Flash Derecho: Adolfo Suárez y la tragedia griega
La persona y el personaje político de Suárez han tenido y siguen teniendo hoy un atractivo indudable. Y quizá la razón de ello, aparte de los datos objetivos que lo convierten en el hacedor de la Transición Democrática, sea que en su vida, tanto personal como política, se encuentran muchos de los elementos de la tragedia griega que, como decía Aristóteles, ilustra más y es más verdadera que la historia real por cuanto presenta situaciones concretas vinculadas causalmente para ilustrar principios universales.
El argumento de la tragedia griega es frecuentemente el devenir de un personaje cuyas cualidades exceden las del hombre común pero que, a consecuencia de sus pasiones (pathos) o de sus acciones, cae en desgracia de una manera predestinada y casi inevitable (Deus ex machina) lo cual es contemplado por el espectador finalmente con sentimientos de piedad y terror que permiten que la mente se purifique de las pasiones negativas que cada hombre posee. La catarsis final representa la toma de conciencia del espectador que, comprendiendo a los personajes, alcanza este estado final de conciencia y sabiduría, distanciado de las pasiones
Suárez fue elegido por Zeus para realizar uno de los trabajos de Hércules, la Transición Española. En su consecución luchó contra grandes peligros y amenazas – no olvidemos los constantes atentados terroristas, el “ruido de sables” y los extremismos varios- y hasta soportó un golpe de Estado. Al final le abandonaron los corifeos (perdóneseme la licencia: los que siguen y apoyan al personaje principal) y cae en desgracia abandonado por todos, como expresan gráficamente los únicos dos diputados obtenidos (el famoso “Agustín y yo”) con el partido que él fundó al caer UCD, el CDS, en las elecciones de octubre de 1982. Poco levantó la cabeza a partir de ese momento, y en lo poco que lo hizo fue golpeado con varias tragedias personales que minaron su resistencia hasta que finalmente una grave enfermedad le hizo perder la conciencia. Mucho se ha hablado de su ambición, de sus virtudes y sus defectos. Pero lo que es claro es que al final llega la catarsis y el espectador efectivamente se siente próximo al héroe y a sus desgracias en las que, en buena parte, se ve reflejado.
Es este sin duda el momento de honrar su persona y su obra, que fue importante por mucho que quienes, aun jóvenes, los vivimos, recordemos lo accidentado, convulso y peligroso de aquellos años. El paso de una dictadura de cuarenta años a una democracia avanzada en poquísimos meses, con el harakiri de las Cortes anteriores, la legalización del Partido Comunista, la aprobación de la Constitución de 1978 y tantas cosas más de por medio fue una obra maestra y puso a España al nivel de los países europeos con los que comparte historia. Por supuesto, no fue perfecta: en la Transición se hizo lo que se pudo y quizá se pudo hacer mejor, pero había prioridades y en ese salto mortal no es fácil caer de pie en un elegante escorzo, cuando además no ha habido tiempo para ensayar. Bastante tuvimos con no rompernos la crisma.
Pero no es este el momento de recordar esas carencias. No, este es el momento de recordar su obra y su persona. Su persona porque fue de una rectitud personal, limpieza y coherencia que nos hacen añorar otros tiempos en los que, al menos no en la proporción actual, la corrupción y el interés personal no campaban por sus respetos. Y su dignidad política, mostrada paladinamente tanto en su postura firme e inconmovible en su escaño en el 23 F que tantas veces hemos visto reflejada gráficamente como en su dimisión como presidente de Gobierno no por horribles acusaciones de corrupción o de incumplimiento de su programa, sino simplemente por considerarlo lo mejor para el Estado y lo más conforme a su dignidad personal. La renuncia que ello debió de significar para él, un zoon politikon, un verdadero animal político con las máximas ambiciones en este ámbito y prácticamente ninguna en los demás (recuerden su tortilla francesa y la ausencia de escándalos en cualquier otro vicio capital), está, en efecto, a la altura de cualquier tragedia griega, y lamentablemente nos incita a odiosas comparaciones que están en la mente de todos y que hoy no quiero citar.
Y también es preciso recordar su obra, el advenimiento de la democracia. Sin duda esta tarea no fue sólo suya, sino colectiva, pero él tuvo en ella un papel determinante con su habilidad, determinación y voluntad de lograr el tan traído y llevado consenso que, como sinónimo de deliberación, intercambio de opiniones y acuerdo (no como renuncia a los intereses generales para logros particulares) es un valor incuestionable que trajo a España la modernidad tras años, por no decir siglos, de atraso. Y resulta importante recordar esto hoy porque cabe constatar que el fallecimiento de Suárez coincide, de una manera un tanto simbólica, con un momento político en el que una buena parte de su obra se encuentra en entredicho, como comentamos y denunciamos constantemente en este blog.
Pero ojalá Suárez, con su fallecimiento, nos preste un último servicio: el de la catarsis nacional que estamos necesitando, el alcanzar esa sabiduría o concienciación de lo que fue su obra y de las acciones que se precisan para acabarla y consolidarla.
Presidente Fundación Hay Derecho. Notario de Madrid. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (1979-1984). Oposiciones a Notarías aprobadas en 1988, oposiciones restringidas, entre Notarios, en 1991-1992. En twitter @ignaciogoma
Enhorabuena
Es la mejor reflexión que he leído en un medio de comunicación
Recuerdo un bonito artículo de Rafael Borras en la muerte de López Rodó. Citaba unas palabras autobiográficas de Ortega, que las aplicaba a L.Rodó, para decir que al final por muchos éxitos y vanidades que uno colme, toda vida acaba en fracaso. Y algo hay de verdad en eso, algo de tragedia sufrimos todos, como incluso ha reconocido el hijo de Suarez.
Por otra parte, en cuanto a la palabra consenso bueno sería insistir aquí en otra palabra. Concordia. Julián Marías nos explicó la diferencia en un libro, y la supremacía de la concordia sobre los consensos edificados sin la primera. El propio Suarez hablo de “un efectivo esfuerzo de concordia nacional…”. Esto es lo que de verdad se necesitaría.
Fracaso para todo aquel que no sea creyente, como lo eran tanto Adolfo Suárez como López Rodó.
Hizo muchas cosas bien pero tuvo que bregar con el terrorismo de Eta, que entonces asesinaba un guardia civil o un militar por semana (a veces más). Esto le granjeó el rechazo del ejército (y de ahí el runrún golpista), lo que finalmente le llevó a dimitir creyendo que así evitaría el golpe de Estado (y en realidad puso el escenario, pues el golpe del 23 febrero 1981 tuvo lugar durante la investidura de su sucesor -Leopoldo Calvo Sotelo-). A mi modo de ver, Suárez debería haber tenido más interlocución con militares y guardia civil, explicándoles (podía hacerlo: en las distancias cortas era insuperable) que hacía todo lo que podía, e implicando a los militares en la lucha antiterrorista.
De todos modos, la caída de UCD y el advenimiento del PSOE eran inevitables, pues la sociedad española quería “probar” qué era un gobierno de izquierdas, en lo que gran parte de la población trabajadora tenía puestas muchas expectativas (finalmente frustradas).
No cabe duda de que aprender es duro.
Paloma tienes mucha razón en lo que dices. Por motivos familiares conozco muy bien lo que se pensaba en esos ambientes. Hay que tener en cuenta que Suárez hizo una profunda reforma militar que dejó en mantillas a la de Azaña, que nunca tuvo “feeling” con los militares, no como erróneamente se ha dicho por la “presunta traición” a los Principios Fundamentales del Movimiento, pues el ejército era el menos politizado de los “poderes fácticos”.
