También las palabras
El proceso independentista catalán ha generado, no sólo desde la multitudinaria celebración de la Diada de 2012, sino ya desde la firma del Pacto del Tinell y los sucesivos gobiernos de aquel emanados, y muy especialmente tras la STC de Pleno 31/2010, de 28 de junio, un progresivo deterioro de la convivencia social, del consenso político y de la imprescindible lealtad institucional. Pero además, este menoscabo se ha extendido también al plano del lenguaje al convertirlo en otra víctima más de la creciente tensión soberanista. En este sentido, quizá también recuerden como Miguel Roca Junyent, en una tribuna publicada en el diario La Vanguardia el 16 de octubre de 2012, decía «¡basta!» a lo que consideraba ya como una ofensa inadmisible: «la pretensión de identificar mi catalanismo con la ideología nazi».
Y es que ciertamente, en los últimos años, han sido numerosísimas las imágenes empleadas por políticos, periodistas, artistas e intelectuales, parangonando actitudes, comportamientos, decisiones políticas, actos administrativos o disposiciones legales del catalanismo militante con el nacionalsocialismo alemán del siglo pasado. «En la Alemania del año 1933 hubo unas plebiscitarias. A mí no me gustan nada los plebiscitos, es lo que hacían los dictadores» (Miquel Iceta); «Es una ofensa a nuestro pueblo, a nuestros derechos históricos. Exigimos respeto. Nos quieren incluir en un proyecto imperialista (…) como en Austria hablaban alemán, era todo uno. Ahora otros quieren anexionarnos» (Rafael Maluenda); «Quieren reclamar con el fuego de las antorchas la nación catalana. Cualquiera que tenga, no digo sentido común, cualquiera que haya estudiado unas líneas de historia universal contemporánea dice: ‘esto me recuerda a movimientos totalitarios como el nazismo y el fascismo» (Alfonso Merlos); «De todo lo que le pasaba a Alemania, la culpa siempre la tenían los judíos y si no, los anglosajones, y si no, Francia. Nunca los alemanes. Este es exactamente el modelo catalán» (Federico Jiménez Losantos) «El separatismo catalán de nuestros días, no ha hecho más que desempolvar los principios del separatismo en los años treinta. Claro está que antes del nazismo y del holocausto juzgado internacionalmente en Nüremberg, hoy no puede hablarse tan claro como en los treinta y la simbología con águilas, estrellas de cinco puntas y las llamas están en desuso. En lo fundamental: los contenidos, y su pobre pretendido cientifismo, esas ideas siguen flotando en el subsuelo de Esquerra Republicana o de Convergencia i Unió.» (Xavier Horcajo); «Las liturgias nacionalistas, me recuerdan a la Italia musoliniana o a la Alemania nazi. Allí sí los encuadraban bien» (Albert Boadella); «Ya has convencido a media población de que su ruina es culpa de los españoles, o sea, de los andaluces, de los gallegos, de los murcianos, y así sucesivamente, todos ellos ladrones. Ahora debes ascender un escalón. Si lees un poco verás que los Grandes Estadistas llega un momento en que tienen que emprender la Gran Marcha, el incendio del Reichstag, la Marcha sobre Roma, la Noche de los Cristales Rotos, cosas semejantes, pasos decisivos. Solo entonces pasarás de una generación a seis o siete» (Félix de Azúa).
La reacción del entorno nacionalista –y no sólo de aquel- a estos paralelismos ha sido variada: desde la airada contestación a través de los medios por comentaristas afines hasta la elaboración de listas de agravios (Consejo Audiovisual de Cataluña) pasando directamente por el ejercicio de acciones civiles ante los Tribunales «en representación y defensa del pueblo Catalán». Incluso, se da la paradoja de que en alguna ocasión, las propias figuras del nacionalismo catalán no han dudado en emplear estas mismas analogías con el objeto de descalificar, por ejemplo, a los empresarios alemanes radicados en Cataluña y contrarios al proceso independentista (Joan Tardá). Ante este escenario, la cuestión que se plantea es la siguiente: ¿está realmente justificada siempre y en todo caso esa susceptibilidad en la asimilación de actitudes nacionalistas y nacionalsocialistas? ¿es dable la exclusión ab initio de cualquier referencia a sintagmas de esta naturaleza en la descripción de la situación catalana? ¿«Hitler», «nazismo», «nacionalsocialismo» et altri son términos inaplicables fuera de su riguroso y circunscrito contexto? Un análisis desapasionado de la cuestión implica necesariamente una respuesta negativa. El rechazo preventivo de cualquier atisbo de equiparación, por tangencial que sea, entre el nazismo y el nacionalismo independentista de hoy en día, adolece en su razonamiento de lo que se conoce como falacia de asociación o, más concretamente, del denominado argumentum ad nazium o Reductio ad Hitlerum, una variable de las falacias ad hominen, en las que puede llegarse a conclusiones tan absurdas como la siguiente: «Si los nazis impusieron desde 1941 el uso en todo el Reich del tipo de letra Antiqua, entonces, esta tipografía es abyecta» En este sentido, Rosa Sala Rose, autoridad no ya en la historia del nacionalsocialismo sino, lo que resulta mucho más instructivo, en su sociología y en las capilaridades entre nazismo y la sociedad que lo amparó, sintetiza esta cuestión de forma admirablemente sencilla: «Por otro lado, no hay ningún malvado que lo sea a tiempo completo. También los asesinos en serie duermen la siesta, comen tartas de chocolate o acarician distraídamente a un perro, sin que sus atrocidades tengan el menor efecto de contagio sobre las camas, las tartas de chocolate o los perros» El periodista Arcadi Espada –repetidamente señalado también como gran asimilador- ha escrito que «Un nazi es muchas cosas». Y es muy cierto. Tan nazis y tan dispares son Reinhard Heydrich y Martin Heidegger; Sobibor y el Führerbau de Munich o el Zyklon-B y las Autobahn.
