HD Joven: El lado oscuro del fútbol

“En las calles de Europa sobreviven unos 20.000 jóvenes africanos traídos por agentes persiguiendo su sueño de jugar al fútbol”.

Con esta afirmación termina la película-documental “Diamantes Negros”, que plasma fielmente la realidad que asola al fútbol mundial. Realidad que poco tiene que ver con el halo de triunfo que siempre parece acompañar al deporte rey. Realidad que nos muestra su cara oculta y que año tras año conlleva la emigración de miles de niños de sus países natales en busca de un futuro, en las principales ciudades de Europa, ligado con su pasión. Futuro que, en la mayoría de ocasiones, se ve truncado y convertido en mendicidad, drogadicción o prostitución.

Por desgracia, este tráfico por parte de agentes, no es el único abuso que se comete con los niños en el mundo del fútbol. No son pocos los grandes clubes que fichan a multitud de menores todas las temporadas con la esperanza de que en el día de mañana se conviertan en los próximos Balones de Oro, sin importar si en el camino se han obviado algunas normas cometiendo sucesivas irregularidades. La “jugada” en ocasiones es positiva, ejemplo claro de Cesc Fábregas, que con tan solo 16 años los cazatalentos del Arsenal se lo llevaron a la capital inglesa y en menos de un año ya estaba debutando con el primer equipo. Pero en infinidad de casos, la “jugada” no sale como se esperaba, o es el propio club el que no puede hacerse cargo del futuro del jugador, provocando las consecuencias que fácilmente nos podemos imaginar. El último capítulo lo ha protagonizado el joven noruego Martin Odegaard que, a sus 16 años, fichó por el Real Madrid, pasando a cobrar unos desorbitantes cien mil euros semanales. ¿Saldrá cara la moneda esta vez?

Esta práctica, de sobra conocida por todos aquellos que se dedican a este deporte, parece que por fin ha tenido la repercusión mediática que se merece. La FIFA (máxima institución que gobierna las federaciones de fútbol de todo el mundo) en su lucha contra la vulneración de los derechos de los niños -tema que consideran de suprema importancia- sancionó, el pasado 2013, al todopoderoso F.C. Barcelona, así como, a la Federación española y a la catalana de fútbol, por supuestas irregularidades en la transferencia, inscripción y participación en competiciones de 31 jugadores menores de edad. Acontecimientos que se prolongaron entre los años 2004 a 2013. (Amplio resumen de la sanción de la FIFA, publicado en Iusport.es)

La sanción, impuesta por la Comisión disciplinaria de la FIFA, consistió en una multa económica y la imposibilidad de incorporar jugadores nuevos a la plantilla, durante dos de los periodos habilitados por el calendario (hasta enero de 2016). Esta sanción, ratificada por el TAD (Tribunal Administrativo del Deporte), se basa en la violación de varios de los artículos recogidos en el Reglamento sobre el Estatuto y Transferencia de Jugadores (RETJ). Amén de dichas infracciones, la que nos interesa y entramos a valorar aquí es la del propio artículo 19, relativo a la protección de los menores, que en resumen viene a decir que las transferencias internacionales se permitirán únicamente cuando el jugador tenga 18 años o más, permitiendo, ante dicha regla, tres excepciones: cambio del domicilio de los padres al país donde reside el nuevo club por razones ajenas al fútbol, transferencia dentro de la UE o el EEE y que el jugador tenga entre 16 y 18 años, cumpliendo el nuevo club unas obligaciones mínimas necesarias para realizar la transferencia y, por último, que la distancia máxima entre el domicilio del jugador y el club sea de cien kilómetros. En este punto, es de suma importancia destacar, por la función que desempeña, la Comisión del Estatuto del Jugador, que a través del sistema TMS (Transfer Matching System) se encarga de controlar cualquier transferencia o inscripción que se quiera llevar a cabo de un jugador menor de edad. En el caso del Barcelona se obvió esta Comisión a la hora de realizar algunas de las 31 operaciones.

Nos encontramos así un sistema con el que se intenta cercar o regular el número de traspasos de jugadores menores de edad, sobre todo en el espacio internacional. No olvidemos que es la propia FIFA la que al definir el sistema de correlación de transferencias (TMS), en el Anexo 3 de dicho Reglamento, advierte que el mismo se creó para garantizar una mayor credibilidad y transparencia en las transferencias internacionales de jugadores, así como, para salvaguardar la protección de los menores de edad.

