe una endogamia empobrecedora, y que en el sistema de acceso a los puestos docentes no hay un sistema de justicia ciega, sino otro muy contaminado por amiguismos y lealtades personales, y que eso infecta también el sistema de gobierno, no lo niega casi nadie. Mas que tú, por lo que veo. La solución que propones, la vía penal conta prevaricadores, no parece muy efectiva en este país donde en la materia reina la impunidad. ¿Conoces algún docente condenado? ¿Crees de verdad que en ese ambiente tan atado por complicidades recíprocas se podría condenar a alguno?
Finalmente aludes a la envidia como motivadora de las críticas. No tengo duda de que los cada vez más individuos mediocres y bien relacionados que acceden a los cargos por delante de otros con más méritos, y que con tánta facilidad “concilian su vida laboral y familiar” deben de considerar su situación “envidiable”. Pero no son tan envidiables las consecuencias para la vida universitaria española, si atendemos a los estudios comparativos internacionales. Que no creo que estén inspirados también por la envidia.
No podemos pretender que todo lo que funciona mal ya sea en la Universidad, en la Administración en general o en la política se resuelva a golpe de Código Penal. Como hemos dicho varias veces en este blog, el Derecho Penal es la “ultima ratio”, y estamos además haciendo un flaco favor a los jueces si les encargamos tareas que no les corresponden. Nadie va a querellarse contra un docente porque emplee a sus familiares, lógicamente. Lo que hay que hacer es pura y simplemente evitar que emplee o seleccione a sus familiares por encima de otras personas con más mérito y capacidad. Como los seres humanos somos como somos, universidades muy prestigiosas han decidido imponer la sencilla norma de que quien se doctore en una universidad no pueda trabajar en la misma. Problema solucionado y tentación evitada. Y hombre, teniendo en cuenta el número impresionante de nuestras Universidades públicas, prácticamente una en cada esquina, no parece muy complicado seguir viendo a los padres y demás familia…incluso en el trabajo, que siempre se les puede ver en el ámbito familiar los fines de semana, como hacemos el resto de los mortales.
Estimado Fernando Prieto, una práctica a la que se acostumbra uno a sufrir cuando está en un cargo, es la facilidad que tienen algunas personas para tergiversar las palabras de uno. Yo nunca he negado que no exista el problema al que aludes de “amiguismos y lealtades personales”. Cuando alguien a los que dirijo le llamo la atención sobre esto, su respuesta es que “das a entender que…”. Para evitar entrar en esta dialéctica, te aclaro que no he dicho otra cosa más que lo que está escrito. Respecto a si conozco algún docente condenado, pues sí, lo conozco. Huelgo darte más datos, porque el interfecto está suspendido de empleo y sueldo, y todavía es miembro de mi Departamento. Coincido contigo en que el sistema no condena a todos los que debiera y por eso defiendo que se tomen más medidas
para llevar a acabo esto. Pero, insito, medidas justas y que resuelvan el problema, no que se conformen con cargárselo. Contestando a “elisadelanuez”, no sé qué es lo que ha entendido de mi anterior mensaje, o si realmente conoce cómo son los sitemas de selección en la universidad pública española actual. NO lo que sucedía hace veinte años, lo que se da ahora mismo. Porque le puedo decir que hasta segundo grado de consaguineidad, por lo menos, con alguno de los consursantes, cualquier familiar está vetado para ser parte de la comisión de selección correspondiente. Inclusive, cualquier relación de amistad o enemistad manifiesta, también: or ejemplo, que sea o haya sido pareja sentimental. No hace falta estar casados o inscritos en ningún registro de parejas de hecho, con que alguien lo denuncie, basta. Finalmente, aclaro que si elijo una profesión, no es por estar cerca de mi familia, pero si me dan la opción de que así suceda, porque en una determinada cuidad se da esa circunstancia, no veo por qué el ser profesor de universidad sea un impedimento y ser juez o médico, por ejemplo, no.
No quiero comentar nada de lo ver a la familia el fin de semana, porque nadie es quien para decir a otra persona cómo administrar su tiempo personal. Pero sí que me gustaría aclarar, que lo de que hay una universidad en cada esquina, no sé si dice por las de la Comunidad de Madrid, Cataluña, etc. Pero España es muy grande, con muchas diferencias territoriales y demográficas. Con esto no quiero reivindicar que haya más universidades públicas, al contrario, me parece que hay demasiadas, pero eso de que hay una en cada esquina, no se corresponde con la realidad universitaria pública española.