Alguien tan poco sospechoso como Víctor Klemperer, nos advirtió de manera magistral sobre la manipulación y la perversión del lenguaje como manifestación arquetípica de los totalitarismos. Resulta por tanto paradójico que la categorización de las palabras, su abstracción semántica, la identificación imponderada del nazismo con el Mal, en otras palabras, el totalitarismo lingüístico, sea esgrimido por quienes precisamente se sienten ofendidos por las comparaciones que acabamos de reseñar. El nazismo, como toda ideología, es poliédrica. No creo, con toda franqueza, que nadie pretenda llamar genocidas a los nacionalistas catalanes cuando se compara la solvente uniformidad de los participantes en la Diada con las monolíticas manifestaciones por la Wilhelmstraße. Es más, ningún nacionalista de buena fe debería sentirse concernido por esos cotejos, pues ninguna opción legítima puede verse refutada por la desgracia de haber sido el algún momento compartida por regímenes indeseables. No fumar, peregrinar a Bayreuth o vestir camisas de Hugo Boss no acarrea en ningún caso el estigma del Mal. Ni tampoco, por supuesto, marchar con teas por el Born.
Doctor en Derecho. Letrado del Tribunal Supremo. Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Tiene publicados más de cien artículos doctrinales, habiendo escrito como autor único las siguientes obras de contenido estrictamente jurídico (“La justicia sin intermediarios” Colección “Conoce tus derechos”. Boletín Oficial del Estado, Madrid, 2003; “La prevención de riesgos laborales de los empleados públicos. En especial de la Administración de Justicia”, Editorial Bosch, Barcelona, 2006; “La cita legal en el ordenamiento jurídico español” Editorial Club Universitario, Alicante, 2007, “El recurso de casación en el derecho económico-administrativo” Editorial Bosch, Barcelona, 2008 y “La heterogeneidad doctrinal en el Tribunal Supremo. Jurisdicción material universal como alternativa constitucionalmente viable” Editorial Club Universitario, Alicante, 2011). Escribe también de cine y fútbol americano.
Discrepo radicalmente de la tesis mantenida por el autor y me preocupa que tenga la condición de letrado del Tribunal Supremo.
El problema lo expone con gran brillantez Alex Grijelmo en el capítulo 10 de su magnifico (aunque innecesariamente extenso) libro “La información del silencio. Cómo se miente contado hechos verdaderos”, en el que afirma que “la legislación española sobre el derecho de rectificación muestra una clara ausencia de artículos referidos a la insinuación”.
La noción esencial es la de “implicatura”, esto es, lo que un lector ordinario deduce la leer un texto, que suele rebasar la literalidad de lo afirmado. Hay muchas técnicas para facilitar que los lectores hagan esas inferencias semánticas y, sin mentir, conseguir la insinuación buscada. Imaginemos que alguien escribiera: “Hoy, aniversario del día en que Hitler [alcanzó el poder o hizo alguna otra cosa], el Tribunal Supremo ha dictado una sentencia que habría hecho feliz a los nazis”.
Si la sentencia hubiera versado sobre la defensa del medio ambiente o de los animales -uno de los aspectos que promovieron los nazis-, la frase sería literalmente cierta, pero, a mi juicio, debiera considerarse injuriosa.
El enlace no estaba bien y no he podido leer la tribunal de Miquel Roca criticando que se le asociara con el nazismo, pero sospecho que el gran político catalán y padre de nuestra Constitución tenía toda la razón.
La técnica del “guilt by association” es una marrullería clásica en la contienda política y en otros ámbitos, y, aunque siempre reprochable moralmente, no siempre entra en el campo de la injuria, del Derecho penal, o del derecho de rectificación. Lo vemos, por ejemplo, a diario con Podemos, que se sirve con regularidad de esa técnica (es el objetivo de meter a todos sus rivales políticos dentro de la “casta”), pero también la viene sufriendo con reiteración (p.ej. asociación con ETA).
Debemos, desde luego, dar un amplio margen a la libertad de expresión. El político sabe que debe ser especialmente tolerante con los insultos y las insinuaciones. Pero convendría que los magistrados y sus letrados estudiaran más “Pragmática” -el estudio de las insinuaciones lingüísticas- y se leyeran de cabo a rabo el libro de Grijelmo, descendieran a la realidad y aprendieran que, con habilidad, se puede injuriar sin decir ninguna mentira literal..
Discrepo radicalmente de la tesis mantenida por el autor y me preocupa que tenga la condición de letrado del Tribunal Supremo.
El problema lo expone con gran brillantez Alex Grijelmo en el capítulo 10 de su magnifico (aunque innecesariamente extenso) libro “La información del silencio. Cómo se miente contado hechos verdaderos”, en el que afirma que “la legislación española sobre el derecho de rectificación muestra una clara ausencia de artículos referidos a la insinuación”.
