Quien siembra Osamas recoge Gadafis
A veces las hojas de los árboles no nos dejan ver el bosque. Últimamente hay demasiadas cosas que apuntan a que se está produciendo un cambio de ciclo en la historia del mundo (y especialmente de occidente) que las prisas y la sucesión acelerada de eventos (un elemento más de ese cambio) no nos dejan sentarnos a analizar con profundidad y serenidad. Blogs como éste contribuyen sin duda a ese análisis, necesariamente polifónico, de una realidad que huye de claros y oscuros y que se sitúa crecientemente en el terreno de lo ambivalente.
La reciente ejecución de Gadafi es uno de esos sucesos que nos deberían hacer pensar que algo (profundo) está cambiando. Primero, el que la OTAN no resulte ajena a lo que ha pasado, a pesar de algunas tímidas peticiones de aclaraciones, y que sepa perfectamente lo que ha sucedido y calle. Segundo, aunque Gadafi sin duda era un sinvergüenza y un canalla (si bien no mucho mayor que otros que aparecen ahora legitimados en extrañas Conferencias de Paz), no por ello debía ser privado del derecho a un juicio justo y menos con la complicidad (directa o indirecta) de occidente.
¿Qué está pasando? Pues que el derecho internacional que nació de los juicios de Núremberg (por cierto de cuyo comienzo el próximo 20-N se cumplen 66 años, ¿casualidad?) está muerto. Y ¿quién lo ha matado? Podría escaparse de esta cuestión diciendo aquello de entre todos lo mataron y él solo se murió, pero en este apuñalamiento masivo hay un Brutus inesperado y ése es san Obama, premio Nobel de la Paz y al que muchos consideraban la esperanza para construir un mundo más justo. Mientras el ejército americano de Bush (aunque fuera contra sus deseos) gastó tiempo y dinero en llevar a Saman Hussein a la justicia, Obama ha dado pública carta de naturaleza a las ejecuciones sumarias de terroristas como Osama Ben Laden, a quien han seguido después otros más, callados por cierto por la prensa. Hasta entonces solo algunos servicios secretos se atrevían a hacer tales cosas, pero siempre negándolo en público, pues se reconocía implícitamente que existía un código que había sido vulnerado. Sin embargo, tras la ejecución de Osama (algunas de cuyas fotos recuerdan por cierto a las de Gadafi) Occidente se ha quedado sin legitimidad moral para exigir comportamientos éticos o acordes a una supuesta legalidad internacional a otros. Y es que ya casi nadie se toma en serio el principio de que el poder democrático y civilizado no puede/debe tratar a los delincuentes como ellos tratan a sus víctimas.
Pero a veces también se olvida que la falta de juicio no es solo un problema para el derecho o para la justicia es también un ataque a la posible reconstrucción de la verdad histórica. Así, siempre nos quedará la duda si evitando el juicio se quería evitar que el acusado hablara en público y ejerciera legítimamente su defensa, acusando para ello tal vez a algunos de los que aparecen o aparecían hasta como líderes del mundo libre.
En definitiva, debemos reflexionar algo más sobre cuáles son los pilares que están sirviendo de fundamento al (¿nuevo?) mundo globalizado pues tal vez mentes bien pensadas tienden a ignorar que el poder puede que no haya cambiado mucho desde los tiempos cuando Shakespeare hacía decir a uno de sus personajes: “Hay que saber arreglárselas sin compasión; / y es que la inteligencia está en un trono más alto que la conciencia”. Frase por cierto recogida por Karl Marx en el Capital, para justificar su crítica al capitalismo en una fase también de crisis del sistema que recuerda en muchos aspectos a ésta que estamos viviendo. ¿Aviso para navegantes?
Miembro del Cuerpo Superior de Administraciones Civiles del Estado y Doctor en Derecho por la IUE de Florencia (Italia)
Alberto, mucha razón llevas.
Solo matizar que los defectos que apuntas son perfectamente lógicos, visto cómo nació el “Derecho” Penal Internacional actual: Núremberg, y ya antes Yalta.
Un Derecho con doble rasero para vencedores y vencidos es políticamente lógico, pero jurídicamente inexistente.
