Hacia una necesaria mejora de nuestro modelo turístico (y II): posibles vías de solución
En mi post anterior planteé en forma esquemática los principales problemas que afectan actualmente al modelo turístico predominante en España, que son básicamente la obsolescencia de buena parte de la planta hotelera, la hiperregulación normativa, la falta de especialización de la nueva fuerza laboral y las nuevas demandas y necesidades del mercado emisor de turistas. Dijimos que todo ello se traducía en una alarmante pérdida de competitividad de nuestro modelo, en especial de las zonas del litoral, tradicionalmente basado en el concepto de “sol y playa”. Vamos a apuntar aquí también esquemáticamente posibles vías de solución a todos esos problemas, dejando sentado que la transversalidad del turismo exige que sean muy variados los campos en los que debe actuarse para conseguir una importante mejora.
1) El problema de la antigüedad de la planta hotelera requiere soluciones imaginativas, en especial en cuanto a las medidas incentivadoras promovidas por las diferentes Administraciones públicas (como la bonificación en el número de plazas concedidas, o el intercambio de nuevas plazas turísticas por plazas “viejas” que sean eliminadas), y puede solucionarse por tres vías: la modernización de los establecimientos, su reconversión o su esponjamiento.
– La modernización de los establecimientos tropieza con el problema de su elevado coste, y ha sido objeto de importantes medidas legislativas en bastantes Comunidades Autónomas, que tratan de incentivar al sector turístico para la elaboración y cumplimiento de planes de modernización de la planta hotelera. La falta de adecuación a los planes de modernización, detectada por la inspección, puede suponer la baja del establecimiento.
– La reconversión puede realizarse por vía de la demolición del edificio y su posterior reconstrucción, con un coste también muy elevado para la empresa titular del establecimiento, o mediante su destino a otros usos, sean no turísticos (por ejemplo, apartamentos residenciales) o bien mixtos. Un ejemplo pujante de uso mixto es el de los “condohoteles”, que son establecimientos en los que se comparte la rentabilidad de varias habitaciones con una serie de propietarios inversores, que pueden habitarlas durante un periodo determinado del año, beneficiándose de los servicios hoteleros. La principal ventaja de esta fórmula de uso mixto entre turístico y residencial-vacacional es que puede ser una herramienta clave para evitar la competencia desleal que supone la comercialización ilegal de apartamentos. Esta fórmula presenta múltiples variantes en cuanto a su configuración jurídica (condominio puro, propiedad horizontal, usufructo, arrendamiento, aprovechamiento por turno) y económica (variadas fórmulas para el reparto de los beneficios del establecimiento), pero constituye una alternativa pujante para estimular la transformación de hoteles obsoletos y obtener para ello financiación privada, ya que aúna la fuerza económica de diferentes inversores.
– Una última y más drástica solución es el “esponjamiento urbanístico”, o sea, la demolición del hotel obsoleto y su sustitución por espacios de uso público o por equipamientos colectivos. Esta fórmula está prevista legislativamente, y se ideó para utilizarse en los casos de inmuebles degradados o en mal estado de conservación ubicados en zonas de alta densidad urbanística, pero tropieza con importantes problemas para su ejecución práctica por las Administraciones autonómicas. La gran asignatura pendiente en esta materia es arbitrar los sistemas para que estas operaciones de “esponjamiento”, que son altamente necesarias en determinadas zonas costeras muy densamente edificadas, puedan tener una aplicación efectiva.
No obstante todo lo expuesto, es importante aclarar que, en esta materia de modernización de la planta hotelera, la solución definitiva no está en la actuación individual sobre cada uno de los establecimientos turísticos de una zona determinada, sino en el cambio de concepto o en la modernización global de la totalidad de dicha zona. Por ello es conveniente o casi necesaria una absoluta coordinación de los departamentos turísticos con los de urbanismo y ordenación del territorio de cada Comunidad Autónoma, que permita realizar con eficacia actuaciones conjuntas. Sería, además, altamente recomendable dejar de elaborar una normativa urbanística general para todo tipo de edificaciones, distinguiendo claramente las normas destinadas a fincas residenciales de las que deben regular los establecimientos turísticos, dándoles a éstos, especialmente en determinadas Comunidades Autónomas, un tratamiento equivalente al de las zonas industriales, fomentando las reformas y rehabilitaciones por su interés económico prioritario. Las vigentes normas urbanísticas, que se elaboraron bajo el objetivo de frenar la especulación y el crecimiento masivo, ya no son útiles dado el drástico cambio de circunstancias que estamos viviendo.
