“Tangentópolis” siempre estuvo aquí
Necesitamos nuevos jugadores que establezcan nuevas reglas, aunque es probable que algunos procedan de los viejos partidos. Suelen decir los historiadores que pocas veces las personas que viven un momento histórico son capaces de reconocerlo. Yo creo que en España los ciudadanos sí somos muy conscientes de que estamos ante el final irrevocable de un ciclo y de una forma de hacer política y al comienzo de algo nuevo que todavía no sabemos muy bien cómo será. Y como ocurre ante todos los cambios importantes en la vida, sentimos un poco de vértigo. Pero podemos estar seguros de algo: que sólo de nosotros depende que lo que venga sea mejor de lo que ahora dejamos atrás.
Si todo es un poco cierto, pero no ganamos nada si nos quedamos diciendo que hay corrupcion, que vemos como el Presidente del Gobierno actual Sr. Rajoy, ha cobrado en A, en B y en C (junto con muchos otros) y ademas resulta que por “culpa in vigilando” tampoco sabe como ha ganado la fortuna que tiene en Suiza el Tesorero de su partido, puesto que si no se ha dado cuenta de esto, como podremos confiar en que vigila al Presidente del Banco de España -perdon que ya no le dan a la maquinita del dinero- o al que fuese Presidente de Caja Madrid o Bankia, en fin con una preparación como esa, evidentemente que podemos esperar de su gestion.
Su ayudante o Secretaria General (y ex-compañera suya) también es una persona preparada para exponer lo que es un finiquito en diferido, lo que le avala para que sea la Presidente de una Comunidad Autonoma, en fin……………. sin solución posible a la vista.
Considero, que hay que dar un paso mas, dado que los propios Diputados y Senadores (de todos los partidos) no hacen ninguna iniciativa, los medios de comunicacion, las asociaciones y colegios profesionales, deben movilizarse y promover una iniciativa penal, tras otra, pese a que las archiven por tener “amigos” en el tercer poder del Estado, algun Juez Justo quedara…………………………….o nos tenemos que ir a Berlin……………
Recuerda lo que paso en Tangentopolis, pues que “El 13 de julio de 1994, el Gobierno de Berlusconi aprobó el llamado ‘decreto salvaladrones’, porque excluía de la pena de cárcel los delitos típicos de ‘Tangentópolis’, como corrupción, fraude, abuso de poder y financiación ilegal, y con el paso de los tiempos resulta que ahora el condenado es el propio Berlusconi…………………………asi es la vida.
Para el que no recuerde este caso italiano, puede ver un buen resumen aqui:
http://www.teinteresa.es/politica/Tangentopolis-escandalo-corrupcion-Italia-Craxi-Berlusconi-Barcenas_0_857316336.html#WaQ12E7BG1P1AFv1
Por supuesto que siempre estuvo Tangentópolis. Y nos lo fuimos ganando a pulso. Recuerdo que a principios de los 90 salió a la luz el caso Naseiro. Fue el primer escándalo de “mordidas” en adjudicaciones administrativas de obras, servicios y suministros públicos. Pues bien, los medios de comunicación se conjuraron para abortar la instrucción y poner en la picota al juez que destapó el caso (el valenciano Manglano). Incluso algún medio que hoy presume de adalid contra la corrupción (me refiero a El Mundo) puso sordina al asunto. De aquellos polvos vienen estos lodos.
Al final resulta que prácticamente ninguna contrata pública se adjudica limpiamente (a la mejor oferta, a la más barata y mejor), sino en función de intereses (dádivas o comisiones) que muchas veces no son finalísticos, pero que se traducen en que “empresas amigas” (las que regalan coches o trajes a los políticos, las que costean campañas electorales y reformas de las sedes, etc) son las que se llevan las contratas.
Así vinieron Filesa, Gürtel, Bárcenas, Matas, cleptocracia catalana… y otras muchas hasta convertir España en la meca de la corrupción institucional. No va a ser fácil salir de este atolladero.
Sólo quiero decir que, por fin, hay un cambio de tendencia y en la sociedad ha calado el repudio. Los medios, por eso, han tenido que cambiar de chip. El Mundo ya no sólo informa de corrupciones del PSOE, sino que ahora también publica las que afectan al PP. El País, que siempre fue a remolque y dio estas noticias de perfil (para no comprometer los intereses del grupo Prisa), ahora por fin les concede honores de portada, como debe ser. El “fervor sánguinis” de la ciudadanía es cada vez mayor y los políticos tendrán que adaptarse a la honradez exigible, si no quieren ser barridos del mapa. Quiero pensar que será así.