En Núremberg se condenó merecidamente a los nacis por sus terribles horrores; pero ¿y los vencedores? ¿Acaso las fosas de Katyn no fueron crímenes contra la Humanidad? Hirosima y Nagasaki, ¿no podrían haberse bombardeado en su lugar objetivos militares, o incluso bosques despoblados? ¿no se habría conseguido el mismo efecto intimidatorio sobre Japón sin cientos de miles de víctimas inocentes? El colmo fue Dresden. Trescientos mil civiles, en su casi totalidad ancianos, mujeres y niños, quemados vivos con fósforo ardiente. A conciencia de lo que estaban haciendo los angloamaricanos; es más, ese era su propósito declarado, para asi causar el caos en la retaguardia alemana. Faltando pocos meses para acabar la guerra.
Esos crímenes jamás han sido juzgados, igual porque el Juez Garzón no ha caído en ello (que muchos de los criminales siguen vivos); y esa inmensa injusticia está en la raíz del actual “Derecho” Penal Internacional, contaminándolo.
Con tales antecedentes, no sorprende que el “Derecho” Penal Internacional sea hoy mero instrumento al servicio de la conveniencia -política o económica-, de quien tiene la fuerza, el poder militar.
A los problemas que apuntas hay que añadir la temeridad que supone derrocar tiranos (Saddam, Gadafi, los de la Primavera Arabe) sin plantearse qué los va a sustituir. De momento ahí tenemos Túnez, con los Islamistas victoriosos y las mujeres de la Primavera horrorizadas con la que se les viene encima, ragándose las vestiduras (hacen bien, porque así van haciendo sitio en el armario para su inmimente chador). En cuanto a Libia, Gadafi sería lo que fuera; pero cuando veo imágenes por la tele el sonido de fondo es siempre “Allah ajbar”, y los milicianos cuando no están matando a álguien están rezando.
Cara a la galería se vende el engaño con lo de que “hay que derrocar a los dictadores”; inmensa mentira: ahí tenemos a Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial- que es uno de los peores- y todos besándole algo que omito por las nuevas normas del blog.
Alberto, mucha razón llevas.
Solo matizar que los defectos que apuntas son perfectamente lógicos, visto cómo nació el “Derecho” Penal Internacional actual: Núremberg, y ya antes Yalta.
Un Derecho con doble rasero para vencedores y vencidos es políticamente lógico, pero jurídicamente inexistente.
En Núremberg se condenó merecidamente a los nacis por sus terribles horrores; pero ¿y los vencedores? ¿Acaso las fosas de Katyn no fueron crímenes contra la Humanidad? Hirosima y Nagasaki, ¿no podrían haberse bombardeado en su lugar objetivos militares, o incluso bosques despoblados? ¿no se habría conseguido el mismo efecto intimidatorio sobre Japón sin cientos de miles de víctimas inocentes? El colmo fue Dresden. Trescientos mil civiles, en su casi totalidad ancianos, mujeres y niños, quemados vivos con fósforo ardiente. A conciencia de lo que estaban haciendo los angloamaricanos; es más, ese era su propósito declarado, para asi causar el caos en la retaguardia alemana. Faltando pocos meses para acabar la guerra.
Esos crímenes jamás han sido juzgados, igual porque el Juez Garzón no ha caído en ello (que muchos de los criminales siguen vivos); y esa inmensa injusticia está en la raíz del actual “Derecho” Penal Internacional, contaminándolo.
Con tales antecedentes, no sorprende que el “Derecho” Penal Internacional sea hoy mero instrumento al servicio de la conveniencia -política o económica-, de quien tiene la fuerza, el poder militar.
A los problemas que apuntas hay que añadir la temeridad que supone derrocar tiranos (Saddam, Gadafi, los de la Primavera Arabe) sin plantearse qué los va a sustituir. De momento ahí tenemos Túnez, con los Islamistas victoriosos y las mujeres de la Primavera horrorizadas con la que se les viene encima, ragándose las vestiduras (hacen bien, porque así van haciendo sitio en el armario para su inmimente chador). En cuanto a Libia, Gadafi sería lo que fuera; pero cuando veo imágenes por la tele el sonido de fondo es siempre “Allah ajbar”, y los milicianos cuando no están matando a álguien están rezando.