2) El problema de la “hiperregulación” y de la confluencia no armónica de Administraciones ha situado al turismo en un nivel de encorsetamiento que dificulta enormemente la adaptación de su producto a las nuevas necesidades que el mercado demanda. La cuestión puede solucionarse por la vía de la refundición de la dispersa normativa vigente, de la eliminación de las entidades administrativas con competencias solapadas –cuestión que ya se está acometiendo en algunas Comunidades Autónomas dada la situación de crisis económica-, y de la creación de una “ventanilla única turística”, especialmente en las Comunidades que tienen al turismo como base esencial de su economía, oficina que centralizase todos los trámites de los establecimientos turísticos facilitando la interlocución de los empresarios del sector con las diferentes administraciones. Es necesario también consagrar legislativamente una definición amplia o flexible del establecimiento hotelero, que es una realidad cambiante según la demanda de los mercados, para evitar la necesidad de un gran número cumulativo de licencias o autorizaciones administrativas para que los hoteles puedan organizar las actividades complementarias o de animación que los clientes hoy demandan.
3) La cuestión de la pérdida de calidad en el personal al servicio de los establecimientos turísticos tiene que solucionarse necesariamente a través del estímulo de planes de formación, y a través de medidas de fomento de la compatibilización de la jornada laboral con los estudios universitarios. Ya las Facultades de Turismo y Hostelería de buena parte de las Universidades españolas ofrecen facilidades y horarios especiales para alumnos que se encuentran inmersos en el mercado de trabajo. También es interesante la creación de una “bolsa de trabajo” especializada, integrada por personas con la formación adecuada que, puesta a disposición de las empresas turísticas incluso por medios telemáticos, puede ser una buena herramienta para mejorar la calidad en el servicio hotelero y turístico en general. Y, por supuesto, será necesario incrementar la formación del personal en nuevas tecnologías. Hoy en día, internet es una herramienta imprescindible para promocionar destinos en todo el mundo.
4) Y los problemas derivados de las nuevas demandas del mercado turístico mundial deberán solucionarse necesariamente adaptándose a las exigencias del mercado, aunque respetando las peculiaridades de nuestra industria turística nacional. Resulta evidente que la competencia en destinos con buen clima, playas e infraestructuras ha crecido enormemente, que el mercado mundial de los touroperadores está prácticamente concentrado en dos o tres importantes grupos mundiales –lo que crea una situación de práctico oligopolio- y que en Europa se está implantando desde hace ya años una fórmula de manejar muchos turistas a bajos precios, a diferencia, por ejemplo, del mercado estadounidense. Hoy existe también una hipersegmentación del mercado, que consiste en la confluencia de muchas demandas de paquetes o productos turísticos diferentes entre sí. En consecuencia, el sector turístico deberá adaptarse a estas nuevas situaciones, aun en un contexto general de crisis económica y de reducción del margen empresarial, dado que la estructura de costes de las empresas españolas es superior a otras de la competencia. Es muy importante también luchar contra la “estacionalidad”, que es la concentración cada vez mayor de la temporada turística en unos determinados meses del año, y que tiene una incidencia negativa no sólo en las cuentas de resultados de las empresas del ramo, sino también en todo el entramado social de las zonas turísticas. Esa lucha requiere la adopción de medidas que posibiliten el alargamiento de la temporada, debiendo incidir en varios temas como la mejora de la competitividad en los servicios y tasas de nuestros aeropuertos -que son la principal vía de entrada de turistas en nuestro país-, el mantenimiento de las conexiones aéreas con los países emisores durante todo el año, la creación de nuevos productos turísticos y la mejora de lo ofrecido hasta ahora en los destinos tradicionales
Nacido el 10 de diciembre de 1963 en Palma de Mallorca. Licenciado en Derecho y Diplomado en Ciencias Empresariales por la Universidad de las Islas Baleares. Notario por oposición libre (1991) y Notario de Palma de Mallorca por oposición entre Notarios (1995). Ha sido preparador de opositores en la Academia de Madrid, patrono de la Fundación Matritense del Notariado, profesor de la Escuela de Práctica Jurídica del Ilustre Colegio de Abogados de Baleares, miembro del Consejo Asesor de Banca March, y miembro del Consejo de Administración del Real Club Deportivo Mallorca S.A.D.