En las Fuerzas Armadas, quitando cuatro nostálgicos, la única preocupación política era la erosión que a la “unidad de España” producía la explosión de los hechos autonómicos, combinada con la agobiante presión terrorista. A eso se unió una evidente falta de tacto con la cúpula militar: Se nombra Ministro del Ejército a Gutiérrez Mellado sin respetar el escalafón, que entonces era sagrado (luego le sucedió Agustín Rodríguez Sahagún, que dejó muy bien recuerdo), se entierra a los muertos en el País Vasco y Navarra como si fueran delincuentes, en definitiva no se les trató como lo que son los militares, hombres (y ahora también mujeres) de palabra y honor.
Y para redondear la faena, en unos momentos en que la inflación anual superaba el 30 por ciento, a los militares se les congelan los sueldos, produciéndose un importante desfase de retribución con los funcionarios civiles equivalentes, cuando lo más justificable habría sido precisamente lo contrario, dadas las especiales circunstancias de disponibilidad geográfica y funcional que afectan a los militares que, por contraste con los civiles, nunca tienen “plaza en propiedad”.
Por no hablar de la restricción de derechos de asociación, sindicación y acción política a que están sujetos los militares, sin parangón con los de ningún otro funcionario público, jueces incluidos, o de los militares de otros países de nuestro entorno.
Pese a todo se ha resaltado muy poco a mi juicio la disciplina ejemplar de las FF.AA. que se mantuvieron fieles al Rey y a la Constitución en momentos de desinformación total, con el gobierno y el parlamento secuestrados por los golpistas.
Dice usted respecto a los logros de Suárez: “El paso de una dictadura de cuarenta años a una democracia avanzada en poquísimos meses”.
¿Realmente cree que en España existe una democracia avanzada?
Solo coincido en la valoración que hace respecto a su honestidad y a su sentido de la dignidad, muy superiores a las de los sucesivos presidentes de gobierno que desde él hemos padecido.
En cuanto a lo demás, no nos llevemos a engaño, las semillas de los males que padecemos fueron sembrados durante los años que gobernó España.
Es una lástima que no hubiese conservado la lucidez durante los últimos años de su vida, porque hubiera sido interesante saber lo que hubiera pensado de la situación a la que hemos llegado.
Me parece que como era un hombre honesto no se hubiese sentido muy satisfecho de su obra y probablemente lo hubiera reconocido.
Si, tiene razón, muchas de las cosas que están pasando ahora como la deriva autonómica o, peor, soberanista o la consolidación de un régimen de partidos rígido y poco democrático, y la absorción del todos los poderes por el ejecutivo tienen su origen en aquella época. Pero creo que no sería justo atribuirle a Suárez responsabilidad por una defectuosa redacción la constitución que ha propiciado el caos autonómico, puede esa redacción es más bien una obra colectiva y fruto de una lucha de poderes; el sistema de partidos es más bien consecuencia de hechos consumados que del diseño constitucional; y la falta de división de poderes es frutó de leyes posteriores. Todo ello favorecido y amparado por el Tribunal Constotucional mucho después.
Por ello, creo debe distinguirse la Transición y sus consecuencias ulteriores de la figura de Suárez, pero reconocer a este la autoría de su impulso y facilitación.
Este es el único artículo DECEPCIONANTE que he leído en esta página.
El artículo, muy decepcionante para una página tan exquisita como esta.
“El paso de una dictadura de cuarenta años a una democracia avanzada en poquísimos meses…
…tantas cosas más de por medio fue una obra maestra y puso a España al nivel de los países europeos con los que comparte historia.”
Madre del amor hermoso!
Sr. Ciudadano: Lamento no compartir sus opiniones y entiendo que nacen del desconocimiento directo de la situación política del momento. Esto que tenemos es sólo obra nuestra así que no tratemos de escurrir el bulto con la responsabilidad que nos afecta. Entendería algo su argumentación si la gente hubiera seguido votando a Adolfo Suárez, si no se le hubiera traicionado y zancadilleado por unos y otros, si se hubiera adaptado (como otros muchos) a los poderes económicos y a sus intereses, si no se hubiera enfrentado como lo hizo a todos en defensa de una ilusión colectiva: la libertad. Ya con eso solamente tiene un puesto en la Historia.
Y por relegar la definición del régimen democrático a norma con rango de Ley Orgánica, modificable al capricho del partido mayoritario. Ya en la ley electoral anterior a la LO de 1985 se instauraba el sistema D’hont que beneficiaba sólo a los dos grandes partidos mayoritarios (probablemente pensaba que la UCD seguiría siendo mayoritaria tras las elecciones de 1982) y las listas cerradas elegidas por partidos políticos cuyos estatutos atribuían el poder de decisión respecto a los de las listas a la oligarquía de gobierno de cada partido y eso se agravó en la LO de 1985. Bien pudo instaurar en el Real Decreto-Ley 20/1977 de 18 de marzo las listas abiertas, o una circunscripción electoral distinta a la provincia (bien menor, con representante único, bien superior -la mejor, la circunscripción única, que de verdad representaría a todos los españoles-) y bien pudo haber permitido a los ciudadanos elegir entre todos los candidatos conforme a su propio criterio con listas abiertas. Pero no lo hizo (lo único que hizo fue garantizar el secuestro de la voluntad mayoritaria de los españoles por los nacionalistas al blindar constitucionalmente como circunscripción electoral la provincia) y no lo hizo porque no convenía a sus intereses y los de su propio partido, entonces el previsiblemente mayoritario. Hasta la mayoría de edad se cambió sólo para que pudieran votar a su favor los jóvenes, que se preveía que estarían a favor del cambio. Desde luego la oligarquía parasitaria que sufrimos viene de aquellos polvos (aún reconociendo lo difícil que era gobernar en aquellos momentos), y es precisamente la causa principal de que seamos democracia sólo de nombre, de que estemos a merced de oligarquías parasitarias no sólo de los del gobierno central y sus amiguetes sino de los de los 17 autonómicos y sus amiguetes y de los más de 800 alcaldes y sus amiguetes (y sobre todo de los que mandan en los partidos a cada nivel territorial, estatal, autonómico y local, y sus amiguetes). Eso es presente y lo estamos pasando y sufriendo todos. Lo de la pésima gestión de la lucha contra ETA, aún sin olvidar a los muertos, parece que ha quedado en el pasado y es un problema al menos suspendido. Pero la oligarquía de partidos y los costes económicos y sociales de las 17 autonomías ahí están, los sufrimos todos -y los pagamos- y ninguno de los políticos con capacidad de gobernar los van a frenar.
Oligarquía partitocrática que es además la levadura más importante que hace fermentar la crisis de la separación de poderes que nuestras leyes cada vez amenazan más, la insuficiencia de poder propio del judicial y la debilitación de las garantías de ejercicio del poder judicial de modo independiente. Sé que no está bien cuestionar a los recién fallecidos, pero si no lo digo reviento. Ahí está el germen de nuestra “avanzada” democrácia: en un Real Decreto Ley de su gobierno. Buscad “La Ley electoral, cosa de Suarez y el PSOE” que publicó Libertad Digital. Lo explica claro.
Este es el único artículo DECEPCIONANTE que he leído en esta página.
El artículo, muy decepcionante para una página tan exquisita como esta.
“El paso de una dictadura de cuarenta años a una democracia avanzada en poquísimos meses…
…tantas cosas más de por medio fue una obra maestra y puso a España al nivel de los países europeos con los que comparte historia.”
Madre del amor hermoso!
Juan Ciudadano creo que me he expresado mal. No desconozco que Torcuato fue la verdadera “cabeza pensante” de la Ley para la Reforma Política. La verdad es que casi me ha parecido mal que creyese que no sabía nada de
Esto. Yo me refería simplemente, supongo que influido por los malos tiempos que corren, a que tenía en la cabeza algún objetivo más que las siguientes elecciones.
Tampoco creo que se le pueda echar la culpa de que el sistema autonómico esté como está. Vale que el Sistema autonómico no se terminó de perfilar y que el café para todos pudo ser un error, pero no lo tengo claro. De hecho ya nunca lo sabremos. Es muy posible que cualquier cosa que se plantase terminase mal.
