Lecturas recomendadas: “Lo difícil es perdonarse a uno mismo”, de Iñaki Rekarte

Foto RecarteClaudio Magris escribe en El Danubio que “Comandante en Auschwitz”, la autobiografía escrita por el oficial de la SS, Rudolf Hoess, era el mejor libro jamás escrito sobre el Holocausto. Y decir eso es mucho, a la vista de la categoría de algunos de los que han frecuentado este género (el libro de Hoess lleva un prólogo del mismísimo Primo Levi). Pero -calidad humana y literaria aparte, concretamente en las antípodas- Magris tiene toda la razón. Si uno lee para comprender, para aprender, sobre este tema uno aprende mucho más de los verdugos que de las víctimas. Por lo que dicen y por lo que no dicen. Y por cómo lo dicen.

Una de las cosas que más llaman la atención del libro de Hoess es la aparente naturalidad con la que discurren los acontecimientos. Una cosa lleva a la otra sin sobresaltos de ningún tipo. Empiezas leyendo sobre la niñez del protagonista (sin especiales traumas, como la mayoría) y te descubres unas cuantas páginas más adelante leyendo sobre crímenes atroces como si eso fuese algo “normal”, como un natural efecto de las anodinas causas relatadas un poco antes. Repasas preocupado las páginas intermedias buscando lo que te has saltado, ese punto de inflexión crítico, ese enorme elefante entrando en la habitación, pero por mucho que buscas no lo encuentras. Y te quedas pensando un buen rato, preguntándote si es que el autor no ha querido contarlo o es que, efectivamente, ese elefante nunca apareció. Pues bien, esa impresión la he vuelto a vivir leyendo el libro de Rekarte.

A las 8 y pico de la tarde del día 19 de febrero de 1992, cuando contaba 20 años de edad, Iñaki Rekarte apretó el botón del mando a distancia de un coche bomba en el barrio de la Albericia, en Santander, y asesinó a tres personas (un matrimonio en la cuarentena y un chico de 28 años a punto de casarse que pasaban por ahí) causando heridas graves a unos cuantos más (entre ellos tres guardias cuyo furgón en el que viajaban constituía su objetivo principal). Unos meses antes su comando había asesinado a un joven narcotraficante.

Este es el efecto. Pero cuando uno busca las causas no encuentra aparentemente nada sustancial, al menos según la propia opinión del autor. Es cierto que se mencionan ciertos acontecimientos, como la detención injustificada de su padre durante unos meses, pero ningún tipo de radicalismo político especial. Confiesa expresamente que pesó más el afán de aventura y la atracción de las armas que ningún componente ideológico. Es más, que esta era la pauta habitual en los comandos de ETA. Luego, eso sí, en las cárceles se producía el adoctrinamiento completo, pero el motivo era buscar la complicidad y la protección que genera el grupo, y también encontrar un cierto “sentido” retroactivo a lo ya hecho, y al precio que se estaba pagando por ello. El adoctrinamiento político servía para “explicar” la “acción” después de realizada, pero no antes. Curiosamente, parece que el odio surge después de matar, no antes de hacerlo.

Por supuesto, hay decisiones claves, básicamente las de entrar en un comando legal de ETA y luego en uno liberado. Y son genuinamente voluntarias, en el sentido más aristotélico del término. Rekarte no lo niega ni por un momento. Pero cuando uno lee el relato da la impresión de que los escalones son muy bajitos. Muchos, pero muy bajitos. Uno te va llevando al otro con gran naturalidad. Y el motor que le va empujando funciona con emociones, básicamente de camaradería, según confiesa.

No obstante, si estos libros enseñan tanto, no es solo por lo que cuentan directamente, sino también por lo que callan o dejan entrever al relatar otros aspectos de su vida. Rekalde es hoy un arrepentido, rechaza expresamente la violencia, considerando que nunca tuvo sentido. Es decir, no es uno de esos que rechazan la violencia de cara al futuro porque ven que están derrotados (eso no se llama arrepentimiento, sino percepción de la realidad). Rekalde, por el contrario, asume sus culpas. Pero hay algunas cosas que llaman la atención. Voy a destacar dos.

