El nudo gordiano de Europa
En estos días en los que lo que vaya a suceder con el nuevo Gobierno griego nos tiene en vilo, resulta oportuno recordar uno de esos mitos helenísticos sobre los que descansa nuestra cultura.
Según una conocida tradición tardíamente recogida por diversos cronistas romanos como Quinto Curcio o Plutarco, cuando Alejandro Magno se encontraba conquistando Asia Menor, entró en Gordión, antigua capital de Frigia, donde se guardaba un legendario carro que, según la leyenda, había transportado a Gordio, un campesino que allá por el siglo VIII antes de Cristo llegó a reinar la ciudad por cumplimiento de un oráculo según el cual el primero en entrar con su carro en el templo de Júpiter sería nombrado rey. Era, además, tradición que aquel que consiguiera desatar el inmenso nudo que amarraba el yugo al carro llegaría a ser el dueño de Asia. Alejandro, siempre en busca de su destino, aceptó el reto, pero al ser incapaz de desentrañar aquella maraña, decidió propinarle diversos cortes con su espada, pues, según él, lo importante era deshacer el nudo, y no el medio que se emplease para tal fin.
Aunque esta leyenda admite diversas lecturas -algunas tan hermosas como la pieza musical de Henry Purcell que enlazamos aquí-, podríamos decir que el nudo gordiano resulta ser una metáfora perfecta para la situación en que ahora nos encontramos, no solo en España sino también en Europa. Un lío fenomenal que nadie consigue desenmarañar y si alguien lo consiguiera podría terminar siendo el “dueño de Europa”.
En este complejo nudo se entremezclan a modo de cabos entrecruzados muchos aspectos de esta realidad poliédrica y contradictoria. Por un lado, libertades públicas, derechos consolidados y generalización de unos niveles mínimos de bienestar para la mayor parte de la población en cuanto a su educación, sanidad y seguridad social fruto de un largo periodo de paz y de relativa estabilidad social; pero por otra parte, prácticas y conductas perversas e ineficaces tanto en lo político como en lo económico; postergación de los valores tradicionales del trabajo, el mérito y el esfuerzo, por otros basados en el relativismo postmoderno y “el todo vale”, consolidación de prácticas corruptas o clientelares de sesgo localista que en su mayoría quedan impunes, el predominio cada vez más intenso de interés particulares contrapuestos con el interés general y, desde hace un par de décadas, un imparable proceso de transferencia de rentas de las clases medias europeas hacia unas oligarquías cada vez más poderosas cuyos efectos solo la acción de redistribución articulada desde los Estados consigue limitar, evitando que nuestra sociedad termine siendo tan desigual como la existente en los países emergentes. Todo ello, trufado, como no, por intereses transnacionales, nacionales y localistas, muchas veces contrapuestos entre sí y que deben entenderse en el complejo marco de las relaciones y alianzas del mundo actual.
Estos nudos están profundamente entrelazados entre si. En muchos casos, las prácticas clientelares se encuentran entremezcladas con determinadas políticas sociales de los Estados europeos incluso de manera institucional; el nepotismo y la corrupción en la provisión de empleos públicos salpica y encuentra su apoyo en amplios sectores de la población que se integra en ella a través de las diversas redes por las que se materializa el reparto del poder (partidos de un signo o de otro, sindicatos, asociaciones empresariales, corporativismo funcionarial o profesional, etc) cumpliendo el aserto de que “la corrupción genera empleo”; el reparto de las subvenciones y la adjudicación orientada de la contratación pública soslayando los principios comunitarios de publicidad, libre concurrencia y proscripción de las ayudas de Estado encuentra su coartada en las finalidades perseguidas por las primeras, en la buena acogida entre la población que tienen la puesta en servicio de nuevas infraestructuras y las falacias proteccionistas; los exigentes marcos regulatorios si bien garantizan una creciente calidad de los productos y servicios, al mismo tiempo tienden a excluir de los grandes negocios a los pequeños actores consolidando a los grandes grupos empresariales, etc…
Los ejemplos de interactuación entre los factores positivos del sistema con sus vicios y defectos son innumerables y a todos se nos viene enseguida alguno a la cabeza. Toda la sociedad en mayor o menor medida es responsable de la situación presente.
Hasta ahora, la solidez del sistema construido en Europa a mediados del siglo XX, ha impedido que el edificio se haya desmoronado, pero cada vez falta menos para que la estructura colapse de repente, como ya ocurrió con la Unión soviética.
Ayer Grecia, Portugal e Irlanda, hoy España e Italia, mañana Bélgica y Francia…, parece que la prima de riesgo no nos deja ver el bosque ¿Estaremos aún a tiempo de deshacer este follón sin tener que recurrir a la drástica solución de cortarlo con la espada como hizo Alejandro? Puede que sí, pero para ello no basta con intentar encontrar la punta de las cuerdas para ir tirando del hilo y debe buscarse soluciones que vayan más allá que la actual de aplicar aprisa y corriendo cuidados paliativos sobre los síntomas en cada uno de los países, a veces soslayando elementales principios éticos.
Una buena parte del problema de esta Europa con 27 cabezas está, precisamente, en la dispersión de los centros de decisión y de la mencionada contraposición entre intereses localistas, regionales o incluso nacionales a corto plazo y sin tener en cuenta los efectos estratégicos que las decisiones que se van a tomar ahora pueden tener en el futuro. Del mismo modo que en España el descontrol autonómico ha terminado por ser catastrófico, en Europa, la parálisis en la construcción europea tras el fracaso de su proyecto de Constitución motivada por la resistencia de los Estados a perder soberanía (o mejor sería decir de las élites dirigentes de los Estados a perder parte de su poder), podría terminar siendo trágica.
Sólo una Europa unida puede salvar nuestro modo de vida. Europa, en ese sentido, es mucho más que territorio, poder y población es, igual que llegó a ser Roma durante un tiempo, un lugar donde la mayor parte de su población puede vivir con una seguridad y tiene la posibilidad de realizar un proyecto de vida como en muy pocas partes del mundo es posible hacerlo. Puede que para mantener ese singular modo de vida, en estos momentos, la única solución implique deshacer los lazos que vinculan a las antiguas naciones-estado europeas y lanzarnos decididamente a la construcción de una única Europa, con unos poderes legislativo, ejecutivo y judicial efectivos en todo el territorio, con un sistema fiscal común y con modelos homogéneos de protección social.
La unión fiscal y bancaria postulada ahora por nuestro Gobierno y sobre la que están trabajando estos días en Bruselas no es suficiente. Es necesaria una reforma profunda que rompa esta decadente inercia, nos ayude a cambiar el paradigma y sobre cuya base puedan transformarse muchas otras cosas, no solo en lo económico sino también en lo político y en lo social, que son necesarias para que la Europa que nosotros conocemos no desaparezca.
Abogado. Licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, pertenece, por oposición al Cuerpo Superior de Letrados de la Administración de la Seguridad Social, y a la Escala de Letrados de la Xunta de Galicia. Ha participado como autor o coautor en más de una treintena de publicaciones jurídicas entre monografías, artículos y obras colectivas. Desde el año 2005 es Académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.
Apreciado José Mª.
Te felicito, comparto y, en algún caso, discrepo.
Creo que tu descripción de muchos de los rasgos, componentes y dinámicas de lo que llamas el “nudo” gordiano europeo es muy correcta y es fácil compartirla por equilibrada.
Entiendo que desde esta descripción des el paso hacia la visión de un universo europeo integrado. Pero me parece que ni es posible ni recomendable.
Me explico, porque precisamente esta mañana he estado ojeando un librito reciente de Bagus “The tragedy of the euro” (se ha editado simultáneamente en 11 países por lo que hay traducción).