Con las autonomías se han hecho demasiadas cosas mal después de Suárez como para echarle toda la culpa a él.
No era mi intención calificarla de ignorante.
Evidentemente, que las autonomías hubiesen degenarado hasta convertirse en cacicazgos es cosa de quienes han mandado en el PSOE, PP y CiU, porque así les ha convenido; pero también es cierto que cuando se inició el proceso constituyente el Gobierno no tenía plan alguno respecto a cuestión tan capital como era la organización territorial del Estado, que se quiso contentar a todo el mundo, que el título VIII de la Constitución fue una gran chapuza, que hubo quien hizo advertencias al Gobierno de los riesgos que entrañaba y no se le hizo caso, y que el liderazgo político en tan crucial momento histórico para España correspondió a Suárez, por lo que parece que de todo lo ocurrido después alguna responsabilidad le alcanza.
Preciosas palabras.
Aunque el autor dice que no es el momento, no puedo evitar echar de menos políticos como “los de antes”, de los que Adolfo Suárez es paradigma, esos que, en un momento determinado y aunque fuese brevemente, apartaron sus intereses particulares (no privados, sino partidistas) en favor del interés común, el de todos los ciudadanos.
Mirando lo que tenemos ahora, se me revuelve el intelecto.
Como decía, una bellas palabras de homenaje; gracias.
Totalmente de acuerdo Elisa. Es muy fácil torear desde el graderío o desde la barra del bar pero qué pocos son los que se atreven a saltar al ruedo.
En primer lugar enhorabuena por el post del Sr. Gomá. Acierta en el fondo y la forma reconociendo la labor titánica que la Política (con mayúscula) exigía en esos momentos. Coincido con el texto de Bretch sobre la existencia de “imprescindibles” o claramente necesarios en la historia de los hombres. Suárez lo fue porque creía en el proyecto y creía en su propia persona para sacarlo adelante. Lo hizo con valentía, con esa seducción que sólo nace y se transmite desde las convicciones firmes. Abrió puertas cerradas y nos mostró lo que ocultaban tras ellas: nada menos que la libertad. Luego dejó que nosotros decidiéramos qué hacer con ella. Y lo que hemos hecho es lo que tenemos. A él se le quería, pero no se le votaba. Eso no es culpa suya sino de los que entendieron la “progresía” más como una postura “snob” (tal como sigue ocurriendo ahora) que en su significado más profundo. El amó la libertad y luchó por la nuestra mucho más de lo que lo hacemos nosotros. Descanse en paz.
Estimado Sr. Teilhard: La única culpa de lo que somos o de cómo estamos es nuestra. Tengamos por una vez la valentía de darnos cuenta de ello. En el fondo echamos de menos a quienes nos tutelen el resto de la vida. Somos así de cómodos y tenemos miedo a la libertad.
Sr. Ciudadano: Lamento no compartir sus opiniones y entiendo que nacen del desconocimiento directo de la situación política del momento. Esto que tenemos es sólo obra nuestra así que no tratemos de escurrir el bulto con la responsabilidad que nos afecta. Entendería algo su argumentación si la gente hubiera seguido votando a Adolfo Suárez, si no se le hubiera traicionado y zancadilleado por unos y otros, si se hubiera adaptado (como otros muchos) a los poderes económicos y a sus intereses, si no se hubiera enfrentado como lo hizo a todos en defensa de una ilusión colectiva: la libertad. Ya con eso solamente tiene un puesto en la Historia.
Una gran persona, y de una talla política ejemplar. La pena, es que parece que nunca sabremos de verdad por qué dimitió.
Descanse en paz, Don Adolfo Suárez
Hay una reflexión que habría que hacer en torno al aislamiento y la dimisión de Suárez, que no he oido ni leido. Y que me permito hacer en este medio. Desde las elecciones de 1979, una vez concluida la etapa constitucional e instituida la democracia a todo el mundo le entró prisa, mucha prisa, por ocupar más espacios del poder. Los socialistas, guiados por sus padrinos alemanes, hicieron lo imposible para que Suárez no fuera el Adenauer de España. Los grupos de UCD, encantados en despedazar a Suárez y repartirse los despojos. Hasta los comunistas, viejos y jóvenes, descabalgaron a Carrillo para satisfacer sus prisas de tocar poder. Nadie se contentó con el poder que les dejó las urnas. Nadie estaba dispuesto a consolidar ese poder que le tocó. Todos querían más. Todos querían todo. Y el obstáculo era Suárez.
Y esas prisas de todos impidió la conformación de una democracia sólida, madura, avanzada. Así, a los pocos años ya se hablaba de desencanto y así hasta hoy.
No tengo edad para recordar a Adolfo Suárez de presidente del gobierno. Aún recuerdo la gran sorpresa que fue para mi descubrir que lo había sido alguna vez cuando siendo un niño le pregunté a mi padre quien había sido el presidente anterior a Felipe González . Supongo que mediados los ochenta tenía bastante pinta de perdedor…
Me ha gustado mucho el post. Ojalá, tal y como insinúa, Suárez se convierta en esa figura (incluso magnificada) a la que mire nuestra sociedad. Hay muy pocas figuras políticas en nuestra España a las que admirar.
Sólo quería mostrarme en desacuerdo con una cosa. Creo que es un error poner en duda parte de “su” transición por lo que está pasando. Creo que pedirle que no haya desajustes después de casi 40 años es pedirle demasiado. Sobre todo si pensamos que tuvimos esos 40 años para enderezar las cosas que nos se terminaron de atar y que los problemas se han manifestado en los últimos 15 años ( sí meto el ” boom” a propósito).
En todo caso un político al que admirar. Al final hablan los hechos. Creo que han acallado las inmensas críticas que siempre recibió. Descanse en paz
Desde la objetividad es difícil compartir que el Sr Suárez nos haya traído una “democracia avanzada”, o que sea ejemplo de “coherencia” quien perjura de las leyes a las que juró fidelidad. Pero sin duda es uno de los responsables más directos de nuestra situación actual.
Enhorabuena
Es la mejor reflexión que he leído en un medio de comunicación
Recuerdo un bonito artículo de Rafael Borras en la muerte de López Rodó. Citaba unas palabras autobiográficas de Ortega, que las aplicaba a L.Rodó, para decir que al final por muchos éxitos y vanidades que uno colme, toda vida acaba en fracaso. Y algo hay de verdad en eso, algo de tragedia sufrimos todos, como incluso ha reconocido el hijo de Suarez.
Por otra parte, en cuanto a la palabra consenso bueno sería insistir aquí en otra palabra. Concordia. Julián Marías nos explicó la diferencia en un libro, y la supremacía de la concordia sobre los consensos edificados sin la primera. El propio Suarez hablo de “un efectivo esfuerzo de concordia nacional…”. Esto es lo que de verdad se necesitaría.
Hizo muchas cosas bien pero tuvo que bregar con el terrorismo de Eta, que entonces asesinaba un guardia civil o un militar por semana (a veces más). Esto le granjeó el rechazo del ejército (y de ahí el runrún golpista), lo que finalmente le llevó a dimitir creyendo que así evitaría el golpe de Estado (y en realidad puso el escenario, pues el golpe del 23 febrero 1981 tuvo lugar durante la investidura de su sucesor -Leopoldo Calvo Sotelo-). A mi modo de ver, Suárez debería haber tenido más interlocución con militares y guardia civil, explicándoles (podía hacerlo: en las distancias cortas era insuperable) que hacía todo lo que podía, e implicando a los militares en la lucha antiterrorista.
De todos modos, la caída de UCD y el advenimiento del PSOE eran inevitables, pues la sociedad española quería “probar” qué era un gobierno de izquierdas, en lo que gran parte de la población trabajadora tenía puestas muchas expectativas (finalmente frustradas).