La noción esencial es la de “implicatura”, esto es, lo que un lector ordinario deduce la leer un texto, que suele rebasar la literalidad de lo afirmado. Hay muchas técnicas para facilitar que los lectores hagan esas inferencias semánticas y, sin mentir, conseguir la insinuación buscada. Imaginemos que alguien escribiera: “Hoy, aniversario del día en que Hitler [alcanzó el poder o hizo alguna otra cosa], el Tribunal Supremo ha dictado una sentencia que habría hecho feliz a los nazis”.
Si la sentencia hubiera versado sobre la defensa del medio ambiente o de los animales -uno de los aspectos que promovieron los nazis-, la frase sería literalmente cierta, pero, a mi juicio, debiera considerarse injuriosa.
El enlace no estaba bien y no he podido leer la tribunal de Miquel Roca criticando que se le asociara con el nazismo, pero sospecho que el gran político catalán y padre de nuestra Constitución tenía toda la razón.
La técnica del “guilt by association” es una marrullería clásica en la contienda política y en otros ámbitos, y, aunque siempre reprochable moralmente, no siempre entra en el campo de la injuria, del Derecho penal, o del derecho de rectificación. Lo vemos, por ejemplo, a diario con Podemos, que se sirve con regularidad de esa técnica (es el objetivo de meter a todos sus rivales políticos dentro de la “casta”), pero también la viene sufriendo con reiteración (p.ej. asociación con ETA).
Debemos, desde luego, dar un amplio margen a la libertad de expresión. El político sabe que debe ser especialmente tolerante con los insultos y las insinuaciones. Pero convendría que los magistrados y sus letrados estudiaran más “Pragmática” -el estudio de las insinuaciones lingüísticas- y se leyeran de cabo a rabo el libro de Grijelmo, descendieran a la realidad y aprendieran que, con habilidad, se puede injuriar sin decir ninguna mentira literal..
Cuestión de gradación dentro de los mismos principios.
Lo que puede pasar desapercibido a 20 grados de temperatura deja de hacerlo a partir de los 50 y es insoportable a partir de los 70. Pero el fenómeno esencial permanece
Estos principios consisten en la exaltación identitaria.
En la creación de condiciones ambientales que ponen en valor determinados rasgos identitarios, obligan a todos a asumirlos como propios y lo hacen con diversos grados de coacción, aprobación y rechazo de las numerosas jerarquías sociales que pagamos desde el presupuesto público.
Lo identitario es siempre una creación artificial, con fines de ingeniería social y de ayuda al ejercicio del poder y, analizado como lo que de verdad es, resulta una Patología a nivel personal y colectivo.
Una patología que desde Freud, Le Bon, Trotter, Adler, Reichel, Gellner, Fromm, Tamayo y muchos otros consiste, lisa y llanamente en la manipulación del………………..Narcisismo.
Hoy día, a falta de políticas sustanciales, el voto viene siendo estimulado y manipulado por lo que se conoce como Políticas Identitarias. De las cuales hay un rango monumental, desde el género hasta las prácticas sexuales y muchas otras, que de repente adquieren carácter sagrado.
A falta de un arquetipo humano compartido y valioso hemos creado sustitutos degradantes y, bien mirado, lamentables porque desfiguran la esencia del ser.
Volveremos sobre el tema porque, en mi opinión, es crucial para discernir en qué consiste el problema del nacionalismo.
Saludos
Cuestión de gradación dentro de los mismos principios.
Lo que puede pasar desapercibido a 20 grados de temperatura deja de hacerlo a partir de los 50 y es insoportable a partir de los 70. Pero el fenómeno esencial permanece
Estos principios consisten en la exaltación identitaria.
En la creación de condiciones ambientales que ponen en valor determinados rasgos identitarios, obligan a todos a asumirlos como propios y lo hacen con diversos grados de coacción, aprobación y rechazo de las numerosas jerarquías sociales que pagamos desde el presupuesto público.
Lo identitario es siempre una creación artificial, con fines de ingeniería social y de ayuda al ejercicio del poder y, analizado como lo que de verdad es, resulta una Patología a nivel personal y colectivo.
Una patología que desde Freud, Le Bon, Trotter, Adler, Reichel, Gellner, Fromm, Tamayo y muchos otros consiste, lisa y llanamente en la manipulación del………………..Narcisismo.
Hoy día, a falta de políticas sustanciales, el voto viene siendo estimulado y manipulado por lo que se conoce como Políticas Identitarias. De las cuales hay un rango monumental, desde el género hasta las prácticas sexuales y muchas otras, que de repente adquieren carácter sagrado.
A falta de un arquetipo humano compartido y valioso hemos creado sustitutos degradantes y, bien mirado, lamentables porque desfiguran la esencia del ser.
Volveremos sobre el tema porque, en mi opinión, es crucial para discernir en qué consiste el problema del nacionalismo.
Saludos
A partir de la semántica el autor plantea la manipulación interesada del lenguaje en la política con fines perversos. La asimilación de todos los nacionalismos (muy poliédricos por cierto) a una identificación determinada, resulta simple e injusta. El pluralismo también está ahí y, por ello, respetable en sus ideas o propuestas. ¿El caso de Ucrania es extrapolable al caso de Cataluña? o ¿está justificada la secesión ucraniana por sus razones históricas? La objetividad que requiere la justicia muchas veces se contradice con las legalidades impuestas. Insisto en recordar la magnífica película de “Los juicios de Nüremberg” donde los vencedores aplican justicia a quienes se ajustaron a la aplicación de las leyes: “Todo empezó cuando un juez dictó una sentencia injusta….”