El libro es un ameno repaso de la construcción del euro. Fiel a sus orígenes –me parece que el joven autor es alemán, trabaja en una universidad española y pertenece a la escuela conocida como austríaca — mucho de lo que proyecta es tan predecible como si viniese de un marxista o de un neo keynesiano pero lo importante no es la argumentación sino el relato de los hechos concretos a través del cual el lector se hace una idea clara de lo que ha sucedido y por qué.
Es cierto que una moneda única sólo puede funcionar en una unidad política (algo sabido desde mucho antes del Euro) y parecería de sentido común lo que dices: “Vamos a unirnos y a salvar el euro y Europa”.
Hay quien añade argumentos como “si no lo hacemos habrá otra guerra”. Válgame Dios hasta qué punto se emociona la gente con llamamientos demagógicos que tu artículo tiene el buen gusto de evitar. Ahora resulta que la amenaza es una Alemania sin armas y rodeada de vecinos armados con bombas nucleares.
La pregunta esencial sería ver cómo hemos llegado hasta aquí y por qué. Esto tiene mucho que ver con el deseo de políticos importantes (Sur de Europa, Francia y Bélgica fundamentalmente) de no verse constantemente retratados “contra” el marco y con parasitar la relativa fortaleza alemana creando al tiempo un sueño estatista socialdemócrata (Delors).
Otra pregunta es si es posible esa unión política.
Creo que no y desde luego no en condiciones de igualdad de derechos económicos para toda la ciudadanía. Y si no podemos ser iguales en derechos concretos ¿De qué estamos hablando? Hasta ahí podíamos llegar.
Pero es que además nosotros en España tenemos el ejemplo perfecto: ¿Vemos a Navarra y al País Vasco abandonando sus fueros y cupos fiscales? ¿A la Generalitad pidiendo en Bruselas un pacto especial por ser vos quien sois?
Pues si sabemos que esto es inviable aquí ¿qué nos hace pensar que países como Alemania o Italia que apenas pasan del siglo de vida como nación van a encontrar el menor entusiasmo en abandonar su proyecto?
Personalmente creo que esto es imposible por estos y por etros motivos: Europa es ya un continente en Regresión, tiene la mayor estructura y coste de gobierno del mundo y esta es la Causa de los problemas. ¿Cómo se resuelven los problemas aumentando el tamaño de sus causas?
También habría que pensar si la integración es buena en si misma.
Ya sabemos que no es deseada por la gente, basta ver las respuestas a los referendos 2006 (Francia, Holanda) y la ominosa tendencia a “Cada Vez Consultar menos a la Ciudadanía“.
Pero incluso yendo obligados y en contra de la voluntad mayoritaria hay que saber si eso es o sería bueno.
¿Lo sería? Me temo que no.
Son legión los tratadistas (Acemoglu, Robinson, James, Hobsbawm, Tainter y muchos otros) que enseñan que el inverosímil progreso o ascenso europeo se produjo por su diversidad competitiva.
Pues bien, gracias al proceso de integración nos movemos justo en la dirección contraria de aquello que nos hizo fuertes. Así nos va.
Por otro lado comienzan a surgir interrogantes sobre el tipo de constitución que rige en la mayor parte de la Europa continental. Constituciones estatistas, plagadas de ambigüedades, sin límites al poder en lo económico y en otros asuntos vitales y apalancadas en una subasta de falsos derechos que no son sostenibles mientras en paralelo haya que pagar el coste de las mayores burocracias gubernativas de la historia galáctica.
En este escenario los múltiples niveles de gobierno limitan aún más los ya deficientes procesos democráticos y huyen hacia el futuro adquiriendo deudas impagables, eliminando libertades y pensando lo de Pío Cabanillas: “No se sabe quiénes vamos a ganar” a lo que añadimos los gobernados: “Nosotros sí sabemos quiénes lo pagaremos y cómo”.
Estas cosas estarán cada día un poco más a la vista de todos y no son aceptables. ¿ Quién quiere vivir emocional y materialmente en ese horizonte?
Tenemos los suficientes interrogantes sobre la mesa como para replantearnos mucho de lo hecho hasta aquí porque nos traído al precipicio.
Saludos
Manu, me gustaría hacerte una pregunta. ¿Sólo el rescate nos puede salvar? Veo que los países intervenidos tienen, con el rescate, cada vez más alta la prima de riesgo. ¿No es ante todo una crisis política de la unión europea? Estados Unidos y Reino Unido tienen un nivel de endeudamiento superior al español, sin embargo tienen crédibilidad y nosotros no. ¿No será por las dudas que plantea la propia Unión Europea? Un cordial saludo.
Me parece un diagnóstico muy certero de lo que está ocurriendo en Europa, aunque yo introduciría el matiz de que no todos los Estados nacionales se compartan de igual manera -como viene a sugerir el autor, con bastante razón- cual CCAA españolas defendiendo antes sus cuotas de poder que los intereses de sus ciudadanos. Hay diferencias apreciables entre las 27 cabezas, dado que algunos sencillamente son más bien pollos descabezados.
Esto tiene que ver también con el comentario anterior, pues la contestación supongo que no es ni blanco ni negro. Aquí todo el mundo tiene responsabiidad, pero ciertamente España tiene una parte muy importante de responsabilidad (o de irresponsabilidad) en particular por lo que se refiere a su insostenible sistema autonómico, que es en sí mismo un monumento a la irresponsabilidad, o a la caradura, según se mire.
José María, da gusto leer estas interesantes reflexiones
En el momento actual, es especialmente necesario pararse a pensar y determinar qué cambios institucionales son necesarios. En distintos frentes
Una unión política bajo la forma de federación de estados posiblemente sea la solución más adecuada, dado que acomoda las acusadas diferencias nacionales. Es verdad que el lío autonómico en España puede generar escepticismo respecto a esta solución, pero Alemania o Estados Unidos nos indican que las formas federales son válidas.
En mi opinión, los excesos autonómicos y locales que vivimos tienen otro origen
Por un lado, un marco general, con hondas raíces, en el que se desdeña el conocimiento y la excelencia y en que la ética no resplandece
Por otro, un problema de inadecuada fiscalización, falta de transparencia e inadecuada rendición de cuentas
En cualquier caso, no olvidemos que un gobierno europeo eficaz sólo será posible si establecemos unos sólidos checks and balances. La carne es débil
Saludos
PD En el segundo párrafo el duende de imprenta ha cometido una travesura ortográfica. ¿Se podría arreglar?
Creo que tiene mucha razón Manu. Ahora ese avance podría convertirse en una huída hacia adelante que deje por resolver muchos problemas en la base. La integración, si es que es posible, sólo cabría desde mecanismos que incentivaran la competitividad en cada país. Lo que pasa por liberarnos primero de tanta superestructura burocrática.
Me alegra ver que se plantea un debate de altos vuelos con aportaciones tan bien argumentadas como las de Manu Oquedo que, sin embargo, no comparto. En los tiempos actuales la competencia ya no se limita solo a los paises europeos, la competencia es de orden mundial, con paises en plena expansión demográfica, industrial y tecnológica como Rusia, India, China, Brasil… por citar solo algunos. Cualquiera de ellos tienen tanta capacidad como el continenete europeo en su conjunto. Las tradicionales naciones como Francia, España o incluso Alemania y el Reino Unido, por si solas tienen poco que hacer a medio y largo plazo. Esta crisis es un buen ejemplo de ello.
Es necesario ser innovador, perder el miedo a lo desconocido y asumir que puede ser conveniete ceder el liderazgo del proyecto a aquellos que están en mejor situación para asumirlo
Buenos días, José Mª.