No cabe duda de que aprender es duro.
Dice usted respecto a los logros de Suárez: “El paso de una dictadura de cuarenta años a una democracia avanzada en poquísimos meses”.
¿Realmente cree que en España existe una democracia avanzada?
Solo coincido en la valoración que hace respecto a su honestidad y a su sentido de la dignidad, muy superiores a las de los sucesivos presidentes de gobierno que desde él hemos padecido.
En cuanto a lo demás, no nos llevemos a engaño, las semillas de los males que padecemos fueron sembrados durante los años que gobernó España.
Es una lástima que no hubiese conservado la lucidez durante los últimos años de su vida, porque hubiera sido interesante saber lo que hubiera pensado de la situación a la que hemos llegado.
Me parece que como era un hombre honesto no se hubiese sentido muy satisfecho de su obra y probablemente lo hubiera reconocido.
Si, tiene razón, muchas de las cosas que están pasando ahora como la deriva autonómica o, peor, soberanista o la consolidación de un régimen de partidos rígido y poco democrático, y la absorción del todos los poderes por el ejecutivo tienen su origen en aquella época. Pero creo que no sería justo atribuirle a Suárez responsabilidad por una defectuosa redacción la constitución que ha propiciado el caos autonómico, puede esa redacción es más bien una obra colectiva y fruto de una lucha de poderes; el sistema de partidos es más bien consecuencia de hechos consumados que del diseño constitucional; y la falta de división de poderes es frutó de leyes posteriores. Todo ello favorecido y amparado por el Tribunal Constotucional mucho después.
Por ello, creo debe distinguirse la Transición y sus consecuencias ulteriores de la figura de Suárez, pero reconocer a este la autoría de su impulso y facilitación.
Una gran persona, y de una talla política ejemplar. La pena, es que parece que nunca sabremos de verdad por qué dimitió.
Descanse en paz, Don Adolfo Suárez
Hay una reflexión que habría que hacer en torno al aislamiento y la dimisión de Suárez, que no he oido ni leido. Y que me permito hacer en este medio. Desde las elecciones de 1979, una vez concluida la etapa constitucional e instituida la democracia a todo el mundo le entró prisa, mucha prisa, por ocupar más espacios del poder. Los socialistas, guiados por sus padrinos alemanes, hicieron lo imposible para que Suárez no fuera el Adenauer de España. Los grupos de UCD, encantados en despedazar a Suárez y repartirse los despojos. Hasta los comunistas, viejos y jóvenes, descabalgaron a Carrillo para satisfacer sus prisas de tocar poder. Nadie se contentó con el poder que les dejó las urnas. Nadie estaba dispuesto a consolidar ese poder que le tocó. Todos querían más. Todos querían todo. Y el obstáculo era Suárez.
Y esas prisas de todos impidió la conformación de una democracia sólida, madura, avanzada. Así, a los pocos años ya se hablaba de desencanto y así hasta hoy.
No tengo edad para recordar a Adolfo Suárez de presidente del gobierno. Aún recuerdo la gran sorpresa que fue para mi descubrir que lo había sido alguna vez cuando siendo un niño le pregunté a mi padre quien había sido el presidente anterior a Felipe González . Supongo que mediados los ochenta tenía bastante pinta de perdedor…
Me ha gustado mucho el post. Ojalá, tal y como insinúa, Suárez se convierta en esa figura (incluso magnificada) a la que mire nuestra sociedad. Hay muy pocas figuras políticas en nuestra España a las que admirar.
Sólo quería mostrarme en desacuerdo con una cosa. Creo que es un error poner en duda parte de “su” transición por lo que está pasando. Creo que pedirle que no haya desajustes después de casi 40 años es pedirle demasiado. Sobre todo si pensamos que tuvimos esos 40 años para enderezar las cosas que nos se terminaron de atar y que los problemas se han manifestado en los últimos 15 años ( sí meto el ” boom” a propósito).
En todo caso un político al que admirar. Al final hablan los hechos. Creo que han acallado las inmensas críticas que siempre recibió. Descanse en paz
Desde la objetividad es difícil compartir que el Sr Suárez nos haya traído una “democracia avanzada”, o que sea ejemplo de “coherencia” quien perjura de las leyes a las que juró fidelidad. Pero sin duda es uno de los responsables más directos de nuestra situación actual.
Querido Teilhard,
No es sólo Suárez el culpable de nuestra situación actual. También lo son Arias Navarro, López Rodó, Cánovas del Castillo e incluso el Conde Duque de Olivares. Los dirigentes de hoy, pobrecitos, no son más que sus víctimas.
Estimado Sr. Teilhard: La única culpa de lo que somos o de cómo estamos es nuestra. Tengamos por una vez la valentía de darnos cuenta de ello. En el fondo echamos de menos a quienes nos tutelen el resto de la vida. Somos así de cómodos y tenemos miedo a la libertad.
Suárez tiene el mérito de haber llevado a cabo una gran transformación política pero los cinco años que estuvo en la presidencia del gobierno se puede calificar de nefastos tanto en el aspecto de la lucha contra la banda terrorista ETA (másde 100 muertos en el año 1980) como en el aspecto económico por la fuerte crisis económica que sufrió España con unas altas cotas de inflación y paro.
Descanse en paz
Y por relegar la definición del régimen democrático a norma con rango de Ley Orgánica, modificable al capricho del partido mayoritario. Ya en la ley electoral anterior a la LO de 1985 se instauraba el sistema D’hont que beneficiaba sólo a los dos grandes partidos mayoritarios (probablemente pensaba que la UCD seguiría siendo mayoritaria tras las elecciones de 1982) y las listas cerradas elegidas por partidos políticos cuyos estatutos atribuían el poder de decisión respecto a los de las listas a la oligarquía de gobierno de cada partido y eso se agravó en la LO de 1985. Bien pudo instaurar en el Real Decreto-Ley 20/1977 de 18 de marzo las listas abiertas, o una circunscripción electoral distinta a la provincia (bien menor, con representante único, bien superior -la mejor, la circunscripción única, que de verdad representaría a todos los españoles-) y bien pudo haber permitido a los ciudadanos elegir entre todos los candidatos conforme a su propio criterio con listas abiertas. Pero no lo hizo (lo único que hizo fue garantizar el secuestro de la voluntad mayoritaria de los españoles por los nacionalistas al blindar constitucionalmente como circunscripción electoral la provincia) y no lo hizo porque no convenía a sus intereses y los de su propio partido, entonces el previsiblemente mayoritario. Hasta la mayoría de edad se cambió sólo para que pudieran votar a su favor los jóvenes, que se preveía que estarían a favor del cambio. Desde luego la oligarquía parasitaria que sufrimos viene de aquellos polvos (aún reconociendo lo difícil que era gobernar en aquellos momentos), y es precisamente la causa principal de que seamos democracia sólo de nombre, de que estemos a merced de oligarquías parasitarias no sólo de los del gobierno central y sus amiguetes sino de los de los 17 autonómicos y sus amiguetes y de los más de 800 alcaldes y sus amiguetes (y sobre todo de los que mandan en los partidos a cada nivel territorial, estatal, autonómico y local, y sus amiguetes). Eso es presente y lo estamos pasando y sufriendo todos. Lo de la pésima gestión de la lucha contra ETA, aún sin olvidar a los muertos, parece que ha quedado en el pasado y es un problema al menos suspendido. Pero la oligarquía de partidos y los costes económicos y sociales de las 17 autonomías ahí están, los sufrimos todos -y los pagamos- y ninguno de los políticos con capacidad de gobernar los van a frenar.
Oligarquía partitocrática que es además la levadura más importante que hace fermentar la crisis de la separación de poderes que nuestras leyes cada vez amenazan más, la insuficiencia de poder propio del judicial y la debilitación de las garantías de ejercicio del poder judicial de modo independiente. Sé que no está bien cuestionar a los recién fallecidos, pero si no lo digo reviento. Ahí está el germen de nuestra “avanzada” democrácia: en un Real Decreto Ley de su gobierno. Buscad “La Ley electoral, cosa de Suarez y el PSOE” que publicó Libertad Digital. Lo explica claro.