En un momento dado señala que un dirigente de ETA (López Peña) tuvo en sus manos “conseguir una salida digna para ETA”, pero la malogró con el atentado de la T4 en diciembre de 2006 que puso fin a la segunda tregua. Sin embargo, yo me pregunto qué salida “digna” era posible en esa época, con tantos muertos absurdos a las espaldas, incluidos los de Iñaki. Si me dice en 1976, ya me costaría aun entenderlo, pero en 2006… ¿De qué tipo de dignidad estamos hablando?

Comprendo que el proceso de desintoxicación después de tantos años de adoctrinamiento carcelario es lento y entiendes que lleve su tiempo. Pero hay otros hechos narrados que me han resultado aun más reveladores. En otro momento de la narración, su pareja –Mónica, la verdadera heroína de esta historia- comenta que Iñaki estaba empeñado en que el hijo que habían concebido en prisión naciera en Euskadi, en Irún, y que incluso hubo momentos de tensión en la pareja en cuanto a eso. Conviene precisar que Mónica vivía en Cádiz (donde también residía su familia) y que tenía que hacerse entre 800 y 1000 Km en coche cada quince días, ida y vuelta, para ir a visitar a su marido, en Salamanca y en Asturias. La razón es que Iñaki quería que el niño fuese vasco.

Hay que reconocer que esto no es muy normal. Si te lo pintan en “Ocho apellidos vascos”, pues te ríes. Pero los que conocemos cómo es aquello, y yo lo sé por mi línea materna, sabes que, aunque te rías, a veces tiene poca gracia. Porque aunque Iñaki afirme que las motivaciones ideológicas apenas contaron en su decisión, ese fanatismo nacionalista (aunque sea más “cultural” que político), absolutamente irracional, que viene además de muy lejos, es un oxigeno que no se percibe bien cuando se respira, pero que al final –en los grandes números en los que se mueve la estadística-termina por exigir su precio.

Pero no me entiendan mal. Este es un gran libro. Reivindica eso que obsesionaba a Sócrates y a Hanna Arendt: la virtud del juicio. Cuando volvía a casa, el daimón de Sócrates le preguntaba qué había hecho mal ese día y le pedía reflexionar un poco sobre eso. Un compañero incómodo cuando no te portas bien, desde luego. En la actualidad, todavía en el País Vasco y también en el resto de España, necesitamos mucha gente que cuando vuelva a casa se pregunte qué no ha hecho bien. Y este libro, como el de Hoess, te da muchos motivos para hacerlo. No sea que un buen día descubras -quizás en escenarios menos dramáticos, pero aun así muy relevantes- que has subido muchos escalones sin apenas darte cuenta.

El libro también sirve para muchas otras cosas. Para conocer un poco nuestro sistema carcelario. Para comprender que salen mucho más rentables las trabajadoras sociales y las palabras amables que los golpes y los malos tratos. Y para conocer un poco a un personaje absolutamente excepcional: a Mónica, fiel compañera de travesía de Iñaki desde una primera época de empecinamiento en la doctrina totalitaria, hasta la actualidad, una vez arrepentido, en un pueblo en el norte de Navarra, en donde a veces tienen que sufrir lo mismo que otros sufrieron durante tantos años (aunque desde luego con menos peligro). Él ha asumido valientemente su responsabilidad. Ella ni siquiera la tenía.

11 comentarios
  1. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Del Holocausto y de todas las historias de víctimas lo único positivo que debemos sacar –y apenas sacamos– es que hay que defenderse desde el minuto cero.

    El mal solo reacciona ante una ecuación de Coste Negativo Inmediata.
    Y el mal existe porque es rentable.
    Acaba de Morir Becker, el Premio Nobel que lo demostró por si hubiera dudas. Gary Becker.

    Y lo es con gran facilidad en un sistema en el cual el Poder ha ido despojando a la Ciudadanía de la capacidad de defenderse. La mayor parte del crimen es rentable por esta causa. La indefensión estructural de las víctimas.

