Artículo de Rodrigo Tena en El Mundo: “El médico de sí mismo”

Nuestro coeditor Rodrigo Tena ha publicado hoy este artículo en el diario El Mundo:

El médico de sí mismo”

¿Puede un Estado abordar importantes reformas estructurales cuando los únicos que tienen potestad para adoptarlas son a la vez los que principalmente deben sufrirlas? Si hemos de confiar en la experiencia histórica, la respuesta es no.

Una referencia interesante la constituye la fortísima crisis que la mayor parte de Europa atravesó durante el convulso siglo XVII. Según los mejores historiadores de la época, la causa fundamental hay que buscarla en la profunda debilidad estructural que padecían las monarquías renacentistas. Su poder había crecido exponencialmente a expensas de las ciudades del continente, las viejas forjadoras de la civilización europea; en definitiva, a expensas de lo que hoy llamaríamos la sociedad civil. La virtud del autogobierno cívico claudicando paulatinamente frente a la rapacidad y al irresponsable exhibicionismo de los príncipes.

Durante la bonanza económica todo pareció ir bien. La burocracia crecía incesantemente multiplicando los puestos de cortesanos y funcionarios, ofreciendo así nuevas posibilidades de ascenso social. Los edificios públicos, los palacios, las escuelas, colegios y monasterios, proliferaban como caídos del cielo. Sin embargo, pagar todo eso no resultaba fácil, especialmente cuando las crisis financieras empezaron a convertirse en algo crónico. Los príncipes acudieron cada vez más al socorrido recurso de utilizar los oficios públicos como fuente de financiación, dejando libertad a sus “usufructuarios” para compensarse a si mismos a costa de la nación. En toda Europa, no sólo en España, las monarquías siguieron la misma pauta. No había otra salida. La sutil línea divisoria entre los ingresos legítimos y la pura y dura corrupción se borró completamente. El número y cuantía de los impuestos se multiplicaban a la vez que las redes clientelares adquirían proporciones gigantescas, creando oficios sin aparente fin.

Como ha ocurrido siempre, el oficio creaba su propia función, y no la necesidad el oficio, por lo que el resultado final terminó siendo una burocracia parasitaria completamente insostenible. A partir de 1620 el malestar en todas las naciones de Europa es patente. Proliferan los memoriales exigiendo reformas. Los príncipes son conscientes del problema, pero su capacidad de autorreformarse es muy escasa. ¿Hay algo más difícil que el que una poderosa burocracia pueda reducirse y limitarse a si misma?

Por eso, allí dónde se logró, fue a través de una mayor o menor dosis de revolución, como en Inglaterra y Holanda, o incluso moderadamente en Francia, aunque no lo suficiente como para evitar la grande del final del siglo siguiente. En España, por el contrario, la burocracia era demasiado imponente como para poder ser retada por una sociedad civil muy débil. Durante las grandes crisis del XVII, mientras la economía se contraía, los oficios no sólo no disminuyeron, sino que crecieron cada vez más. El resto es historia conocida.

Hoy vivimos un momento muy semejante: la economía se contrae, los impuestos suben y los oficios no disminuyen (es más, el número de entes autonómicos se incrementó un 23% entre 2009 y 2011). Los que tienen que reducir esta burocracia política, que se extiende desde el Estado central hasta las CCAA, diputaciones y ayuntamientos, con su entramado de organismos y empresas públicas, cámaras legislativas, consejos consultivos, cajas de ahorro, órganos de control redundantes y demás parafernalia, son los mismos que la usufructúan. En ese entramado, como no podía ser de otra manera, ha penetrado la corrupción hasta lo más profundo de la red, en forma de comisiones, astillas y apaños de toda índole. Es éste precisamente el efecto más pernicioso de las burocracias parasitarias: su capacidad de contaminar con sus prácticas ventajistas casi todos los sectores sociales y de hacer cómplices por doquier.

La historia no tiene por qué repetirse, porque, a diferencia de la época de las cortes renacentistas, nosotros vivimos en una democracia. Con muchas limitaciones, sin duda, pero en la que la sociedad civil tiene un papel institucional que jugar. Pero debemos de ser muy conscientes de que, en esa tarea, la burocracia política, pese a representarnos, no va a ser nuestra aliada. El cambio político no arregla nada por si sólo, como demuestran las tímidas medidas del nuevo Gobierno. Crear oficios es muy sencillo, eliminarlos, algo mucho más complicado.

Los memoriales, los estudios, los informes, son sin duda importantes para tomar conciencia de la gravedad del problema, pero no son el principal recurso en una democracia. No se trata de hacer ver educadamente a nuestro soberano la necesidad de la reforma, incluso en su propio beneficio. Se trata, por el contrario, de ordenar a nuestros empleados políticos que adopten las medidas necesarias para ello. Encontraremos resistencias, pero a partir de ahí es responsabilidad de cada uno hacer sentir el peso de su inconformismo y de su protesta por las vías que un Estado democrático y de derecho ofrece. Sólo de ello dependerá el resultado final.