Creo que, no ahora que ya falta, sino desde hace años, el Presidente Suárez ha sido aceptado por la mayoría de los ciudadanos de bien como un símbolo personificado de un logro colectivo de primer calibre, esto es, el paso de una Dictadura a una Democracia sin revolución. Por tanto, el agradecimiento que el pueblo está expresando, que los “medios” están reflejando y que se puede símbolo en la primera fotografía de los tres ex-presidentes vivos juntos, al margen de la tan carpetovetónica afición a denigrar en vida y ensalzar tras la muerte, refleja un sentimiento sincero no sólo hacia la persona, sino hacia el político y lo que representa. Creo que, como dice el Sr. Gomá en el último párrafo del artículo, demuestra igualmente un deseo de concordia (JJGF) de la mejor parte de la sociedad civil española, esa que siempre está callada o acallada. El Rey fue el otro símbolo personificado de ese logro colectivo y para algunos de nosotros, a pesar de los errores, lo sigue siendo. Más nos valdría sentarnos en una mesa y seguir construyendo sobre los mimbres de la Transición y la Constitución del 78. Que la tierra le sea leve, D. Adolfo, y, por la parte que me toca, gracias por su trabajo.
Yo lo veo como la visagra o timón que evitó que viejos políticos extremistas de la derecha y de la izquierda (Fraga y Carrillo) llegaran al poder (porque a saber lo que se hubiera desencadenado) y facilitó que una generación de jóvenes políticos (con sus errores y aciertos) pudiesen luego enderezar el país al puerto europeo.
A veces Izaskun, los árboles no nos dejan ver el bosque.
Fraga fue uno de los políticos que por medio de su gestión en los gobiernos de Franco propició la apertura del régimen y con él una modernización de la sociedad que la fue preparando para la inevitable transición a que obligaría “el hecho biológico”.
Su denuncia de un caso de corrupción que afectó a uno de los pilares del régimen (caso Matesa, Opus) le costó su caída en desgracia y su “exilio” como embajador a Londres. Allí estudió a fondo el sistema político británico y se mostró partidario de su implantación en España. Siendo ministro de Arias Navarro, propuso un pacto en este sentido a Felipe González, dejando la legalización del PCE para después de las primeras elecciones democráticas. La defección de Arias Navarro, preso de los sectores franquistas más inmovilistas (el búnker) arrumbó el proyecto de Fraga, prefiriendo el rey a Adolfo Suárez, a quien consideraba más manejable.
Un hecho frecuentemente olvidado es que tras la aprobación de la Constitución de 1979, Alianza Popular se rompió y formó con algunos descontentos ligados a UCD la llamada Coalición Democrática (luego Coalición Popular y luego PP). En esa Coalición Democrática se integró el auténtico cerebro jurídico de la transición, Torcuato Fernández Miranda, que se presentó al Senado por Madrid, no resultó elegido y falleció poco tiempo después.
Efectivamente, es un poco desesperante esta costumbre tan española de no darse cuenta de lo imprescindibles que han sido algunas personas y de sus logros hasta que se mueren. Claro que todo el mundo comete errores faltaría más, pero la pregunta del millón es ¿cuantas más personas podrían haber hecho lo que él hizo? No parece que muchas. En cuanto a achacar a nuestros gobernantes todos nuestros bienes o todos nuestros males no es más que reflejo de una ciudadanía y una sociedad civil inmadura que actúa como un menor de edad o peor todavía, como un adolescente malcriado. Ya va siendo hora de que espabilemos, dejemos de quejarnos y nos movamos todos un poquito. .
“El futuro no está escrito porque sólo el pueblo puede escribirlo”. Adofo Suárez.
Totalmente de acuerdo Elisa. Es muy fácil torear desde el graderío o desde la barra del bar pero qué pocos son los que se atreven a saltar al ruedo.
Ojalá su último párrafo se cumpla D. Ignacio. Esperemos que la sombra de Suárez llegue a cubrir aunque sea un poco a nuestros políticos. Espero que se dediquen menos a homenajearlo, y más a imitarlo. Descanse en paz.
Como bien dice Ignacio Gomá, no es momento ni espacio para recordar otra cosa que a la persona.
Cuando Adolfo Suárez estuvo en activo yo vivía fuera de España y no tengo memoria cercana del momento, tampoco estaba bajo la influencia cotidiana de los medios locales y sólo veía lo que desde fuera merecía algún artículo. Es decir, muy poco.
Como apuntan varios comentaristas, lo que destilaba desde América, –emociones instigadas aparte–, no era bueno ni presagiaba otra cosa que el cuasi estado fallido que hoy tenemos. Pero, por supuesto, no es de recibo imputar a Suárez lo que corresponde a causas históricas o actores distintos y claramente identificados; pero mucho cristalizó entonces estructuralmente.
Años más tarde, en los 90, conocí a Adolfo Suárez y “puedo afirmar y afirmo” que entonces su perspectiva sobre lo ocurrido no era muy diferente de la que apuntan algunos comentarios.
Creo que era plenamente consciente de lo que se sembró en la Constitución del 78 por personas y grupos que sabían perfectamente lo que querían y de la calaña extractiva que lamentablemente vino a repartirse los apetecibles despojos. Los carroñeros son perspicaces e incansables. Currantes natos con buena cabeza.
En una cena en la que pronunció unas de sus últimas palabras en público, se lamentó de gran parte de lo que ha ocurrido y muy especialmente del derroche obsceno, la deslealtad y la corrupción.
Igualmente interesante fue una de sus visitas al Elíseo donde Giscard d’Estaing le esperaba mirando hacia el jardín por el ventana de un largo corredor sin, aparentemente, darse cuenta de que Suárez estaba comenzando a recorrer el pasillo largo y vacío que escenifica el acceso al poder. Adolfo Suárez, al percibir el gesto desconsiderado y altanero, se detuvo, se giró hacia la ventana y se puso a observar el jardín. Giscard terminó acercándose para recibirle, pero éste era el entorno en el que tenía que pedir apoyo contra ETA pagando siempre un precio. Nada es gratis.
El cariño que la gente sencilla le demuestra hoy –y que tan bien refleja Ignacio Gomá en su artículo–, difícilmente volverán a recibirlo sus sucesores.
Entre otras cosas porque Suárez no usó la presidencia del Gobierno para hacer currículo ante “los jefes”.
Un saludo cordial
Algunas realidades que se comentan poco:
-Suárez duró mientras tuvo algo que repartir. Cuando ya quedaba poco poder por repartir le abandonaron.
-Los que ahora le ensalzan son los mismos que le atacaron encarnizadamente.
-Su obra ¿el advenimiento de la democracia?… Pero si lo que tenemos es una partidocracia corrupta y casi imposible de desmontar. ¿Cómo se puede siquiera llamar democracia a un sistema donde ya ni se disimula la NO separación de poderes y donde las listas de partidos evitan la representatividad de los elegidos?
Sr. Jesús,
No contemple la realidad de 1978 desde la perspectiva 2014, sino desde la perspectiva 1975. Quizá así lo vea diferente.
Suárez empezó a gobernar en 1976 y lo dejó en 1981. En esos 5 años algo cambiaron las cosas. Creo que para bien. Que luego hayan acabado como están ahora no es achacable a él. Para arreglar las cosas es conveniente acertar en el diagnóstico y mal vamos si creemos que es responsable el jefe de gobierno de hace 33 años.
