Un soneto a la crisis
Mi querido amigo y esporádico comentarista de este blog, el Fénix de los Ingenuos, me acaba de remitir este soneto (con hipervínculos) dedicado a la crisis por la que atravesamos que, por cierto, me resulta vagamente familiar. No cabe duda de que en estos tiempos de zozobra la poesía tiene la virtud, no sólo de proporcionarnos el consuelo por el que claman nuestras almas atribuladas, sino de recordarnos que siempre hemos sido gobernados (con nuestro cómplice consentimiento) por genuinos irresponsables.
Soneto a la crisis
Miré los muros de la patria mía
de Roses a Gata enladrillada
a golpe de especulación tasada
por públicas Cajas, cual obra pía.
Salime al campo, vi que el Plan comía
terrenos como fiera desatada
lucrando a la política instalada
y a su clientela agradecida.
Entré en mi casa: vi que, ejecutada,
de mi fiel Banco eran sus despojos
(y aun así le adeudaba una gran parte).
Vencida de la edad sentí mi espalda
cargada de gorrones y de enojos,
viejo ya para emigrar a Marte.
Muy buenooo!!!!!!!
Perdón por la reiteración.
Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,
menos bien las estudias que las vendes;
lo que te compran solamente entiendes;
más que Jasón te agrada el Vellocino.
El humano derecho y el divino,
cuando los interpretas, los ofendes,
y al compás que la encoges o la extiendes,
tu mano para el fallo se previno.
No sabes escuchar ruegos baratos,
y sólo quien te da te quita dudas;
no te gobiernan textos, sino tratos.
Pues que de intento y de interés no mudas,
o lávate las manos con Pilatos,
o, con la bolsa, ahórcate con Judas.
Francisco de Quevedo
¿Divar?
Perdón por la reiteración.
Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,
menos bien las estudias que las vendes;
lo que te compran solamente entiendes;
más que Jasón te agrada el Vellocino.
El humano derecho y el divino,
cuando los interpretas, los ofendes,
y al compás que la encoges o la extiendes,
tu mano para el fallo se previno.
No sabes escuchar ruegos baratos,
y sólo quien te da te quita dudas;
no te gobiernan textos, sino tratos.
Pues que de intento y de interés no mudas,
o lávate las manos con Pilatos,
o, con la bolsa, ahórcate con Judas.
Francisco de Quevedo
Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos,
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos.
Y pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero
es don Dinero.
Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos,
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos.
Y pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero
es don Dinero.
Fenix, gracias por alumbrarnos con un tan bien traído soneto. Como nos empezamos a desesperar porque no nos hacen caso cuando hablamos en prosa, a ver si cuando hablamos en verso la cosa mejora un poco.
Por otro lado, esto de que los sonetos de Quevedo sobre la decadencia de España resulten tan modernos da un poco que pensar…
Fenix, gracias por alumbrarnos con un tan bien traído soneto. Como nos empezamos a desesperar porque no nos hacen caso cuando hablamos en prosa, a ver si cuando hablamos en verso la cosa mejora un poco.
Por otro lado, esto de que los sonetos de Quevedo sobre la decadencia de España resulten tan modernos da un poco que pensar…
Sois geniales y brillantes tanto en verso como en prosa.
¡Lástima no disponer de más tiempo para leeros tanta cosa!
Sois geniales y brillantes tanto en verso como en prosa.
¡Lástima no disponer de más tiempo para leeros tanta cosa!