    Trescientos asesinatos pendientes de juicio (muchos sin iniciar una instrucción digna de este nombre) lo atestiguan y nuestros parlamentarios mirando al tendido y tratando de olvidar la vergüenza de su "Pedagogía"

    Nuestra Cultura fomenta la SPI: Sumisión Proactiva Impotente. El silencio de los corderos.

    Buenos días

  2. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Del Holocausto y de todas las historias de víctimas lo único positivo que debemos sacar –y apenas sacamos– es que hay que defenderse desde el minuto cero.

    El mal solo reacciona ante una ecuación de Coste Negativo Inmediata.
    Y el mal existe porque es rentable.
    Acaba de Morir Becker, el Premio Nobel que lo demostró por si hubiera dudas. Gary Becker.

    Y lo es con gran facilidad en un sistema en el cual el Poder ha ido despojando a la Ciudadanía de la capacidad de defenderse. La mayor parte del crimen es rentable por esta causa. La indefensión estructural de las víctimas.

    Trescientos asesinatos pendientes de juicio (muchos sin iniciar una instrucción digna de este nombre) lo atestiguan y nuestros parlamentarios mirando al tendido y tratando de olvidar la vergüenza de su "Pedagogía"

    Nuestra Cultura fomenta la SPI: Sumisión Proactiva Impotente. El silencio de los corderos.

    Buenos días

  3. Hermes
    Hermes Dice:

    Sí, lo difícil debe ser perdonarse uno mismo.

    Aparte de los que han matado hay muchos que han fomentado, auspiciado y financiado el terror. Muchos de estos no quieren acercarse a la verdad, la verdad duele. Prefieren seguir agarrados a ese bucle melancólico que todo justifica.

    En el País Vasco Ocho apellidos vascos no ha sido solo una comedia más. Ha tenido la gran virtud de acercar, solo acercar, a muchos a la verdad, acercar a la verdad de la forma menos dolorosa.

  4. Hermes
    Hermes Dice:

    Sí, lo difícil debe ser perdonarse uno mismo.

    Aparte de los que han matado hay muchos que han fomentado, auspiciado y financiado el terror. Muchos de estos no quieren acercarse a la verdad, la verdad duele. Prefieren seguir agarrados a ese bucle melancólico que todo justifica.

    En el País Vasco Ocho apellidos vascos no ha sido solo una comedia más. Ha tenido la gran virtud de acercar, solo acercar, a muchos a la verdad, acercar a la verdad de la forma menos dolorosa.

  5. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Rodrigo, una vez, escribió un libro.
    Un buen libro. "Ocho minutos de arco" que, como dice en la portada, es un ensayo sobre la importancia política de los arquetipos morales.

    Supongo que el libro es fruto de lo que de joven pensaba Rodrigo, –o de lo que sigue pensando porque sigue siendo joven–, y de lo que nuestros arquetipos morales nos inclinan a pensar. Son nuestras categorías mentales de enjuiciamiento y no es fácil salir de ellas.
    El tema del libro es importante y de alguna forma relacionado con el trasfondo del artículo de hoy que encierra una reflexión moral importante.

    Es uno de esos asuntos, aparentemente tediosos, que están siempre tras el gas metano que sube desde el fondo del pantano, las hojas muertas que se reciclan. Así debe ser la vida eterna.

    Últimamente suelo abrir el libro de Rodrigo algunas tardes de domingo tras cerrar uno de los dos volúmenes de otro fondo de pantano vivo. "Human Nature and History" de Robert Denoon Cumming.

    Traigo esto a colación porque estamos llegando al momento histórico en el cual vamos a tener que replantearnos nuestros "arquetipos morales" y hasta nuestra misma esencia, si queremos reconstruirnos tras la cruel banalidad del daño al otro.

    Los arquetipos que hasta aquí nos han traído están exhaustos, no valen ya para gran cosa y mucho menos para seguir con la fuerza que nos es necesaria.

    Nadie ha explicado el Perdón, como la Iglesia Católica. A pesar de que lo que hoy conocemos como Iglesia es otro Orden Temporal que basa su Reproducción en lo Paliativo.