Actualmente es Vicedecano del Ilustre Colegio Notarial de las Islas Baleares, Vicepresidente de la Fundación Amazonia, destinada a la atención de los niños de la calle en Bolivia, y miembro del Consejo Editorial de las revistas “El Notario del Siglo XXI” y “Vía Roma 4”.
Gracias, Alvaro, por tan detallada y didáctica exposición de los problemas de un sector evidentemente bien conocido por tí.
Y gracias por apuntar soluciones, aunque sean de difícil ejecución.
Me gustaría saber si -desde tu experiencia- el asunto de los condohoteles cuaja en España; algún caso que toqué de cerca se fue al garete porque el promotor de aquéllo colocó de Administradora a una hija suya. La cual vivía en Londres, (los apartamentos estaban en Canarias) y a la que se asignó el pingüe salario de 300.000 leuritos al año. Excuso decir el éxito que tuvo. ¿Fue un caso aislado?
Gracias, Alvaro, por tan detallada y didáctica exposición de los problemas de un sector evidentemente bien conocido por tí.
Y gracias por apuntar soluciones, aunque sean de difícil ejecución.
Me gustaría saber si -desde tu experiencia- el asunto de los condohoteles cuaja en España; algún caso que toqué de cerca se fue al garete porque el promotor de aquéllo colocó de Administradora a una hija suya. La cual vivía en Londres, (los apartamentos estaban en Canarias) y a la que se asignó el pingüe salario de 300.000 leuritos al año. Excuso decir el éxito que tuvo. ¿Fue un caso aislado?
Alvaro, muy interesante este díptico, un “mini libro blanco” sobre una materia, el turismo, que además no había sido muy tratada en el blog.
En los posts queda claro que el turismo es básicamente una actividad privada, pero que las administraciones tienen un papel que desempeñar, del cual destacaría dos facetas: deben no estorbar y deben orientar.
Destacas en tu reflexión que uno de los problemas es la inflación y descoordinación de las normas, circunstancia que con frecuencia ha sido tratada en este blog (véase la serie sobre “la floresta autonómica”. Es un ejemplo más de que el sistema político de distribución de competencias y normativa diseñado en la Transición necesita una profunda revisión. La verdad políticamente correcta desde finales de los 70 era que mayor capacidad legislativa para las CCAA era siempre mejor, y que había que conseguir siempre la mayor autonomía posible. Pero este es un postulado exclusivamente político, justificado por la situación anterior a la Constitución, y que no tiene en cuenta los criterios de eficiencia y coste económico. Es hora de superar este mantra, y exigir a las administraciones coordinación absoluta entre ellas, y cuando digo entre ellas no contemplo únicamente el aspecto vertical, administración central, autonómica y local, sino también, y especialmente, coordinación entre autonomías.
Las autonomías han funcionado en general como si fueran islas, desconectadas unas de otras, basándose en el sacrosanto principio de su capacidad legislativa propia, y como si formaran un mercado independiente del resto. Ello da como resultado legislaciones contradictorias por ejemplo en horarios comerciales, transportes, y turismo. Ese principio de autonomía legislativa debe estar al servicio de la eficiencia, que es su verdadera razón de existir. Me imagino la incomprensión de muchos touroperadores mundiales cuando ven que España, cuya principal industria es el turismo, tiene normativo un sistema para ellos injustificadamente complicado, que en vez de facilitarlo lo complica por unas razones que supongo se les escapan.
Otra cuestión que pueden hacer es orientar el turismo, impulsando por ejemplo uno de más calidad, frente a otros, que interesen menos (los del “balconing” y memeces similares, por ejemplo).
Alvaro, muy interesante este díptico, un “mini libro blanco” sobre una materia, el turismo, que además no había sido muy tratada en el blog.
En los posts queda claro que el turismo es básicamente una actividad privada, pero que las administraciones tienen un papel que desempeñar, del cual destacaría dos facetas: deben no estorbar y deben orientar.
Destacas en tu reflexión que uno de los problemas es la inflación y descoordinación de las normas, circunstancia que con frecuencia ha sido tratada en este blog (véase la serie sobre “la floresta autonómica”. Es un ejemplo más de que el sistema político de distribución de competencias y normativa diseñado en la Transición necesita una profunda revisión. La verdad políticamente correcta desde finales de los 70 era que mayor capacidad legislativa para las CCAA era siempre mejor, y que había que conseguir siempre la mayor autonomía posible. Pero este es un postulado exclusivamente político, justificado por la situación anterior a la Constitución, y que no tiene en cuenta los criterios de eficiencia y coste económico. Es hora de superar este mantra, y exigir a las administraciones coordinación absoluta entre ellas, y cuando digo entre ellas no contemplo únicamente el aspecto vertical, administración central, autonómica y local, sino también, y especialmente, coordinación entre autonomías.