A partir de la semántica el autor plantea la manipulación interesada del lenguaje en la política con fines perversos. La asimilación de todos los nacionalismos (muy poliédricos por cierto) a una identificación determinada, resulta simple e injusta. El pluralismo también está ahí y, por ello, respetable en sus ideas o propuestas. ¿El caso de Ucrania es extrapolable al caso de Cataluña? o ¿está justificada la secesión ucraniana por sus razones históricas? La objetividad que requiere la justicia muchas veces se contradice con las legalidades impuestas. Insisto en recordar la magnífica película de “Los juicios de Nüremberg” donde los vencedores aplican justicia a quienes se ajustaron a la aplicación de las leyes: “Todo empezó cuando un juez dictó una sentencia injusta….”
El artículo plantea una queja de D. Miguel Roca Junyent en La Vanguardia acerca de la asimilación progresiva y refleja entre gobiernos nacionalistas y prácticas totalitarias (voy a tratar de evitar referencias semánticas al Nacional-Socialismo). Una queja vana porque lo sorprendente es lo contrario, que se haya tardado tantos años en ver la estrechez del vínculo y el mirar hacia otro lado.
Dado que el autor aporta numerosas frases ciertas e inatacables que de modo indirecto llevan a concluir que sí existe una relación estrecha entre Ideología Nacionalista y Políticas Totalitarias, esto da origen al comentario de D. Manuel Conthe sobre la técnica de la Insinuación Insidiosa para discrepar acerca de la legitimidad de su uso en otros contextos.
Es cierto, creo, que en España está muy mal protegida la reputación personal y que, como alguien con mano mediática quiera, en un pis-pas vas servido y sin que tengas la menor opción de resarcimiento o de protección.
Ahora mismo lo estamos viendo con Monedero por cuatro perras mal explicadas mientras los Miles de Millones de Euros bailan ante nuestros ojos sin que los titulares se correspondan, en absoluto, a la relevancia de los temas.
Es de escándalo y espero que estos titulares consigan el efecto contrario del pretendido porque su credibilidad ya está bastante por los suelos.
Ahora bien, que D. Miguel Roca se queje, tampoco parece de recibo porque él sabe perfectamente que el “Nacionalismo” en España ha gozado de una legitimidad que no le corresponde. Inmerecida e injusta legitimidad que ha terminado por deslegitimar al propio Estado que la ha nutrido.
Que se incrustó en esta Constitución con muy malas artes y blindajes (educativos, por ejemplo) que son absolutamente inauditos, y han terminado por crear un estado fallido incapaz de actuar decisivamente en cuestiones de derechos elementales de sus ciudadanos.
El nacionalismo, ideológicamente, no es legítimo en un Mundo y en un Estado que se pretenden de ciudadanos Libres e Iguales. Esto –y no otra cosa– es lo que entendemos por Democracia y el Nacionalismo no lo respeta estructuralmente. Todo lo contrario.
Deberíamos comenzar por retirarles ese plus de legitimidad a la que, en buena ley, no son acreedores. Hay ideologías que nacen marcadas y es menester detectarlo a tiempo y denunciarlo.
Voy a pensar que esto ha sido así por error más que por mala fe de alguno o varios de los redactores constituyentes, de gentes que no pudieron o no quisieron ver las consecuencias de lo que en su momento hicieron.
El Sr. Roca Junyent estaba allí y hoy, al igual que otros –pienso ahora en la Resolución 2ª del Congreso de Suresnes 1974–, debe atenerse a las consecuencias de su obra porque ya entonces era clarísimo lo que aquello iba a dar de si.
Buenos días
Es francamente divertido leer a un defensor de la democracia hablar de que su adversario no tiene “legitimidad”.
El artículo plantea una queja de D. Miguel Roca Junyent en La Vanguardia acerca de la asimilación progresiva y refleja entre gobiernos nacionalistas y prácticas totalitarias (voy a tratar de evitar referencias semánticas al Nacional-Socialismo). Una queja vana porque lo sorprendente es lo contrario, que se haya tardado tantos años en ver la estrechez del vínculo y el mirar hacia otro lado.
Dado que el autor aporta numerosas frases ciertas e inatacables que de modo indirecto llevan a concluir que sí existe una relación estrecha entre Ideología Nacionalista y Políticas Totalitarias, esto da origen al comentario de D. Manuel Conthe sobre la técnica de la Insinuación Insidiosa para discrepar acerca de la legitimidad de su uso en otros contextos.
Es cierto, creo, que en España está muy mal protegida la reputación personal y que, como alguien con mano mediática quiera, en un pis-pas vas servido y sin que tengas la menor opción de resarcimiento o de protección.
Ahora mismo lo estamos viendo con Monedero por cuatro perras mal explicadas mientras los Miles de Millones de Euros bailan ante nuestros ojos sin que los titulares se correspondan, en absoluto, a la relevancia de los temas.
Es de escándalo y espero que estos titulares consigan el efecto contrario del pretendido porque su credibilidad ya está bastante por los suelos.