Sería una larga conversación pero no creo que, en el fondo, las diferencias sean importantes una vez repasemos algunos hechos y reglas.
La llegada del euro está íntimamente relacionada con las geopolíticas interiores de la UE y con la tensión constante de la socialdemocracia europea por ir construyendo un superestado centralizado cada vez más estatista y menos democrático.
Está documentado –mucho antes de que se abran los archivos de secretos oficiales– que se aprovecha la reunificación alemana para exigir a cambio el abandono del marco y de este modo privar al Bundesbank de su “dictadura silenciosa indirecta” sujetando a Alemania, al tiempo, a los diseños franceses en mayor medida. Mitterrand fue muy explícito al respecto. Esta filosofía contó con el apoyo de todos los poderes ocupantes de Alemania (USA, Rusia, Francia y UK). Lo hemos olvidado pero estaban todos allí cuando aquello. La Otan y el Euro fueron el precio.
No olvidemos que geopolíticamente Alemania tiene intereses globales por capacidad propia. Esto hoy día no lo tiene ningún otro país europeo.
Parece que los alemanes son un hueso duro de roer hasta para esos poderes y diez años después siguen exitosos y forzando “su Bundesbank”, sus políticas, mientras, como siempre hicieron desde la liga hanseática, miran al Este, la gran llanura vacía, inacabable y rica.
Por otra parte estos rasgos de incrementos constantes del dirigismo, burocracia y regresión democrática los vivimos cada día in crescendo y son difícilmente discutibles.
A veces son indignantes por despóticos (mandato bien reciente de guardar todos nuestros correos electrónicos parte de su programa de “administración del miedo”, por ejemplo)
Pero es que, además de sus raíces jacobinas y hegelianas, esta conducta tiene un componente sistémico que no debemos olvidar.
Me refiero a la Ley de Ashby según la cual la única forma de gestionar centralizadamente un sistema de creciente diversidad es reduciendo sus grados de libertad.
Por eso siempre terminan estas ideologías y estos procesos globalizadores, indefectiblemente, aplastando a sus ciudadanos con leyes, reglamentos, prohibiciones y controles sobre controles.
Lo normal es salir de ellos con regímenes despóticos, decadencia, dictaduras, revoluciones y guerras. (Harold James, Princeton, sería un exponente de los que lo han recordado tras constatarlo en la historia)
La razón de fondo es sencilla: Los cambios cuantitativos (tamaño) siempre llevan aparejados cambios cualitativos. La gestión centralizada de estos entornos exige el control para, si necesario fuera, efectuar correcciones (esto son las leyes, controles y correcciones).
Pues bien: La Ley de Ashby explica por qué el crecimiento de los costes de control es de un orden de magnitud superior al rendimiento de un sistema cuando éste crece en complejidad. Así llega un momento en el cual el conjunto entra en rendimientos decrecientes y un poco más adelante en rendimientos negativos.
Esto ya nos está sucediendo y esta crisis es un excelente ejemplo de los efectos de esta ley que “no depende”, es tan inevitable como la de Gravedad.
La solución desde la perspectiva de aquellos que buscan la Dirección y el Control Centralizado es clara, la sugirió el mismo Ashby y la conocen todos los cibernéticos: Reducir los grados de libertad del sistema.
Saludos.
Es curioso porque da la impresión de que parte de los poblemas que con razón señalamos que tiene nuestro estado autonómico: ineficiencia, mal asignación de recursos, ausencia de una dirección sólida, necesidad de negociarlo todo con un número enorme de poderes locales, derroche injustificado del sistema, son también los de esta Europa a 27.
Muy buena observación, Fernando. Por eso resulta un tanto cínico clamar por reformas en Europa que refuercen su unidad y eficacia, y hacer la vista gorda ante nuestros problemas internos, tan semejantes. Nuestros partitocracia debería predicar con el ejemplo, pero…
Apreciado José Mª.
Te felicito, comparto y, en algún caso, discrepo.
Creo que tu descripción de muchos de los rasgos, componentes y dinámicas de lo que llamas el “nudo” gordiano europeo es muy correcta y es fácil compartirla por equilibrada.
Entiendo que desde esta descripción des el paso hacia la visión de un universo europeo integrado. Pero me parece que ni es posible ni recomendable.
Me explico, porque precisamente esta mañana he estado ojeando un librito reciente de Bagus “The tragedy of the euro” (se ha editado simultáneamente en 11 países por lo que hay traducción).
El libro es un ameno repaso de la construcción del euro. Fiel a sus orígenes –me parece que el joven autor es alemán, trabaja en una universidad española y pertenece a la escuela conocida como austríaca — mucho de lo que proyecta es tan predecible como si viniese de un marxista o de un neo keynesiano pero lo importante no es la argumentación sino el relato de los hechos concretos a través del cual el lector se hace una idea clara de lo que ha sucedido y por qué.
Es cierto que una moneda única sólo puede funcionar en una unidad política (algo sabido desde mucho antes del Euro) y parecería de sentido común lo que dices: “Vamos a unirnos y a salvar el euro y Europa”.
Hay quien añade argumentos como “si no lo hacemos habrá otra guerra”. Válgame Dios hasta qué punto se emociona la gente con llamamientos demagógicos que tu artículo tiene el buen gusto de evitar. Ahora resulta que la amenaza es una Alemania sin armas y rodeada de vecinos armados con bombas nucleares.
La pregunta esencial sería ver cómo hemos llegado hasta aquí y por qué. Esto tiene mucho que ver con el deseo de políticos importantes (Sur de Europa, Francia y Bélgica fundamentalmente) de no verse constantemente retratados “contra” el marco y con parasitar la relativa fortaleza alemana creando al tiempo un sueño estatista socialdemócrata (Delors).
Otra pregunta es si es posible esa unión política.
Creo que no y desde luego no en condiciones de igualdad de derechos económicos para toda la ciudadanía. Y si no podemos ser iguales en derechos concretos ¿De qué estamos hablando? Hasta ahí podíamos llegar.
Pero es que además nosotros en España tenemos el ejemplo perfecto: ¿Vemos a Navarra y al País Vasco abandonando sus fueros y cupos fiscales? ¿A la Generalitad pidiendo en Bruselas un pacto especial por ser vos quien sois?
Pues si sabemos que esto es inviable aquí ¿qué nos hace pensar que países como Alemania o Italia que apenas pasan del siglo de vida como nación van a encontrar el menor entusiasmo en abandonar su proyecto?
Personalmente creo que esto es imposible por estos y por etros motivos: Europa es ya un continente en Regresión, tiene la mayor estructura y coste de gobierno del mundo y esta es la Causa de los problemas. ¿Cómo se resuelven los problemas aumentando el tamaño de sus causas?
También habría que pensar si la integración es buena en si misma.
Ya sabemos que no es deseada por la gente, basta ver las respuestas a los referendos 2006 (Francia, Holanda) y la ominosa tendencia a “Cada Vez Consultar menos a la Ciudadanía“.
Pero incluso yendo obligados y en contra de la voluntad mayoritaria hay que saber si eso es o sería bueno.
¿Lo sería? Me temo que no.
Son legión los tratadistas (Acemoglu, Robinson, James, Hobsbawm, Tainter y muchos otros) que enseñan que el inverosímil progreso o ascenso europeo se produjo por su diversidad competitiva.
Pues bien, gracias al proceso de integración nos movemos justo en la dirección contraria de aquello que nos hizo fuertes. Así nos va.
