HD Joven: Acceso a la abogacía: lo “posimposible”
Con motivo de la publicación en el BOE del pasado viernes 13 de Febrero de 2015 (pulse aquí) sobre el Examen de Acceso a la Abogacía (que ha acotado el temario con respecto al de la primera convocatoria), los editores de HD Joven hemos creído oportuno comentar cómo puede uno llegar a ser abogado desde que entró en vigor en nuestro país el Plan Bolonia (tema tratado esta semana aquí).
Anteriormente, con el plan de estudios antiguo, uno se matriculaba en la Licenciatura de Derecho, estudiaba cinco años con asignaturas anuales, pagaba la tasa, se colegiaba y ya podía ejercer.
A día de hoy, para poder llegar a ejercer como abogado hay que: (i) cursar cuatro años de Grado en Derecho en una Universidad (ya no existen las licenciaturas), (ii) hacer el Máster de Acceso a la Abogacía, de nueve meses de duración, en una Universidad o escuela de práctica jurídica debidamente acreditada, (iii) superar un período de prácticas externas tuteladas, remuneradas o no, y, por último, (iv) superar un Examen de Acceso a la Abogacía del que, de momento, sólo ha habido una convocatoria. Si no se superan todos estos requisitos, uno no puede colegiarse.
Este cambio, que supone, claramente, un mayor número de barreras de entrada para los aspirantes, está tratando de “europeizar” nuestro sistema universitario. En la mayoría de países europeos, los profesionales han tenido que cursar un período de estudios denominado “Bachelor” y, si desean completar su formación, un “Master”. Recientemente, se ha propuesto un nuevo modelo de estudios, aún por aprobar, mediante la reforma del Ministro Wert, pero de esto ya discutiremos en otra ocasión (pulse aquí). Paralelamente, con este sistema parece que se le está tratando de atribuir a la abogacía el carácter de profesión elitista, condición con la que se le identifica en muchos otros países, para poder tratar de olvidar aquello de “en España le das una patada a una piedra y te salen cien abogados”. Por poner un ejemplo, sólo en el ICAM en 2013 estaban colegiados el doble de abogados que en toda Francia, teniendo en cuenta el rol que juega la diferenciación entre abogado y abogado de empresa que hacen allí (pulse aquí).
El Grado, al que muchos tachan de “más fácil”, considero que forma mejor a los alumnos ya que les obliga a ir a clase y a realizar casos prácticos semanales (método didáctico que en las licenciaturas casi no se utilizaba). Se ven ya pocas cafeterías universitarias llenas de “licenciados en Mus” o parcelas de césped con “tomadores de sol” y “bebedores de cerveza”.
Una vez obtenido el Grado en Derecho, los aspirantes deben superar la siguiente barrera: el Máster de Acceso. En cualquier otra profesión, un Máster genera en el alumno una mayor especialización en alguna de las materias a las que puede dedicarse, creando, por tanto, una mejora en su currículum. Con este Máster “obligatorio”, esa posible mejora deja de existir, salvo que se haga en escuelas en las que se ofrezca la posibilidad de hacer un Doble Máster, pudiendo el alumno simultáneamente especializarse en un campo que le interese, a la vez que culmina uno de los requisitos para acceder a la profesión.
Este Máster supone, en gran medida, un repaso, durante todo un curso académico, de todas las asignaturas de mayor importancia de la carrera junto con el estudio de la deontología profesional, asistencia jurídica gratuita, organización colegial, etc., antes de “saltar al ruedo”. A simple vista, parece algo positivo y que mejorará la profesionalidad de las nuevas generaciones. Indudablemente, trabajando se aprende tanto, o incluso más, que estudiando, pero lo que se busca con este nuevo plan es la mejor preparación posible.
Sin embargo, uno de los problemas que puede acarrear el Máster es su precio, ya que, en algunas universidades públicas puede llegar a superar los 5.000 euros, y en escuelas privadas llega a las cinco cifras. Dentro de la esfera pública, es desproporcionado que tengan más o menos el mismo precio cuatro años de Universidad que un solo año de “recapitulación obligatoria”. En este sentido, conozco a compañeros que, debido a estos precios, han optado por opositar, lo que implica que si aprueban la oposición, podrán desarrollar su profesión jurídica, pero, si no, tendrán que realizar el Máster después de haber estado opositando, si es que quieren llegar a ejercer como abogado algún día, decisión completamente comprensible después de haber estudiado Derecho. Es cierto que se otorgan becas a los alumnos más brillantes, pero, a pesar de ello, no parece que sea suficiente para resolver esta cuestión. Por no hablar del número de plazas públicas que, en muchos casos, no llega a cubrir la demanda de sus graduados (por ejemplo pulse aquí).
Una vez finalizado el Máster, se debe cumplir un período de prácticas externas tuteladas. Al ser un requisito obligatorio, el centro en el que se haya cursado el Máster tiene la obligación de, si el alumno no encuentra donde poder realizarlas, ofrecerle algunas opciones en las entidades con las que tienen convenios. Obviamente, si uno encuentra las prácticas por sí mismo, será una mejor solución que optar por las que le pueda ofrecer el centro, ya que seguramente serán remuneradas y con opciones reales de continuar. En el caso de elegir las prácticas “concedidas”, las entidades, al tener que “acoger” cada cinco meses a un aspirante que no ha tenido suerte en su búsqueda, pueden permitirse el lujo de ofrecerlas sin remuneración y sin posibilidades de futuro.
Habiendo superado todos estos requisitos, llegamos al meollo de la cuestión, el Examen de Acceso a la Abogacía, conocido como “el MIR de los abogados”. Así pues, para los que desconozcan cómo es este Examen, procedo a citar el siguiente resumen del ICAM: “Esta prueba de evaluación supondrá el 70% de la calificación final y el 30% restante corresponderá a la nota obtenida en el curso de formación especializada. La prueba de evaluación consistirá en un ejercicio escrito de 4 horas con 50 preguntas sobre materias comunes al ejercicio de la profesión de abogado y 25 preguntas sobre materias específicas a elegir: civil y mercantil; penal; administrativo y laboral. Cada pregunta tendrá 4 respuestas de las cuales sólo una es correcta. Las preguntas contestadas correctamente sumarán 1 punto, las contestadas incorrectamente restarán – 0´33 puntos y las no contestadas no puntuarán”. De tal modo que, haciendo la media ponderada entre la nota obtenida en el Examen y la nota media obtenida en el Máster, se obtendrá como resultado la calificación de APTO o NO APTO.
Es un tema muy polémico, del que ya dio de qué hablar la primera convocatoria, que tuvo lugar el 28 de junio de 2014, por la que se llegó a convocar una manifestación en su contra promovida por la plataforma de Abogados Sin Toga (actualmente JAM), quienes han conseguido que se convoque la segunda edición del Examen (pulse aquí).
Con este “Bar Exam” parece que nos acercamos más al modelo americano, pero salvando las distancias, ya que en EEUU los salarios de los abogados son mucho más altos, pero ese es otro tema (pulse aquí).
Por otro lado, lo que resulta incomprensible es que sólo haya una convocatoria al año y que ésta sea en Mayo o Junio. Tras la realización de las prácticas, los pre-abogados reúnen todos los requisitos necesarios para poder presentarse, pero deben esperar entre cuatro y seis meses para poder realizar el Examen y, por tanto, para poder colegiarse. Esto genera un período de tiempo en el que simplemente pueden optar a un contrato de prácticas. Lo lógico sería que hubiera, al menos, dos convocatorias anuales, una a finales de Enero o principios de Febrero (pensada para los alumnos que han realizado sus prácticas de Septiembre a Enero) y otra a finales de Mayo o principios de Junio (pensada para los alumnos que realicen sus prácticas de Enero a Mayo).