Y para terminar, los estudios comparativos internacionales ponen de manifiesto una situación de la Universidad Pública Española, de la que no ser puede estar satisfecho y que efectivamente poca relación tiene con la envidia. El problema es muy complejo y aquí es difícil de tratar. Pero si nos quedamos sólo con los indicadores, por qué no decir el porcentaje de PIB dedicado a la Universidad Püblica en España: ligeramente superior al 1% PIB. Esto es menos de la mitad de la media de los paises más desarollados (Norte de Europa, América y Japón). Es también un 30% por debajo de la media europea (UE-27).
Estimado Javier, lo que me dice de las prohibiciones de formar parte de las comisiones de selección a parientes, familiares y amigos de quien opta a una plaza en una Universidad pública son las reglas generales del Derecho Administrativo, y lógicamente rigen para universidades, oposiciones a los cuerpos de la Administración, etc, etc. Una cosa son las reglas formales y otra la realidad, el número de personas vinculadas por relaciones de amistad, familiares o simplemente clientelares en las universidades públicas me parece muy superior al que existe en otros ámbitos en que se dan procesos de selección con las mismas reglas. Merecería la pena hacer un análisis comparativo con lo que ocurre en otras universidades no españolas, o incluso en otros ámbitos de la Administración Pública. El nivel de endogamia que alcanza la universidad pública española me parece especialmente alto y preocupante, me alegro si en su Universidad no pasa pero es tan habitual que a nadie le sorprende encontrar familias completas en departamentos o que las cátedras pasen de padres a hijos, en una feliz prueba de que la genética importa más que los tribunales de selección y las reglas que impiden teóricamente evaluar a los próximos. Y si no, siempre se podrá hacer un cambio de cromos. En cuanto al número de Universidades públicas en España a mí me salen 50, así que juzgue usted mismo.
En cuanto a los temas de economía, vaya usted al blog amigo Nada es gratis donde de esos se habla mucho de la relación entre el gasto en Universidades, el PIB y demás magnitudes que siempre sirven para excusar lo inexcusable, que es el fracaso de la Universidad pública española con honrorísimas excepciones, espero que la suya sea una de ellas.
Estimada Elisa, veo que llegamos a tener ciertos puntos en común. El primero, y más importante, los vergonzosos casos en los que en un mismo departamento nos encontramos con varios miembros de una misma familia, incluída la política. En realidad son muy pocos estos casoso, y cada vez menos, pero creo que hay que aplicar lo del cesto y las manzanas: basta una para que se pudra el resto. No sé si puedo poner referencias externas, pero recientemente leí un artículo titulado “Silueta del Cacique Universitario” de un Catedrático de Filosofía del Derecho llamado Laporta. Según lo leía, tuve ciertos lapsus mentales, en que los caracteres del texto se tornaban escritos sobre una marca de agua, donde aparecía la cara de algunos profesores de mi universidad, la mayoría jubilados, pero otros que les quedan bastante todavía. Te cuento todo esto, porque no es un problema específico de la universidad, ni del trabajador público: es de toda la sociedad española en general. Esto no me consuela, porque se supone que la élite académica deberíamos dar ejemplo y ser un referente. Sin embargo, a veces, reproducimos los comportamientos más deplorables del colectivo humano del que formamos parte.
En segundo lugar, que haya 50 universidades públicas, no significa que haya una en cada provincia, y mucho menos, tan cercanas. Los nombres, localizaciones de centros y titulaciones ofrecen un mapa muy desigual. Conviene descender al detalle y no hacer una simple división.
Finalmente, una de las causas del fracaso de la Universidad es el poco retorno que recibe la sociedad de su trabajo, en particular, el de la investigación. Pues paradógicamente hablando, en gran medida se debe a la importación de modelos y medidas de prestigiosas universidades extranjeras, como las que se defendieron en este foro, pero que como se impusieron tal cual, sin adaptarlas al contexto, han dado resultados nefastos. Me refiero a lo del publiqueo. Creo que daría para otro debate. Pero volviendo al asunto, es inegable que España siempre ha sido muy cicatera con la Educación en general. Razonamientos como el suyo llevan a una situación de bloqueo: no dar más dinero, porque se obtiene poco; y, al revés, como el dinero es escaso, no se puede esperar más. Sólo pongo el ejemplo de Finlandia, país que al acabar la Segunda Guerra Mundial era una tierra de leñadores practicamente. Hoy es un pais más desarrollado social y económicamente que España, cuyo modelo educativo es la envidia de las grandes naciones europeas. Apostó por la Educación hace décadas independientemente del partido gobernante. NO lo pongo como país en el que me gustaría vivir, sino que simplemente trato de imaginarme cómo sería, sin esta política, una tierra hostil con escasos recursos naturales.