Desde mi punto de vista, y siendo consciente de lo complicado que es regular un tema tan difícil, considero que se está avanzando ampliamente en la materia y haciendo grandes esfuerzos por regular esta situación. Recientemente la FIFA ha desarrollado un nuevo sistema –FIFA Connect– que recoge el registro de todos los futbolistas y “partes interesadas”. Este mismo organismo, a partir del 1 de marzo de 2015, pasó a exigir el certificado de transferencia internacional (CTI) para los traspasos de futbolistas a partir de diez años, y no a partir de los doce años como estaba regulado hasta ahora, buscando así reducir el incremento de traspasos de menores producido en estas edades en los últimos años. La Federación Española de Fútbol también se ha puesto a trabajar en esta misma dirección, instaurando un nuevo sistema telemático de tramitación de solicitudes de autorización previa a la inscripción de futbolistas extranjeros o españoles no de origen, menores de diez años, negando y considerando nula de pleno derecho cualquier inscripción de futbolistas con dichas características que no cuenten con la autorización previa de la RFEF.

No obstante, dicho sistema, y en especial el art. 19 está generando mucha controversia, y más aún a raíz de la suspensión al FC Barcelona, la Real Federación Española de Fútbol y la Federación Catalana de Fútbol, que ha provocado que las Federaciones hayan endurecido sensiblemente sus procesos de inscripción de jugadores para la obtención de la correspondiente licencia.

Esta situación ha llevado, por ejemplo, a que a equipos “humildes” se les imposibilite inscribir a jugadores que tienen dificultades en demostrar o cumplir con algunos de los apartados del artículo 19, o a que se produzcan casos como el que se recoge en una resolución del SINDIC (Defensor de las personas en Cataluña), donde se negó la posibilidad de federar a dos menores tutelados por la Administración y residentes en un centro de acogida para que jugasen al fútbol, o que simplemente no se permita federar a miles de niños a los que les resulta imposible demostrar que han emigrado a un país como consecuencia de la búsqueda de empleo por parte de sus padres.

Asimismo, son muchos los que critican que las restricciones impuestas por la FIFA pueden estar provocando la vulneración de otros derechos fundamentales del niño. Como bien indica el SINDIC, este Reglamento podría suponer un obstáculo al derecho de los niños al juego y a la práctica deportiva, recogido en el art. 31 de la Convención de las Naciones Unidas de los derechos de los niños. No olvidemos que el bien jurídico que se intenta proteger es la integridad del desarrollo del menor, incluyendo su salud física y mental. ¿Se está pues protegiendo el desarrollo de un menor al que no se le permite inscribirse porque simplemente está tutelado por la propia Administración o por una persona diferente a sus padres, y no por estos mismos? ¿No conseguirán estas medidas sino perjudicar la propia evolución de un gran número de menores, menores que en muchas ocasiones encuentran en el fútbol una forma de integración social o incluso un aliciente en sus ganas de progreso y futuro?. Y es que, a mi modo de ver, la propia normativa incurre en su regulación en una cierta discriminación. ¿No sería una medida prudente volver a revisar la norma?

Ampliando el concepto de “padres” (recogido en el art.19.2a) a otros tutores físicos o jurídicos, exigiendo parte de la partida presupuestaria a la ampliación, por parte de los clubes, de las conocidas escuelas futbolísticas, o incluso extendiendo los efectos del propio artículo 19.2 b a todos los menores internacionales entre 16 y 18 años, y no solo a los de la UE o EEE, exigiendo -eso sí- esas obligaciones mínimas entre las que se encuentran garantizar al jugador una formación escolar, asistencia sanitaria, o condiciones óptimas de vivienda, estaríamos acercándonos al fin que deseamos alcanzar.

Como hemos visto a lo largo del artículo, el fútbol, ese enorme mercado capaz de movilizar Estados enteros, capaz incluso de apaciguar a dos bandos bélicos enfrentados -todos recordamos la “Tregua de Navidad” entre soldados ingleses y alemanes durante la Primera Guerra Mundial-, tiene otra cara menos amable que pasa por estimular el dramático tráfico de menores. Este lastre que año tras año arrastra el deporte más practicado del mundo debe erradicarse, pero no se conseguirá apartando de su práctica a los propios menores que, libres de pecado, solo quieren jugar al deporte que aman.