¿Cuál sería mi propuesta? En primer lugar, para dotar a la profesión de unos candidatos más competitivos, subiría la nota de corte de acceso a la carrera de Derecho. Por otro lado, establecería que el Grado tuviera una duración de cuatro años, con un quinto año al que se le podría denominar Máster, en el que se recuerden las materias más indispensables, añadiendo algunas cuestiones más directamente relacionadas con el ejercicio de la abogacía, pero en el que la matrícula tuviera el mismo precio que la de un curso del Grado (en las universidades públicas). Seguidamente, y no casi un año después, el alumno debería realizar un Examen común para todos los aspirantes o bien una “Reválida” de la propia Universidad. Después de esto, ya sí que se podría fijar el período de prácticas de cinco meses y que, una vez concluido, el aspirante, por fin, se pueda colegiar. Poner el Examen después de las prácticas sólo dificulta que el alumno pueda prepararse para el mismo, ya que al estar trabajando, puede que no disponga del tiempo necesario para poder presentarse en condiciones de aprobar.
Así pues, sólo me queda decir que “el sabio puede rectificar, el necio nunca”. Si algo se puede mejorar, por qué no hacerlo. Con toda esta carrera de obstáculos que se les ha puesto a los letrados del futuro, queda claro que estarán mejor preparados que los ya consagrados por el plan antiguo, pero dentro de este proceso por conseguir una mayor profesionalidad, es necesario un ligero reajuste en este nuevo método. ¿Cambiará a mejor o seguirá como hasta ahora? Hagan sus apuestas.
Graduado en Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid y Doble Máster de Acceso a la Abogacía y Asesoría Jurídica de Empresas por el IE Law School (Instituto de Empresa). Abogado en CHÁVARRI ABOGADOS. Editor Adjunto de la sección HD Joven de Hay Derecho.
En el tema de la formación del abogado (como la de cualquier otro profesional) luchas dos fuerzas enfrentadas: la tan jaleada libre competencia que permite obtener una bajada de precios por la existencia de un gran número de profesionales dispuestos a proporcionar servicios y la necesidad de que en determinadas tareas complejas haya una “certificación oficial” de que el profesional tiene, al menos, un mínimo de conocimientos y habilidades. Una forma de saber si nuestra dosis de una y otra es correcta es ver cómo lo hacen en otros países y el dato que se proporciona en el post sobre Francia es apabullante.
No acabo de entender por qué tiene que haber una exigencia menor en Derecho que en carreras técnicas o en medicina, como si el estropicio que se pudiera hacer en esa área fuera despreciable. Ahora bien, no estoy muy seguro de que las reformas hayan ido precisamente en este sentido, porque en ella inciden temas tan controvertidos como el plan Bolonia (muy discutido, y que en definitiva reduce cuestiones como las del Derecho civil y permite la entrada de otras optativas quizá no tan esenciales) y el coste, que hoy no es cuestión menor.
En todo caso, enhorabuena por el post, que introduce un tema importante para los jóvenes abogados.
De tal modo que el abogado siempre será “magister”, y el fiscal y el juez, generalmente, “graduados”.
Hombre, plantear el máster como una especie de repaso de la carrera y el examen de Estado como una prueba de lo aprendido dice muy poco de la confianza que el propio Estado tiene en lo que él mismo, con sus propias Universidades, enseña en el Grado a los alumnos. ¿De qué sirven entonces los exámenes que se superan en la carrera?
Yo estoy terminando el Grado, y en cuanto a la formación graduado versus licenciado,mi experiencia personal en mi Univesidad -convivo con compañeros de licenciatura- es que se han metido en 4 años los 5 años de licenciatura. Asignaturas con los mismos libros, temario y profesores, con menos créditos por asignatura en Grado que en Licenciatura.
Saludos
Estimado Pedro: no creo que volver a examinar sea un acto de desconfianza respecto a los anteriores exámenes, sino una prueba reforzada.
De todos modos, antes de ésta etapa post-revolucionaria de la historia, hubo un tiempo en que la carrera se aprobaba con un solo examen de licenciatura, pasando de curso solo con asistencia a clase y sin examen. Sería una gran cosa recuperar ese sistema. El examen sería más difícil, eso si. Pero la carrera mucho más agradable.
Aunque no pertenezco a una profesión jurídica, creo firmemente en este tipo de desarrollo académico formativo y profesional habilitante.
Creo que el periodo de práctica profesional tutelada previa al examen habilitante es esencial. La principal razón es que el examen habilitante es de corte profesional y no académica. Todos podemos coincidir que la formación y exámenes superados en la universidad están lejos de la realidad de la vida profesional. Esta profesión, la de abogado, como otras, necesitan disponer de los más altos estándares de cualificación porque interactuan con los servicios más elementales del ser humano, como la seguridad y la protección de sus derechos.
Hay que dejar de mirarse el ombligo en España, y empezar a importar lo bueno de otros países por poco que nuestro orgullo nos permita admitir.
En primer lugar, enhorabuena por el artículo Álvaro, considero que es de gran utilidad para los que nos disponemos a afrontar dicho examen. Quería manifestar que un licenciado no tiene mas conociemientos y esta mas cualificado que un graduado, de hecho, como bien dices, con la instauración del plan bolonia te preparan mas y estan mas “pendientes” de ti, lo que a la larga considero que juega mas a favor de un graduado, pues indudablemente te hace estar mas en contacto con la carrera que estudias. A través de la realización de casos prácticos, asistencia obligatoria… Es por ello, que creo que un graduado sale mas preparado que un licenciado y sin embargo, no hay color en los requisitos que se exigen a uno y otro para poder ejercer la profesión, me parece algo inexplicable, quizá tenga mucho que ver la recaudación y los beneficios que el Estado consigue con ello.
Por otra parte, la idea del master y las prácticas me parece muy útil, ya que por lo general al salir de la carrera, ya seas graduado o licenciado, no estas realmente preparado para desenvolverte con profesionalidad, pero la estructura y las grandes barreras que tu mencionas (única convocatoria, cambios de temario) hacen muy costosa la incorporación a la vida laboral y creo que debería estar mucho mas y mejor estructurado, no me parece serio.
Saludos y gacias por el artículo.
Antes del Plan Bolonia muchas universidades únicamente exigían aprobar los exámenes sin siquiera pasar por clase ni hacer una práctica. Considero el cambio positivo. Es discutible que ahora acceder a nuestra profesión tenga más barreras económicas, pero es indiscutible la falta de formación que tenían muchos abogados recién colegiados.
Muchas gracias por la información. Y mi sensación de que , por fin, nos tomamos en serio la puesta al día de un modelo obsoleto de Universidad.
Sólo un comentario. El precio de los cursos de Grado nada tiene que ver con su coste público (no llega al 20%). Y me parece mal que este subsidio sea igual para ricos y ociosos que para los becados. Creo que los matriculados a partir de los 25 años deberían pagar el 100% del coste. Por ahí saldrían los fondos para más becas de Master o para (en poco tiempo)reducir los costes al bajar el alumnado.
La prueba se concibió como una pieza esencial en el proceso de formación de abogados y procuradores, y para una mejor realización del derecho fundamental a la defensa de nuestros conciudadanos. No deberia ser una de las trabas de acceso, o barrera de entrada al ejercicio de una profesión;
Enhorabuena. Muy bien planteado en tanto no se cuestiona la mejora de fondo: se pasa de la ausencia de barreras de entrada (“licenciado en Derecho podría ser hasta una vaca”, llegó a decir un Catedrático) a un sistema más exigente, más difícil, más caro, y que seguramente dará lugar a unos Abogados mejor pagados y más en línea con Europa. El artículo no elude cierto elitismo bien entendido (en beneficio de la ciudadanía, que tendrá mejores profesionales a su servicio).