Sólo quiero decirle una cosa que lei en cartel en una visita a una universidad norteamericana. Voy a intentar traducirlo: si crees que la educación no es lo suficientemenete importante, prueba a imaginarte el mundo sin ella.
Creo que merece la pena apostar por la Educación, en genral, y la Universidad Pública, en particular. Y como dije antes, no es cuestión sólo de dinero, sino de pensar en sistemas justos y efectivos para mejorarla. ESto es fácil de decir, pero le puedo asegurar, desde dentro, que difícil de hacer, pero no creo que imposible.
Efectivamente coincidimos en muchas cosas estimado Javier, y especialmente en el interés por mejorar las universidades públicas españolas. Claro que Finlandia es un modelo a seguir, especialmente para la educación primaria y secundaria. Y hay muchos otros. Y claro que no es solo cuestión de gastar más sino de gastar bien. El informe del Tribunal de Cuentas sobre las Universidades españolas es muy clarito por si tiene curiosidad.
http://www.tcu.es/uploads/I775a.pdf
En ese sentido, en este blog como hemos publicado recientemente en un post, no nos creemos que más gasto sea mejor, hay que gastar bien.
Y por último otra cosa en que estamos totalmente de acuerdo: importar políticas que han funcionado muy bien en universidades extranjeras fuera de contexto, o simplemente sin tocar los problemas de fondo de la universidad española es una forma de malgastar el dinero y el tiempo.
Seguro que tenemos ocasión de seguir debatiendo en este y en otros foros, dado que el tema de la educación en general y de la educación universitaria en particular nos preocupa mucho.
Creo que éste es un debate necesario, y que debería ser central en las preocupaciones de nuestra sociedad y clase política, aunque desgraciadamente no lo sea. Me involucro otra vez, aun a riesgo de volver a ser tachado de tergiversador, en primer lugar para alabar la calidad e interés de los participantes.
A mi juicio, quienes empiezan por pedir más recursos públicos, como Javier Pérez, están equivocados. Y no porque no sea verdad que los recursos son escasos y deban ampliarse. Pero antes hay que trasladar a la sociedad la convicción de que los recursos van a ser bien empleados. Conseguir que nos podamos todos sentir orgullosos de la Universidad española. Y para ello hay que empezar por transformarla, y liberarla de su modelo anquilosado y empobrecedor.
Nos hablan del modelo finlandés. Pueden apuntarse algunas sus características. En primer lugar, su carácter abierto. Sus centros más punteros, como Instituto de Tecnología de Helsinki, tienen un empeño en integrarse cada vez más en la economía y ciencia global Esto se traduce en dictar cada vez más clases en inglés. Hoy el 8% de su personal docente es extranjero, cifra que está previsto elevar al 25% en los próximos 10 años. Para aspirar a una plaza, los profesores finlandeses deben obtener experiencia internacional.
¿Puede imaginarse algo parecido en una Universidad Pública española, dominada por docentes en su mayoría de espíritu funcionarial, que no “circulan”, que jamás podrían salir a otras universidades, aunque quisieran?
La Universidad más puntera, la de Aalto, ya no está gobernada por el Estado, sino por una fundación privada con participación estatal que ha recibido una inyección de 1000 millones de dólares del gobierno, lo que le permitirá crear empresas privadas, lanzar productos al mercado, y ejercer funciones comerciales vedadas a los funcionarios públicos. Se le van a “pedir cuentas”, pues su supervivencia va a depender de los resultados que vaya a poder conseguir.