Por otro lado comienzan a surgir interrogantes sobre el tipo de constitución que rige en la mayor parte de la Europa continental. Constituciones estatistas, plagadas de ambigüedades, sin límites al poder en lo económico y en otros asuntos vitales y apalancadas en una subasta de falsos derechos que no son sostenibles mientras en paralelo haya que pagar el coste de las mayores burocracias gubernativas de la historia galáctica.
En este escenario los múltiples niveles de gobierno limitan aún más los ya deficientes procesos democráticos y huyen hacia el futuro adquiriendo deudas impagables, eliminando libertades y pensando lo de Pío Cabanillas: “No se sabe quiénes vamos a ganar” a lo que añadimos los gobernados: “Nosotros sí sabemos quiénes lo pagaremos y cómo”.
Estas cosas estarán cada día un poco más a la vista de todos y no son aceptables. ¿ Quién quiere vivir emocional y materialmente en ese horizonte?
Tenemos los suficientes interrogantes sobre la mesa como para replantearnos mucho de lo hecho hasta aquí porque nos traído al precipicio.
Saludos
Manu, me gustaría hacerte una pregunta. ¿Sólo el rescate nos puede salvar? Veo que los países intervenidos tienen, con el rescate, cada vez más alta la prima de riesgo. ¿No es ante todo una crisis política de la unión europea? Estados Unidos y Reino Unido tienen un nivel de endeudamiento superior al español, sin embargo tienen crédibilidad y nosotros no. ¿No será por las dudas que plantea la propia Unión Europea? Un cordial saludo.
Me parece un diagnóstico muy certero de lo que está ocurriendo en Europa, aunque yo introduciría el matiz de que no todos los Estados nacionales se compartan de igual manera -como viene a sugerir el autor, con bastante razón- cual CCAA españolas defendiendo antes sus cuotas de poder que los intereses de sus ciudadanos. Hay diferencias apreciables entre las 27 cabezas, dado que algunos sencillamente son más bien pollos descabezados.
Esto tiene que ver también con el comentario anterior, pues la contestación supongo que no es ni blanco ni negro. Aquí todo el mundo tiene responsabiidad, pero ciertamente España tiene una parte muy importante de responsabilidad (o de irresponsabilidad) en particular por lo que se refiere a su insostenible sistema autonómico, que es en sí mismo un monumento a la irresponsabilidad, o a la caradura, según se mire.
José María, da gusto leer estas interesantes reflexiones
En el momento actual, es especialmente necesario pararse a pensar y determinar qué cambios institucionales son necesarios. En distintos frentes
Una unión política bajo la forma de federación de estados posiblemente sea la solución más adecuada, dado que acomoda las acusadas diferencias nacionales. Es verdad que el lío autonómico en España puede generar escepticismo respecto a esta solución, pero Alemania o Estados Unidos nos indican que las formas federales son válidas.
En mi opinión, los excesos autonómicos y locales que vivimos tienen otro origen
Por un lado, un marco general, con hondas raíces, en el que se desdeña el conocimiento y la excelencia y en que la ética no resplandece
Por otro, un problema de inadecuada fiscalización, falta de transparencia e inadecuada rendición de cuentas
En cualquier caso, no olvidemos que un gobierno europeo eficaz sólo será posible si establecemos unos sólidos checks and balances. La carne es débil
Saludos
PD En el segundo párrafo el duende de imprenta ha cometido una travesura ortográfica. ¿Se podría arreglar?
Creo que tiene mucha razón Manu. Ahora ese avance podría convertirse en una huída hacia adelante que deje por resolver muchos problemas en la base. La integración, si es que es posible, sólo cabría desde mecanismos que incentivaran la competitividad en cada país. Lo que pasa por liberarnos primero de tanta superestructura burocrática.
Me alegra ver que se plantea un debate de altos vuelos con aportaciones tan bien argumentadas como las de Manu Oquedo que, sin embargo, no comparto. En los tiempos actuales la competencia ya no se limita solo a los paises europeos, la competencia es de orden mundial, con paises en plena expansión demográfica, industrial y tecnológica como Rusia, India, China, Brasil… por citar solo algunos. Cualquiera de ellos tienen tanta capacidad como el continenete europeo en su conjunto. Las tradicionales naciones como Francia, España o incluso Alemania y el Reino Unido, por si solas tienen poco que hacer a medio y largo plazo. Esta crisis es un buen ejemplo de ello.
Es necesario ser innovador, perder el miedo a lo desconocido y asumir que puede ser conveniete ceder el liderazgo del proyecto a aquellos que están en mejor situación para asumirlo
Es curioso porque da la impresión de que parte de los poblemas que con razón señalamos que tiene nuestro estado autonómico: ineficiencia, mal asignación de recursos, ausencia de una dirección sólida, necesidad de negociarlo todo con un número enorme de poderes locales, derroche injustificado del sistema, son también los de esta Europa a 27.
Imprescible leer hoy a Xavier Sala i Martin
http://salaimartin.com/media/pdf/Autosuicidio.pdf
Todo lo que estamos viendo no es fruto del azar
Mirad esta propuesta, yo la descubrí el otro día navegando mientras buscaba información sobre qué podemos hacer los ciudadanos de a pie para impedir que los políticos tengan tantos privilegios y frenar la corrupción:
http://www.peticionpublica.es/PeticaoVer.aspx?pi=P2011N5259
Faltan pocas firmas para llegar a las 500.000, que creo que es el mínimo para convocar un Referéndum. En estos momentos hay que olvidarse ya de PP o PSOE y lo que hay que hacer es un cambio, para que gobierne quien gobierne, no puedan robar e irse de rositas ni se sientan con derecho a gastar y cobrar salarios “galácticos” que no están justificados y menos en estos tiempos de crisis y recortes.
Si alguien lo ve y puede moverlo por Twitter, Facebook, etc, yo creo que se puede llegar pronto al mínimo necesario de firmas.
Un saludo a todos y mucho ánimo.
Muy buena observación, Fernando. Por eso resulta un tanto cínico clamar por reformas en Europa que refuercen su unidad y eficacia, y hacer la vista gorda ante nuestros problemas internos, tan semejantes. Nuestros partitocracia debería predicar con el ejemplo, pero…
Imprescible leer hoy a Xavier Sala i Martin
http://salaimartin.com/media/pdf/Autosuicidio.pdf
Todo lo que estamos viendo no es fruto del azar
Mirad esta propuesta, yo la descubrí el otro día navegando mientras buscaba información sobre qué podemos hacer los ciudadanos de a pie para impedir que los políticos tengan tantos privilegios y frenar la corrupción:
http://www.peticionpublica.es/PeticaoVer.aspx?pi=P2011N5259
Faltan pocas firmas para llegar a las 500.000, que creo que es el mínimo para convocar un Referéndum. En estos momentos hay que olvidarse ya de PP o PSOE y lo que hay que hacer es un cambio, para que gobierne quien gobierne, no puedan robar e irse de rositas ni se sientan con derecho a gastar y cobrar salarios “galácticos” que no están justificados y menos en estos tiempos de crisis y recortes.
Si alguien lo ve y puede moverlo por Twitter, Facebook, etc, yo creo que se puede llegar pronto al mínimo necesario de firmas.
Un saludo a todos y mucho ánimo.
Hola, Alfredo.
Es muy posible que, como apuntas, lo que esté siendo cuestionado por los mercados sea todo el esquema del Euro. Una invención de la socialdemocracia europea para centralizar el control y evitar tener que avergonzarse por devaluaciones continuas de sus monedas con respecto al marco (22 veces en 18 años) y que se impuso a los ciudadanos alemanes sin consulta y tras una contradictoria sentencia de su constitucional.
Cada rescate es sólo un paso para prestar atención al siguiente de la lista mientras se van “jibarizando” los rescatados que es lo que viene sucediendo con casi cada país que toca el FMI. Hay quien les conoce por Funeraria Monetaria Internacional.