Algo de Derecho comparado : ¿qué ocurre en Japón? Nos lo cuenta por ejemplo el jurista alemán Karl-Friedrich Lenz, quien vivió muchos años en Japón enseñando Derecho en una Universidad japonesa. Datos de 1987 : de unos 20.000 candidatos al examen estatal – necesario para poder ejercer como abogado-, sólo aprueba un 2%. El 98% no entra. Así de duras son las pruebas…
En 1987 sólo había unos 15.000 abogados en Japón, mientras en Alemania había 50.000, y en España ya sabemos…
¿Número de Jueces en Japón? Unos 2.300.
Claro que es otra cultura. La diferencia : allí se toman las cosas en serio. Conocen lo importante que es ser un buen profesional. No valen las chapuzas.
Como Licenciado en Derecho, padre de un alumno del primer master,, puedo decir que a mi hijo le han robado dos años de su vida, con ese master; de una lamentable improvisación, tanto en contenidos como en profesorado, unas prácticas ridículas, en las que aparte de hacer fotocopias y buscar jurisprudencia, poco mas ha hecho; para quedarse casi 4 meses a la espera de un examen, en el que hasta hace unos días no se sabía como iba a ser.
La profesión de Abogado se merece un Master, pero no el que se ha montado, cuyo único objetivo es sacar mas dinero al alumno, y retrasar la colegiación.
– A favor de la duración del grado, 4 años. Cuanto menos tiempo se pase en la Universidad, mejor.
– A favor del mayor contenido práctico de Bolonia. En contra del control en la asistencia, etc. El periodo universitario también debería ser un periodo para adquirir madurez y responsabilidad.
– Pese a lo anterior, tampoco se nos debe ir la cabeza con “los casos prácticos”. Una sólida base jurídica, aprender a pensar, tener una ” mente jurídica” también se desarrolla estudiando y estudiando, y no solo a través de casos prácticos.
– El examen después del Master solo dificulta al alumno a quesarse en el lugar de prácticas.
– Esto es un chollo para los despachos de abogados. Gente mejor preparada a costa del dinero del propio alumno (no olvidemos que era frecuente que los despachos pagaran un master executive a sus junior). Prácticas a cero euros. Si me gusta me lo quedo, si no que pase el siguiente. Lamentable.
Creo haber oido que algunos despachos de vampiros ay! queria decir de abogados no solo no pagan a sus abogados junior sino que les hacen pagar….no veas.
Pues la Comisión Nacional de la Competencia dice que son los Colegios de Abogados los que ponen barreras con sus cuotas de incorporación. Jaja. Barreras son todas esas que describe el artículo, barreras que pone el mismo Estado con máster, examen, ya hora 3+2+examen. Se han pasado tres pueblos. Si es que lo de Bolonia es un desastre para Derecho. No hay clientes para tantas universidades públicas, ni necesidad de ellas tampoco.
De tal modo que el abogado siempre será “magister”, y el fiscal y el juez, generalmente, “graduados”.
Hombre, plantear el máster como una especie de repaso de la carrera y el examen de Estado como una prueba de lo aprendido dice muy poco de la confianza que el propio Estado tiene en lo que él mismo, con sus propias Universidades, enseña en el Grado a los alumnos. ¿De qué sirven entonces los exámenes que se superan en la carrera?
Yo estoy terminando el Grado, y en cuanto a la formación graduado versus licenciado,mi experiencia personal en mi Univesidad -convivo con compañeros de licenciatura- es que se han metido en 4 años los 5 años de licenciatura. Asignaturas con los mismos libros, temario y profesores, con menos créditos por asignatura en Grado que en Licenciatura.
Saludos
Aunque no pertenezco a una profesión jurídica, creo firmemente en este tipo de desarrollo académico formativo y profesional habilitante.
Creo que el periodo de práctica profesional tutelada previa al examen habilitante es esencial. La principal razón es que el examen habilitante es de corte profesional y no académica. Todos podemos coincidir que la formación y exámenes superados en la universidad están lejos de la realidad de la vida profesional. Esta profesión, la de abogado, como otras, necesitan disponer de los más altos estándares de cualificación porque interactuan con los servicios más elementales del ser humano, como la seguridad y la protección de sus derechos.
Hay que dejar de mirarse el ombligo en España, y empezar a importar lo bueno de otros países por poco que nuestro orgullo nos permita admitir.
En primer lugar, enhorabuena por el artículo Álvaro, considero que es de gran utilidad para los que nos disponemos a afrontar dicho examen. Quería manifestar que un licenciado no tiene mas conociemientos y esta mas cualificado que un graduado, de hecho, como bien dices, con la instauración del plan bolonia te preparan mas y estan mas “pendientes” de ti, lo que a la larga considero que juega mas a favor de un graduado, pues indudablemente te hace estar mas en contacto con la carrera que estudias. A través de la realización de casos prácticos, asistencia obligatoria… Es por ello, que creo que un graduado sale mas preparado que un licenciado y sin embargo, no hay color en los requisitos que se exigen a uno y otro para poder ejercer la profesión, me parece algo inexplicable, quizá tenga mucho que ver la recaudación y los beneficios que el Estado consigue con ello.
Por otra parte, la idea del master y las prácticas me parece muy útil, ya que por lo general al salir de la carrera, ya seas graduado o licenciado, no estas realmente preparado para desenvolverte con profesionalidad, pero la estructura y las grandes barreras que tu mencionas (única convocatoria, cambios de temario) hacen muy costosa la incorporación a la vida laboral y creo que debería estar mucho mas y mejor estructurado, no me parece serio.
Saludos y gacias por el artículo.
Antes del Plan Bolonia muchas universidades únicamente exigían aprobar los exámenes sin siquiera pasar por clase ni hacer una práctica. Considero el cambio positivo. Es discutible que ahora acceder a nuestra profesión tenga más barreras económicas, pero es indiscutible la falta de formación que tenían muchos abogados recién colegiados.
Muchas gracias por la información. Y mi sensación de que , por fin, nos tomamos en serio la puesta al día de un modelo obsoleto de Universidad.
Sólo un comentario. El precio de los cursos de Grado nada tiene que ver con su coste público (no llega al 20%). Y me parece mal que este subsidio sea igual para ricos y ociosos que para los becados. Creo que los matriculados a partir de los 25 años deberían pagar el 100% del coste. Por ahí saldrían los fondos para más becas de Master o para (en poco tiempo)reducir los costes al bajar el alumnado.
La prueba se concibió como una pieza esencial en el proceso de formación de abogados y procuradores, y para una mejor realización del derecho fundamental a la defensa de nuestros conciudadanos. No deberia ser una de las trabas de acceso, o barrera de entrada al ejercicio de una profesión;
Enhorabuena. Muy bien planteado en tanto no se cuestiona la mejora de fondo: se pasa de la ausencia de barreras de entrada (“licenciado en Derecho podría ser hasta una vaca”, llegó a decir un Catedrático) a un sistema más exigente, más difícil, más caro, y que seguramente dará lugar a unos Abogados mejor pagados y más en línea con Europa. El artículo no elude cierto elitismo bien entendido (en beneficio de la ciudadanía, que tendrá mejores profesionales a su servicio).
Estimado Pedro: no creo que volver a examinar sea un acto de desconfianza respecto a los anteriores exámenes, sino una prueba reforzada.
De todos modos, antes de ésta etapa post-revolucionaria de la historia, hubo un tiempo en que la carrera se aprobaba con un solo examen de licenciatura, pasando de curso solo con asistencia a clase y sin examen. Sería una gran cosa recuperar ese sistema. El examen sería más difícil, eso si. Pero la carrera mucho más agradable.
Algo de Derecho comparado : ¿qué ocurre en Japón? Nos lo cuenta por ejemplo el jurista alemán Karl-Friedrich Lenz, quien vivió muchos años en Japón enseñando Derecho en una Universidad japonesa. Datos de 1987 : de unos 20.000 candidatos al examen estatal – necesario para poder ejercer como abogado-, sólo aprueba un 2%. El 98% no entra. Así de duras son las pruebas…
En 1987 sólo había unos 15.000 abogados en Japón, mientras en Alemania había 50.000, y en España ya sabemos…
¿Número de Jueces en Japón? Unos 2.300.
