Cataluña y la Constitución
Si no existiera el problema de la secesión de Cataluña, la reforma de la Constitución no ocuparía la agenda de los asuntos políticos importantes. En cambio ahora, y principalmente debido a los sucesivos gobiernos del PP cuando ha tenido mayoría absoluta, constituye el problema político más importante de España desde la muerte de Franco. Razones cuyo diagnóstico convendría analizar llevaron a una buena parte de catalanes a pronunciarse por el derecho a decidir –que no es lo mismo que por la independencia- aunque la mayoría se inclinó en contra de la independencia –que tampoco quiere decir que algunos de ellos no estuviesen de acuerdo con el derecho a decidir. El gobierno, al no querer ver la evidencia durante estos cuatro años, ha agrandado un problema que parece irresoluble: catalanes que no quieren seguir en España pero que tampoco saben muy bien en qué va a consistir eso de la“independencia”; y catalanes, mayoritarios, que queremos seguir siendo catalanes españoles pero queya no sabemos la forma de articular esa bipolaridad. Es como si hubiésemos saltado a un estadio pensando, unos que íbamos a jugar al balonmano y otros al baloncesto, aunque en realidad el campo era para jugar al fútbol.
Cualquier persona sensata tiene la sensación, antes de analizar causas o de proponer soluciones constitucionales, de que se encuentra ante un verdadero galimatías en su doble acepción, o sea como lenguaje oscuro por la impropiedad de la frase y confusión de ideas (lo de las “nacionalidades” del artículo 2 de la Constitución); o en sentido familiar como confusión, desorden, lío (El Título VIII –la organización territorial del Estado- y su posterior desarrollo). Y mientras tanto, la casa sin barrer: cada día nos despertamos con un sobresalto de corrupción mayor que el del día anterior que nos llena de desconfianza por la política y de incertidumbre ante el futuro. Estamos, pues, en una situación que en nada se parece a aquella de los años en los que se afrontó, nada menos, que un cambio de régimen. Parece como si la madurez nos hubiese enloquecido y ahora quisiéramos hacer lo que entonces no quisimos –o no pudimos- hacer. Una especie de subconsciente colectivo, anclado en una historia manipulada o inexistente, nos empuja a los catalanes –y como consecuencia de ello a todos los españoles- hacia un abismo del que tardaremos varias generaciones en salir y remontar. En la psiquiatría quizás encontremos herramientas adicionales, que no nos dan ni la economía ni la política, para entender lo que nos pasa que, a la vista de lo todos escribimos y parafraseando a Ortega, podría resumirse en que no sabemos lo que nos pasa.
Hace 17 años FAES (aún había ideas en FAES) me publicó un pequeño ensayo (nº 40 de los Papeles de la Fundación) que se llamaba “Catalanismo y Constitución”. Después de más de tres lustros y en circunstancias muy diferentes tanto personal –entonces era diputado en el Congreso- como colectivamente –gobernaba el PP en minoría con el apoyo de los nacionalistas catalanes, vascos y canarios- llegaría a las mismas conclusiones de entonces que resumo:
1ª Cataluña es una nacionalidad –cualidad de ser de una nación- según la Constitución española.
2ª Cataluña es una comunidad mucho más antigua que la creación de los estados-naciones. Por lo tanto su reconocimiento viene implícito en su propia historia; constituye una cuestión metajurídica, que está dentro de lo que puede denominarse constitución interna del Estado.
3ª La soberanía, según la Constitución española, reside en el pueblo, en todo el pueblo español. Es indivisible e intransferible. En cambio la autonomía de las regiones y nacionalidades puede ser tan amplia como se quiera, incluso con aquellas competenciasexclusivasdel Estado.
4ª Me refería entonces a la “soberanía compartida”, que era la esgrimida en esos años, incompatible con la Unión Europea que se estaba construyendo. Cuatro años después se puso el euro en circulación y los estados perdieron la soberanía monetaria.
5ª La lengua no ha sido en estos últimos años un elemento de división entre catalanes. El bilingüismo opera con normalidad. De todas formas –escribía- habrá que hacer un esfuerzo para proteger la lengua catalana.
6ª Una Constitución no debe sacralizarse, pero tampoco banalizarse. No debe confundirse su modificación con un cambio de régimen –decía. Y
7ª El patriotismo –y el nacionalismo- catalán pasa hoy –entonces y también ahora-por gobernar en España y no por la queja constante por la poca influencia que, tanto en España como en Europa, tiene Cataluña. Tan sólo involucrándose seriamente en el gobierno del Estado podrá tener Cataluña un peso específico y autónomo en Europa y corregirse, por ejemplo, determinados desequilibrios, sin duda injustos.
Y manteniendo todas estas conclusiones coincido con quienes opinan que es necesaria una reforma constitucional que reafirme, por un lado, la centralidad y fortaleza del Estado y, por otro, el carácter nacional de determinados territorios que llevaría a la sustitución del Título VIII por un federalismo asimétrico. Ese federalismo conllevaría un concierto económico en Cataluña similar al del País Vasco. Mas llegados a este punto del recorrido “por la independencia”, es probable que una porción importante de catalanes decidan mantener, sin más razonamiento, que Cataluña tiene que separarse de España al precio que sea.
No conozco ningún proceso nacional que halla llegado a la independencia como no fuese por la fuerza o por medio de un pacto. Y como el pacto no va a ser posible –pues por una de las partes sólo hay imposición y no se razona acerca del descomunal perjuicio que a todos nos ocasionaría la secesión- habrá que recordar que por la fuerza casi mil muertos y decenas de miles de víctimas colaterales no consiguieron más que la degradación moral en el País Vasco para no conseguir nada que ya tuviesen colectivamente reconocido en la Constitución. ¿Es esto lo que queremos para Cataluña?