5 comentarios
  1. Gonzalo García Abad
    Gonzalo García Abad Dice:

    Interesantísimo. Creo que el problema se basa en si el deporte en sí mismo es un fin (si practico deporte porque me gusta, me viene bien, por amor al deporte) o es un medio para conseguir otras cosas (integración social, posibilidades de prosperar económicamente u otras). Hemos visto como durante muchos años el deporte se consideró una herramienta básica en cosas tan variopintas como la lucha contra las drogas o la mejora de la imagen de los países. Es una posibilidad legítima, pero creo que el deporte debe mirar más hacia sí mismo. El famoso cliché de que “lo importante es participar” quizá tenga más razón de lo que se piense. Si de ganar o perder depende el resultado en otras facetas de la vida se pierde lo más bonito del deporte, que es disfrutar con el deporte. En ese caso con lo que se disfruta no es con el deporte, sino con lo que se deriva del triunfo en el deporte. Creo que estamos haciendo que el deporte se parezca demasiado a la vida misma; a la vida con sus decisiones, triunfos y fracasos. Estamos tirando por la borda una de las mejores características que tiene el deporte, que lo que sucede en la competición se termine ahí.

    Un cordial saludo.

    • O,Farrill
      O,Farrill Dice:

      Totalmente de acuerdo Gonzalo. El fútbol es deporte o es negocio. Un negocio además que parece gozar de privilegios surgidos de los “palcos centrales” donde suelen encontrarse la política y los negocios. Un poco en contra de mis planteamientos liberales he pensado en alguna ocasión qué ocurriría si el fútbol tuviera sólo el puro interés deportivo de participación, disfrute y competencia. Es obvio que no significa nada para resolver los problemas de la sociedad (salvo para olvidarlos quizá), que no aporta nada importante en el progreso de los pueblos y que tiene mucho de banalidad desde el punto de vista de su trascendencia. ¿Qué ocurre pues para que su seguimiento parezca justificar todo lo que ocurre en el entorno de un simple juego? ¿Qué ocurre para que su circo mediático llegue a influir en quienes se consideran intelectuales de prestigio?

  2. Gonzalo García Abad
    Gonzalo García Abad Dice:

    Interesantísimo. Creo que el problema se basa en si el deporte en sí mismo es un fin (si practico deporte porque me gusta, me viene bien, por amor al deporte) o es un medio para conseguir otras cosas (integración social, posibilidades de prosperar económicamente u otras). Hemos visto como durante muchos años el deporte se consideró una herramienta básica en cosas tan variopintas como la lucha contra las drogas o la mejora de la imagen de los países. Es una posibilidad legítima, pero creo que el deporte debe mirar más hacia sí mismo. El famoso cliché de que “lo importante es participar” quizá tenga más razón de lo que se piense. Si de ganar o perder depende el resultado en otras facetas de la vida se pierde lo más bonito del deporte, que es disfrutar con el deporte. En ese caso con lo que se disfruta no es con el deporte, sino con lo que se deriva del triunfo en el deporte. Creo que estamos haciendo que el deporte se parezca demasiado a la vida misma; a la vida con sus decisiones, triunfos y fracasos. Estamos tirando por la borda una de las mejores características que tiene el deporte, que lo que sucede en la competición se termine ahí.

    Un cordial saludo.

  3. Usuario
    Usuario Dice:

    Y no solamente en el fútbol cabría observar el problema que señala el articulista, pensemos en deportes como el tenis o…la gimnasia femenina!, en la que la explotación (creo que para la gimnasia cabe emplear este término) de menores es algo realmente evidente, explotación porque les priva de infancia y les convierte en unos seres muchas veces faltos de educación emocional y de una vida social relativamente normal dado el enorme número de años que han dedicabo en exclusiva a un deporte que muchas veces les esclaviza.

  4. Usuario
    Usuario Dice:

    Y no solamente en el fútbol cabría observar el problema que señala el articulista, pensemos en deportes como el tenis o…la gimnasia femenina!, en la que la explotación (creo que para la gimnasia cabe emplear este término) de menores es algo realmente evidente, explotación porque les priva de infancia y les convierte en unos seres muchas veces faltos de educación emocional y de una vida social relativamente normal dado el enorme número de años que han dedicabo en exclusiva a un deporte que muchas veces les esclaviza.

  5. EB
    EB Dice:

    Este post parte afirmando que

    “En las calles de Europa sobreviven unos 20.000 jóvenes africanos traídos por agentes persiguiendo su sueño de jugar al fútbol”.

    No se cuántos miles son, pero estoy seguro que en los últimos 50 años, en cualquier momento ha habido cientos de miles de jóvenes de todos los países, incluyendo europeos, en las calles de muchos países persiguiendo su sueño de fútbol y de otras cosas para ganarse bien la vida haciendo aquello para lo que tienen un talento especial. Quizás algunos salieron a la calle embaucados por agentes malos, pero la gran mayoría lo ha hecho por voluntad propia o presionados por sus padres. Nada raro, nada nuevo. Siempre los que mostraron talento desde pequeños han intentado buscar fortuna en las calles, en eso que llamamos mercado porque reconoce la autonomía individual. Salvo claro está en las dictaduras grotescas, donde algún Fidel siempre ha estado intentando aprovecharse de ese talento.