Claro que es otra cultura. La diferencia : allí se toman las cosas en serio. Conocen lo importante que es ser un buen profesional. No valen las chapuzas.
Como Licenciado en Derecho, padre de un alumno del primer master,, puedo decir que a mi hijo le han robado dos años de su vida, con ese master; de una lamentable improvisación, tanto en contenidos como en profesorado, unas prácticas ridículas, en las que aparte de hacer fotocopias y buscar jurisprudencia, poco mas ha hecho; para quedarse casi 4 meses a la espera de un examen, en el que hasta hace unos días no se sabía como iba a ser.
La profesión de Abogado se merece un Master, pero no el que se ha montado, cuyo único objetivo es sacar mas dinero al alumno, y retrasar la colegiación.
‘- A favor de la duración del grado, 4 años. Cuanto menos tiempo se pase en la Universidad, mejor.
– A favor del mayor contenido práctico de Bolonia. En contra del control en la asistencia, etc. El periodo universitario también debería ser un periodo para adquirir madurez y responsabilidad.
– Pese a lo anterior, tampoco se nos debe ir la cabeza con “los casos prácticos”. Una sólida base jurídica, aprender a pensar, tener una ” mente jurídica” también se desarrolla estudiando y estudiando, y no solo a través de casos prácticos.
– El examen después del Master solo dificulta al alumno a quesarse en el lugar de prácticas.
– Esto es un chollo para los despachos de abogados. Gente mejor preparada a costa del dinero del propio alumno (no olvidemos que era frecuente que los despachos pagaran un master executive a sus junior). Prácticas a cero euros. Si me gusta me lo quedo, si no que pase el siguiente. Lamentable.
Pues la Comisión Nacional de la Competencia dice que son los Colegios de Abogados los que ponen barreras con sus cuotas de incorporación. Jaja. Barreras son todas esas que describe el artículo, barreras que pone el mismo Estado con máster, examen, ya hora 3+2+examen. Se han pasado tres pueblos. Si es que lo de Bolonia es un desastre para Derecho. No hay clientes para tantas universidades públicas, ni necesidad de ellas tampoco.
Yo también soy abogado, y me parece que Álvaro ha hecho una explicación muy descriptiva de la situación actual de los jóvenes licenciados (¿graduados-“masterizados”?) en Derecho. Nadie pone en duda que había que modificar el anterior sistema de estudios universitarios: un profesor de derecho administrativo llego a reconocerme que el programa universitario de Derecho era el legado del sistema decimonónico de formación de los futuros burócratas de la administración, que los abogados se formaban una vez empezaban a trabajar en el despacho de turno.
Entiendo que es deseable darle a la carrera un enfoque más práctico, y que a partir de cierto curso, en función del futuro profesional al que pretendas incorporarte, existan mecanismos, como un master, que permitan un inicio de especialización, que inevitablemente se complementaran en el despacho en el que aterrices: el problema es que parece que los master existentes no son los adecuados, ni por los contenidos, ni por su enfoque, ni por el coste que suponen.
Esperemos que su contenido mejore en breve, puesto son muy recientes y deben empezar a andar(con la injusticia que supone para los primeros conejillos de indias que lo han sufrido, como bien apuntaba Andrés), y que no suponga una prolongación innecesaria del grado, y un saca-dineros: no entiendo que el master tenga un precio desorbitado en relación con el resto del grado: debería de estar al alcance de todo el que decida optar a ellos, y que su acceso y finalización sea la recompensa al esfuerzo académico, con independencia de la cuenta corriente de cada uno: meritos y esfuerzo, y quien no de la talla desde el punto de vista académico, que se dedique a otra cosa, y asi nos aseguraremos de que los futuros abogados den a nuestra profesión ese prestigio del que ahora carece, acabando asi con la conocida frase que reza“el que vale vale, y el que no a derecho”.
El examen final no me parece una mala idea, siempre que se realicen varias convocatorias al año para no dejar en el limbo durante meses a los que no puedan presentarse a dos convocatorias anuales que existen.
Yo también soy abogado, y me parece que Álvaro ha hecho una explicación muy descriptiva de la situación actual de los jóvenes licenciados (¿graduados-“masterizados”?) en Derecho. Nadie pone en duda que había que modificar el anterior sistema de estudios universitarios: un profesor de derecho administrativo llego a reconocerme que el programa universitario de Derecho era el legado del sistema decimonónico de formación de los futuros burócratas de la administración, que los abogados se formaban una vez empezaban a trabajar en el despacho de turno.
Entiendo que es deseable darle a la carrera un enfoque más práctico, y que a partir de cierto curso, en función del futuro profesional al que pretendas incorporarte, existan mecanismos, como un master, que permitan un inicio de especialización, que inevitablemente se complementaran en el despacho en el que aterrices: el problema es que parece que los master existentes no son los adecuados, ni por los contenidos, ni por su enfoque, ni por el coste que suponen.
Esperemos que su contenido mejore en breve, puesto son muy recientes y deben empezar a andar(con la injusticia que supone para los primeros conejillos de indias que lo han sufrido, como bien apuntaba Andrés), y que no suponga una prolongación innecesaria del grado, y un saca-dineros: no entiendo que el master tenga un precio desorbitado en relación con el resto del grado: debería de estar al alcance de todo el que decida optar a ellos, y que su acceso y finalización sea la recompensa al esfuerzo académico, con independencia de la cuenta corriente de cada uno: meritos y esfuerzo, y quien no de la talla desde el punto de vista académico, que se dedique a otra cosa, y asi nos aseguraremos de que los futuros abogados den a nuestra profesión ese prestigio del que ahora carece, acabando asi con la conocida frase que reza“el que vale vale, y el que no a derecho”.
El examen final no me parece una mala idea, siempre que se realicen varias convocatorias al año para no dejar en el limbo durante meses a los que no puedan presentarse a dos convocatorias anuales que existen.
Hay una visión muy extendida que en mi opinión es equivocada. Consiste en creer que el nuevo sistema de acceso a la profesión de abogado viene del Plan Bolonia. Lo cierto es que son dos reformas paralelas e independientes la una de la otra, aunque casualmente se han producido a la vez. Es más, en un principio parecía que los licenciados con posterioridad a no sé qué fecha iban a verse afectados por el nuevo sistema de acceso a la abogacía. La creación del máster de acceso y el examen de acceso responde a un intento de equiparar a España con los países de nuestro entorno (España era el único o de los pocos que no exigían ningún requisito para ser abogado más que la licenciatura en Derecho). Por el contrario el Plan Bolonia, que se ha implementado en todos los países de la UE recientemente, responde a un intento de armonizar los estudios universitarios en todos los países miembros (con la creación de los ECTS etc.). Paradójicamente los estudios de Derecho son los que no se ven afectados por esa armonización (porque la economía y la aquitectura son iguales en España y en Francia, pero el Derecho no).
Al margen de esto, se ha aprovechado la introducción del Plan Bolonia para introducir también la ley de acceso a la abogacía, pero en mi opinión se trata de dos cosas distintas que deberían diferenciarse debidamente.
En cuanto al Plan Bolonia, tengo una buena opinión de los cambios que han introducido pero hay que reconocer que antes de que entrara en vigor ya algunas universidades tenían sistemas. Eso de que antes del Plan Bolonia sólo se exigían un examen de cada asignatura (sin asistencia, sin parciales, sin casos) igual se puede decir de la Complutense pero no de la Autónoma ni de la Carlos III.
Mi propuesta: imitar a EEUU. Que los estudios de Derecho sean estudios de posgrado y duren 3 años. Todo el mundo deberá graduarse en algo (College) en cuatro años (es posible hacerlo en tres si se cursan más créditos de lo normal) antes ingresar en la Facultad de Derecho que es una facultad de posgrado (graduate school). Esos años de college contribuyen mucho porque la gente tiende a cursar asignaturas de distintas disciplinas (un poco de Historia, de Filosofía, de Literatura, de Economía, de Políticas) y cuando tiene algo más de madurez se mete de lleno a aprender una profesión.