Si hay un rescate oficial de España, tras nosotros vendrá otro país del Euro (Italia, Francia, etc) con el agravante de que hay países fuera de la zona euro que están peor que nosotros (UK por ejemplo) y que se van salvando por tener su propia moneda. Pero sus fundamentos y deuda son desastrosos con una balanza comercial peor que la nuestra a pesar de que –nosotros y ellos– estamos en plena depresión.
¿Qué sería un plan creíble? Uno que deje claro, más allá de la duda razonable, que:
1. Eres capaz de generar saldos de balanza comercial y de pagos positivos en la medida suficiente para reducir tus deudas sin estafar vía inflación. La forma más rápida de hacerlo es volver a gestionar aranceles inteligentemente. Producto local preferente de modo selectivo. ¿Por qué no?
2. Eres capaz de reducir tus costes políticos y organizativos como condición básica para recuperar competitividad. Pretender recuperarla vía innovación y superioridad tecnológica y educativa es engañar a la gente porque en la escala necesaria es demostrablemente tarea de siglos.
Los mercados saben perfectamente que un impuesto es un coste de tus productos. Por consiguiente, cada vez que se les ocurre crear uno nuevo o subir los existentes, cualquier observador informado piensa que nos comportamos como avestruces o pollos descabezados corriendo unos metros más antes de caer al suelo.
Estas estrategias como ya estamos viendo suben el paro, los subsidios y la deuda.
¿Hasta cuándo? ¿Cuántos parados sin futuro viviendo de limosna por mor del Consenso de Washington y la falacia Ricardiana?
Esta política es miope y sólo beneficia a partitocracias y oligopolios hundiendo a la parte productiva de la sociedad.
Merkel entiende, trabaja y vive en este escenario: Su credibilidad con los mercados sube al actuar sobre “fundamentals creíbles” al contrario que gran parte del resto de países. Por eso se puede financiar con intereses reales negativos. Lo que hace y dice tiene sentido, “encaja”, es creíble.
Aunque Alemania cambiase de criterio, no tendría capacidad de hacer casi nada y arruinaría en un instante su capital de credibilidad.
Las soluciones son difíciles porque deberían ir dirigidas al corazón de esta forma de globalización oligopolística.
Se salva la deuda Alemana y algún otro país pequeño con balanzas positivas (Holanda, Luxemburgo, Irlanda en su papel de paraiso fiscal, etc) porque les irá igualmente bien si salen del euro.
Alemania tiene muchos productos industriales en esa maravillosa situación que pocos alcanzan: Su demanda es inelástica o incluso sube con el precio porque en una economía globalizada hay millones de millonarios recién llegados al mundo de Vevlen para los cuales el alto precio es un acicate psicológico a su distinción personal. Adler a tope en el mundo del consumo ocioso.
La compra inaccesible a otros es fuente de profundas satisfacciones psíquicas para muchos.
El esquema actual es absurdo porque el fabricante más eficiente te pasa parte de sus costes fiscales y por ende, el más importante: Los subsidios que nos supone cada parado.
Cada vez que importas algo pagas la SS y el IRPF de quienes hicieron el producto. Es posible que te ahorres algo pero lo que nadie te paga es el parado que esa importación te produce.
Es aquí donde las falacias de Martyn y David Ricardo se caen por su base: No podemos “matar” a los parados, ni mandarlos a América, ni emplearlos en otra cosa que sea productiva y competitiva: tenemos que darles un cheque cada mes.
Este plan de “Free Trade” es bastante ridículo. “Tú me vendes y yo te pago: Te pago el producto y, de remate, pago el parado que me creas“.
Mejor no se lo contamos a nuestros hijos y nietos porque además nos tomarán por lelos.
Saludos
Muchas gracias, Manu. Magmíficas reflexiones.
Gracias Anónima por el link, no lo conocía. Cada vez que en una charla me pregunten por qué podemos hacer los ciudadanos, daré esta info junto con la de muchas plataformas ciudadanas que están proliferando por la web para intentar mover a la clase política a hacer las imprescindibles reformas estructurales que siempre se quedan aparcadas entre elección griega y elección griega.
Enhorabuena al autor del post y a los comentaristas. Estoy encantado de estar de acuerdo con el primer comentario de Manu Oquendo y en desacuerdo con los demás. La “falacia Ricardiana” no es tal, simplemente en su modelo hay libre circulación de trabajadores, lo que no se da en este globalizado mundo (al menos desde la vieja Europa hacia fuera, donde por desgracias sólo emigran los mejores y nos quedan los parados viviendo de subsidios públicos. Pero esto no siempre ha sido así. En los años 50 y 60, a pesar de tasas de crecimiento impresionantes durante la última de estas décadas, millones de españoles emigraron a Francia, Alemania y Suiza, sobre todo y las remesas que enviaban permitieron una balanza de pagos positiva, junto con el turismo. Entonces no había subsidios de 400 pesetas y la gente buscaba y encontraba pluriempleos para poder permitirse comprarse un piso o un coche.
Precisamente la política arancelaria encierra en su seno la semilla de la corrupción, como se ha demostrado históricamente sin excepción alguna.
Yo creo que la solución es volver a los orígenes. En vez de ir a un reparto territorial del poder, como se ha hecho en España, hay que repartirlo por instituciones que se controlen mutuamente: Ejecutivo, legislativo, judicial y económico. Refundar el sistema económico de manera que el árbitro y el regulador, tengan totalmente vedado jugar el partido. Donde el precio del dinero y el crédito no lo fijen políticos prostituidos por las exigencias electorales partidistas.
A mí me encantaría elegir a un Presidente europeo, con un gobierno (comisión) elegidos por sufragio universal y no por acuerdo entre los 27 estados y que rindiera cuentas ante un Parlamento con capacidad de censura por mayoría reforzada. Unas instituciones europeas que rindiesen cuentas efectivamente ante alguien y no un simple instrumento de los gobiernos para imponer normas que jamás sus ciudadanos aceptarían de gobiernos por ellos elegidos. Si ha de ser así, prefiero el caos actual y si tiene que desaparecer el euro, que desaparezca, que cambios monetarios los ha habido muchos en la historia.
Y si quieren una moneda única, empecemos desde 0 su construcción institucional, pero con la participación de un sujeto constituyente europeo y no como imposición de unas minorías.
Mientras tanto, nadie habla, por ejemplo, de establecer las mismas normas laborales en toda la U.E., requisito sin el cual no entiendo como puede hablarse de mercado único, libre establecimiento y libre circulación de trabajadores y de factores productivos.
Buenos días, Ennecerus.
En otro lugar dejé el apunte semántico sobre el uso de “falacia” ricardiana para reflejar su inaplicabilidad actual. Creo que excluyendo el término estamos de acuerdo.
Ahora me gustaría comentar los otros dos puntos porque en ellos tenemos distintos criterios.
1. Aranceles. Un sistema arancelario transparente, selectivo y no discriminatorio no es corrupto. Decir eso en la España y la Europa actual es sorprendente estando como estamos hasta el cuello en corrupción estructural fomentada desde los estados.
Hoy la opinión mayoritaria de muchos europeos (En Francia el 58%) es proteccionista.
De hecho la “construcción” en torno a la economía del CO2 es esencialmente un intento de crear aranceles de nueva planta que permitan recuperar industria perdida. (Jeff Rubin y otros)
Pero es que además me gustaría entender la lógica de un sistema económico que incentiva las economías de escala de la Industria privada extranjera y socializa sus externalidades mientras penaliza internamente a ciudadanos e industrias.