Estimado Jesús: Lamentablemente lo del “reparto” parece ser una condición que nos afecta a todos. El PSOE se formó prometiendo cargos a diestro y siniestro. Con esa nómina ya se podía tener adictos o adeptos, como prefiera Vd. llamarlos. Yo lo llamo clientelismo pagado con cargo a los presupuestos. Dígales a los más convencidos ideológicamente (si los hay) de partidos, sindicatos, organizaciones sociales, ONGs, etc. que se queden trabajando sólo por altruismo. Luego cuente los que quedan. Es más, cuando pierden el puesto largan en cantidad. En cuanto a lo que se entiende como “democracia avanzada” hay que hacerlo en el contexto político e histórico del momento. El antes y el después simplemente. Lo demás lo hemos puesto o consentido nosotros. Un saludo.
Reza en el frontispicio del Panteón de París la inscripción «Aux grands hommes la patrie reconnaissante» («A los grandes hombres, la patria agradecida»).
Yo espero que los merecidos actos de Estado que se han realizado estos días en honor del Presidente Suárez, no se tengan por debidos hacia todos los que ocupan el mismo cargo. Hay que ganárselo, esto no es una paga vitalicia en el Consejo de Estado.
Yo imagino un guiñol ,tres personajes y un coro:un torero,un rey de oros,y un tercer personaje vestido de traje académico con muceta de color rojo,esto es,un jurista de reconocido prestigio;hay además un coro numeroso de personajes grises,los épsilon del Mundo feliz de A.Huxley,o mejor los Botejara de A.Amestoy,lo de los de no hay parto sin dolor, ni hortera sin transistor…etc.el torero y el jurista rivalizan en sus piruetas,quieren impresionar al magnífico rey, que heredero de un poder cuasi absoluto, tiene claro que a él personalmente,lo que le conviene es el modelo balear del turismo y la comisión.En una de las piruetas el torero saca ,convertido en prestidigitador un sapo rojo de su montera y el jurista ,para no ser menos, descuelga un enorme crucifijo de la pared,el reinante asiste satisfecho, y otea el horizonte en busca de hombres de estado.Pasan treinta años:el torero reposa en su ataúd, el reinante renquea,por sus muchos años y por su mala vida, el jurista ha tiempo que cria malvas, ahora,ademas de la masa de hombres grises, prácticamente seis millones, hay letizios y sorayos, personajes que han ascencido por la escala social,como toda la vida,por matrimonio y por oposición y además por pertenencia a partido o partida política.Hay gran duelo,aplausos, alabanzas y despedida y cierre. Yo quiero ver las fotos de Suarez con Franco,qué caramba(
Excelente pots Ignacio que me trae a la memoria los tiempos en la Facultad de Derecho y como vivíamos esos años de estudiantes….que nostalgia.
Pero hoy toca recordar a Suárez ese hombre austero que en esta época donde nos falta tanto liderazgo político su figura se agranda más y más. Nada mejor que recordar a Bertolt Brecht:
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.”
Persona austera que no se enriqueció con la política y cuando los gastos por las enfermedades de sus familiares mermaron su economía familiar vendió su casa de Palma de Mallorca, donde pasaba los veranos, para sufragar los gastos
Llamaba la atención por el café que consumía en grandes cantidades y la nube de ducados que le acompañaba a todas partes.
Los que le conocían destacan su sentido del humor muy castellano y como los ataques de sus enemigos eran encajados con estoicismo. Sus aficiones eran el tenis y el senderismo. Con Manolo Santana disputo reñidos partidos en la cancha del palacio de la Moncloa.
Hombre inteligente y seductor del que siempre recordaremos su eterna sonrisa.
Sr Teilhard me parece falto de fundamento acusar a Suárez de perjurar de unas leyes a las que juró fidelidad cuando, como usted sabe, se trataba de leyes dictadas sin legitimidad democrática. Por otra parte su argumento es contradictorio: que yo sepa esas leyes se modificaron desde la propia legalidad por lo tanto no se perjuró de nada. En relación con la culpabilidad me remito al brillante comentario de Arturo Hervás.
Por otro lado de verdad que no comprendo los comentarios que acusan a Suárez de los males que nos aquejan después de que pasara tanto tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que no eran un problema cuando él estaba gobernando. No sé, se me ocurre citar los siguientes ejemplos:
-La “paridocracia” es un fenómeno posterior a Suárez. De hecho su partido desapareció con él. Se me ocurre que la primera vez que se manifestó claramente fue con los escándalos del partido socialista al final de su primer mandato. Eso pasó creo que en el 93, es decir años después de Suárez y nada menos que hace ¡20 años! sin que nadie haya hecho nada.
-“Montesquieu ha muerto”. Eso sabemos quien lo ha dicho y para que.
-En relación con el tema autonómico caos como los generados en los estatutos de autonomía como el de Cataluña o Andalucía que fijan la inversión por parámetros diferentes (uno por el PIB y el otro por la población, también tienen el sello de un gobierno muy concreto. Y hecho por cierto en contra del famoso café para todos que entiendo trataba de evitar estas cosas.
-fFinalmente la corrupción institucionalizada en la cúpula de un partido concreto que se ha manifestado ahora pero que yo diría que empezó como el primer gobierno de ese partido.
No sé yo creo que la figura de Suárez es muy digna y sobre todo mucho más digno de lo que pasó después.
Suárez tiene el mérito de haber llevado a cabo una gran transformación política pero los cinco años que estuvo en la presidencia del gobierno se puede calificar de nefastos tanto en el aspecto de la lucha contra la banda terrorista ETA (másde 100 muertos en el año 1980) como en el aspecto económico por la fuerte crisis económica que sufrió España con unas altas cotas de inflación y paro.
Descanse en paz
Querido Teilhard,
No es sólo Suárez el culpable de nuestra situación actual. También lo son Arias Navarro, López Rodó, Cánovas del Castillo e incluso el Conde Duque de Olivares. Los dirigentes de hoy, pobrecitos, no son más que sus víctimas.
Creo que, no ahora que ya falta, sino desde hace años, el Presidente Suárez ha sido aceptado por la mayoría de los ciudadanos de bien como un símbolo personificado de un logro colectivo de primer calibre, esto es, el paso de una Dictadura a una Democracia sin revolución. Por tanto, el agradecimiento que el pueblo está expresando, que los “medios” están reflejando y que se puede símbolo en la primera fotografía de los tres ex-presidentes vivos juntos, al margen de la tan carpetovetónica afición a denigrar en vida y ensalzar tras la muerte, refleja un sentimiento sincero no sólo hacia la persona, sino hacia el político y lo que representa. Creo que, como dice el Sr. Gomá en el último párrafo del artículo, demuestra igualmente un deseo de concordia (JJGF) de la mejor parte de la sociedad civil española, esa que siempre está callada o acallada. El Rey fue el otro símbolo personificado de ese logro colectivo y para algunos de nosotros, a pesar de los errores, lo sigue siendo. Más nos valdría sentarnos en una mesa y seguir construyendo sobre los mimbres de la Transición y la Constitución del 78. Que la tierra le sea leve, D. Adolfo, y, por la parte que me toca, gracias por su trabajo.
Yo lo veo como la visagra o timón que evitó que viejos políticos extremistas de la derecha y de la izquierda (Fraga y Carrillo) llegaran al poder (porque a saber lo que se hubiera desencadenado) y facilitó que una generación de jóvenes políticos (con sus errores y aciertos) pudiesen luego enderezar el país al puerto europeo.
Efectivamente, es un poco desesperante esta costumbre tan española de no darse cuenta de lo imprescindibles que han sido algunas personas y de sus logros hasta que se mueren. Claro que todo el mundo comete errores faltaría más, pero la pregunta del millón es ¿cuantas más personas podrían haber hecho lo que él hizo? No parece que muchas. En cuanto a achacar a nuestros gobernantes todos nuestros bienes o todos nuestros males no es más que reflejo de una ciudadanía y una sociedad civil inmadura que actúa como un menor de edad o peor todavía, como un adolescente malcriado. Ya va siendo hora de que espabilemos, dejemos de quejarnos y nos movamos todos un poquito. .