Además en este sistema la libertad de elección es mayor. El que no quiere estudiar Laboral o Familia, no lo estudia.
Hay una visión muy extendida que en mi opinión es equivocada. Consiste en creer que el nuevo sistema de acceso a la profesión de abogado viene del Plan Bolonia. Lo cierto es que son dos reformas paralelas e independientes la una de la otra, aunque casualmente se han producido a la vez. Es más, en un principio parecía que los licenciados con posterioridad a no sé qué fecha iban a verse afectados por el nuevo sistema de acceso a la abogacía. La creación del máster de acceso y el examen de acceso responde a un intento de equiparar a España con los países de nuestro entorno (España era el único o de los pocos que no exigían ningún requisito para ser abogado más que la licenciatura en Derecho). Por el contrario el Plan Bolonia, que se ha implementado en todos los países de la UE recientemente, responde a un intento de armonizar los estudios universitarios en todos los países miembros (con la creación de los ECTS etc.). Paradójicamente los estudios de Derecho son los que no se ven afectados por esa armonización (porque la economía y la aquitectura son iguales en España y en Francia, pero el Derecho no).
Al margen de esto, se ha aprovechado la introducción del Plan Bolonia para introducir también la ley de acceso a la abogacía, pero en mi opinión se trata de dos cosas distintas que deberían diferenciarse debidamente.
En cuanto al Plan Bolonia, tengo una buena opinión de los cambios que han introducido pero hay que reconocer que antes de que entrara en vigor ya algunas universidades tenían sistemas. Eso de que antes del Plan Bolonia sólo se exigían un examen de cada asignatura (sin asistencia, sin parciales, sin casos) igual se puede decir de la Complutense pero no de la Autónoma ni de la Carlos III.
Mi propuesta: imitar a EEUU. Que los estudios de Derecho sean estudios de posgrado y duren 3 años. Todo el mundo deberá graduarse en algo (College) en cuatro años (es posible hacerlo en tres si se cursan más créditos de lo normal) antes ingresar en la Facultad de Derecho que es una facultad de posgrado (graduate school). Esos años de college contribuyen mucho porque la gente tiende a cursar asignaturas de distintas disciplinas (un poco de Historia, de Filosofía, de Literatura, de Economía, de Políticas) y cuando tiene algo más de madurez se mete de lleno a aprender una profesión.
Además en este sistema la libertad de elección es mayor. El que no quiere estudiar Laboral o Familia, no lo estudia.
Este artículo describe a la perfección la situación actual del acceso a la abogacía. Enhorabuena Álvaro.
El problema no es que el modelo sea bueno o malo, el problema es que no existe modelo, simplemente se improvisa al albur de los diferentes grupos de presión preponderantes en cada momento. Todo ello desemboca en que se acabe perdiendo el norte en relación a por qué es bueno un mecanismo de acceso serio a la profesión y cómo tiene que hacerse.
El mecanismo de acceso no debiera poner el acento en la formación. Se supone que los graduados ya saben de Derecho, y evidentemente no es posible ni en dos ni en 200 años saber de todos los campos, ni tampoco los que se han estudiado en el grado por espacio de cuatro años. Cada profesional debe tener la cultura y la responsabilidad de formarse según sus necesidades.
El sistema debe garantizar que todo aquel que desea ejercer como abogado es competente para hacerlo porque posee las habilidades y destrezas que hacen falta para ello. Pienso que esto no se puede confiar a un examen tipo test.
Yo abogaría por un programa de formación práctica, simultanéando aulas y pasantía durante al menos un año, con evaluación del trabajo personal constante, impartido por profesionales jurídicos de trayectoria y solvencia contrastada y con una prueba final en la que sea posible demostrar habilidades y competencias por parte de los alumnos.
Álvaro, el sistema que propones ya existió. En la licenciatura era posible hacer prácticas que te reconocían como libre configuración y después también tenías el practicum (yo así tengo reconocidos en mi expediente unos 5 meses de prácticas). Al terminar existía el examen de grado, voluntario, que te daba un reconocimiento adicional al licenciado.
En mi opinión el sistema que propones no aporta nada en cuanto a formación como abogado. El máster de acceso debe ser algo más que un papelillo o un cursillo, que es en lo que se está convirtiendo.
Este artículo describe a la perfección la situación actual del acceso a la abogacía. Enhorabuena Álvaro.
El problema no es que el modelo sea bueno o malo, el problema es que no existe modelo, simplemente se improvisa al albur de los diferentes grupos de presión preponderantes en cada momento. Todo ello desemboca en que se acabe perdiendo el norte en relación a por qué es bueno un mecanismo de acceso serio a la profesión y cómo tiene que hacerse.
El mecanismo de acceso no debiera poner el acento en la formación. Se supone que los graduados ya saben de Derecho, y evidentemente no es posible ni en dos ni en 200 años saber de todos los campos, ni tampoco los que se han estudiado en el grado por espacio de cuatro años. Cada profesional debe tener la cultura y la responsabilidad de formarse según sus necesidades.
El sistema debe garantizar que todo aquel que desea ejercer como abogado es competente para hacerlo porque posee las habilidades y destrezas que hacen falta para ello. Pienso que esto no se puede confiar a un examen tipo test.
Yo abogaría por un programa de formación práctica, simultanéando aulas y pasantía durante al menos un año, con evaluación del trabajo personal constante, impartido por profesionales jurídicos de trayectoria y solvencia contrastada y con una prueba final en la que sea posible demostrar habilidades y competencias por parte de los alumnos.
Álvaro, el sistema que propones ya existió. En la licenciatura era posible hacer prácticas que te reconocían como libre configuración y después también tenías el practicum (yo así tengo reconocidos en mi expediente unos 5 meses de prácticas). Al terminar existía el examen de grado, voluntario, que te daba un reconocimiento adicional al licenciado.
En mi opinión el sistema que propones no aporta nada en cuanto a formación como abogado. El máster de acceso debe ser algo más que un papelillo o un cursillo, que es en lo que se está convirtiendo.
Me van a perdonar pero este sistema me recuerda el de los tiempos de Dickens en casi todos los oficios antes de la revolución industrial.
Alguien establecido acepta un aprendiz y lo estruja durante un tiempo al final del cual algún día el sumiso y eficiente meritorio alcanzará la gloria por partida doble casándose con la hija del Master y heredera del Business.
Alternativamente llamado “Partnership”
Fue originalmente un modelo pensado para la familia del artesano pero ha desaparecido en prácticamente todas las profesiones menos en las que han conseguido alguna forma de protección Especial.
Por ejemplo los abogados anglo, las grandes auditoras (antes fedatarias, hoy amigas), etc.
Ayuda bastante que se degrade el sistema reglado para que los “egresados” tengan algo que aprender de ver juicios ayudados por un tercero con la última LEC en la mano que Su Señoría tampoco tiene clara, así como hacer el pino estudiando casos que tranquilamente podían y debían haber hecho en la universidad.
Esto conduce a otra barrera de entrada, un mayor retraso en llegar a trabajar de verdad y a poner la cosa aún más a huevo a los dueños del oligopolio de oferta.
Cómplice necesario: El Sistema Educativo y sucesivos Gobiernos cada vez más desbordados por la incompetencia creciente de los electos.
Lo de siempre, cuando algo funciona…. lo estropeas más y a seguir le añades un complemento prometiendo arreglar los productos defectuosos del primero.
Esto es lo que Schumpeter llamaba “Destrucción Creativa” pero en plan perverso. No es exclusivo de España. Genera un PIB del copón y dura mientras la churrera dure para financiar incompetencias.
Se sabe que un sistema se muere cuando su ineficacia se mide y cuenta como si éxito fuera.