Hemos de recordar que los parados y los subsidios a indigentes son externalidades derivadas directamente del sistema globalizador de libre circulación. También son el mayor gasto público del presupuesto a millas del resto.
2. Más Globalización política.
Es asunto para hablarlo despacio y escuchando mucho todos los argumentos de un lado y de otro por lo que no pretendo llevar razón en absoluto.
Pero si analizamos lo que viene sucediendo más allá de sus síntomas económicos creo que es inevitable encontrarse con un factor causal, un actor principal: El poder que han adquirido los grupos que han conseguido controlar los resortes políticos y legislativos de nuestras sociedades.
Es esta inmensa concentración de poder sacralizado, incuestionado y cuasi absoluto (en lo económico lo es) la que produce los incentivos que configuran la economía y sus fallos atroces.
La historia del siglo XX es la de estos estados creciendo, arrinconando a las personas, convirtiéndolas en dependientes vitales y eliminando obstáculos a su poder de comprar los votos necesarios para conquistar y mantener el poder.
Así crecen desde menos del 8% de las economías al 40%, y al 50% o más.
Crean el tipo de dinero sin valor que menos dificultades y restricciones les plantea para gestionar los países. En el proceso crean la mayor inflación conocida (una expropiación descarada)
Legislan todo lo necesario para que el sistema financiero sea una fuente inagotable de deuda pública. Todo ello a cargo de la ciudadanía.
Educan de forma que la ciudadanía sea dependiente y acrítica.
Controlan junto con sus apoyos oligopólicos los medios de información.
Controlan cada segundo de las vidas de la ciudadanía en una sofisticada “administración de la coacción y el miedo”.
Como resultado de esta orgía de envanecimiento (auténtica huída hacia adelante “como sea” según argumenta aquí Jesús Casas) estamos viviendo un ciclo largo de ruina explícita.
Hoy sabemos que nuestro camino si así seguimos se cruzará con el de los ciudadanos chinos y vietnamitas. Nosotros bajando, claro.
Y ello porque unos señoritos han encontrado interesante que las externalidades de su fábrica en Shanghai las paguemos en Manresa, en Huelva o en Arrigorrieta.
Así se sencillo verlo y dificilísimo combatirlo porque están dispuestos a defenderse con todo lo que tienen que es mucho.
Saludos
Lamento mucho discrepar aunque desde la más profunda ignorancia. No sé quién es el mago que está vendiendo la idea de “más Europa” o “Europa es la solución”, pero es una huida hacia adelante en toda regla porque el problema que tenemos sobre la mesa no es un problema ni causado ni que se arregle con mejor aqruitectura de la UE, que, para empezar deja mucho que desear en muchos sentidos. Si alguien quiere ver los indicadores de la Unión o de la zona Euro, puede visitar este link y navegar por él: http://epp.eurostat.ec.europa.eu/portal/page/portal/euroindicators/peeis
Cada uno, es de esperar, alcanzará libremente las conclusiones que sea, pero, el producto interno bruto total de la UE27 en el primer trimestre de 2012 fue de 2.364 Billones (no millardos) de Euros. para una deuda pública al cuarto trimestre de 2011 de 10,4 billones de Euros, creciendo, más lo que esté creciendo este año. Es decir, los Gobiernos Europeos deben el 85% de lo que su ciudadanía (incluyendo las administraciones públicas) producen, en unas economías que 1) no crecen, 2) están endeudadas exteriormente, endeudadas financieramente en particulares y empresas y 3) no pueden crecer a largo plazo (Agenda 2020) dada la estructura demográfica y el envejecimiento de la población. Mientras no apliquemos a la situación un análisis objetivo: aquí hay unos cuantos listos que pagan sus facturas de la fiesta con el dinero de los demás y cuando acaba la fiesta quieren que esos demás paguemos los desperfectos ofeciéndose para que les paguemos, no vamos a ninguna parte. Diséñese una mejor arquitectura de la UE, sométase a votación de los ciudadanos, porque si no la transferencia de soberanía generará una notable imperfección democrática, pero a su tiempo y tomándose el tiempo necesario. No metiendo miedo al ciudadano y contándole milongas para que busque seguridad en quienes no se a han dado, es más, en quienes han despilfarrado en la fiesta que tenemos que pagar los que no hemos estado en ella, sino trabajando día a día a pesar de los pesares y sin la más mínima ayuda, subvención, bonificación y prebenda. Vamos, dando al Estado al 50% de nuestro tiempo de vida vía impuestos a cambio de exactamente nada, o, bueno, por ser moderados, prácticamente nada.
Estimado Jesús, en cierto modo esa es la tesis que pretendía sostener en el artículo, aunque tal vez la brevedad exigida por el formato me haya impedio desarrollar mas la idea:
Europa es la solución pero, desde luego, no esta Europa. Es necesario refundarla. Dando a sus instituciones tanto una mayor legitimidad democrática como un mayor poder real. Homogeneizando no solo el mercado interior en base a los principios de libre circunlación de bienes, servicios y personas, sino también el mercado laboral, el sistema fiscal, el sistema asistencial y de seguridad social y, como no sentando por fin una política exterior y de defensa unificada, entre otras muchas cosas.
No hacerlo, en mi opinión, nos condenará indefectiblemente al negro futuro que augura con lucidez Manu Oquendo más pronto que tarde (en una generación, no más). Abusando una vez más de las comparaciones con nuestros origenes griegos, en este mundo de nuevos titanes emergentes, los Estados europeos somos como aquellas decadentes polis griegas del siglo I A.C. que, embebidas en su pasado esplendor y divididas y peleadas entre si, se disolvieron frente al emergente y entusiasta poder de Roma
Hola, Ennecerus.
El argumento de Ricardo de la ventaja comparativa, soporte actual del
Consenso de Washington se basa, efectivamente en que el trabajador sin trabajo tiene coste cero. Es decir, como si no existiera. Da igual que se reubique, que emigre o que se muera. Su coste para el sistema es cero.
Esta era la situación no hace tanto en gran parte de los emergentes. Brasil o México por ejemplo y de cuya evolución en los años ochenta es fruto aparente el llamado consenso de Washinton.
En este sentido, usar el principio Ricardiano (realmente de Martyn) como soporte es un sofisma, un argumento aparente, no válido porque en la realidad no se dan las circunstancias que lo harían posible. Y un sofisma, en esta acepción, es lo qie el Ferrater Mora usa para su primera acepción de falacia.
Pero me da igual usar otra palabra si esta chirría. El caso es que nunca, ningún país pobre se hizo rico con las recetas de David Ricardo (o Martyn)
Un saludo cordial
Hola, Alfredo.
Es muy posible que, como apuntas, lo que esté siendo cuestionado por los mercados sea todo el esquema del Euro. Una invención de la socialdemocracia europea para centralizar el control y evitar tener que avergonzarse por devaluaciones continuas de sus monedas con respecto al marco (22 veces en 18 años) y que se impuso a los ciudadanos alemanes sin consulta y tras una contradictoria sentencia de su constitucional.
Cada rescate es sólo un paso para prestar atención al siguiente de la lista mientras se van “jibarizando” los rescatados que es lo que viene sucediendo con casi cada país que toca el FMI. Hay quien les conoce por Funeraria Monetaria Internacional.
Si hay un rescate oficial de España, tras nosotros vendrá otro país del Euro (Italia, Francia, etc) con el agravante de que hay países fuera de la zona euro que están peor que nosotros (UK por ejemplo) y que se van salvando por tener su propia moneda. Pero sus fundamentos y deuda son desastrosos con una balanza comercial peor que la nuestra a pesar de que –nosotros y ellos– estamos en plena depresión.