Cara a la galería se vende el engaño con lo de que “hay que derrocar a los dictadores”; inmensa mentira: ahí tenemos a Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial- que es uno de los peores- y todos besándole algo que omito por las nuevas normas del blog.
Estoy totalmente de acuerdo con el contenido del post. Solamente quisiera agregar que como ciudadano residente en un país occidental de los considerados democráticos me siento avergonzado por el desenlace de la guerra de Libia. La forma de conculcar los derechos de las personas, aunque sean asesinos, me parece propio de siglos pasados o de países africanos.
Si aplicasemos en España esa forma de proceder ¿Que pasaría con los asesinos confesos de ETA? ¿Podemos matarlos a navajazos?
¿Qué sucede con los dictadores que son dóciles y permiten a las grandes multinacionales que exploten sus recursos naturales? ¿Tienen patente de corso para proseguir con sus crímenes?
Lamentable ejemplo de los países “civilizados”.
Estoy totalmente de acuerdo con el contenido del post. Solamente quisiera agregar que como ciudadano residente en un país occidental de los considerados democráticos me siento avergonzado por el desenlace de la guerra de Libia. La forma de conculcar los derechos de las personas, aunque sean asesinos, me parece propio de siglos pasados o de países africanos.
Si aplicasemos en España esa forma de proceder ¿Que pasaría con los asesinos confesos de ETA? ¿Podemos matarlos a navajazos?
¿Qué sucede con los dictadores que son dóciles y permiten a las grandes multinacionales que exploten sus recursos naturales? ¿Tienen patente de corso para proseguir con sus crímenes?
Lamentable ejemplo de los países “civilizados”.
Coincido con el autor (Alberto) en su análisis. Sin duda hay un cambio acelerado del paradigma predominante en el mundo que no se sabe como va a terminar. Desde leugo los asesinatos a sangre fria hechos por occidente o semiconsentidos no hacen preveer que se vaya por buen camino, sino más bien por la senda que privilegia los conceptos de las autocracias. Confiemos estar a tiempo de rectificar, pero creo que hay motivos para ser pesimistas. No hay más que ver cómo está actuando Europa con la crisis del euro y su falta de determinación política.
Coincido con el autor (Alberto) en su análisis. Sin duda hay un cambio acelerado del paradigma predominante en el mundo que no se sabe como va a terminar. Desde leugo los asesinatos a sangre fria hechos por occidente o semiconsentidos no hacen preveer que se vaya por buen camino, sino más bien por la senda que privilegia los conceptos de las autocracias. Confiemos estar a tiempo de rectificar, pero creo que hay motivos para ser pesimistas. No hay más que ver cómo está actuando Europa con la crisis del euro y su falta de determinación política.
Pero el Derecho Penal Internacional ha muerto o es que realmente nunca ha existido?? De verdad la Justicia Universal ha existido alguna vez en la práctica más de su concepción doctrinal aparte de esas incursiones “garzonianas”?? Y si lo ha hecho, en España con la última reforma de la LOPJ se acabó.
Y en el Derecho Penal Internacional. Es útil el TPI? No útil en su existencia, sino en útil en la práctica. Verdaderamente juzga y hace ejecutar lo juzgado o no pasa de querer investigar y juzgar? Cuántas ordenes de detención dicta y cuántas llega a ejecutar? Es verdaderamente práctico un TPI no ratificado por Estados Unidos, Rusia, China, India, Israel, Cuba e Irak y encima con USA intentando debilitarlo?? O el TPI sólo sirve para juzgar países tercermundistas y caciques o guerras civiles en países subdesarrollados??
Y el TEDH?? Sentencias declarativas sin fuerza ejecutiva salvo cuantías indemnizatorias. Un Tribunal que juzga y que no hace ejecutar lo juzgado, que queda a manos del Consejo y que no puede modificar normas internas, casar resoluciones, sentencias, actos…
De verdad ha existido el Derecho Penal Internacional o han sido sólo ilusiones en no más de una decena de casos y un propósito que cada vez queda más debilitado?