Las autonomías han funcionado en general como si fueran islas, desconectadas unas de otras, basándose en el sacrosanto principio de su capacidad legislativa propia, y como si formaran un mercado independiente del resto. Ello da como resultado legislaciones contradictorias por ejemplo en horarios comerciales, transportes, y turismo. Ese principio de autonomía legislativa debe estar al servicio de la eficiencia, que es su verdadera razón de existir. Me imagino la incomprensión de muchos touroperadores mundiales cuando ven que España, cuya principal industria es el turismo, tiene normativo un sistema para ellos injustificadamente complicado, que en vez de facilitarlo lo complica por unas razones que supongo se les escapan.
Otra cuestión que pueden hacer es orientar el turismo, impulsando por ejemplo uno de más calidad, frente a otros, que interesen menos (los del “balconing” y memeces similares, por ejemplo).
Muchas gracias por vuestros elogiosos comentarios. El tema de los condohoteles no ha tenido un gran éxito porque la normativa turística de algunas Comunidades Autónomas no los permitía, como ha sucedido en Baleares. Parece que, en adelante, ésta y otras fórmulas de explotación mixta de establecimientos hoteleros va a ser permitida, e incluso fomentada. Estamos en lo mismo de siempre: a nuestros variopintos legisladores les encanta prohibir, limitar e hiperregular las cosas. Y a la larga acaban creando más problemas de los que solucionan. Pero eso es lo que hay! Un fuerte abrazo.
Muchas gracias por vuestros elogiosos comentarios. El tema de los condohoteles no ha tenido un gran éxito porque la normativa turística de algunas Comunidades Autónomas no los permitía, como ha sucedido en Baleares. Parece que, en adelante, ésta y otras fórmulas de explotación mixta de establecimientos hoteleros va a ser permitida, e incluso fomentada. Estamos en lo mismo de siempre: a nuestros variopintos legisladores les encanta prohibir, limitar e hiperregular las cosas. Y a la larga acaban creando más problemas de los que solucionan. Pero eso es lo que hay! Un fuerte abrazo.
Leídos los dos pots estoy completamente de acuerdo con el análisis de la situación y con las posibles soluciones al mismo. Creo que es muy innovador el planteamiento de crear un uso especial turístico en la normativa urbanística al igual que el suelo industrial. En cuanto al mercado laboral cierto quel a formación de la actual fuerza laboral es esencial, pero me atrevo a puntualizar que hay que realizar un esfuerzo en abandonar el modelo delata y sol, de manera paulatina, en otra oferta de mayor valor, con un personal mas cualificado, como los campos de polo. Por último un comentario referente a las infraestructuras que posibilitan la movilidad, con la finalidad de fomentar la oferta complementaria al sector establecimientos.
Muchas gracias por los artículos que nos ha brindado.
Leídos los dos pots estoy completamente de acuerdo con el análisis de la situación y con las posibles soluciones al mismo. Creo que es muy innovador el planteamiento de crear un uso especial turístico en la normativa urbanística al igual que el suelo industrial. En cuanto al mercado laboral cierto quel a formación de la actual fuerza laboral es esencial, pero me atrevo a puntualizar que hay que realizar un esfuerzo en abandonar el modelo delata y sol, de manera paulatina, en otra oferta de mayor valor, con un personal mas cualificado, como los campos de polo. Por último un comentario referente a las infraestructuras que posibilitan la movilidad, con la finalidad de fomentar la oferta complementaria al sector establecimientos.
Muchas gracias por los artículos que nos ha brindado.
Complicada solucion para un problema que deberia ser fundamental en la España actual, en la que el turismo deberia ser quizas la primera arma anti crisis. Parece que reconocer el problema e inentar hacer del turismo un autentico motor del pais es algo “mal visto”, quizas porque aun pervive esa idea de turismo sesentero de suecas y españoles tipo Alfredo Landa por un lado, y por otro porque el turismo mal llamado “de ricos” lease golf, club nautico, hoteles de lujo, spas y similares es poco “progresista y antisocial” y cuna de especuladores urbanisticos..
