Recomendaciones de lectura: El dilema de España, ser más productivos para vivir mejor, de Luis Garicano


 
 
Tengo que confesar desde el principio a modo de “disclaimer” que no solo soy amiga de Luis Garicano, sino que también soy admiradora suya. Pero creo que todos los que lean su imprescindible libro lo acabarán siendo, aunque no le conozcan personalmente. Porque el libro es como su autor, sincero, valiente, brillante, generoso y en último término optimista pero la vez serio y riguroso. Y además muy entretenido (menuda diferencia con el otro dilema, el de Rodriguez Zapatero, que he tenido que leer por motivos estrictamente profesionales, lo digo también como “disclaimer”).
El libro “El dilema de España” con el subtitulo “Ser más productivos para vivir mejor” se divide en una introducción, tres partes, unas conclusiones y un epílogo. La primera parte, bajo el epígrafe “El mundo en que vivimos” contiene unas breves pero muy interesantes reflexiones sobre los cambios que se están produciendo en el mundo y cómo van a afectar a la economía española y especialmente al mercado de trabajo. El autor considera que en un contexto de globalización, competencia y sustitución de tareas intelectualmente rutinarias por procesos automatizados las capacidades que deberán adquirir nuestros hijos y nietos para poder competir en el mundo laboral requieren dominar las matemáticas (especialmente la estadística) y el inglés. Pero no solo eso: dado que tendrán millones de datos a su disposición deberán de ser capaces de analizarlos, evaluarlos y presentarlos,  de innovar, de ser críticos y de ser creativos, generando valor añadido en sus puestos de trabajo. La razón es que este tipo de habilidades serán difíciles de sustituir por ordenadores y serán valiosas en cualquier actividad. Pero también hay esperanza para personas con menos formación que realizan trabajos con un componente interpersonal (servir cafés, cortar el pelo, cuidar de personas mayores) dado que tampoco este tipo de actividades son fácilmente sustituibles. En todo caso, nos advierte Garicano de que en España no estamos educando a nuestros hijos de la forma correcta para afrontar el futuro como ponen de relieve los informes PISA o la situación de nuestras universidades en el ranking de Shangai.
En la segunda parte, titulada “España tras la burbuja” Luis Garicano hace un inventario de los destrozos económicos pero también de los institucionales y políticos que ha dejado el estallido de la burbuja. Sin ninguna complacencia y con un lenguaje directo que sorprenderá a algunos lectores (desgraciadamente no estamos acostumbrados en España a llamar a las cosas por su nombre) ilustra la situación en que nos encontramos describiendo las nefastas consecuencias del capitalismo del “palco del Bernabéu y del despacho de Bárcenas”, de la debilidad institucional, de la falta de rendición de cuentas, de la corrupción crónica y generalizada y  de la mediocridad y provincianismo de nuestra clase política. Trata por tanto de todos y cada uno de los problemas de los que llevamos hablando más de tres años en este blog -al que por cierto cita el autor elogiosamente como uno de los pocos núcleos de pensamiento independiente que hay en España- con una claridad de ideas y una rotundidad que resultan hoy simplemente indispensables. Los ejemplos concretos –hay donde elegir- producen sonrojo. Así el capítulo 5 dedicado a la selección y los incentivos de nuestras élites y sus consecuencias económicas se subtitula “no listen the ask” en homenaje al presidente del COE que tuvo a bien hacer el ridículo con su nivel de inglés representando la fallida candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos.
Coincido con el profesor Garicano en que el problema en este punto ya no es tanto de diagnóstico –están bastante claras las reformas que hay que emprender, económicas, políticas y educativas- sino de falta de voluntad política. Tenemos una clase política de muy baja calidad que está cómodamente instalada en esta situación, que es prisionera de los intereses creados y sobre todo que no es capaz de concebir un modelo alternativo, precisamente por su mediocridad y su falta de formación y de experiencia. Coincido también con él (a riesgo de incurrir en iras corporativas varias) que la formación y la experiencia deseable en un político no son precisamente las que se adquieren encerrándose a estudiar una oposición durante unos cuantos años y habiendo desarrollado toda la vida profesional en la función pública (en el mejor de los casos) o en el partido (en el peor). Lo que él denomina “provincianismo” de nuestra clase política – compartido, todo hay que decirlo, por una parte importante de las clases medias profesionales- es una característica efectivamente muy llamativa de nuestras supuestas “élites”, que no hablan idiomas, que no leen, que no han estudiado en el extranjero, que no innovan, que nunca han emprendido nada, que salvo contadas excepciones no conocen el mundo de la empresa –por eso son tan fácilmente “captadas”  por las grandes- pero que, sin embargo, no dejan que entre nadie “de fuera”. Una combinación muy peligrosa dado que tiende inevitablemente al conservadurismo, como señala Garicano, o más bien al inmovilismo y al “virgencita (de Fátima) que me quede como estoy” (esto último es mío).
La tercera parte está dedicada a las propuestas para avanzar hacia “Un modelo económico y político más humano y eficiente para hacer de España un país del norte”, donde además de recordarnos que los españoles no tenemos ningún problema genético ni cultural que nos condene a la deriva peronista o a acabar como Venezuela nos propone soluciones prácticas y sencillas. Son de tres tipos, económicas, educativas y políticas. Todas pasan por fortalecer las instituciones, recuperar la independencia de los organismos reguladores, fomentar la competencia, acabar con el capitalismo castizo, reformar la educación a todos los niveles, reducir el Estado y a la vez hacerlo mejor, y conseguir de verdad un mercado que funcione. Y por supuesto por la imprescindible reforma del sistema político, sin las cual probablemente no sea posible abordar el resto.  Abundan las propuestas concretas, algunas de las cuales ya ha avanzado su autor en artículos de prensa y en el blog Nada es Gratis y otras más novedosas, en particular las incluidas en el capítulo 10, dedicada a la Europa mínima, posible y necesaria. Todas destacan por su sentido común y porque vienen avaladas por su éxito en otros países que emprendieron el mismo camino hace muchos años, empezando por Alemania después de la catástrofe de la Segunda Guerra mundial. Y es que todo está inventado.
Termina el libro propiamente dicho con unas conclusiones cuya lectura pone la piel de gallina: se refieren a dos posibles finales de nuestra historia, allá por el 2034. En uno, el bueno, España se ha convertido en la Dinamarca del Sur. En otro, el espantoso, se ha convertido en la Venezuela de Europa. El epílogo contiene una pequeña historia personal entrelazada con la del blog Nada es Gratis que como saben alguno de nuestros colaboradores y lectores, los editores de ¿hay derecho? tomamos como referencia por su calidad técnica, su rigor, su independencia y su carácter divulgativo cuando decidimos poner en marcha el nuestro.
Quizá lo más importante de este libro importante en estos momentos es la libertad con la que está escrito, libertad que empieza a ser tan rara que resulta preocupante. En la presentación del libro en la Fundación Rafael del Pino el lunes 20 de enero, los presentadores lo calificaron de valiente, y el profesor Garicano, dijo, con razón, que esa palabra le asustaba un poco, que él no quiere ser un héroe. El problema es que las cosas que cuenta y los ejemplos que pone son ciertos, desde el perfil de los Ministros de nuestros dos últimos Gobiernos (que se comparan con los de los Gobiernos chilenos) hasta los conflictos de intereses del Ministro Montoro (denunciados solo por la cadena Bloomberg  y silenciados en España) pasando por el indulto del kamikaze con conexiones,  la extraña prescripción del delito cometido por el Presidente de Telefónica,  los jueces y su semana caribeña, el escandaloso rescate del Banco de Valencia o la situación  de la Universidad gestionada por unos rectores calificados de lobbyistas reaccionarios. Pero no es habitual hablar de ellos en España en público y menos en un libro. El que decir la verdad pueda ser considerado como un acto de valor da idea de la situación en la que estamos. Y de la importancia que tiene el que lo haga precisamente alguien del prestigio intelectual y moral del profesor Garicano.
Efectivamente, reconforta mucho leer este libro donde se cuenta la verdad y  nos recuerda que los que pensamos como él  no estamos solos y no estamos equivocados. Desde ese punto de vista, resulta lógica la incomodidad o incluso la animadversión que suscitan libros como éste entre los “intelectuales” orgánicos (veáse por ejemplo esta crítica a título de ejemplo) aunque por lo menos ya no dicen -aunque sea por encargo- que lo que hay detrás de tanta crítica malintencionada es simple y llanamente la ambición de tener un cargo como hace unos meses. Igual de comprensible que el entusiasmo que suscita entre las maltratadas clases medias y profesionales con ganas de que don Luis se anime a fundar un nuevo partido político o a encabezar una lista de independientes, como me ha sugerido que le trasmita más de un lector.
Por ahora creo que nos tendremos que conformar con las herramientas que nos proporciona en este libro el profesor Garicano para que los ciudadanos españoles podamos decidir con conocimiento de causa cual de los dos finales de la historia queremos escribir. Solo de nosotros depende que escribamos el bueno. Como le dijo hace muchos años una señora a mi también admirado Fernando Savater cuando seguía paseando por San Sebastián en la época en que ETA todavía mataba y él estaba amenazado, muchas gracias profesor, mientras le veamos por aquí sabremos que no nos hemos quedado solo.
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7 comentarios
  1. Andres
    Andres Dice:

    No puedo estar mas de acuerdo en que se trata de un libro extraordinario y, en mi opinion,comparable a algunos de Ortega en los que afrontaba la problematica de la España de su epoca. Aunque enfrente esten la España mediocre de “el economista fatuo”, y la España cainita de “papa, quiero un cargo”, españoles como yo no sentimos mas esperanzados gracias a libros como este.

  2. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Felicitar a Luis de corazón y desearle que no se nos convierta en héroe siendo tan joven.
    Igualmente a Elisa por su sentida recensión de la obra. Veremos que el adversario toma buena nota, apunta y hace como que no se entera. Trabaja de noche.
    Lo mejor que se puede ser en la vida es buena persona y creo que ambos lo son.
    A los dos mis mejores deseos

  3. luis
    luis Dice:

    El dilema de España que apunta Luis Garicano es trasladable a todas nuestras instituciones. Como creo haber leído en alguna otra recensión de libro, pues todavía no lo he adquirido, que lo que plantea, entre otras, cosas es la necesidad un sistema que garantice el castigo de los malos y la recompensa de los buenos. Añado yo es que es imprescindible en nuestra sociedad que nadie se sienta perjudicado por el mero hecho de trabajar con arreglo a parámetros de honradez y profesionalidad. Una fuerte felicitación a Luis.

  4. Horacio Gómez Rey
    Horacio Gómez Rey Dice:

    Excelente artículo Elisa de la Nuez, aunque me gustaría aclarar a que se refieren tanto el autor del mencionado libro como usted al citar Venezuela como ejemplo de no entiendo muy bien el qué, ¿como paradigma de democratización de un Estado y expansión de derechos fundamentales? (educación, sanidad,etc etc) , ¿ cómo ejemplo de libertad de información y opinión? ¿ como ejemplo de posesión de los canales masivos de difusión de información, ( los medios de comunicación) en manos de una oposición que busca hacer propaganda populista?

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