No creo que la absolución, o más bien sobreseimiento, del caso Naseiro animase especialmente a los corruptos, pues el archivo se fundó en la ilicitud de las pruebas. (Se intervino un teléfono en una investigación por narcotráfico y en el curso de esa interceptación se captó casualmente una conversación sobre comisiones ilegales por adjudicación de contratas).
Ahora bien, coincido contigo en que si el Supremo hubiese convalidado las pruebas y se hubiera dictado sentencia condenatoria, ello habría supuesto un aviso para navegantes, lo cual podría haber impedido la proliferación de cohechos, tan generalizados ya entonces en la contratación administrativa.
La verdad es que el caso Naseiro, aunque afectó al PP, no fue objeto de especial alharaca por el PSOE (ni siquiera para tapar el caso Juan Guerra, que entonces estaba en pleno apogeo), pues ninguno de los dos partidos (ni tampoco CiU y PNV, que acudían a la misma práctica) querían que los tribunales destapasen las redes de financiación ilegal de los partidos, que ya entonces estaba basada (y lo ha seguido estando hasta la actualidad) en dádivas y comisiones por contratas públicas.
Si todo es un poco cierto, pero no ganamos nada si nos quedamos diciendo que hay corrupcion, que vemos como el Presidente del Gobierno actual Sr. Rajoy, ha cobrado en A, en B y en C (junto con muchos otros) y ademas resulta que por “culpa in vigilando” tampoco sabe como ha ganado la fortuna que tiene en Suiza el Tesorero de su partido, puesto que si no se ha dado cuenta de esto, como podremos confiar en que vigila al Presidente del Banco de España -perdon que ya no le dan a la maquinita del dinero- o al que fuese Presidente de Caja Madrid o Bankia, en fin con una preparación como esa, evidentemente que podemos esperar de su gestion.
Su ayudante o Secretaria General (y ex-compañera suya) también es una persona preparada para exponer lo que es un finiquito en diferido, lo que le avala para que sea la Presidente de una Comunidad Autonoma, en fin……………. sin solución posible a la vista.
Considero, que hay que dar un paso mas, dado que los propios Diputados y Senadores (de todos los partidos) no hacen ninguna iniciativa, los medios de comunicacion, las asociaciones y colegios profesionales, deben movilizarse y promover una iniciativa penal, tras otra, pese a que las archiven por tener “amigos” en el tercer poder del Estado, algun Juez Justo quedara…………………………….o nos tenemos que ir a Berlin……………
Recuerda lo que paso en Tangentopolis, pues que “El 13 de julio de 1994, el Gobierno de Berlusconi aprobó el llamado ‘decreto salvaladrones’, porque excluía de la pena de cárcel los delitos típicos de ‘Tangentópolis’, como corrupción, fraude, abuso de poder y financiación ilegal, y con el paso de los tiempos resulta que ahora el condenado es el propio Berlusconi…………………………asi es la vida.
Para el que no recuerde este caso italiano, puede ver un buen resumen aqui:
http://www.teinteresa.es/politica/Tangentopolis-escandalo-corrupcion-Italia-Craxi-Berlusconi-Barcenas_0_857316336.html#WaQ12E7BG1P1AFv1
Por supuesto que siempre estuvo Tangentópolis. Y nos lo fuimos ganando a pulso. Recuerdo que a principios de los 90 salió a la luz el caso Naseiro. Fue el primer escándalo de “mordidas” en adjudicaciones administrativas de obras, servicios y suministros públicos. Pues bien, los medios de comunicación se conjuraron para abortar la instrucción y poner en la picota al juez que destapó el caso (el valenciano Manglano). Incluso algún medio que hoy presume de adalid contra la corrupción (me refiero a El Mundo) puso sordina al asunto. De aquellos polvos vienen estos lodos.
Al final resulta que prácticamente ninguna contrata pública se adjudica limpiamente (a la mejor oferta, a la más barata y mejor), sino en función de intereses (dádivas o comisiones) que muchas veces no son finalísticos, pero que se traducen en que “empresas amigas” (las que regalan coches o trajes a los políticos, las que costean campañas electorales y reformas de las sedes, etc) son las que se llevan las contratas.
Así vinieron Filesa, Gürtel, Bárcenas, Matas, cleptocracia catalana… y otras muchas hasta convertir España en la meca de la corrupción institucional. No va a ser fácil salir de este atolladero.
Sólo quiero decir que, por fin, hay un cambio de tendencia y en la sociedad ha calado el repudio. Los medios, por eso, han tenido que cambiar de chip. El Mundo ya no sólo informa de corrupciones del PSOE, sino que ahora también publica las que afectan al PP. El País, que siempre fue a remolque y dio estas noticias de perfil (para no comprometer los intereses del grupo Prisa), ahora por fin les concede honores de portada, como debe ser. El “fervor sánguinis” de la ciudadanía es cada vez mayor y los políticos tendrán que adaptarse a la honradez exigible, si no quieren ser barridos del mapa. Quiero pensar que será así.