Enhorabuena por el artículo
Pero el Derecho Penal Internacional ha muerto o es que realmente nunca ha existido?? De verdad la Justicia Universal ha existido alguna vez en la práctica más de su concepción doctrinal aparte de esas incursiones “garzonianas”?? Y si lo ha hecho, en España con la última reforma de la LOPJ se acabó.
Y en el Derecho Penal Internacional. Es útil el TPI? No útil en su existencia, sino en útil en la práctica. Verdaderamente juzga y hace ejecutar lo juzgado o no pasa de querer investigar y juzgar? Cuántas ordenes de detención dicta y cuántas llega a ejecutar? Es verdaderamente práctico un TPI no ratificado por Estados Unidos, Rusia, China, India, Israel, Cuba e Irak y encima con USA intentando debilitarlo?? O el TPI sólo sirve para juzgar países tercermundistas y caciques o guerras civiles en países subdesarrollados??
Y el TEDH?? Sentencias declarativas sin fuerza ejecutiva salvo cuantías indemnizatorias. Un Tribunal que juzga y que no hace ejecutar lo juzgado, que queda a manos del Consejo y que no puede modificar normas internas, casar resoluciones, sentencias, actos…
De verdad ha existido el Derecho Penal Internacional o han sido sólo ilusiones en no más de una decena de casos y un propósito que cada vez queda más debilitado?
Enhorabuena por el artículo
Quizás juzgando a Gadafi nos hubiésemos enterado de “cosillas”. Muerto no habla.
Gadafi ha sido un sinvergüenza y un canalla, sí, eso es cierto, pero lo ha sido durante más de 40 años.
Cuando le poníamos las haimas en Madrid era lo mismo de sinvergüenza.
Incluso cierto político consideraba a Gadafi un “amigo extravagante de Occidente”.
El malo esta claro quien es, ahora que… los hay que van de “buenos” y quizás sean hasta peores.
Quizás juzgando a Gadafi nos hubiésemos enterado de “cosillas”. Muerto no habla.
Gadafi ha sido un sinvergüenza y un canalla, sí, eso es cierto, pero lo ha sido durante más de 40 años.
Cuando le poníamos las haimas en Madrid era lo mismo de sinvergüenza.
Incluso cierto político consideraba a Gadafi un “amigo extravagante de Occidente”.
El malo esta claro quien es, ahora que… los hay que van de “buenos” y quizás sean hasta peores.
Completamente de acuerdo con Alberto. Un análisis excelente, a mi juicio.
Completamente de acuerdo con Alberto. Un análisis excelente, a mi juicio.
Coincido totalmente con el análisis del autor, aunque lo que no tengo claro es el grado de complicidad que puede atribuirse a los occidentales. Sin duda lo que había que haber intentado era llevar a Gadafi a un tribunal internacional.Claro que todos son imperfectos y cojos y no sirven para todo, ya que el Derecho internacional, como hemos comentado varias veces en este blog, es sumamente rudimentario estando muy condicionado todavía por el poder de los Estados o por el poder a secas. Pero es mejor que nada. Sin duda no juzgar a todos los criminales está muy mal, pero peor es no juzgar a ningún criminal.
A estos efectos, les recomiendo encarecidamente la película ¿Vencedores o Vencidos? de Stanley Kramer sobre los Juicios de Nuremberg.
En cuanto a la primavera árabe, creo que hay que ver la parte positiva aunque no nos gusten o nos asusten los ganadores en Tunez, y es que han sido, al parecer, unas elecciones limpias. No como las que solían tener para elegir a los amigos de Occidente.
Coincido totalmente con el análisis del autor, aunque lo que no tengo claro es el grado de complicidad que puede atribuirse a los occidentales. Sin duda lo que había que haber intentado era llevar a Gadafi a un tribunal internacional.Claro que todos son imperfectos y cojos y no sirven para todo, ya que el Derecho internacional, como hemos comentado varias veces en este blog, es sumamente rudimentario estando muy condicionado todavía por el poder de los Estados o por el poder a secas. Pero es mejor que nada. Sin duda no juzgar a todos los criminales está muy mal, pero peor es no juzgar a ningún criminal.