    La Víctima necesita perdonar para salir del pozo de su condición y rara vez se encuentra enfrente algo o alguien que lo merezca.
    Creo que Ignacio Recarte aún no ha cumplido el recorrido completo. Se nos ha quedado en el gesto adusto de quien por el camino perdió la capacidad de "padecer con". Le queda un trecho.
    Pero imposible, no es.

    Como no debería ser imposible que Rodrigo, de vez en cuando, continúe buceando por el fondo de nuestros pantanos morales.

    Saludos cordiales.

  6. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Rodrigo, una vez, escribió un libro.
    Un buen libro. "Ocho minutos de arco" que, como dice en la portada, es un ensayo sobre la importancia política de los arquetipos morales.

    Supongo que el libro es fruto de lo que de joven pensaba Rodrigo, –o de lo que sigue pensando porque sigue siendo joven–, y de lo que nuestros arquetipos morales nos inclinan a pensar. Son nuestras categorías mentales de enjuiciamiento y no es fácil salir de ellas.
    El tema del libro es importante y de alguna forma relacionado con el trasfondo del artículo de hoy que encierra una reflexión moral importante.

    Es uno de esos asuntos, aparentemente tediosos, que están siempre tras el gas metano que sube desde el fondo del pantano, las hojas muertas que se reciclan. Así debe ser la vida eterna.

    Últimamente suelo abrir el libro de Rodrigo algunas tardes de domingo tras cerrar uno de los dos volúmenes de otro fondo de pantano vivo. "Human Nature and History" de Robert Denoon Cumming.

    Traigo esto a colación porque estamos llegando al momento histórico en el cual vamos a tener que replantearnos nuestros "arquetipos morales" y hasta nuestra misma esencia, si queremos reconstruirnos tras la cruel banalidad del daño al otro.

    Los arquetipos que hasta aquí nos han traído están exhaustos, no valen ya para gran cosa y mucho menos para seguir con la fuerza que nos es necesaria.

    Nadie ha explicado el Perdón, como la Iglesia Católica. A pesar de que lo que hoy conocemos como Iglesia es otro Orden Temporal que basa su Reproducción en lo Paliativo.

    La Víctima necesita perdonar para salir del pozo de su condición y rara vez se encuentra enfrente algo o alguien que lo merezca.
    Creo que Ignacio Recarte aún no ha cumplido el recorrido completo. Se nos ha quedado en el gesto adusto de quien por el camino perdió la capacidad de "padecer con". Le queda un trecho.
    Pero imposible, no es.

    Como no debería ser imposible que Rodrigo, de vez en cuando, continúe buceando por el fondo de nuestros pantanos morales.

    Saludos cordiales.

  7. Javier Gomez Taboada
    Javier Gomez Taboada Dice:

    Me alegra que aquí se aborde el análisis de este libro que, precisamente, acabo de leer. La decisión de leerlo me costó, pues a priori se me hacía desagradable darle al protagonista la opción de explicarse, y menos aún (si fuera el caso) de justificarse. Ahora, una vez terminado, me alegro de haberlo leído.

    Coincido con las apreciaciones que se hacen en este "post", a las que añadiría tres: i) el lenguaje utilizado en no pocas ocasiones denota cierta relajación en la obligada crítica que merecen aquellos "años de plomo"´; ii) observo ciertas incongruencias entre lo manifestado en el libro y lo declarado en el programa Salvados del que Rekarte fue protagonista (así como en una entrevista publicada en el diario El Mundo); y iii) su relato transmite la sensación (aparentemente verídica) de que la estructura/organización de ETA no era precisamente un ejemplo de orden disciplinado y jerárquico sino que imperaba el desorden y la anarquía, aspecto éste que -de ser verdad- me hace entender aún menos cómo fue posible que perviviera durante tantas y tantas décadas sin que fuera posible derrotarla.

  8. Javier Gomez Taboada
    Javier Gomez Taboada Dice:

    Me alegra que aquí se aborde el análisis de este libro que, precisamente, acabo de leer. La decisión de leerlo me costó, pues a priori se me hacía desagradable darle al protagonista la opción de explicarse, y menos aún (si fuera el caso) de justificarse. Ahora, una vez terminado, me alegro de haberlo leído.