Es verdad lo que dice F.R.Prieto. Pero conviene señalar que -al margen de que el sistema en sí sea un desastre- en España ha habido y hay profesores eminentes, con reconocimiento internacional indiscutido, que si no se van al extranjero ha sido muchas veces por razones personales, extra académicas. P.ej, ¿Cuántos “bolonios” han nutrido la universidad española, siendo los primeros espadas del Derecho, de la Medicina, de…? Personas eminentes de campos muy diversos… Es verdad que desde hace unas décadas hay más variedad: la gente hace el doctorado o cursos de posgrado en otros muchos lugares (USA, UK, Alemania…). Por otra parte, me gustaría observar una cosa. Hay un cierto papanatismo con lo de estudiar fuera, irse fuera… Y es verdad que es bueno, pero cúantos de los más insignes profesores de la universidad española estudiaron la carrera e hicieron el doctorado en España, y el grueso de su formación y de su tarea investigadora es en más de un 90% español… Muchos!!! Pero esos señores tenían curiosidad y disciplina para, aquí, en España, meterse a estudiar textos extranjeros, autores foráneos, etc… ¿La formación de García de Enterría, o de José María Jover Zamora, o de Julián Marías, o de Rafael Lapesa, o Díez-Picazo, del ingeniero José Antonio Torroja, del histólogo Fernando de Castro, o de Luis Díez del Corral, o del Profesor Botella Llusía, o Usandizaga, o del Prof. Durán Sacristán, o del Dr. Segovia de Arana, Mtez. López de Letona…o de tantos y tantísimos otros, no es en un altísimo grado española? La pena es el sistema, la organización universitaria, pero algunos de los profesores son eminentes y con un dominio de sus conocimientos que ya quisieran para sí profesores e Harvard o de Wellesley… Por ponerles un ejemplo, algo trivial. Una profesora, que hizo el doctorado en Madrid, con Lapesa, tiene en USA una fama enorme coo profesora de literatura española: Uno lee el programa de su asignatura y en él se trata el cine de Almodovar con el mismo nº de horas lectivas que el siglo de oro español… Eso, a Lapesa, a Marías, a Blecua, a Lázaro Carreter, ni se les pasaría por la cabeza… Por tanto, mucho mediocre en España, pero tb profesores tan emimentes o más que en otros lugares (huyamos del papanatismo de lo foráneo, aunque hay que reconocer que en ciertas especialidades como la economía o las ciencias los sistemas extranjeros permiten mil veces más posibilidades para investigar y destacar)… Lo que falla aquí es el sistema, la organización: los mediocres campan a sus anchas, y los eminentes no tienen el reconocimiento que tendrían si dieran clases en univesidades americanas…
No es cierto que en España se gaste poco en educación. Se gasta muchísimo, tanto en enseñanza infantil, primaria, secundaria, bachillerato y universitaria oficial, como en enseñanza no oficial y bo digamos ya en “fondos de formación subvencionados” que también es educación.
El problema es que ninguno de los incentivos está dirigido a la eficiencia económica (ya se sabe que en España esto es de mal gusto), ni a obtener los mejores rendimientos de los alumnos egresados. De hecho, dar la una o dos horas de clase a la semana es percibido por muchos profesores universitarios como un obstáculo insalvable a su labor investigadora, a pesar de que el corta-pega y la edición de textos se ha facilitado enormemente por las nuevas TIC.
Hace algunos años me ofrecí y fui contratado como profesor asociado en una Universidad pública española. Me ordenaron hacerme cargo de las prácticas de la asignatura y para mi sorpresa, la asistencia a mis clases no hacía sino aumentar, a pesar de que no llevé control de asistencia, ni tampoco mi materia iba a ser objeto de evaluación en forma alguna.
Y por si fuera poco, en la evaluación de los alumnos fui el profesor más valorado en el departamento, hecho que motivó no pocas envidias y recelos, que se acabaron al año siguiente cuando no se me ofreció la renovación de mi contratoi que, por otra parte habría resultado imposible al tener que “desarraigarme personalmente”, es decir, cambiar de residencia para buscar un trabajo mejor.
Los resultados de la encuesta fueron primero ocultados y segundo, convenientemente manipulados, haciéndose públicos únicamente respecto de los profesores que continuaban el año siguiente.
No me extraña en absoluto lo que dices. Yo también fui profesor asociado en una universidad pública, y la excusa utilizada para no renovarme el contrato es que un grupo de alumnos se habían quejado de que suspendía mucho…, como así era, pues soy exigente conmigo mismo y con los demás. Los no-compañeros miraron para otro lado, pues al fin y al cabo era una plaza que quedaba vacante, y no se trataba de enemistarse con el Rector, dueño del cortijo correspondiente. ¿Es que hay que bajar los niveles hasta el suelo para que no se note que muchos estudiantes universitarios sobran en la universidad, pues ni son estudiantes, ni mucho menos universitarios…? Con estos planteamientos, no creo que lleguemos muy lejos, al menos en el mundo de la ciencia y el conocimiento.
Por supuesto, los compañeros que aprobaban a todo el mundo siguen trabajando en la universidad: ellos son buenos profesores…