 

 

 

 

 

 

8 comentarios
  1. Jesús Casas
    Jesús Casas Dice:

    Rodrigo: Al XVII le sigue el XVIII con sus revoluciones, del mismo modo que el IV (mismo problema, un imperio gastando a espuertas la producción de todos sus ciudadanos en guerras de frontera y fastos de dos Augustos y dos Césares, o sea le sigue el sg. V con su año 476. El Edicto del Divino Antonino Caracalla (212) es interpretado como extensión de ciudadanía a todos los habitantes del imperio, pero en realidad es una norma que busca aumentar el censo de contribuyentes. Mal vamos si ya se proponen novísimas y novedosísimas leyes penales sin aplicar las vigentes. Mal vamos si el contribuyente paga más para que se gaste menos y nadie es responsable de los desastres presupuestarios (hay 19 presupuestos públicos en España, más diputaciones, ayuntamientos, corporaciones y demás entes). Mal vamos si el Parlamento no devuelve al Gobierno de turno presupuestos sin base. Mal vamos si el Tribunal de Cuentas y la Intervención General del Estado parecen de adorno. En fin, otro de los problemas de la ausencia de conciecia de clase media: se nos exige conciencia tributaria pero no formación ni conciencia presupuestaria. Tú paga, que yo gasto y luego no pasa nada. No sea que alguien vaya a pensar que resulta que los dineros del Estado son en realidad de sus ciudadanos. !Hasta ahí podríamos llegar! Por favor, que alguien lea a los escolásticos de Salamanca y sus tesis sobre limitación del Gobierno.

  2. aldelgadog
    aldelgadog Dice:

    El regeneracionismo es un género muy español que eclosionó en 1898. Desde entonces sigue siendo un recurso a la pataleta demagógico, populista, y pro cirujanos de hierro.

    A parte de eso, muy malos fundamentos históricos. 

  3. Rodrigo Tena Arregui
    Rodrigo Tena Arregui Dice:

    Aldeablog, la alternativa hiistórica al regeneracionismo siempre ha sido la revolución, y efectivamete, el resultado de ésta última suele ser el cirujano de hierro (Cromwell, Napoleón, Lenin…). En cuanto a decir que Hugh Trevor Roper (“The crisis of the XVII Century”), el mayor especialista en la época, tiene “malos fundamentos históricos” – en cuanto que el artículo no hace más que recoger su tesis fundamental- me parece pelín atrevido, pero en fin, quizá pueda usted rebatirle. El blog está a su disposición.

  4. Juanjo Vázquez
    Juanjo Vázquez Dice:

    Mi más sincera felicitación por su magnífico artículo. Por desgracia, es difícil eludir la impresión de que voces tan lúcidas como la suya claman en el desierto

  5. Jaime de Nicolás
    Jaime de Nicolás Dice:

    Medice, cura te ipsum, médico, cúrate a ti mismo. El autodiagnóstico es tan complicado en medicina como en política. Normalmente se hará mal entre otras razones por falta de la adecuada perspectiva. Los médicos y los políticos precisan de una segunda opinión, en este caso ha de ser la sociedad civil. Como dice Juanjo Vázquez puede parecer una voz clamando en el desierto, pero la sociedad civil no solamente tiene que estar preparada para hacer valer su opinión; también debe haber reflexionado lo suficiente para tener una opinión sólida y contrastada, el hablar e intercambiar ideas como se produce aquí en el blog contribuye a esta tarea.

  6. JJ
    JJ Dice:

    Aunque no se trate de reformas “estructurales” resulta significativa la discordancia entre lo que dice y lo que hace el PP.

    Dice el Ministro de As. Exteriores que no habrá embajadores políticos, a diferencia de lo que hacía el PSOE, sino procedentes del cuerpo diplomático. Y hete aquí que TRILLO será embajador en USA

    http://www.elconfidencial.com/espana/2012/02/01/federico-trillo-sera-nombrado-embajador-de-espana-en-estados-unidos-91870/

    y CAMPS, según dice también la prensa, embajador cerca de la Santa Sede!!!

    Es decir, que dos de las embajadas más importantes para un diplomático quedan fuera de la regla del ministro Margallo!!!

    Todo un ejercicio de coherencia!!!

    Por no hablar de la actitud de Rajoy ante el caso fAISÁN. Si algo era un delito antes de que el PP ganara las elecciones y debía perseguirse cayera quien cayera, ahora que las han ganado por qué andan tan calladitos?

    No es “estructural” el problema de la justicia y el respeto a la legalidad? O cuando Rajoy en su discurso de investidura hablaba de respetar la legalidad, se refería a una legalidad de quita y pon, según le convenga a él saltársela por intereses electoralistas?

  7. sitogr
    sitogr Dice:

    Certero análisis, difícil solución. Cada vez se notan más los cargos de confianza, las empresas públicas, agencias, consejos, los asesores, las Diputaciones, el Senado, los Ayuntamientos, y todo esa gigantesca rémora que existe en nuestro país. Hay que exigir su recorte con firmeza y constancia.
    Un saludo.

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