Ahora bien, que D. Miguel Roca se queje, tampoco parece de recibo porque él sabe perfectamente que el “Nacionalismo” en España ha gozado de una legitimidad que no le corresponde. Inmerecida e injusta legitimidad que ha terminado por deslegitimar al propio Estado que la ha nutrido.
Que se incrustó en esta Constitución con muy malas artes y blindajes (educativos, por ejemplo) que son absolutamente inauditos, y han terminado por crear un estado fallido incapaz de actuar decisivamente en cuestiones de derechos elementales de sus ciudadanos.
El nacionalismo, ideológicamente, no es legítimo en un Mundo y en un Estado que se pretenden de ciudadanos Libres e Iguales. Esto –y no otra cosa– es lo que entendemos por Democracia y el Nacionalismo no lo respeta estructuralmente. Todo lo contrario.
Deberíamos comenzar por retirarles ese plus de legitimidad a la que, en buena ley, no son acreedores. Hay ideologías que nacen marcadas y es menester detectarlo a tiempo y denunciarlo.
Voy a pensar que esto ha sido así por error más que por mala fe de alguno o varios de los redactores constituyentes, de gentes que no pudieron o no quisieron ver las consecuencias de lo que en su momento hicieron.
El Sr. Roca Junyent estaba allí y hoy, al igual que otros –pienso ahora en la Resolución 2ª del Congreso de Suresnes 1974–, debe atenerse a las consecuencias de su obra porque ya entonces era clarísimo lo que aquello iba a dar de si.
Buenos días
“No fumar, peregrinar a Bayreuth o vestir camisas de Hugo Boss no acarrea en ningún caso el estigma del Mal. Ni tampoco, por supuesto, marchar con teas por el Born.”
El tema es que las acusaciones de nacionalsocialismo no se refieren precisamente a detalles nimios como estos, sino que de forma muy poco sutil lo que hacen es acusar al nacionalismo catalán de estar cerca del nacionalsocialismo en cuanto a ideología y métodos. No son análisis científicos detallados y matizados, son difamación de una grosería, ignorancia e irresponsabilidad tremenda (porque relativizan el nazismo y porque ser acusado de votar nacionalsocialista no hace a un catalán sentirse muy apreciado). A mi como alemán que también soy (por parte paterna), me enerva sobre manera esta exhibición de oligofrenia. Soy el primero que se lleva las manos a la cabeza con algunos aspectos del nacionalismo catalán, pero considerarlo equiparable al nacionalsocialismo es ridículo: la intensidad de la violencia, del racismo, del odio y de la irracionalidad de la propaganda y la política nacionalsocialista es simplemente de otra categoría. Mi abuela da paseos a diario y correr en el fondo es andar pero más rápido… pero nadie diría que mi abuela se dedica a lo mismo que Usain Bolt. Pues lo mismo pasa con las comparaciones nacionalsocialismo-nacionalismo catalán: ambos son movimientos políticos y por tanto es posible construir paralelismos (también se puede hacer comparando discursos de Hitler con los de Obama), pero para ello hay que ignorar las abismales diferencias antes mencionadas. Y por supuesto, el nacionalismo español también está plagado de gente cometiendo las mismas tropelías dialécticas que se critica del nacionalismo catalán. Si no le tuviese un poco de respeto a la historia, podría hacer también alguna comparación con esa imagen de los catalanes como ese colectivo insolidario, victimista y vil que mediante argucias, manipulaciones y extorsiones se dedica a boikotear el funcionamiento del estado español, buscando asegurarse privilegios.
Las comparaciones se hacen como ataque e insulto e ignorando lo que realmente significó el nacionalsocialismo. Es simplemente otro de esos maravillosos ejemplos de por qué la política de este país le da pena y asco a cualquiera que haya visto algo de mundo. En este sentido invito a cualquier persona a ir a Alemania y trabajar con acusaciones de este tipo. Nadie le hará caso y cualquiera de estos políticos o intelectuales será tomado como un trasnochado infantiloide. Y con toda razón del mundo.
En secreto creo que incluso desearía que estas personas se viesen trasladadas por unas semanas al Berlín del 33 o del 39 o del 45, a ver si se les pasaban las ganas de jugar a decir la mayor barbaridad.
Releyendo el mensaje veo que mi tono es duro. Espero no ofender a nadie, pero realmente es un tema que me irrita mucho.
Apreciado Nicofiro.
Ni se trata de vilipendiar ni de decir que son lo mismo y, sin embargo, elige usted usar precisamente la vía que nadie ha usado para recordar lo sabido, que “no es lo mismo”.
Esto sirve para simplificar deformando, evitar la discusión de fondo y, espero, tranquilizarse sin tener que enfrentarse con una realidad que, sin ser la del 38 o la del 42, sí tiene alguna analogía con el 33. Faltaría más.
Por ejemplo, el célebre discurso en la Siemens Motorwerke de octubre del 33, advirtiendo a la audiencia de aquello de “No nos importa no estar en vuestra mente o en vuestros corazones, nos basta con educar a vuestros hijos”.
Vaya, hombre, qué casualidad. Educar a la fuerza, sin libertad de elegir. ¿Le suena?
A mí sí me suena.