¿Qué sería un plan creíble? Uno que deje claro, más allá de la duda razonable, que:
1. Eres capaz de generar saldos de balanza comercial y de pagos positivos en la medida suficiente para reducir tus deudas sin estafar vía inflación. La forma más rápida de hacerlo es volver a gestionar aranceles inteligentemente. Producto local preferente de modo selectivo. ¿Por qué no?
2. Eres capaz de reducir tus costes políticos y organizativos como condición básica para recuperar competitividad. Pretender recuperarla vía innovación y superioridad tecnológica y educativa es engañar a la gente porque en la escala necesaria es demostrablemente tarea de siglos.
Los mercados saben perfectamente que un impuesto es un coste de tus productos. Por consiguiente, cada vez que se les ocurre crear uno nuevo o subir los existentes, cualquier observador informado piensa que nos comportamos como avestruces o pollos descabezados corriendo unos metros más antes de caer al suelo.
Estas estrategias como ya estamos viendo suben el paro, los subsidios y la deuda.
¿Hasta cuándo? ¿Cuántos parados sin futuro viviendo de limosna por mor del Consenso de Washington y la falacia Ricardiana?
Esta política es miope y sólo beneficia a partitocracias y oligopolios hundiendo a la parte productiva de la sociedad.
Merkel entiende, trabaja y vive en este escenario: Su credibilidad con los mercados sube al actuar sobre “fundamentals creíbles” al contrario que gran parte del resto de países. Por eso se puede financiar con intereses reales negativos. Lo que hace y dice tiene sentido, “encaja”, es creíble.
Aunque Alemania cambiase de criterio, no tendría capacidad de hacer casi nada y arruinaría en un instante su capital de credibilidad.
Las soluciones son difíciles porque deberían ir dirigidas al corazón de esta forma de globalización oligopolística.
Se salva la deuda Alemana y algún otro país pequeño con balanzas positivas (Holanda, Luxemburgo, Irlanda en su papel de paraiso fiscal, etc) porque les irá igualmente bien si salen del euro.
Alemania tiene muchos productos industriales en esa maravillosa situación que pocos alcanzan: Su demanda es inelástica o incluso sube con el precio porque en una economía globalizada hay millones de millonarios recién llegados al mundo de Vevlen para los cuales el alto precio es un acicate psicológico a su distinción personal. Adler a tope en el mundo del consumo ocioso.
La compra inaccesible a otros es fuente de profundas satisfacciones psíquicas para muchos.
El esquema actual es absurdo porque el fabricante más eficiente te pasa parte de sus costes fiscales y por ende, el más importante: Los subsidios que nos supone cada parado.
Cada vez que importas algo pagas la SS y el IRPF de quienes hicieron el producto. Es posible que te ahorres algo pero lo que nadie te paga es el parado que esa importación te produce.
Es aquí donde las falacias de Martyn y David Ricardo se caen por su base: No podemos “matar” a los parados, ni mandarlos a América, ni emplearlos en otra cosa que sea productiva y competitiva: tenemos que darles un cheque cada mes.
Este plan de “Free Trade” es bastante ridículo. “Tú me vendes y yo te pago: Te pago el producto y, de remate, pago el parado que me creas“.
Mejor no se lo contamos a nuestros hijos y nietos porque además nos tomarán por lelos.
Saludos
Muchas gracias, Manu. Magmíficas reflexiones.
Gracias Anónima por el link, no lo conocía. Cada vez que en una charla me pregunten por qué podemos hacer los ciudadanos, daré esta info junto con la de muchas plataformas ciudadanas que están proliferando por la web para intentar mover a la clase política a hacer las imprescindibles reformas estructurales que siempre se quedan aparcadas entre elección griega y elección griega.
Buenos días, José Mª.
Sería una larga conversación pero no creo que, en el fondo, las diferencias sean importantes una vez repasemos algunos hechos y reglas.
La llegada del euro está íntimamente relacionada con las geopolíticas interiores de la UE y con la tensión constante de la socialdemocracia europea por ir construyendo un superestado centralizado cada vez más estatista y menos democrático.
Está documentado –mucho antes de que se abran los archivos de secretos oficiales– que se aprovecha la reunificación alemana para exigir a cambio el abandono del marco y de este modo privar al Bundesbank de su “dictadura silenciosa indirecta” sujetando a Alemania, al tiempo, a los diseños franceses en mayor medida. Mitterrand fue muy explícito al respecto. Esta filosofía contó con el apoyo de todos los poderes ocupantes de Alemania (USA, Rusia, Francia y UK). Lo hemos olvidado pero estaban todos allí cuando aquello. La Otan y el Euro fueron el precio.
No olvidemos que geopolíticamente Alemania tiene intereses globales por capacidad propia. Esto hoy día no lo tiene ningún otro país europeo.
Parece que los alemanes son un hueso duro de roer hasta para esos poderes y diez años después siguen exitosos y forzando “su Bundesbank”, sus políticas, mientras, como siempre hicieron desde la liga hanseática, miran al Este, la gran llanura vacía, inacabable y rica.
Por otra parte estos rasgos de incrementos constantes del dirigismo, burocracia y regresión democrática los vivimos cada día in crescendo y son difícilmente discutibles.
A veces son indignantes por despóticos (mandato bien reciente de guardar todos nuestros correos electrónicos parte de su programa de “administración del miedo”, por ejemplo)
Pero es que, además de sus raíces jacobinas y hegelianas, esta conducta tiene un componente sistémico que no debemos olvidar.
Me refiero a la Ley de Ashby según la cual la única forma de gestionar centralizadamente un sistema de creciente diversidad es reduciendo sus grados de libertad.
Por eso siempre terminan estas ideologías y estos procesos globalizadores, indefectiblemente, aplastando a sus ciudadanos con leyes, reglamentos, prohibiciones y controles sobre controles.
Lo normal es salir de ellos con regímenes despóticos, decadencia, dictaduras, revoluciones y guerras. (Harold James, Princeton, sería un exponente de los que lo han recordado tras constatarlo en la historia)
La razón de fondo es sencilla: Los cambios cuantitativos (tamaño) siempre llevan aparejados cambios cualitativos. La gestión centralizada de estos entornos exige el control para, si necesario fuera, efectuar correcciones (esto son las leyes, controles y correcciones).
Pues bien: La Ley de Ashby explica por qué el crecimiento de los costes de control es de un orden de magnitud superior al rendimiento de un sistema cuando éste crece en complejidad. Así llega un momento en el cual el conjunto entra en rendimientos decrecientes y un poco más adelante en rendimientos negativos.
Esto ya nos está sucediendo y esta crisis es un excelente ejemplo de los efectos de esta ley que “no depende”, es tan inevitable como la de Gravedad.
La solución desde la perspectiva de aquellos que buscan la Dirección y el Control Centralizado es clara, la sugirió el mismo Ashby y la conocen todos los cibernéticos: Reducir los grados de libertad del sistema.
Saludos.
Enhorabuena al autor del post y a los comentaristas. Estoy encantado de estar de acuerdo con el primer comentario de Manu Oquendo y en desacuerdo con los demás. La “falacia Ricardiana” no es tal, simplemente en su modelo hay libre circulación de trabajadores, lo que no se da en este globalizado mundo (al menos desde la vieja Europa hacia fuera, donde por desgracias sólo emigran los mejores y nos quedan los parados viviendo de subsidios públicos. Pero esto no siempre ha sido así. En los años 50 y 60, a pesar de tasas de crecimiento impresionantes durante la última de estas décadas, millones de españoles emigraron a Francia, Alemania y Suiza, sobre todo y las remesas que enviaban permitieron una balanza de pagos positiva, junto con el turismo. Entonces no había subsidios de 400 pesetas y la gente buscaba y encontraba pluriempleos para poder permitirse comprarse un piso o un coche.