Ojalá su último párrafo se cumpla D. Ignacio. Esperemos que la sombra de Suárez llegue a cubrir aunque sea un poco a nuestros políticos. Espero que se dediquen menos a homenajearlo, y más a imitarlo. Descanse en paz.
“El futuro no está escrito porque sólo el pueblo puede escribirlo”. Adofo Suárez.
Como bien dice Ignacio Gomá, no es momento ni espacio para recordar otra cosa que a la persona.
Cuando Adolfo Suárez estuvo en activo yo vivía fuera de España y no tengo memoria cercana del momento, tampoco estaba bajo la influencia cotidiana de los medios locales y sólo veía lo que desde fuera merecía algún artículo. Es decir, muy poco.
Como apuntan varios comentaristas, lo que destilaba desde América, –emociones instigadas aparte–, no era bueno ni presagiaba otra cosa que el cuasi estado fallido que hoy tenemos. Pero, por supuesto, no es de recibo imputar a Suárez lo que corresponde a causas históricas o actores distintos y claramente identificados; pero mucho cristalizó entonces estructuralmente.
Años más tarde, en los 90, conocí a Adolfo Suárez y “puedo afirmar y afirmo” que entonces su perspectiva sobre lo ocurrido no era muy diferente de la que apuntan algunos comentarios.
Creo que era plenamente consciente de lo que se sembró en la Constitución del 78 por personas y grupos que sabían perfectamente lo que querían y de la calaña extractiva que lamentablemente vino a repartirse los apetecibles despojos. Los carroñeros son perspicaces e incansables. Currantes natos con buena cabeza.
En una cena en la que pronunció unas de sus últimas palabras en público, se lamentó de gran parte de lo que ha ocurrido y muy especialmente del derroche obsceno, la deslealtad y la corrupción.
Igualmente interesante fue una de sus visitas al Elíseo donde Giscard d’Estaing le esperaba mirando hacia el jardín por el ventana de un largo corredor sin, aparentemente, darse cuenta de que Suárez estaba comenzando a recorrer el pasillo largo y vacío que escenifica el acceso al poder. Adolfo Suárez, al percibir el gesto desconsiderado y altanero, se detuvo, se giró hacia la ventana y se puso a observar el jardín. Giscard terminó acercándose para recibirle, pero éste era el entorno en el que tenía que pedir apoyo contra ETA pagando siempre un precio. Nada es gratis.
El cariño que la gente sencilla le demuestra hoy –y que tan bien refleja Ignacio Gomá en su artículo–, difícilmente volverán a recibirlo sus sucesores.
Entre otras cosas porque Suárez no usó la presidencia del Gobierno para hacer currículo ante “los jefes”.
Un saludo cordial
Algunas realidades que se comentan poco:
-Suárez duró mientras tuvo algo que repartir. Cuando ya quedaba poco poder por repartir le abandonaron.
-Los que ahora le ensalzan son los mismos que le atacaron encarnizadamente.
-Su obra ¿el advenimiento de la democracia?… Pero si lo que tenemos es una partidocracia corrupta y casi imposible de desmontar. ¿Cómo se puede siquiera llamar democracia a un sistema donde ya ni se disimula la NO separación de poderes y donde las listas de partidos evitan la representatividad de los elegidos?
Reza en el frontispicio del Panteón de París la inscripción «Aux grands hommes la patrie reconnaissante» («A los grandes hombres, la patria agradecida»).
Yo espero que los merecidos actos de Estado que se han realizado estos días en honor del Presidente Suárez, no se tengan por debidos hacia todos los que ocupan el mismo cargo. Hay que ganárselo, esto no es una paga vitalicia en el Consejo de Estado.
Yo imagino un guiñol ,tres personajes y un coro:un torero,un rey de oros,y un tercer personaje vestido de traje académico con muceta de color rojo,esto es,un jurista de reconocido prestigio;hay además un coro numeroso de personajes grises,los épsilon del Mundo feliz de A.Huxley,o mejor los Botejara de A.Amestoy,lo de los de no hay parto sin dolor, ni hortera sin transistor…etc.el torero y el jurista rivalizan en sus piruetas,quieren impresionar al magnífico rey, que heredero de un poder cuasi absoluto, tiene claro que a él personalmente,lo que le conviene es el modelo balear del turismo y la comisión.En una de las piruetas el torero saca ,convertido en prestidigitador un sapo rojo de su montera y el jurista ,para no ser menos, descuelga un enorme crucifijo de la pared,el reinante asiste satisfecho, y otea el horizonte en busca de hombres de estado.Pasan treinta años:el torero reposa en su ataúd, el reinante renquea,por sus muchos años y por su mala vida, el jurista ha tiempo que cria malvas, ahora,ademas de la masa de hombres grises, prácticamente seis millones, hay letizios y sorayos, personajes que han ascencido por la escala social,como toda la vida,por matrimonio y por oposición y además por pertenencia a partido o partida política.Hay gran duelo,aplausos, alabanzas y despedida y cierre. Yo quiero ver las fotos de Suarez con Franco,qué caramba(
Sr. Jesús,
No contemple la realidad de 1978 desde la perspectiva 2014, sino desde la perspectiva 1975. Quizá así lo vea diferente.
Suárez empezó a gobernar en 1976 y lo dejó en 1981. En esos 5 años algo cambiaron las cosas. Creo que para bien. Que luego hayan acabado como están ahora no es achacable a él. Para arreglar las cosas es conveniente acertar en el diagnóstico y mal vamos si creemos que es responsable el jefe de gobierno de hace 33 años.
Excelente pots Ignacio que me trae a la memoria los tiempos en la Facultad de Derecho y como vivíamos esos años de estudiantes….que nostalgia.
Pero hoy toca recordar a Suárez ese hombre austero que en esta época donde nos falta tanto liderazgo político su figura se agranda más y más. Nada mejor que recordar a Bertolt Brecht:
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.”
Persona austera que no se enriqueció con la política y cuando los gastos por las enfermedades de sus familiares mermaron su economía familiar vendió su casa de Palma de Mallorca, donde pasaba los veranos, para sufragar los gastos
Llamaba la atención por el café que consumía en grandes cantidades y la nube de ducados que le acompañaba a todas partes.
Los que le conocían destacan su sentido del humor muy castellano y como los ataques de sus enemigos eran encajados con estoicismo. Sus aficiones eran el tenis y el senderismo. Con Manolo Santana disputo reñidos partidos en la cancha del palacio de la Moncloa.
Hombre inteligente y seductor del que siempre recordaremos su eterna sonrisa.
Sr Teilhard me parece falto de fundamento acusar a Suárez de perjurar de unas leyes a las que juró fidelidad cuando, como usted sabe, se trataba de leyes dictadas sin legitimidad democrática. Por otra parte su argumento es contradictorio: que yo sepa esas leyes se modificaron desde la propia legalidad por lo tanto no se perjuró de nada. En relación con la culpabilidad me remito al brillante comentario de Arturo Hervás.
Por otro lado de verdad que no comprendo los comentarios que acusan a Suárez de los males que nos aquejan después de que pasara tanto tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que no eran un problema cuando él estaba gobernando. No sé, se me ocurre citar los siguientes ejemplos:
-La “paridocracia” es un fenómeno posterior a Suárez. De hecho su partido desapareció con él. Se me ocurre que la primera vez que se manifestó claramente fue con los escándalos del partido socialista al final de su primer mandato. Eso pasó creo que en el 93, es decir años después de Suárez y nada menos que hace ¡20 años! sin que nadie haya hecho nada.
-“Montesquieu ha muerto”. Eso sabemos quien lo ha dicho y para que.