Está pasando aquí, con recochineo y con un Estado sumido, gracias a los ufanos Constituyentes –no todos se sienten hoy ufanos de aquello– y a quienes negociaron a toda prisa estatutos infumables antes de cerrar la Constitución. Qué fácil es olvidar.
Así que, si le es posible, no simplifique tanto, lea despacio hasta entender bien lo que va a comentar porque lo sustancial del argumento y la base de la merma de legitimidad del nacionalismo es…….. La Imposición identitaria.
Solo eso. La imposición de Identidades.
Lo digo por no hablar de los más de 850 asesinatos y de la emigración forzosa de al menos 250,000 personas al resto de España por mor de “limpieza étnica del censo electoral” que tan bien ha venido al nacionalismo recogedor de nueces.
No nos olvidemos del inefable recogenueces Carod Rovira reunido con ETA al otro lado de la muga no hace tanto.
Saludos
En todos los países europeos el estado impone una educación y limita la libertad de elección de los padres: así una familia ultrareligiosa no puede evitar que se le enseñe a sus hijos la teoría de la evolución. ¿Está Europa tomada por totalitarios cientificistas? No. Simplemente se considera que es necesario y óptimo seguir un currículum y una metodología que incluye las ciencias. Además en las asignaturas de filosofía o historia existe en cierta medida una enseñanza en favor de nuestras democracias y nuestro sistema económico. ¿Somos por ello “democracias capitalistas totalitarias”? Yo creo que no, pues hay razones que justifican estos contenidos.
En el caso de la enseñanza en Cataluña hay una serie de razones que justifican el modelo lingüístico. En mi opinión básicamente cuatro: el objetivo de fortalecer el catalán, el mayor poder del castellano en el entorno, el deseo de conseguir un dominio generalizado de ambas lenguas (no ser Bélgica) y la necesidad de mantener un gasto educativo soportable. Se puede discutir mucho sobre cada uno de estos puntos (por ejemplo en mi opinión llegará un punto en el el catalán sea lo suficientemente fuerte como para resultar deseable una presencia más 50/50).
Pero usted prefiere decir simplemente que son políticas de cariz nacionalsocialista, con todo lo que ello implica: la identificación con uno de los regímenes más criminales de la historia y por tanto una satanización total y absoluta.
Eso sí, el que simplifica y evita el discurso de fondo es quién analiza todos estos argumentos.
“No fumar, peregrinar a Bayreuth o vestir camisas de Hugo Boss no acarrea en ningún caso el estigma del Mal. Ni tampoco, por supuesto, marchar con teas por el Born.”
El tema es que las acusaciones de nacionalsocialismo no se refieren precisamente a detalles nimios como estos, sino que de forma muy poco sutil lo que hacen es acusar al nacionalismo catalán de estar cerca del nacionalsocialismo en cuanto a ideología y métodos. No son análisis científicos detallados y matizados, son difamación de una grosería, ignorancia e irresponsabilidad tremenda (porque relativizan el nazismo y porque ser acusado de votar nacionalsocialista no hace a un catalán sentirse muy apreciado). A mi como alemán que también soy (por parte paterna), me enerva sobre manera esta exhibición de oligofrenia. Soy el primero que se lleva las manos a la cabeza con algunos aspectos del nacionalismo catalán, pero considerarlo equiparable al nacionalsocialismo es ridículo: la intensidad de la violencia, del racismo, del odio y de la irracionalidad de la propaganda y la política nacionalsocialista es simplemente de otra categoría. Mi abuela da paseos a diario y correr en el fondo es andar pero más rápido… pero nadie diría que mi abuela se dedica a lo mismo que Usain Bolt. Pues lo mismo pasa con las comparaciones nacionalsocialismo-nacionalismo catalán: ambos son movimientos políticos y por tanto es posible construir paralelismos (también se puede hacer comparando discursos de Hitler con los de Obama), pero para ello hay que ignorar las abismales diferencias antes mencionadas. Y por supuesto, el nacionalismo español también está plagado de gente cometiendo las mismas tropelías dialécticas que se critica del nacionalismo catalán. Si no le tuviese un poco de respeto a la historia, podría hacer también alguna comparación con esa imagen de los catalanes como ese colectivo insolidario, victimista y vil que mediante argucias, manipulaciones y extorsiones se dedica a boikotear el funcionamiento del estado español, buscando asegurarse privilegios.
Las comparaciones se hacen como ataque e insulto e ignorando lo que realmente significó el nacionalsocialismo. Es simplemente otro de esos maravillosos ejemplos de por qué la política de este país le da pena y asco a cualquiera que haya visto algo de mundo. En este sentido invito a cualquier persona a ir a Alemania y trabajar con acusaciones de este tipo. Nadie le hará caso y cualquiera de estos políticos o intelectuales será tomado como un trasnochado infantiloide. Y con toda razón del mundo.
En secreto creo que incluso desearía que estas personas se viesen trasladadas por unas semanas al Berlín del 33 o del 39 o del 45, a ver si se les pasaban las ganas de jugar a decir la mayor barbaridad.
Releyendo el mensaje veo que mi tono es duro. Espero no ofender a nadie, pero realmente es un tema que me irrita mucho.
El objetivo es construir una nueva identidad opuesta e incompatible con la común y para ello es necesario imponer una lengua frente a la otra. En definitiva, la independencia pero eso sí, pagándola nosotros.