A estos efectos, les recomiendo encarecidamente la película ¿Vencedores o Vencidos? de Stanley Kramer sobre los Juicios de Nuremberg.
En cuanto a la primavera árabe, creo que hay que ver la parte positiva aunque no nos gusten o nos asusten los ganadores en Tunez, y es que han sido, al parecer, unas elecciones limpias. No como las que solían tener para elegir a los amigos de Occidente.
¿Ha existido el derecho internacional alguna vez? Pero el de verdad, porque mucho me temo que esa idea de justicia universal no es sino la imposición de la óptica de un determinado bloque (aunque parezca que es cosa del pasado).
Siempre que se ha derrocado a un dictador el sucesor ha sido igual o peor que su antecesor pero eso sí, complaciente (más o menos) con la ideología del bloque que le había impulsado al poder.
Esa complacencia era el pasaporte y requisito para subyugar y tiranizar a sus conciudadanos y depredar todos los recursos, antes los naturales ahora los financieros, del Estado, ¿conoce alguien un dictador que no sea inmensamente rico?
¿Y luego? Pues tan pronto no complacía los deseos de la superpotencia de turno la consabida letanía de que era un dictador, que era un tirano, que había que derrocarlo, en fin, más de lo mismo.
Es significativo que el llamado mundo occidental sólo se acuerda de que hay dictadores allá donde tiene o pudiera tener intereses ya sean estratégicos ya energéticos o de cualquier otra índole que considere de su conveniencia.
Al final como dijo Roosevelt (otros se lo atribuyen al Secretario de Estado Hull) cuando se refería a Somoza, “Puede ser que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.
¿Ha existido el derecho internacional alguna vez? Pero el de verdad, porque mucho me temo que esa idea de justicia universal no es sino la imposición de la óptica de un determinado bloque (aunque parezca que es cosa del pasado).
Siempre que se ha derrocado a un dictador el sucesor ha sido igual o peor que su antecesor pero eso sí, complaciente (más o menos) con la ideología del bloque que le había impulsado al poder.
Esa complacencia era el pasaporte y requisito para subyugar y tiranizar a sus conciudadanos y depredar todos los recursos, antes los naturales ahora los financieros, del Estado, ¿conoce alguien un dictador que no sea inmensamente rico?
¿Y luego? Pues tan pronto no complacía los deseos de la superpotencia de turno la consabida letanía de que era un dictador, que era un tirano, que había que derrocarlo, en fin, más de lo mismo.
Es significativo que el llamado mundo occidental sólo se acuerda de que hay dictadores allá donde tiene o pudiera tener intereses ya sean estratégicos ya energéticos o de cualquier otra índole que considere de su conveniencia.
Al final como dijo Roosevelt (otros se lo atribuyen al Secretario de Estado Hull) cuando se refería a Somoza, “Puede ser que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.
Todos estos acontecimientos no hacen sino recordarme un magnífico libro de José Manuel Otero Novas: El retorno de los césares. La tesis del autor es que la historia mundial se ha caracterizado por períodos en que ha dominado el elemento “democrático” y otros en el que ha dominado el “dionisíaco”. En su opinión estamos ante los estertores de un período “democrático”, caracterizado por sus enormes excesos y el advenimiento de un período en el que la autoridad y el mando volverán a recuperar prestigio. En todo caso, no cabe identificar estos conceptos como democracia vs. dictadura en términos políticos.
Todos estos acontecimientos no hacen sino recordarme un magnífico libro de José Manuel Otero Novas: El retorno de los césares. La tesis del autor es que la historia mundial se ha caracterizado por períodos en que ha dominado el elemento “democrático” y otros en el que ha dominado el “dionisíaco”. En su opinión estamos ante los estertores de un período “democrático”, caracterizado por sus enormes excesos y el advenimiento de un período en el que la autoridad y el mando volverán a recuperar prestigio. En todo caso, no cabe identificar estos conceptos como democracia vs. dictadura en términos políticos.