Precisamente la política arancelaria encierra en su seno la semilla de la corrupción, como se ha demostrado históricamente sin excepción alguna.
Yo creo que la solución es volver a los orígenes. En vez de ir a un reparto territorial del poder, como se ha hecho en España, hay que repartirlo por instituciones que se controlen mutuamente: Ejecutivo, legislativo, judicial y económico. Refundar el sistema económico de manera que el árbitro y el regulador, tengan totalmente vedado jugar el partido. Donde el precio del dinero y el crédito no lo fijen políticos prostituidos por las exigencias electorales partidistas.
A mí me encantaría elegir a un Presidente europeo, con un gobierno (comisión) elegidos por sufragio universal y no por acuerdo entre los 27 estados y que rindiera cuentas ante un Parlamento con capacidad de censura por mayoría reforzada. Unas instituciones europeas que rindiesen cuentas efectivamente ante alguien y no un simple instrumento de los gobiernos para imponer normas que jamás sus ciudadanos aceptarían de gobiernos por ellos elegidos. Si ha de ser así, prefiero el caos actual y si tiene que desaparecer el euro, que desaparezca, que cambios monetarios los ha habido muchos en la historia.
Y si quieren una moneda única, empecemos desde 0 su construcción institucional, pero con la participación de un sujeto constituyente europeo y no como imposición de unas minorías.
Mientras tanto, nadie habla, por ejemplo, de establecer las mismas normas laborales en toda la U.E., requisito sin el cual no entiendo como puede hablarse de mercado único, libre establecimiento y libre circulación de trabajadores y de factores productivos.
Lamento mucho discrepar aunque desde la más profunda ignorancia. No sé quién es el mago que está vendiendo la idea de “más Europa” o “Europa es la solución”, pero es una huida hacia adelante en toda regla porque el problema que tenemos sobre la mesa no es un problema ni causado ni que se arregle con mejor aqruitectura de la UE, que, para empezar deja mucho que desear en muchos sentidos. Si alguien quiere ver los indicadores de la Unión o de la zona Euro, puede visitar este link y navegar por él: http://epp.eurostat.ec.europa.eu/portal/page/portal/euroindicators/peeis
Cada uno, es de esperar, alcanzará libremente las conclusiones que sea, pero, el producto interno bruto total de la UE27 en el primer trimestre de 2012 fue de 2.364 Billones (no millardos) de Euros. para una deuda pública al cuarto trimestre de 2011 de 10,4 billones de Euros, creciendo, más lo que esté creciendo este año. Es decir, los Gobiernos Europeos deben el 85% de lo que su ciudadanía (incluyendo las administraciones públicas) producen, en unas economías que 1) no crecen, 2) están endeudadas exteriormente, endeudadas financieramente en particulares y empresas y 3) no pueden crecer a largo plazo (Agenda 2020) dada la estructura demográfica y el envejecimiento de la población. Mientras no apliquemos a la situación un análisis objetivo: aquí hay unos cuantos listos que pagan sus facturas de la fiesta con el dinero de los demás y cuando acaba la fiesta quieren que esos demás paguemos los desperfectos ofeciéndose para que les paguemos, no vamos a ninguna parte. Diséñese una mejor arquitectura de la UE, sométase a votación de los ciudadanos, porque si no la transferencia de soberanía generará una notable imperfección democrática, pero a su tiempo y tomándose el tiempo necesario. No metiendo miedo al ciudadano y contándole milongas para que busque seguridad en quienes no se a han dado, es más, en quienes han despilfarrado en la fiesta que tenemos que pagar los que no hemos estado en ella, sino trabajando día a día a pesar de los pesares y sin la más mínima ayuda, subvención, bonificación y prebenda. Vamos, dando al Estado al 50% de nuestro tiempo de vida vía impuestos a cambio de exactamente nada, o, bueno, por ser moderados, prácticamente nada.
Hola, Ennecerus.
El argumento de Ricardo de la ventaja comparativa, soporte actual del
Consenso de Washington se basa, efectivamente en que el trabajador sin trabajo tiene coste cero. Es decir, como si no existiera. Da igual que se reubique, que emigre o que se muera. Su coste para el sistema es cero.
Esta era la situación no hace tanto en gran parte de los emergentes. Brasil o México por ejemplo y de cuya evolución en los años ochenta es fruto aparente el llamado consenso de Washinton.
En este sentido, usar el principio Ricardiano (realmente de Martyn) como soporte es un sofisma, un argumento aparente, no válido porque en la realidad no se dan las circunstancias que lo harían posible. Y un sofisma, en esta acepción, es lo qie el Ferrater Mora usa para su primera acepción de falacia.
Pero me da igual usar otra palabra si esta chirría. El caso es que nunca, ningún país pobre se hizo rico con las recetas de David Ricardo (o Martyn)
Un saludo cordial
Apasionante debate.
Coincido en buena parte con el análisis de Manu Oquendo, con quien discrepo en algunos puntos.
Europa tiene una estructura de costes que no está al alcance de la mayoría de los países de la Unión, a medio plazo creo que de ninguno. Es un defecto de diseño que se ha agravado con el impulso globalizador de los últimos 30 años y la política seguida por la OMC, fundamentalmente debida a los intereses de ciertos sectores de la economía americana y el fenómeno de la financiarización.
Las conclusiones que se sacaron de las experiencias de los tigres asiáticos se aplicaron también a paquidermos de la talla de China, con los efectos por todos conocidos. La situación anterior no era la ideal y la actual tampoco. En éste caso nos encontramos del lado malo de la barra.
Por otro lado coincido también con José Mª Pérez en que la Unión Europea tiene una serie de ventajas residuales que aprecio mucho, éstas ventajas (europeas) se han ido amortizando progresivamente desde 1914 y ahora queda poco margen de maniobra y muchos nudos que cortar.
Dos observaciones:
1- No han existido “Arcadias felices” salvo como tópicos literarios.
2- El cambio de rumbo en Europa es de una extrema dificultad. No hay soluciones ni fáciles ni rápidas. Hoy no las veo.
Muy interesante debate. De todas formas parece indudable que a España el “sueño europeo”como lo denomina Rifkin en su recomendable libro http://faircompanies.com/news/view/el-sueno-europeo-un-libro-jeremy-rifkin/ no le ha ido nada mal. A mí, particularmente, es un sueño que me gusta más que el americano, siempre claro está que no acabe en una pesadilla horrorosa.
La verdad es que yo me conformaría con que este tipo de debates los tuviese de vez en cuando algún responsable político de algún país de la UE pensar que se tengan en España a la vista de los perfiles, me parece sinceramente ciencia ficción.Esto nos ayudaría un poco a todos a darle una coherencia o un sentido a los inconexos acontecimientos que se suceden a velocidad de vértigo aparentemente sin un “relato” político o público que los sustente.
¿Suicidio de Europa? No. Fin de Civilización. Ya ha pasado antes muchas veces; ahora pasa más bruscamente, más rápido. Es natural.
Todo perfectamente lógico… y sin solución.
Bueno, sí; enterrarla (ya que nosostros mismos la matamos cortando sus raíces) e irnos poniendo el turbante. O el burka, señoras…
¿Suicidio de Europa? No. Fin de Civilización. Ya ha pasado antes muchas veces; ahora pasa más bruscamente, más rápido. Es natural.
Todo perfectamente lógico… y sin solución.
Bueno, sí; enterrarla (ya que nosostros mismos la matamos cortando sus raíces) e irnos poniendo el turbante. O el burka, señoras…