    Coincido con las apreciaciones que se hacen en este "post", a las que añadiría tres: i) el lenguaje utilizado en no pocas ocasiones denota cierta relajación en la obligada crítica que merecen aquellos "años de plomo"´; ii) observo ciertas incongruencias entre lo manifestado en el libro y lo declarado en el programa Salvados del que Rekarte fue protagonista (así como en una entrevista publicada en el diario El Mundo); y iii) su relato transmite la sensación (aparentemente verídica) de que la estructura/organización de ETA no era precisamente un ejemplo de orden disciplinado y jerárquico sino que imperaba el desorden y la anarquía, aspecto éste que -de ser verdad- me hace entender aún menos cómo fue posible que perviviera durante tantas y tantas décadas sin que fuera posible derrotarla.

  9. Jesús Casas
    Jesús Casas Dice:

    Las autocoartadas morales, tengan forma de libro, de poema o de fundación son un símbolo más de la debilidad en la que hemos caído. No pienso leer – ni siquiera aunque lo recomiende el Sr. Tena, cuyo criterio me parece habitualmente válido – un libro publicado por un asesino, arrepentido o no. No tengo nada que aprender de los verdugos, ya me enseñaron de pequeño en mi casa qué es lo que no se puede hacer. ¿Son los beneficios del libro para las víctimas de sus asesinatos y los de sus compañeros?¿Ha declarado hasta el último céntimo de lo que sabe sobre los pistoleros de ETA y sobre quienes les daban y dan cuartelillo? Aún así, preferiría donar el dinero a las víctimas directamente que a través de la compra de un ejemplar. Asistimos impávidos a la justificación de lo injustificable, como siempre hemos hecho como especie. Todas las preguntas al respecto ya las se las hizo y contestó Dostoievski en "Crimen y Castigo". Toda explicación escrita por un verdugo que no sea su propia autoelimnación no es más que una autocoartada. Si los principios morales básicos de la civilización son – y todas las pruebas estadísticas apuntan a que lo son – "líquidos", entonces, ya saben, nos quedan dos opciones: melancolía o exilio.

    • Clodio
      Clodio Dice:

      Si no ha leído ni piensa leer el libro, como sabe que es una justificación? Porque por todo lo que he oído este libro es algo muy distinto.

      En este sentido su actitud me parece irracional. Uno nunca debe cerrarse al conocimiento y este libro ofrece algo muy valioso: una ventana a las condiciones que llevaron a jóvenes normales y corrientes a convertirse en asesinos. Si queremos evitar que se repita la historia, habrá que entender que la propició y no hay nada mejor que las confesiones sinceras y arrepentidas de un implicado directo en todo aquello.

      Algo aplicable a ETA, los GAL (si alguna vez se arrepiente alguien) o el nazismo en Alemania (para cuyo estudio también se asoman a la vida de los criminales).

  10. JR76
    JR76 Dice:

    Dentro del "género" literario que nos ocupa, me permito recomendar el libro de Gitta Sereny "Desde Aquella Oscuridad", conversaciones con Franz Stangl, el comandante de Treblinka.

  11. JR76
    JR76 Dice:

    Dentro del "género" literario que nos ocupa, me permito recomendar el libro de Gitta Sereny "Desde Aquella Oscuridad", conversaciones con Franz Stangl, el comandante de Treblinka.

  12. Jesús Casas
    Jesús Casas Dice:

    Para Clodio: Bueno, el seudónimo que oculta su personalidad real tal vez indique que de lo que es racional o no no puede dar Ud. lección. No es un buen seudónimo para debates como éste. Si Ud. necesita leer libros para saber por qué suceden las cosas que están mal y como no repetirlas, adelante, anímese a leerlo. Yo no necesito leer libros escritos por criminales para saber que el crimen está mal. Mis preguntas siguen sin responder: ¿son los beneficios para las víctimas?¿ha denunciado a sus colaboradores? El ser humano inventó la confesión, la expiación y el perdón para dejar atrás sus propios horrores. Es un truco psicológico y sociológico aceptado por la mayoría de religiones. Ud. permita que algunos consideremos que las culpas se arrastran siempre y que, como cada instante es absoluto, el bien que haces (o que no haces) y el mal que haces son también absolutos, especialmente cuando son irreversibles, como en el caso de los asesinatos. Las coartadas intelectuales de los asesinos individuales o en serie no son más que coartadas, no hace falta leerlas: hace falta cruzarse de acera, aunque sea políticamente incorrecto y no esté de moda.