La verdad libera a quienes la anhelan, pero los sume en una enorme impotencia; es por tanto preciso, no cejar, y evitar extraer conclusiones, pues no las hay.
Poco se puede hacer, salvo comprender la resistencia a comprender, y preservarla en su precariedad, como una lucecita en medio de esa oscuridad, que la masa, de común acuerdo, y por tener noción de una enormidad que perder, decide llamar luz, pues en su altar abrasan, hasta la ceguera, su mirada.
Liberarse no sirve para nada, salvo para conocer la verdadera dimensión en que opera la esclavitud del autoengaño, y comprender cual es la fuente inductora del mismo. Simplemente es un viaje de la conciencia allende los muros, de aquello, que hemos venido a asimilar como realidad. Así llamamos a aquello, cuya irrefutable cualidad, si bien creemos proviene de una directa percepción propia, en verdad obedece a un diseño establecido en base a convenciones, de las que emanan miríadas de conceptos vacíos de contenido real, trenzados tal que la malla del gallinero dentro del cual nuestras mentes se hallan prisioneras.
Por lo demás, el sentido supremo de la vida, no puede ser enunciado, pues encuentra su propia naturaleza en el momento en que la paradoja entre el ser y el no ser, queda resuelta ante el entendimiento. Entonces, lo importante es indistinto de lo carente de importancia, absoluta e infinitamente.
Quienes dominan el mundo, tienen ese conocimiento, y son por ello capaces de situarse en un plano por encima del bien y del mal. Desde él, tejen esta maraña de acontecimientos en que hacen que nos desenvolvamos, y que invariablemente llevan implícito el cuño de la más obscena impunidad. El grado perversión alcanzada, permite que la comisión reiterada y metódica de crímenes contra la humanidad, sea una simple herramienta en manos de modeladores de masas sociales, que a través de la conformación de consensos, impide la percepción de la brutalidad para ello empleada, pues su magnitud es tal, que nadie considerado en su sano juicio podría jamás darle crédito.
Ellos crean el vacío preciso, el adecuado a aquello con que lo pretenden llenar, y triunfan, pues consentimos en dejarles traspasar el umbral de la identidad. Rendidos a sus falsos halagos, llenamos con ego el espacio usurpado, y adquirimos la certeza de necesitarles, tanto como un yonki a su camello, pues brindan una identidad con la que pasearse por un mundo expresamente diseñado para darle cabida. Sin esa identidad adquirida, careceríamos de motivo para seguir existiendo, o lo haríamos en un mundo sin ninguna garantía de ningún tipo.
Quien necesite garantías, no puede entender la libertad, y quien no puede entender la libertad, no puede entenderse ni a sí mismo, ni a nadie.
No creo que la absolución, o más bien sobreseimiento, del caso Naseiro animase especialmente a los corruptos, pues el archivo se fundó en la ilicitud de las pruebas. (Se intervino un teléfono en una investigación por narcotráfico y en el curso de esa interceptación se captó casualmente una conversación sobre comisiones ilegales por adjudicación de contratas).
Ahora bien, coincido contigo en que si el Supremo hubiese convalidado las pruebas y se hubiera dictado sentencia condenatoria, ello habría supuesto un aviso para navegantes, lo cual podría haber impedido la proliferación de cohechos, tan generalizados ya entonces en la contratación administrativa.
La verdad es que el caso Naseiro, aunque afectó al PP, no fue objeto de especial alharaca por el PSOE (ni siquiera para tapar el caso Juan Guerra, que entonces estaba en pleno apogeo), pues ninguno de los dos partidos (ni tampoco CiU y PNV, que acudían a la misma práctica) querían que los tribunales destapasen las redes de financiación ilegal de los partidos, que ya entonces estaba basada (y lo ha seguido estando hasta la actualidad) en dádivas y comisiones por contratas públicas.
La verdad libera a quienes la anhelan, pero los sume en una enorme impotencia; es por tanto preciso, no cejar, y evitar extraer conclusiones, pues no las hay.
Poco se puede hacer, salvo comprender la resistencia a comprender, y preservarla en su precariedad, como una lucecita en medio de esa oscuridad, que la masa, de común acuerdo, y por tener noción de una enormidad que perder, decide llamar luz, pues en su altar abrasan, hasta la ceguera, su mirada.