Gracias a todos/todas por los comentarios. Por supuesto que el derecho internacional ha sido siempre más débil que el nacional pero la pregunta que creo debemos hacernos es si estamos por el camino de hacerlo más fuerte o por el contraio de hacerlo más débil o irrelevante. Las guerras de Yugoslavia e Irak (I) con todos sus defectos parecieron que iban por el primer camino, pero mi tesis (discutible por supuesto) es que últimamente el derecho internacional pinta cada vez menos en el ámbito penal y el derecho de la guerra (¿a cuántos se han llevado al TPI en el útlimo año? ¿a algún amigo de occidente?). Tod indica que la OTAN claramente trató de matar a Gadafi en su operación de bombardeo al convoy donde viajaba así como a su hijo mayor que se salvó por los pelos, escapando a pie en otro; habrá que ver si le dejan llegar vivo al Tribunal de la Haya donde ha declarado que quiere entregarse. Las declaraciones últimas de Clinton y Obama muestran, creo, que están encantados con el resultado. Claro que EEUU siempre intentó matar a Castro (incluso con otro presidente de buena imagen como Kenedy) pero lo hacían de otro modo, sin reconocerlo ¿era mejor, era peor? Cuestión de debates éticos y jurídicos, yo lo dejo aquí.
Gracias a todos/todas por los comentarios. Por supuesto que el derecho internacional ha sido siempre más débil que el nacional pero la pregunta que creo debemos hacernos es si estamos por el camino de hacerlo más fuerte o por el contraio de hacerlo más débil o irrelevante. Las guerras de Yugoslavia e Irak (I) con todos sus defectos parecieron que iban por el primer camino, pero mi tesis (discutible por supuesto) es que últimamente el derecho internacional pinta cada vez menos en el ámbito penal y el derecho de la guerra (¿a cuántos se han llevado al TPI en el útlimo año? ¿a algún amigo de occidente?). Tod indica que la OTAN claramente trató de matar a Gadafi en su operación de bombardeo al convoy donde viajaba así como a su hijo mayor que se salvó por los pelos, escapando a pie en otro; habrá que ver si le dejan llegar vivo al Tribunal de la Haya donde ha declarado que quiere entregarse. Las declaraciones últimas de Clinton y Obama muestran, creo, que están encantados con el resultado. Claro que EEUU siempre intentó matar a Castro (incluso con otro presidente de buena imagen como Kenedy) pero lo hacían de otro modo, sin reconocerlo ¿era mejor, era peor? Cuestión de debates éticos y jurídicos, yo lo dejo aquí.
Sólo quería con el permiso de Alberto – aparte de felicitarle por su análisis- recordar lo que anticipó en su anterior post al respecto:
“Paralelamente, en Libia, día sí y día también se vulnera la resolución de las Naciones Unidas que autoriza la protección de la población civil, incluyendo entre los objetivos a Gadafi y su familia (ya han muerto niños) o bombardeos sobre ciudades. No hay imágenes, luego no hay noticias, pero muertos ¡haberlos, haylos! Y sin embargo, en Siria, donde la población civil no tiene armas para defenderse (como sí tenían en Libia) al parecer “no se dan las circunstancias” para una intervención, limitándose a sanciones económicas.”
Al menos ahora sí que hemos podido tener imágenes. Occidente sin embargo también a veces da lecciones, precisamente con el libio que fue condenado por el atentado de Lockerbie del que podemos encontrar la siguiente reseña en la Wikipedia (con todas las prevenciones) “cumplió su condena en la prisión de Greenock, cerca de Glasgow, hasta que el 20 de agosto de 2009 Abdel Baset Ali al-Megrahi fue liberado por el gobierno escocés alegando razones humanitarias; el Secretario de Justicia escocés Kenny MacAskill explicó que su “sistema judicial exige la justicia pero también se debe mostrar “compasión”, por lo que con un cáncer terminal de próstata, el condenado debería de ir a Libia a morir, los médicos que lo atendían en prisíon constataron el deterioro de la salud de Megrahi acotando que tenía no más de 3 meses de vida”.