Que la sociedad ha perdido criterio lo demuestra que estos engaños masivos sucedan sin que se denuncie.
Saludos
Como estudiante del Máster, he de decir que el artículo describe a la perfección la “yincama jurídica” que hemos de completar para poder acceder a la colegiación.
Añadiría, sin embargo, un pequeño detalle no baladí: las aproximadamente 500 horas de prácticas tuteladas que hemos de realizar, forman parte del plan de estudios del máster, representando un total de 30 créditos ECTS, los cuales deben matricularse al empezar el curso.
No sé cómo será en otras universidades, pero en la Universidad de Barcelona, esos 30 créditos de prácticas tienen un coste de matrícula de 40€/crédito, por lo se da la kafkiana situación de que el estudiante acaba pagando 1.200 € por trabajar como becario unos meses.
Si tienes suerte de topar con un buen samaritano que accede a remunerar tu trabajo (típico sueldo becario, 200-300€ al mes), puedes compensar ese salario con el coste de la matrícula; en caso contrario, estás pagando por trabajar.
Como anécdota personal, contaré que hace unas semanas fui a una entrevista de trabajo que me concertó la bolsa de trabajo del Colegio de Abogados de BArcelona (ICAB), y no sólo no me ofrecieron remuneración, sino que ni tan siquiera pretendían cubrirme el transporte hasta el despacho. Honestamente, ¿no les parece abusivo?
Estoy totalmente de acuerdo con lo que comenta Alberto, es francamente abusivo el tener que pagar esa cantidad de dinero para poder hacer unas prácticas que, con casi toda probabilidad, no serán remuneradas.
Me parece genial la idea que se propone líneas más arriba de hacer el período de prácticas obligatorio de forma posterior al examen de acceso a la abogacía. Hay quien ha defendido aquí que hacerlo antes te dota de las aptitudes prácticas de las que en teoría te examinas en dicho examen, pero ¿A caso en las prácticas que haces tratas todas las ramas del Derecho? Imagino que no, pero lo que sí se es que en el examen de acceso te examinarás de todas.
También estoy de acuerdo en que deberíamos acercarnos al modelo norteamericano. Estoy estudiando en una universidad donde se aplica este modelo y son varias las ventajas:
– Empiezas los estudios en Derecho con, como mínimo, 22 años (con todo lo que implica no hacerlo con 18 o 19) y tras haber pasado ya una etapa universitaria (no os confundáis, el “Bachelor” se estudia en las Universidades) en la que has estudiado algo que a nivel profesional ya te servirá para siempre.
– A partir del segundo año de tus estudios en Derecho (el “Juris Doctor”) realmente tienes ante ti una carrera “a la carta” en la que puedes optar por no cursar asignaturas tales como derecho tributario. Creo que tiene todo el sentido del mundo, pues si has hecho un Bachelor en criminología y tienes claro que quieres dedicarte al derecho penal, ¿para qué estudiar cómo liquidar impuestos?
– Otro aspecto que deberíamos importar y potenciar sin duda es el de los llamados probonos y clínicas de asistencia legal: un espacio donde el estudiante de derecho, tutelado por un profesor, puede “tocar” casos reales de gente que no tiene recursos para pagarse un abogado. En mi universidad de origen, la Universitat de Barcelona, se que existe por ejemplo el ClinHub (especializado en temas de vivienda) pero lo descubrí en 4º. Se deben potenciar más. ¿No queríamos dar formación práctica? Esta es una buena forma.
– Para resumir, y a modo de ejemplo (que, desde luego, no el mío) haciendo un bachillerato en criminología, estudiando 3 años Derecho sin cursar tributario y matriculándote en seminarios relacionados con derecho penal y estando además involucrado en un probono o en la clínica de asistencia en algo relacionado con la materia terminas con una verdadera formación práctica en algo que te interesa, y no una vaga formación de todas las ramas del Derecho.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que comenta Alberto, es francamente abusivo el tener que pagar esa cantidad de dinero para poder hacer unas prácticas que, con casi toda probabilidad, no serán remuneradas.
Me parece genial la idea que se propone líneas más arriba de hacer el período de prácticas obligatorio de forma posterior al examen de acceso a la abogacía. Hay quien ha defendido aquí que hacerlo antes te dota de las aptitudes prácticas de las que en teoría te examinas en dicho examen, pero ¿A caso en las prácticas que haces tratas todas las ramas del Derecho? Imagino que no, pero lo que sí se es que en el examen de acceso te examinarás de todas.
También estoy de acuerdo en que deberíamos acercarnos al modelo norteamericano. Estoy estudiando en una universidad donde se aplica este modelo y son varias las ventajas:
– Empiezas los estudios en Derecho con, como mínimo, 22 años (con todo lo que implica no hacerlo con 18 o 19) y tras haber pasado ya una etapa universitaria (no os confundáis, el “Bachelor” se estudia en las Universidades) en la que has estudiado algo que a nivel profesional ya te servirá para siempre.
– A partir del segundo año de tus estudios en Derecho (el “Juris Doctor”) realmente tienes ante ti una carrera “a la carta” en la que puedes optar por no cursar asignaturas tales como derecho tributario. Creo que tiene todo el sentido del mundo, pues si has hecho un Bachelor en criminología y tienes claro que quieres dedicarte al derecho penal, ¿para qué estudiar cómo liquidar impuestos?
– Otro aspecto que deberíamos importar y potenciar sin duda es el de los llamados probonos y clínicas de asistencia legal: un espacio donde el estudiante de derecho, tutelado por un profesor, puede “tocar” casos reales de gente que no tiene recursos para pagarse un abogado. En mi universidad de origen, la Universitat de Barcelona, se que existe por ejemplo el ClinHub (especializado en temas de vivienda) pero lo descubrí en 4º. Se deben potenciar más. ¿No queríamos dar formación práctica? Esta es una buena forma.
– Para resumir, y a modo de ejemplo (que, desde luego, no el mío) haciendo un bachillerato en criminología, estudiando 3 años Derecho sin cursar tributario y matriculándote en seminarios relacionados con derecho penal y estando además involucrado en un probono o en la clínica de asistencia en algo relacionado con la materia terminas con una verdadera formación práctica en algo que te interesa, y no una vaga formación de todas las ramas del Derecho.
Totalmente de acuerdo con subir la nota de corte a Derecho, yo pude estudiar la ya obsoleta licenciatura en Derecho, y actualmente ejerzo la abogacía. No me sorprende el porcentaje que comentas sobre abogados colegiados en ICAM igualado a los que existen en Francia. Esto es preocupante, y estoy de acuerdo en que la forma de filtrar” el número de abogados no es poner un examen. Yo creo que el sistema de acceso a la abogacía, desde que uno entra en la facultad hasta que le dan su carnet de colegiado habría que reestructurarlo de arriba a abajo: cuantas veces oímos ” cuando sales de la universidad y empiezas a ejercer te darás cuenta de que no tienes ni idea”, estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación: la carrera no te prepara para ejercer y es cierto que a la Licenciatura no se le daba un enfoque práctico, pero considero que Bolonia tampoco es idóneo puesto que la nota se compone, en gran parte, de trabajitos que los alumnos copian y pegan. ¿qué profesor va a leerse los trabajos de 50 folios de 150 alumnos? Seamos reaalistas, ninguno. La gente copia y pega; sin aprender.
Por otro lado, es una triste pena que el hecho de ser tantos hace que se cree una competencia casi insana, esto se ha convertido en un mercadillo jurídico” a ver quien deja el divorcio más barato, a por ese me voy. Esto conlleva un desprestigio tremendo de la profesión y una falta de respeto de los clientes, en muchos casos. En otros países, la figura del abogado, solicitor o barrister, es alguien honorable, a quien se le paga sin demora y en quien confiar, lamentablemente esa descripción del abogado está muy lejos del concepto que tiene la gente de nosotros aquí en España.
Finalmente, vivimos con un problema que tiene difícil solución, la dificultad en la captación de cliente.