Liberarse no sirve para nada, salvo para conocer la verdadera dimensión en que opera la esclavitud del autoengaño, y comprender cual es la fuente inductora del mismo. Simplemente es un viaje de la conciencia allende los muros, de aquello, que hemos venido a asimilar como realidad. Así llamamos a aquello, cuya irrefutable cualidad, si bien creemos proviene de una directa percepción propia, en verdad obedece a un diseño establecido en base a convenciones, de las que emanan miríadas de conceptos vacíos de contenido real, trenzados tal que la malla del gallinero dentro del cual nuestras mentes se hallan prisioneras.
Por lo demás, el sentido supremo de la vida, no puede ser enunciado, pues encuentra su propia naturaleza en el momento en que la paradoja entre el ser y el no ser, queda resuelta ante el entendimiento. Entonces, lo importante es indistinto de lo carente de importancia, absoluta e infinitamente.
Quienes dominan el mundo, tienen ese conocimiento, y son por ello capaces de situarse en un plano por encima del bien y del mal. Desde él, tejen esta maraña de acontecimientos en que hacen que nos desenvolvamos, y que invariablemente llevan implícito el cuño de la más obscena impunidad. El grado perversión alcanzada, permite que la comisión reiterada y metódica de crímenes contra la humanidad, sea una simple herramienta en manos de modeladores de masas sociales, que a través de la conformación de consensos, impide la percepción de la brutalidad para ello empleada, pues su magnitud es tal, que nadie considerado en su sano juicio podría jamás darle crédito.
Ellos crean el vacío preciso, el adecuado a aquello con que lo pretenden llenar, y triunfan, pues consentimos en dejarles traspasar el umbral de la identidad. Rendidos a sus falsos halagos, llenamos con ego el espacio usurpado, y adquirimos la certeza de necesitarles, tanto como un yonki a su camello, pues brindan una identidad con la que pasearse por un mundo expresamente diseñado para darle cabida. Sin esa identidad adquirida, careceríamos de motivo para seguir existiendo, o lo haríamos en un mundo sin ninguna garantía de ningún tipo.
Quien necesite garantías, no puede entender la libertad, y quien no puede entender la libertad, no puede entenderse ni a sí mismo, ni a nadie.
Internet nos ha de ayudar en esta lucha. Gracias a eso, el tradicional sectarismo de la prensa española se ha reducido mucho. Ahora los periódicos tendenciosos apenas venden y se ha impuesto la información plural. Espero que esto dé sus frutos.
Internet nos ha de ayudar en esta lucha. Gracias a eso, el tradicional sectarismo de la prensa española se ha reducido mucho. Ahora los periódicos tendenciosos apenas venden y se ha impuesto la información plural. Espero que esto dé sus frutos.
Me adhiero con entusiasmo tanto a lo expresado por el artículo de Elisa como por los comentarios.
A lo largo de los dos o tres últimos años hemos coincidido varias veces en el imperativo –moral y funcional– de la probidad de de todo tipo de cargos ejecutivos sean estos funcionarios de carrera o políticos.
Confieso que lo hago con muy escasa esperanza de que el asunto llegue algún día a operar de modo satisfactorio.
En nuestra contra actúan factores estructurales muy fuertes porque el poder es el poder y su instinto es no conocer límites ni recovecos que le sean inaccesibles.
Además están las razones de Estado, las “extenuating circumstances” y cosas como Bruselas y una larga lista de instituciones supra e infra nacionales por donde los fondos fluyen a velocidad de Vértigo en situaciones creativas e impredecibles.
Ayer, mismamente, veíamos cómo un gobierno avalaba ilegal e indebidamente 150 millones de Euros a una Empresa Privada en coalición con empresas privadas de 4 países (con certeza violando tratados firmados por España y por la UE amén de nuestra propia legislación por no hablar del espíritu y la letra de los contratos públicos abiertos y competitivos).
¿Veremos a la fiscalía actuar? ¿O no la veremos nunca? Veremos.
La corrupción –con muy escaso margen de variación– es función directa de la dimensión del poder que incide en los negocios privados.
Hoy es la más alta de la historia y coincide con unas dimensiones del Estado también exageradas, inauditas y desconocidas. No hay aspecto de nuestras vidas que no se vea afectado por su poder.
Tenemos necesariamente lo que el sistema produce.
No sólo en España, naturalmente.
http://es.video.search.yahoo.com/video/play?p=youtube%2C+yes+prime+minister&vid=d80ec75a0d29e1613b6b9b566609b4ce&l=29%3A51&turl=http%3A%2F%2Fts4.mm.bing.net%2Fth%3Fid%3DV.4750419714640947%26pid%3D15.1&rurl=http%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fwatch%3Fv%3DwupN9t2MJnA&tit=Yes+Prime+Minister+Vol+3&c=7&sigr=11aldho7q&sigt=10opa9t66&ct=p&age=0&&tt=b
A partir del minuto 10 nos vemos todos muy bien reflejados.
Un cordial saludo