Sin tiempo para la euforia

Han ganado. Lo han hecho por mayoría absoluta. Era lo previsible. Las encuestas lo venían señalando desde hace más de un año. Victoria del partido popular contundente. Las elecciones de mayo no sólo situaron al partido popular en el cenit de su apoteosis de poder, sino que además no significaron el castigo decisivo para los socialistas. Este se ha producido ahora. Un resultado desastroso, sin paliativos, debacle socialista, el peor resultado en democracia. Pagan los errores, la ineficiencia de gobierno, la contradicción de discursos y medidas, la falta de reacción y realismo, la pérdida absoluta de confianza y el castigo por las nefastas consecuencias que ha supuesto la crisis a nuestro país, nuestra economía y sociedad. No supieron en abril hacer los cambios. Viejas guardias, cortocircuitos a nuevas generaciones.
Pérez Rubalcaba hizo lo que pudo para un partido que debe renovarse de verdad y no aparentarlo simplemente. Mariano Rajoy lo tenía cada vez más accesible, hasta el punto que en septiembre su discurso se hace ya más serio, más riguroso, consciente de las enormes dificultades a las que tendrá que hacer frente. La estrategia era clara. No bajar al ring mediático en una confrontación dialéctica que podía hacerle perder votos, toda vez que sigue sin dar ruedas de prensa ni admitir preguntas de los periodistas, ni enzarzarse en ninguna disputa con el candidato socialista. Perfil plano, sencillo, sin aristas, sin entrar en nada. Esperando simplemente a que este anodina y alicaída campaña electoral pasase. La misma no ha movido votos. Ojalá hubieran dado una verdadera lección de austeridad todos reduciendo a la mínima expresión la misma.
Cambio y cinco millones de parados, eran el nervio mismo de esta campaña. El viejo dicho de que las elecciones nos la gana la oposición sino que las pierde el gobierno, cambian ahora por el voto de cinco millones de parados. Dos cifras, en marzo de 2008 un 8,5 % de paro y la prima de riesgo en 27 puntos. El viernes pasado, 22 % de paro y más de 500 puntos. Dos realidades tautológicas que mueven el voto, por un lado, el comportamiento férreo, disciplinado, movilizador y rocoso del partido popular, todos acuden a las urnas. Por otro, el desánimo y desazón de quién votaron en 2008 a los socialistas que han optado por dispersar el voto, entre derecha e izquierda, también UpyD y la abstención. Voto fragmentado de la izquierda.
Empieza la hora de la verdad para Rajoy y su partido. Los mercados no esperarán ni darán tregua. Ya descontaban la victoria de los conservadores españoles. La hora de la austeridad, el rigor, la seriedad y las reformas. Ahora será él quien tenga que imprimir su acción de gobierno, gestionar una época de enorme crisis e incertidumbre, adelgazar el gasto, recortar, reformar, enderezar un rumbo cada vez más desorientado y rehén de una intervención que de facto ya se está produciendo toda vez que el Banco central tiene que amortiguar la deriva de la prima de riesgo. No habrá concesión temporal graciosa para aguardar la crítica. No hay tiempo que perder sabedor como es, que en caso de acertar con las medidas, estas no mostrarán sus resultados hasta dentro de muchos meses. Nunca un gobierno lo tendrá tan difícil. Y ahora sí, aun con mayoría absoluta debe buscar consensos, apoyos colectivos para afrontar la tarea hercúlea en lo económico que hay que desarrollar. O mucho nos equivocamos o veremos cómo la calle se moviliza, como se elevará la tensión, crispación en las calles, juego sucio. Lo veremos. Veremos movilizaciones y huelgas que hasta ahora, en lo que ha sido el peor gobierno de la democracia, no las habíamos contemplado.
Los suyos lo han celebrado. Llegan al poder, ya lo tienen, pero hay que gestionar una herencia en déficit, envenenada y entreverada de conflictividad y recortes del estado de bienestar. Con una ciudadanía molesta con sus políticos, con una España donde la corrupción es tolerada y aceptada por todos. Los retos que tiene frente así Mariano Rajoy son tremendos. Europa vigila y espera, tutela y exige. Es la hora de ser líder, de afrontar con realismo y decisión, convicción y audacia, rigor y cintura política los problemas. El fin del zapaterismo deja una España mermada y una auténtica debacle histórica en su partido. La herencia enrevesada de una sorpresa que surgió en 2000.
Sube CiU que se consolida en tercera fuerza política, sube espectacularmente IU que recibe voto socialista, UPyD con más de un millón cien mil votos, que sin embargo se ven subrepresentados si se comparan con votos recibidos y escaños otorgados a los partidos nacionalistas, y una sorpresa que se veía venir en detrimento del PNV y que al saberse los datos de participación en el País Vasco eran ya creíbles, la irrupción fortísima de Amaiur, la izquierda abertzale que arrasa con el voto nacionalista y que resitúa al nacionalismo vasco.

1 comentario
  1. robespierre
    robespierre Dice:

    Desde luego a juzgar por lo de hoy, mercado, prima de riesgo y llamadas de Merkel, mucho tiempo no tienen. Ya pueden ir gobernando por Real Decreto ley que es mucho más rápido y total ya nadie se va a extrañar teniendo en cuenta la profusión y la falta de mesura con la que ha sacado Decretos leyes el Gcbierno ya en funciones…Por cierto hablando de Gobierno en funciones ¿qué es exactamente lo que pueden hacer y lo que no? Porque por el mentidero de la villa corren los rumores de que están haciendo maravillas (casi un pareado).

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