Totalmente de acuerdo con subir la nota de corte a Derecho, yo pude estudiar la ya obsoleta licenciatura en Derecho, y actualmente ejerzo la abogacía. No me sorprende el porcentaje que comentas sobre abogados colegiados en ICAM igualado a los que existen en Francia. Esto es preocupante, y estoy de acuerdo en que la forma de filtrar” el número de abogados no es poner un examen. Yo creo que el sistema de acceso a la abogacía, desde que uno entra en la facultad hasta que le dan su carnet de colegiado habría que reestructurarlo de arriba a abajo: cuantas veces oímos ” cuando sales de la universidad y empiezas a ejercer te darás cuenta de que no tienes ni idea”, estoy totalmente de acuerdo con esta afirmación: la carrera no te prepara para ejercer y es cierto que a la Licenciatura no se le daba un enfoque práctico, pero considero que Bolonia tampoco es idóneo puesto que la nota se compone, en gran parte, de trabajitos que los alumnos copian y pegan. ¿qué profesor va a leerse los trabajos de 50 folios de 150 alumnos? Seamos reaalistas, ninguno. La gente copia y pega; sin aprender.
Por otro lado, es una triste pena que el hecho de ser tantos hace que se cree una competencia casi insana, esto se ha convertido en un mercadillo jurídico” a ver quien deja el divorcio más barato, a por ese me voy. Esto conlleva un desprestigio tremendo de la profesión y una falta de respeto de los clientes, en muchos casos. En otros países, la figura del abogado, solicitor o barrister, es alguien honorable, a quien se le paga sin demora y en quien confiar, lamentablemente esa descripción del abogado está muy lejos del concepto que tiene la gente de nosotros aquí en España.
Finalmente, vivimos con un problema que tiene difícil solución, la dificultad en la captación de cliente.
¿Qué es eso de que en Bolonia se va a clase (siempre)? ¿y de que en licenciatura no se hacían practicas semanales?
¿Qué es eso de que en Bolonia se va a clase (siempre)? ¿y de que en licenciatura no se hacían practicas semanales?
Enhorabuena por el post. Totalmente de acuerdo con aumentar la nota de corte para acceder a los estudios de la carrera de Derecho. Y yo además pondría el primer curso selectivo, de forma que quien no apruebe todas las asignaturas (4 por cuatrimestre) en las dos convocatorias oficiales, tiene que abandonar la carrera. Quizá pueda parecer excesivo, pero el nivel medio del alumno de la carrera de Derecho es muy bajo. No podemos seguir así, convirtiendo la mediocridad en regla y admitiéndola como algo inevitable. Tiene que haber un estímulo REAL al esfuerzo y la excelencia.
Por supuesto, tienen que existir filtros para acceder a la abogacía, pero también los tiene que haber antes, durante el grado. No es tolerable el nivel con el que nos estamos encontrando. Y por supuesto urgen reformas en el Bachillerato donde se trabajen habilidades básicas: hablar y escribir. Lo que me estoy encontrando en primero de carrera no es admisible. Algún alumno extranjero que tengo en clase no sale de su asombro, del nivel que hay aquí….. Los profesores podemos “darlo todo” pero si el alumno no estudia, es imposible. Y lo peor es que ellos mismos reconocen que no estudian, que es lo que hay…… Es tremendo.
Enhorabuena por el post. Totalmente de acuerdo con aumentar la nota de corte para acceder a los estudios de la carrera de Derecho. Y yo además pondría el primer curso selectivo, de forma que quien no apruebe todas las asignaturas (4 por cuatrimestre) en las dos convocatorias oficiales, tiene que abandonar la carrera. Quizá pueda parecer excesivo, pero el nivel medio del alumno de la carrera de Derecho es muy bajo. No podemos seguir así, convirtiendo la mediocridad en regla y admitiéndola como algo inevitable. Tiene que haber un estímulo REAL al esfuerzo y la excelencia.
Por supuesto, tienen que existir filtros para acceder a la abogacía, pero también los tiene que haber antes, durante el grado. No es tolerable el nivel con el que nos estamos encontrando. Y por supuesto urgen reformas en el Bachillerato donde se trabajen habilidades básicas: hablar y escribir. Lo que me estoy encontrando en primero de carrera no es admisible. Algún alumno extranjero que tengo en clase no sale de su asombro, del nivel que hay aquí….. Los profesores podemos “darlo todo” pero si el alumno no estudia, es imposible. Y lo peor es que ellos mismos reconocen que no estudian, que es lo que hay…… Es tremendo.
El Plan Bolonia, la imposición de un "examen de estado", la justificación banal de que todo eso es lo mejor para crear buenos profesionales. Los buenos profesionales los elije el mercado, es el propio cliente el que decide quien es bueno y quien es malo, no un examen, no un master que lo único para lo que sirve es para recolocar obsoleto profesorado que se ha quedado en tesis academicistas.
Todo este tinglado de grado, máster, prácticas externas, examen de estado,…. me suena a un gran miedo que existe en el colectivo de abogados ya colegiados a la competencia de las nuevas generaciones. No olvidemos que los grandes juristas de nuestro país, los magistrados de tribunales, los jueces, los procuradores, los abogados de estado, los grandes abogados y los no tan grandes, NO realizaron ningún examen de estado, no realizaron ningún máster, no realizaron nada de eso, simplemente acudieron al mercado y fue el mercado el que les encumbró a la gloria o los desechó por no ser buenos profesionales. Todo este argumentario en favor de una "mayor profesionalidad", una "mejor preparación", "un sistema elitista que priva a la gran mayoría de los ciudadanos de poder acceder a la justicia, me suena a un deseo de crear un lobby jurídico, de forma que sólo unos pocos puedan contar con una defensa, o es que acaso creemos que por ser menos serán mejores. Cuanto menor sea la competencia en el mercado, mayores serán los precios que se pidan por los servicios, y por tanto el acceso al derecho a la tutela judicial efectiva será menor, básicamente porque nadie querrá "humillarse" en el turno de oficio, sino que implantarán tarifas a las que el gran número de mortales no pueda llegar.
En cualquier otra profesión, ingeniería, psicología, enseñanza, economía, arquitectura, ….. NO se exige un examen de estado, no se ponen todas estas trabas al ejercicio de la profesión, simplemente, a los nuevos titulados se les abren las puertas del mercado, donde han de lidiar con ellos mismos, y es su capacidad, su sapiencia, su dedicación y su entrega las que hacen de ellos grandes profesionales.
Si tantas dudas se tienen sobre la calidad actual de los abogados, si queremos asemejarnos a los Estados Unidos de América o a Japón, como alguien ha señalado, podríamos hacer que todos y cada uno de los abogados ya colegiados tuvieran que pasar de nuevo una revalida, un examen de estado para poder ejercer, y aquellos que no lo superasen descolegiarlos, de forma que todos compitiésemos en igualdad de condiciones, porque yo me pregunto, si los sistemas previos eran tan malos ¿es que los actuales abogados y /o procuradores no son buenos?, es que ¿aquellos que estudiaron con el plan previo a Bolonia y que ahora son magistrados, jueces, procuradores, abogados en ejercicio no son válidos?, pues si ellos son válidos, ¿por qué a alguien que ha cursado sus estudios se le veta su entrada en el mercado de trabajo?
El Plan Bolonia, la imposición de un "examen de estado", la justificación banal de que todo eso es lo mejor para crear buenos profesionales. Los buenos profesionales los elije el mercado, es el propio cliente el que decide quien es bueno y quien es malo, no un examen, no un master que lo único para lo que sirve es para recolocar obsoleto profesorado que se ha quedado en tesis academicistas.