En fin, parece que el turismo no da dinero, trabajo y riqueza a un pais que necesita reinventarse cada dia con mas urgencia..pero mientras haya una de bravas, una cañita de cerveza y un bocata de calamares parece que todo va bien…
Complicada solucion para un problema que deberia ser fundamental en la España actual, en la que el turismo deberia ser quizas la primera arma anti crisis. Parece que reconocer el problema e inentar hacer del turismo un autentico motor del pais es algo “mal visto”, quizas porque aun pervive esa idea de turismo sesentero de suecas y españoles tipo Alfredo Landa por un lado, y por otro porque el turismo mal llamado “de ricos” lease golf, club nautico, hoteles de lujo, spas y similares es poco “progresista y antisocial” y cuna de especuladores urbanisticos..
En fin, parece que el turismo no da dinero, trabajo y riqueza a un pais que necesita reinventarse cada dia con mas urgencia..pero mientras haya una de bravas, una cañita de cerveza y un bocata de calamares parece que todo va bien…
Estimado Álvaro: De todo lo que has expuesto apoyo completa y especialmente la parte de las calificaciones urbanísticas y la necesidad de definir el uso turístico-residencial como específico por los problemas que plantea en casos de usos mixtos. Ejemplo de un caso en la zona del Llevant Mallorquín: Hotel que en los años 70 transforma habitaciones incluyendo cocinas, se divide en dos zonas ( una turística, explotada por una sociedad y otra, vendida como apartamentos de uso residencial a particulares residentes fuera de sa illa). Se opta por esponjar la zona. El edificio (teniendo la parte turística licencia como AT) se califica de “Hotel”. ¿Dónde quedan los derechos de los propietarios particulares? Hoy por hoy, en el limbo. Y eso en el mejor de los casos. Pero es que, además, cuando se ha requerido a alguna Administración para la solución de problemas derivados de la División Horizontal (como la Dirección General de Turismo y la de Industria, por ejemplo) se han lavado las manos.
Eso sí: Para modificar la Ley de Turismo, que en 1999 prohibía la prestación de servicio de restaurante a los apartamentos turísticos y permitirlo diez años después “si se comunica” no ha habido problemas. Y no porque fuese una demanda nueva, sino que era una realidad anterior a la entrada en vigor de la Ley de Turismo. Que ya podrían haberlo previsto.
Por eso, a la coordinación de administraciones, simplificación de las normas y demás propuestas, quisiera añadir la de intervención eficaz de los poderes públicos cuando, objetivamente, les corresponda y no cuando les interese por motivos políticos o de otra índole. Que a la hora de dictar normas se compruebe en vez de suponer. Y que no se alimente la inseguridad jurídica con la excusa de la flexibilidad.
Estimado Álvaro: De todo lo que has expuesto apoyo completa y especialmente la parte de las calificaciones urbanísticas y la necesidad de definir el uso turístico-residencial como específico por los problemas que plantea en casos de usos mixtos. Ejemplo de un caso en la zona del Llevant Mallorquín: Hotel que en los años 70 transforma habitaciones incluyendo cocinas, se divide en dos zonas ( una turística, explotada por una sociedad y otra, vendida como apartamentos de uso residencial a particulares residentes fuera de sa illa). Se opta por esponjar la zona. El edificio (teniendo la parte turística licencia como AT) se califica de “Hotel”. ¿Dónde quedan los derechos de los propietarios particulares? Hoy por hoy, en el limbo. Y eso en el mejor de los casos. Pero es que, además, cuando se ha requerido a alguna Administración para la solución de problemas derivados de la División Horizontal (como la Dirección General de Turismo y la de Industria, por ejemplo) se han lavado las manos.
Eso sí: Para modificar la Ley de Turismo, que en 1999 prohibía la prestación de servicio de restaurante a los apartamentos turísticos y permitirlo diez años después “si se comunica” no ha habido problemas. Y no porque fuese una demanda nueva, sino que era una realidad anterior a la entrada en vigor de la Ley de Turismo. Que ya podrían haberlo previsto.
Por eso, a la coordinación de administraciones, simplificación de las normas y demás propuestas, quisiera añadir la de intervención eficaz de los poderes públicos cuando, objetivamente, les corresponda y no cuando les interese por motivos políticos o de otra índole. Que a la hora de dictar normas se compruebe en vez de suponer. Y que no se alimente la inseguridad jurídica con la excusa de la flexibilidad.