    Sí, hoy las circunstancias en que los jóvenes con talento deben buscar fortuna son distintas a siglos atrás. Por empezar, hoy los jóvenes tienen otras oportunidades gracias a la gran riqueza del mundo, y a pesar de muchas restricciones pueden buscar fortuna más allá del pueblo donde nacieron. Hoy quedan dictaduras donde algún Fidel se arroga el poder de controlar a los jóvenes con talento, pero son menos que antes. Hoy, en las democracias constitucionales, esa arrogancia ha tomado la forma blanda de una falsa protección de los menores (falsa porque intenta negarle a los padres la tutela sobre sus hijos con la cobardía propia de quienes se dicen juristas, pero son pequeños muestras de Fidel porque bien saben que los jueces son meros siervos de políticos o peor de sus propias ambiciones). Y por último, los mercados para jóvenes talentosos difieren según el talento en juego porque en algunos casos, por ejemplo el fútbol profesional, organizaciones públicas y privadas han conseguido poder para controlar la demanda o la oferta o ambas.

  6. EB
    EB Dice:

    Este post parte afirmando que

    “En las calles de Europa sobreviven unos 20.000 jóvenes africanos traídos por agentes persiguiendo su sueño de jugar al fútbol”.

    No se cuántos miles son, pero estoy seguro que en los últimos 50 años, en cualquier momento ha habido cientos de miles de jóvenes de todos los países, incluyendo europeos, en las calles de muchos países persiguiendo su sueño de fútbol y de otras cosas para ganarse bien la vida haciendo aquello para lo que tienen un talento especial. Quizás algunos salieron a la calle embaucados por agentes malos, pero la gran mayoría lo ha hecho por voluntad propia o presionados por sus padres. Nada raro, nada nuevo. Siempre los que mostraron talento desde pequeños han intentado buscar fortuna en las calles, en eso que llamamos mercado porque reconoce la autonomía individual. Salvo claro está en las dictaduras grotescas, donde algún Fidel siempre ha estado intentando aprovecharse de ese talento.

    Sí, hoy las circunstancias en que los jóvenes con talento deben buscar fortuna son distintas a siglos atrás. Por empezar, hoy los jóvenes tienen otras oportunidades gracias a la gran riqueza del mundo, y a pesar de muchas restricciones pueden buscar fortuna más allá del pueblo donde nacieron. Hoy quedan dictaduras donde algún Fidel se arroga el poder de controlar a los jóvenes con talento, pero son menos que antes. Hoy, en las democracias constitucionales, esa arrogancia ha tomado la forma blanda de una falsa protección de los menores (falsa porque intenta negarle a los padres la tutela sobre sus hijos con la cobardía propia de quienes se dicen juristas, pero son pequeños muestras de Fidel porque bien saben que los jueces son meros siervos de políticos o peor de sus propias ambiciones). Y por último, los mercados para jóvenes talentosos difieren según el talento en juego porque en algunos casos, por ejemplo el fútbol profesional, organizaciones públicas y privadas han conseguido poder para controlar la demanda o la oferta o ambas.

  7. elizabeth
    elizabeth Dice:

    “En las calles de Europa sobreviven unos 20.000 jóvenes africanos traídos por agentes persiguiendo su sueño de jugar al fútbol”. me sumo a esta frase que puso EB dado a que la explotación de menores cada ves es mas grande miles de menores que se van del lado de su familia por seguir un sueño que no siempre se concreta, personas que mienten prometiendo algo que no saben si lo van a poder cumplir y después los explotan y los esclavizan como bien lo dijeron a llevar una vida muchas veces sin educación ni afectos.

  8. elizabeth
    elizabeth Dice:

    “En las calles de Europa sobreviven unos 20.000 jóvenes africanos traídos por agentes persiguiendo su sueño de jugar al fútbol”. me sumo a esta frase que puso EB dado a que la explotación de menores cada ves es mas grande miles de menores que se van del lado de su familia por seguir un sueño que no siempre se concreta, personas que mienten prometiendo algo que no saben si lo van a poder cumplir y después los explotan y los esclavizan como bien lo dijeron a llevar una vida muchas veces sin educación ni afectos.

Los comentarios están desactivados.