Todo este tinglado de grado, máster, prácticas externas, examen de estado,…. me suena a un gran miedo que existe en el colectivo de abogados ya colegiados a la competencia de las nuevas generaciones. No olvidemos que los grandes juristas de nuestro país, los magistrados de tribunales, los jueces, los procuradores, los abogados de estado, los grandes abogados y los no tan grandes, NO realizaron ningún examen de estado, no realizaron ningún máster, no realizaron nada de eso, simplemente acudieron al mercado y fue el mercado el que les encumbró a la gloria o los desechó por no ser buenos profesionales. Todo este argumentario en favor de una "mayor profesionalidad", una "mejor preparación", "un sistema elitista que priva a la gran mayoría de los ciudadanos de poder acceder a la justicia, me suena a un deseo de crear un lobby jurídico, de forma que sólo unos pocos puedan contar con una defensa, o es que acaso creemos que por ser menos serán mejores. Cuanto menor sea la competencia en el mercado, mayores serán los precios que se pidan por los servicios, y por tanto el acceso al derecho a la tutela judicial efectiva será menor, básicamente porque nadie querrá "humillarse" en el turno de oficio, sino que implantarán tarifas a las que el gran número de mortales no pueda llegar.
En cualquier otra profesión, ingeniería, psicología, enseñanza, economía, arquitectura, ….. NO se exige un examen de estado, no se ponen todas estas trabas al ejercicio de la profesión, simplemente, a los nuevos titulados se les abren las puertas del mercado, donde han de lidiar con ellos mismos, y es su capacidad, su sapiencia, su dedicación y su entrega las que hacen de ellos grandes profesionales.
Si tantas dudas se tienen sobre la calidad actual de los abogados, si queremos asemejarnos a los Estados Unidos de América o a Japón, como alguien ha señalado, podríamos hacer que todos y cada uno de los abogados ya colegiados tuvieran que pasar de nuevo una revalida, un examen de estado para poder ejercer, y aquellos que no lo superasen descolegiarlos, de forma que todos compitiésemos en igualdad de condiciones, porque yo me pregunto, si los sistemas previos eran tan malos ¿es que los actuales abogados y /o procuradores no son buenos?, es que ¿aquellos que estudiaron con el plan previo a Bolonia y que ahora son magistrados, jueces, procuradores, abogados en ejercicio no son válidos?, pues si ellos son válidos, ¿por qué a alguien que ha cursado sus estudios se le veta su entrada en el mercado de trabajo?
Los mejores abogados se verán en el campo de batalla, aquellos que sean hábiles y se curren bien los casos les darán solución y les irá bien, y los que no se quedarán atrás por su incompetencia y mediocridad, es así de simple, por tanto no entiendo porqué tantos cambios (bolonia, máster, examen), todo esto sólo causa más gasto y más trabajo a la Administración. Si algunos requieren más preparación para ser abogados eso ya es problema de cada uno, pero que hay de los que no??? los van a obligar a cursar estudios que no necesitan???.
Decir que los graduados en Derecho están mucho más preparados que los Licenciados en Derecho, es no querer ver la realidad. Y comparar un master de 9 meses más un examen tipo test en su mayoría deontológico con una Escuela de Práctica Jurídica de 2 años más unas pruebas de Acceso CAP (Escrito y oral) consistentes en elaborar demandas, recursos, monitorios, etc. y defenderlos ante un tribunal compuesto de magistrados es hablar con desconocimiento absoluto de como está la actualidad. Por no hablar de prácticas remuneradas, algo que hoy en día prácticamente no existe.
Decir que los graduados en Derecho están mucho más preparados que los Licenciados en Derecho, es no querer ver la realidad. Y comparar un master de 9 meses más un examen tipo test en su mayoría deontológico con una Escuela de Práctica Jurídica de 2 años más unas pruebas de Acceso CAP (Escrito y oral) consistentes en elaborar demandas, recursos, monitorios, etc. y defenderlos ante un tribunal compuesto de magistrados es hablar con desconocimiento absoluto de como está la actualidad. Por no hablar de prácticas remuneradas, algo que hoy en día prácticamente no existe.
El Máster a la Abogacía es una pérdida de tiempo total y absoluta. Supone un mero repaso de TODO lo que se ve en la carrera (y ya sabemos el dicho de "maestro de todo, maestro de nada"), intentan explicar tanto que al final acaban siendo clases rápidas y malas. Algunos profesores se dedican a contar batallitas en lugar de explicar, otros ponen las notas sin basarse en nada y un largo etcétera más. Sin lugar a dudas no es más que una barrera, porque no sirve más que para alargar más la fecha de la colegiación.
El Máster a la Abogacía es una pérdida de tiempo total y absoluta. Supone un mero repaso de TODO lo que se ve en la carrera (y ya sabemos el dicho de "maestro de todo, maestro de nada"), intentan explicar tanto que al final acaban siendo clases rápidas y malas. Algunos profesores se dedican a contar batallitas en lugar de explicar, otros ponen las notas sin basarse en nada y un largo etcétera más. Sin lugar a dudas no es más que una barrera, porque no sirve más que para alargar más la fecha de la colegiación.
Bien, bien, defended a Wert, seguid así, finalmente solo los ricos serán más ricos y los pobres serán mas pobres, volvemos a las andadas, una sociedad elitista, donde para dirigirte a un médico tenias que agachar la cabeza y arrastrarte, "Porque es médico" porque para ser médico necesitas gastar 80.000 € en la universidad, si no no puedes estudiar, volvamos a la epoca donde la ignorancia reinaba en el pueblo y solo los burgueses y la aristocracia podian permitirse estudiar. Señores desde que Wert esta al mando de la educación, el precio de las carreras se ha encarecido hasta casi el doble, las penalizaciones por repetir una asignatura son abusivas, Antes con 3000 € estudiabas una carrera de 5 años si la sacabas limpia, ahora minimo necesitas 3850 € para estudiar 4 años limpios y 1 año de master para acceder a tu oficio (llamados masteres de profesionalización como abogados, procuradores, y profesores) el año de master ronda los 3700 €, finalmente antes de WERT 3000 €, despues de WERT 3850+3700 = 7550 €. Poned 1 año más de master que finalmente se quede la carrera en 3000 € + 7400 € (2 años master) = 10.400 €. Antes 3000 €, ahora 7550 €, próximamente 10.400 € y todo contando que jamas falles en ninguna asignatura, porque para los repetidores las segundas matriculas casi se duplican, pudiendo llegar a subir hasta los 4000 €/año y hasta 15.000 €/año de master, finalmente con ese precio solo estudiarán los excesivamente adinerados debido a esos precios abusivos y todo esto lo digo con base a una Universidad de caracter Nacional y su lista de precios públicos a hoy día.
Seguid alabando a WERT, y no digais que nuestros profesionales no estan cualificados, porque CASI TODOS estan saliendo del país y llegan a otros paises directamente con TRABAJO, y a los pocos meses LOS HACEN FIJOS, tengo ya mas de 8 amigos que se fueron de aquí, llegarón y el que mas tarde a los 4 días tenia trabajo, trabajo ligado a su carrera, o sea especializado, CUANDO NOS QUIEREN EN REINO UNIDO, ALEMANIA, SUIZA Y LUXEMBURGO, DIGO YO QUE NUESTRA EDUCACIÓN NO SERÁ TAN MALA. El problema aquí es que no hay trabajo, que los pocos puestos de trabajo que hay se reparten como siempre a dedo por la administración y que el salario que nos puede ofrecer una empresa privada es 3 veces menor que el que debería corresponder al de un trabajador especializado con carrera universitaria. Evidentemente en estas condiciones, aprender un idioma no es problema (me obligan a sacar el B1 para hacer un master), pues ante estas circunstancias me largo a donde de verdad me traten como me merezco y mis hijos puedan tener educación en un futuro sin hipotecar su vida en el intento, y por mi familia, pues nada me voy, con mucho dolor, pero es lo que hay, los dejo solos y desamparados porque este gobierno es un incompetente, eso si economicamente los sustentare, porque seguro que en cualquiera de esos paises gano 10 veces más que aquí.
Un Estudiante