Si el estado impone la educación en Europa, ¿qué habría de malo en que la imponga en toda España? Así en vez de Bélgica, que es a lo que vamos, seríamos como Francia o Alemania.
Mola.
El objetivo es construir una nueva identidad opuesta e incompatible con la común y para ello es necesario imponer una lengua frente a la otra. En definitiva, la independencia pero eso sí, pagándola nosotros.
Si el estado impone la educación en Europa, ¿qué habría de malo en que la imponga en toda España? Así en vez de Bélgica, que es a lo que vamos, seríamos como Francia o Alemania.
Mola.
Buenos días.
El Sr. Nicofiro en su último post explica una operación educativa para obligar a reconvertirse a una sociedad que mayoritariamente habla español ( mapa lingüístico de la Generalitat, con 3.3 millones sobre 1.9 millones,
en 2008, último del que dispongo y que incluye otras lenguas 0.6, mixtos 0.5, y no incluye menores de 15 años)
Esto se trata de justificar porque existen, entre los objetivos buscados por el Poder Político local, unos valores y unos intereses superiores a los de las Personas.
Concretamente un instrumento, una lengua, “tiene derecho” a ser impuesta a tothom en un ejercicio clásico que niega una cultura para imponer otra con cualquier pretexto y pisando cualquier ley y derecho.
Un instrumento de dominación y de financiación de los agentes de una ideología política que, pagados por el sistema de Educación (mayoría de enseñantes de Esquerra), expanden su ideología desde la escuela como, vergonzosamente, se ha visto.
https://www.youtube.com/watch?v=H2JZM9HDq0o
Copiado de las ikastolas del Gohierri porque hay gente que no puede vivir de otra cosa y lo hace de obligar a enseñar “lenguas” que dividen pero dan una pasta.
En este proceso se daña la autoestima de niños desde el día uno del cole. Ese día aprenden que su identidad, la de su familia y su lengua materna………no es la correcta.
Los Propios servicios de la Generalitat Informan de que los niños hispano parlantes en casa (la gran mayoría de Cataluña) tienen “el doble de fracaso escolar que los de familias que conocen bien el catalán”.
El informe de la Generalitat se titula:”Informe sobre el risc de fracàs escolar a Catalunya” y lo publica el Consell de Treball, Econòmic i Social de Catalunya. Es del 2011.
El precio de la “nueva identidad ” no es gratis. Ni para el niño ni para su familia ni para una sociedad con tan poco respeto a los seres humanos.
Hay alternativa. Me gustaría recordar que este modelo educativo ha sido abandonado en USA hace más de 20 años para la población hispanoparlante de los estados fronterizos con México, en Nueva York o Florida, con el resultado lógico. Desde el primer día de escolarización los niños se ven acogidos en su lengua, respetadas sus familias, capaces los padres de ayudarles, y una vez han pasado esta fase, se les va introduciendo al inglés que, naturalmente, aceptan encantados como propio. Aquí ni el Estado es capaz de protegerles.
Esto se observa finamente en Bilbao donde menos del 2% de la población usa el euskera por la calle sabiéndolo la gran mayoría (van tres generaciones educadas para ello) y no se hace porque la gente manda un mensaje sutil: Podréis obligar pero no lo conseguiréis.
Hagamos memoria. A principios del XIX Bilbao no llegaba a 15,000 habitantes. En 1714 la población de toda Cataluña no llegaba a 400,000 personas.
¿De qué identidad hablamos cuando estamos obligando a millones de personas a fragmentarse y renunciar a “su” verdad?
Esto es el totalitarismo.
Saludos.
Buenos días.
El Sr. Nicofiro en su último post explica una operación educativa para obligar a reconvertirse a una sociedad que mayoritariamente habla español ( mapa lingüístico de la Generalitat, con 3.3 millones sobre 1.9 millones,
en 2008, último del que dispongo y que incluye otras lenguas 0.6, mixtos 0.5, y no incluye menores de 15 años)
Esto se trata de justificar porque existen, entre los objetivos buscados por el Poder Político local, unos valores y unos intereses superiores a los de las Personas.
Concretamente un instrumento, una lengua, “tiene derecho” a ser impuesta a tothom en un ejercicio clásico que niega una cultura para imponer otra con cualquier pretexto y pisando cualquier ley y derecho.
Un instrumento de dominación y de financiación de los agentes de una ideología política que, pagados por el sistema de Educación (mayoría de enseñantes de Esquerra), expanden su ideología desde la escuela como, vergonzosamente, se ha visto.
https://www.youtube.com/watch?v=H2JZM9HDq0o
Copiado de las ikastolas del Gohierri porque hay gente que no puede vivir de otra cosa y lo hace de obligar a enseñar “lenguas” que dividen pero dan una pasta.
En este proceso se daña la autoestima de niños desde el día uno del cole. Ese día aprenden que su identidad, la de su familia y su lengua materna………no es la correcta.
Los Propios servicios de la Generalitat Informan de que los niños hispano parlantes en casa (la gran mayoría de Cataluña) tienen “el doble de fracaso escolar que los de familias que conocen bien el catalán”.
El informe de la Generalitat se titula:”Informe sobre el risc de fracàs escolar a Catalunya” y lo publica el Consell de Treball, Econòmic i Social de Catalunya. Es del 2011.
El precio de la “nueva identidad ” no es gratis. Ni para el niño ni para su familia ni para una sociedad con tan poco respeto a los seres humanos.