  13. Alberto CP
    Alberto CP Dice:

    "Si queremos evitar que se repita la historia, habrá que entender que la propició y no hay nada mejor que las confesiones sinceras y arrepentidas de un implicado directo en todo aquello."

    No estoy de acuerdo señor Clodio:

    1. Si quieres evitar que se repita la historia educa a las personas. A mi me enseñaron a vivir siempre teniendo en cuenta "el término medio", algo imprescindible para no llegar a esos extremos. No me hace falta leer ese libro para conocer los valores más esenciales de convivencia, para no matar porque me creo especial, para que me coman el tarro lo menos posible, para entender las fronteras como sistemas organizativos de la sociedad y no como murallas que dividen a las personas, que los ideales radicales no valen nada y un largo etc.

    2. Nadie sabe si esas palabras son sinceras y arrepentidas. Si alguien puede demostrarlo estaré encantado de escucharle.

    3. Me parece excesivo que se le de tanto bombo a personas así, es lo de siempre, parece que los criminales acaban siendo sabios. Yo tampoco pienso tocar ese libro ni otro similar, el mundo está lleno de cosas interesantes en las que emplear mi tiempo, cosas MUCHO más enriquecedoras.

    4. Lo menos que debería hacer ese tipo es estar en silencio y dedicarse a hacer su vida sin darse protagonismo aceptando las oportunidades de reinserción que se le ofrezcan. O que pasa, qué como criminal vale más que todos los demás que han cometido los mismos errores. Si todos escribieran un libro con sus batallas y pretendiesen salir en las portadas de los medios como un ejemplo a seguir en arrepentimiento y filosofía de vida acabaríamos hasta por ver el crimen como algo bueno.

    5.Ignoro por completo como funciona el sistema y si el señor Iñaki gana algo con el libro, las entrevistas y demás, pero si lo ganare, espero sinceramente que no huela un solo céntimo, porque de ser así me parecería una aberración.

    6. Por último, no me parece un tema adecuado para tratar en este blog, es ponerse a la altura de la presa barata, como siempre, haciendo grande o hundiendo a personas según el antojo de unos cuantos.

    Saludos a todos.

  14. Frydman
    Frydman Dice:

    Hoess, Rekarte, un yihadista cualquiera de los que viven entre nosotros, siempre mencionan la experiencia de la camaradería. Ayer mismo un yihadista de Lyon mandó a su camarada en Siria un selfie con la cabeza (decapitada) de su víctima.
    No es extraño, no debería parecérnoslo.
    Comentan Bowels y Gintlis, dos investigadores del Instituto de Santa Fe: parece ser que la guerra ha contribuido a diseminar el altruismo. “En un principio rechazamos esta desagradable conclusión”, pero las simulaciones y datos de la prehistoria confirman esta paradoja. Comparada con otras especies, los humanos son altamente cooperativos y altruistas, al menos hacia los miembros del propio grupo. Parece que el altruismo, la capacidad de sacrificar el bien propio en favor del grupo no es la excepción.
    Seguir viviendo en los demás, trascender los límites de nuestra vida individual, sentirse perteneciente a una comunidad, tener un sentido (un relato con sentido no tiene que ser verdad, es suficiente que sea un buen relato), recibir reconocimiento. ¿Quién no quiere todo esto?. Los malvados tienen mucho que ofrecer, mucho más que nosotros.
    Hasta hace un tiempo ofrecíamos trabajo, coche, hipoteca. Ahora ni eso.
    Si no encontramos un relato, héroes, trascendencia, pertenencia, la emoción de fundirse en una comunidad solidaria, Lepen, Orban, Farage, NPD, la liga norte, etc, desmontarán todo esto. No parece que nuestros paladines entiendan el problema.

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