-En relación con el tema autonómico caos como los generados en los estatutos de autonomía como el de Cataluña o Andalucía que fijan la inversión por parámetros diferentes (uno por el PIB y el otro por la población, también tienen el sello de un gobierno muy concreto. Y hecho por cierto en contra del famoso café para todos que entiendo trataba de evitar estas cosas.
-fFinalmente la corrupción institucionalizada en la cúpula de un partido concreto que se ha manifestado ahora pero que yo diría que empezó como el primer gobierno de ese partido.
No sé yo creo que la figura de Suárez es muy digna y sobre todo mucho más digno de lo que pasó después.
¡Qué gran político! Aparte del tan glosado acto de dignidad en el 23 F, yo destacaría tres cosas más. Que tenía un proyecto político, que fue capaz de lidiar con las difíciles circunstancias que le tocaron y que supo no aferrarse al poder y dimitir. Hay pocos que pueden presumir de tanto. Descanse en paz.
El proyecto político fue de Torcuato Fernández Miranda; es decir, el de desmontar el régimen de Franco, él se limitó a ejecutarlo, como se ha dicho por otro comentarista, y lo ejecutó muy bien, convenciendo habilmente a los procuradores en cortes de que se hiciesen el hara-kiri; pero a partir de ahí, una vez iniciada la andadura de la Cortes Constituyentes de 1977, todo fue improvisación y cesiones a los futuros separatistas. El resultado de todo aquello lo estamos padeciendo.
Lo que caracteriza a un estadista es preveer el futuro y de esa facultad Suárez carecía por completo.
Se fió de gente de la que no debió fiarse, creyó que con dar la autonomía a los catalanes contentaría a Pujol y compañía, y se equivocó.
Además generalizó la autonomía (café para todos) poniendo en marcha ese monstruo político que es el Estado Autonómico que tan dañino ha resultado ser, potenciando el caciquismo y la corrupción como nunca antes había ocurrido en España. Ni siquiera Joaquín Costa lo hubiera podido imaginar.
Torcuato Fernández-Miranda fue el autor material de la Ley para la reforma política, que fue instrumento legal que permitió desmontar el régimen franquista legalmente con la aprobación de las propias Cortes de Franco.
Cuando el gobierno de Adolfo Suárez no encontraba una salida políticamente viable para resolver el problema legal que suponían las Leyes Fundamentales del Reino, Torcuato se retiró un fin de semana a su casa de la sierra madrileña y elaboró un sencillo texto que entregó a Suárez con estas palabras: “Aquí te dejo esto que no tiene padre”. Tras leerlo, Suárez lo trasladó al Consejo de Ministros comentando que creía tener la solución al problema. Ese texto se convirtió en la Ley para la reforma política
¡Qué gran político! Aparte del tan glosado acto de dignidad en el 23 F, yo destacaría tres cosas más. Que tenía un proyecto político, que fue capaz de lidiar con las difíciles circunstancias que le tocaron y que supo no aferrarse al poder y dimitir. Hay pocos que pueden presumir de tanto. Descanse en paz.
Juan Ciudadano creo que me he expresado mal. No desconozco que Torcuato fue la verdadera “cabeza pensante” de la Ley para la Reforma Política. La verdad es que casi me ha parecido mal que creyese que no sabía nada de
Esto. Yo me refería simplemente, supongo que influido por los malos tiempos que corren, a que tenía en la cabeza algún objetivo más que las siguientes elecciones.
Tampoco creo que se le pueda echar la culpa de que el sistema autonómico esté como está. Vale que el Sistema autonómico no se terminó de perfilar y que el café para todos pudo ser un error, pero no lo tengo claro. De hecho ya nunca lo sabremos. Es muy posible que cualquier cosa que se plantase terminase mal.
Con las autonomías se han hecho demasiadas cosas mal después de Suárez como para echarle toda la culpa a él.
No era mi intención calificarla de ignorante.
Evidentemente, que las autonomías hubiesen degenarado hasta convertirse en cacicazgos es cosa de quienes han mandado en el PSOE, PP y CiU, porque así les ha convenido; pero también es cierto que cuando se inició el proceso constituyente el Gobierno no tenía plan alguno respecto a cuestión tan capital como era la organización territorial del Estado, que se quiso contentar a todo el mundo, que el título VIII de la Constitución fue una gran chapuza, que hubo quien hizo advertencias al Gobierno de los riesgos que entrañaba y no se le hizo caso, y que el liderazgo político en tan crucial momento histórico para España correspondió a Suárez, por lo que parece que de todo lo ocurrido después alguna responsabilidad le alcanza.
Preciosas palabras.
Aunque el autor dice que no es el momento, no puedo evitar echar de menos políticos como “los de antes”, de los que Adolfo Suárez es paradigma, esos que, en un momento determinado y aunque fuese brevemente, apartaron sus intereses particulares (no privados, sino partidistas) en favor del interés común, el de todos los ciudadanos.
Mirando lo que tenemos ahora, se me revuelve el intelecto.
Como decía, una bellas palabras de homenaje; gracias.
En primer lugar enhorabuena por el post del Sr. Gomá. Acierta en el fondo y la forma reconociendo la labor titánica que la Política (con mayúscula) exigía en esos momentos. Coincido con el texto de Bretch sobre la existencia de “imprescindibles” o claramente necesarios en la historia de los hombres. Suárez lo fue porque creía en el proyecto y creía en su propia persona para sacarlo adelante. Lo hizo con valentía, con esa seducción que sólo nace y se transmite desde las convicciones firmes. Abrió puertas cerradas y nos mostró lo que ocultaban tras ellas: nada menos que la libertad. Luego dejó que nosotros decidiéramos qué hacer con ella. Y lo que hemos hecho es lo que tenemos. A él se le quería, pero no se le votaba. Eso no es culpa suya sino de los que entendieron la “progresía” más como una postura “snob” (tal como sigue ocurriendo ahora) que en su significado más profundo. El amó la libertad y luchó por la nuestra mucho más de lo que lo hacemos nosotros. Descanse en paz.
Juan Ciudadano no se preocupe. De hecho mi mensaje podía parecer lo que usted ha entendido. Yo el Título VIII siempre lo vi como aplazar la solución de un problema. No sé si simplemente porque no la encontraron o porque en ese momento (y parece que ahora también) era un problema irresoluble. Saludos
Visto lo que cuenta la íntima amiga de la reina, Pilar Urbano en su último libro, del que hay un resumen en El Mundo de ayer (curioso que siendo editado por Planeta no sea el periódico del grupo quien se haga eco del mismo), confirmando la versión del 23-F de historiadores serios como Jesús Palacios, veremos si la beatificación civil de Suárez sobrevive a los festejos fúnebres a que tan dados somos los españoles. Desde las muestras de condolencia por la muerte del Caudillo no se veía otra cosa igual.
Lo más probable es que una vez acabados los fastos oficiales, su figura sea silenciada convenientemente, una vez consolidada la deseada V.O.
En resumidas cuentas parece ser que Suárez le contó a Pilar Urbano que el Rey fue quien upoyó la idea de un gibierno de concentración nacional presidido por el General de División Armada (íntimo de S.M.) para sustituir a Suárez. La idea era no ya buena, sino necesaria, pues al bueno de Adolfo se le estaban yendo de las manos los acontecimientos.
Al parecer Leopoldo Calvo-Sotelo convenció al Rey para que aceptara una solución “más constitucional” que pasaba por forzar la dimisión de Suárez y pasar a presidir él mismo un gobierno de perfil más técnico y dar paso en su momento a un gobierno socialista presidido por Felipe González, que se adivinaba claro vencedor en las siguientes elecciones.
Así quedó la cosa cuando Tejero (un “echao p’alante”, nostálgico del franquismo como sus apoyos), el ambicioso Armada (que no quería hacerse a un lado) y cuatro engañados del CESID dieron un golpe de estadoque fue muy bien aprovechado por la clase política con el Rey a la cabeza para limpiar su imagen, condenando a Suárez al ostracismo político.