Hay alternativa. Me gustaría recordar que este modelo educativo ha sido abandonado en USA hace más de 20 años para la población hispanoparlante de los estados fronterizos con México, en Nueva York o Florida, con el resultado lógico. Desde el primer día de escolarización los niños se ven acogidos en su lengua, respetadas sus familias, capaces los padres de ayudarles, y una vez han pasado esta fase, se les va introduciendo al inglés que, naturalmente, aceptan encantados como propio. Aquí ni el Estado es capaz de protegerles.
Esto se observa finamente en Bilbao donde menos del 2% de la población usa el euskera por la calle sabiéndolo la gran mayoría (van tres generaciones educadas para ello) y no se hace porque la gente manda un mensaje sutil: Podréis obligar pero no lo conseguiréis.
Hagamos memoria. A principios del XIX Bilbao no llegaba a 15,000 habitantes. En 1714 la población de toda Cataluña no llegaba a 400,000 personas.
¿De qué identidad hablamos cuando estamos obligando a millones de personas a fragmentarse y renunciar a “su” verdad?
Esto es el totalitarismo.
Saludos.
Estimados Oquendo y Nicofiro: Me gustaría mediar en una polémica donde por una parte se habla de lengua y en otra de contenidos educativos, aunque es evidente que para transmitir esos contenidos hace falta una lengua. Las asimilaciones políticas pueden ser una referencia pero nunca un calco exacto de situaciones históricas, culturales o sociales. La Historia avanza con tanta velocidad que es imposible detenerse a hacer una fotocopia. Cada pueblo o sociedad tiene la propia pero eso no significa que sea mejor o peor que la del vecino, lo que nos llevaría al respeto recíproco de unos y otros, pero… ¿qué ocurre cuando se introducen en esas respetuosas relaciones intereses de uno u otro tipo? Se distorsiona la realidad. se la manipula y se crea la confusión que acaba muchas y desgraciadas veces en violencia o guerras. Por eso llamaba la atención en otro comentario sobre este asunto y los conflictos que nos van sobreviniendo. ¿Respetamos las identidades culturales ajenas o tratamos de imponer las propias? No es una cuestión de personas (como en el caso del magnífico pueblo catalán) sino de quienes tienen intereses en despertar en ellos revanchas interesadas. No es cuestión de ucranianos y rusos sino de qué intereses geoestratégicos o puramente económicos hay para enfrentarlos. No es cuestión de musulmanes y cristianos sino de qué intereses sirven unos y otros y de quienes tratan de imponer a los demás sus modelos (algunos totalmente fracasados).
Recordará usted, querido amigo O’Farrill, que en la reunión del 2012 del grupo de parlamentarios liberales europeos representaba a España nada menos que Convergencia. No recuerdo ahora si en compañía de Unió o solitos. Es decir, los promotores de la imposición identitaria se han infiltrado y se han quedado con la representación liberal española en Estrasburgo.
Aquello nos ayuda a entender por qué las ideas liberales permanecen en un limbo amable y elegante. “Encanto burgués” diría la inefable historiadora Deirdre McCloskey y “un tanto decadente” para un observador más impaciente.
Este asunto merece atención: El por qué de “La decadencia y ¿muerte? del espíritu liberal”.
Como sabe, hace poco que Pedro Schwartz fue nombrado Presidente de la Mont Pellerin Society. Comparte este honor con una larga lista de laureados Nobel y otros ilustres profesores, pero el evento apenas ha salido a la luz.
D. Pedro tiene una gran finura analítica y de vez en cuando se plantea preguntas raras.
Como, por ejemplo, la sugerencia de sustituir el mantra de “igualdad de oportunidades” por el de “libertad de oportunidades”. Sustancial. Pero hay que pillarlo y para ello hace falta una idea no servil del ser humano.
Un conjunto de ideas, –para tener capacidad de contribuir a mejorar la vida humana y su evolución–, requiere algo más de estructura orgánica y una cierta manera de afrontar la proposición de valor esencial de otras ideas. No todas las ideas valen lo mismo y, como bien suele decir usted, las ideas que no se trasladan a la acción mueren de melancolía.
A mí me parece que la posición frente al Nacionalismo Identitario, permítame el adjetivo, exige una postura más rigurosa y más vertebrada que la que ha venido recibiendo. Un posicionamiento ético.
No es una ideología neutra porque en su esencia está la imposición de una identidad y esto, en sí mismo, no es moralmente indiferente. Requiere una respuesta ética distinta de la indiferencia.
Por no atajar estas cosas se legitima la “identidad” como elemento discriminador social. Desaparece la persona, su libertad y su destino y resurge la tribu. Nace el “otro” como condición de la afirmación del “yo”.
Una vez se abre esta puerta se encuentra uno con la negación de la libertad de elegir de quienes no lo comparten. El derecho a “Excluirse” de imposiciones gregarias injustas. El derecho a la autodefensa.
Quisiera terminar este apunte recordando a Harriou, el jurista francés, y su proposición de un patriotismo de la especie, planetario, universal.
Algo, por otra parte, que ya anunciaron los Estoicos con su “Homo res sacra homini” –el hombre es cosa sagrada para el hombre. Es un horizonte valioso. De progreso cierto que, quizás, ya toca.
En fin, apreciado O’Farrill, salgo de viaje.
Un abrazo.