Las constituciones no tienen nada de absolutas. Sirven mientras son útiles. De lo contrario hay que volver a cimentarlas. Karl R. Popper, tan citado por políticos liberales de titular y tan poco leída su obra científica, escribió en su “Lógica de la investigación científica”: “Por intenso que sea un sentimiento de convicción nunca podrá justificar un enunciado. Por tanto, puedo estar absolutamente convencido de la verdad de un enunciado, seguro de la evidencia de mis percepciones, abrumado por la intensidad de mi experiencia: puede parecerme absurda toda duda…. La base empírica de la ciencia objetiva, pues, no tiene nada de ´absoluta`; la ciencia no está cimentada sobre roca: por el contrario, podríamos decir que la atrevida estructura de sus teorías se eleva sobre un terreno pantanoso, es como un edificio levantado sobre pilotes. Estos se introducen desde arriba en la ciénaga, pero en modo alguno hasta alcanzar ningún basamento natural o ´dado`, cuando interrumpimos nuestros intentos de introducirlos hasta un estrato más profundo, ello no se debe a que hallamos topado con terreno firme: paramos simplemente porque nos basta que tengan firmeza suficiente para soportar la estructura al menos por el momento”. Hoy, los pilares sobre los que se asienta nuestra Constitución carecen de esa solidez necesaria para construir una ciencia, mucho más una Nación, a la que se refiere Popper.
Jeremías Bentham, inspirador de la Constitución de 1812, decía: “Lo más que puede hacer el hombre más celoso del interés público, lo que es igual que decir el más virtuoso, es intentar que el interés público coincida con la mayor frecuencia posible con sus intereses privados”. En estos últimos años, en España y en Cataluña especialmente, lo hemos entendido al revés.
Uno de mis compañeros de internado desciende del godo Bellón I, conde de Carcassonne, y de su hija Emisenda desposada con Sunífredo, conde de Cerdaña, Besalú, Gerona, Barcelona -(la Barcina-ona)- i Urgell.
Treinta y seis generaciones después, esta persona, –gran letrado por cierto–, retiene un detallado acervo documental de su linaje y de la historia de sus posesiones y hace unas semanas ha tenido a bien compartir con sus amigos de infancia dicha visión debidamente documentada.
Acompañando un memorable cabrito guisado a orillas del Miño y en la ladera de Portugal.
A simple vista creo que nuestro historiador particular no coincide con el artículo en al menos una apreciación:
La segunda: La consideración de Cataluña como una "comunidad" que Precede en el tiempo al nacimiento de los Estados-Nación.
Me explico.
Esta visión no es compartida por mi compañero. –heredero de los señores feudales de entonces– amén de que en todo caso España es reconocida como estado–y por dicho nombre, no por la trimilenaria Hispania– muchos siglos antes del nacimiento de los estados-nación modernos.
Los Estados preceden al concepto de Nación política que sale a la luz en la Revolución Francesa con el nacimiento de la Nación política francesa. Así de recientes son nuestros vecinos.
Por tanto para algunos tratadistas no es hasta el siglo XIX cuando puede hablarse de Estado-Nación mientras que para otros es el término Estado el que, para acomodar las demandas de nacionalismos políticamente emergentes tras la revolución, el que da acomodo a las nuevas naciones para su "independencia" política más o menos real.
Es decir, puestos a buscar, encuentra sus apoyos el que quiere lo cual no es el argumento más poderoso.
Esa misma característica de precedencia temporal la ostentan, necesariamente, todas las Geografías y todas las gentes, peninsulares o no.
Comenzando por las Asturias, Cantabria, Gades, Córdoba, la Vera, Cartago Nova, Extremadura o el Bierzo con la particularidad de que todas preceden en muchos siglos cualquier "claim" que pueda pretenderse desde la Tarraco de la notoria invasión de godos del año 409DC. Fecha a partir de la cual puede de alguna forma hablarse de las raíces históricas de la hoy Cataluña en esta península. Es decir, gentes llegadas "recientemente", "newcomers", invasores. Digámoslo con un guiño, pero digámoslo porque así es.
Lo recuerdan grandes historiadores como, por no citar españoles, el Luso Oliveira Martins. Siglo XIX. Mil ochocientos sesenta aproximadamente. Cuando el nacionalismo casi no daba la lata.
De la relación anterior omito las Vascongadas, la Gran Vizcaya, hoy Euskadi–las antiguas Bardulia, Caristia y Autrigonia–, porque a estas alturas ya debiera estar bastante claro es que toda Hispania era Vasconia. La propia Iberia………I-berria.
Desde el Bessi-Berri a Sanlúcar. Desde Baiona a Arriako (Guadalajara) o desde la Sierra de Aitana al abulense Cerro Gorría, el L'Ibardon de Colunga , los Arribes del Douro o el Ardón leonés.
Vean si no los nombres de ciudades y condados de la Tarraconensis anteriormente mencionados.
Este hecho fue reconocido por Sabino Arana –motivo por el cual no permite el PNV-EBB la publicación de su obra completa donde lo prueba– . Sabino lo relata –anonadado y entusiasmado– a medida que viaja, descubre y se va enterando.
La actual división territorial de la Península es fruto del olvido de nuestras raíces. Olvido que, afortunadamente, vamos a poder remediar en parte gracias a nuestro condiscípulo de colegio.
Sin embargo mi compañero no es ducho en tertulias blogueras y no dispone de un original en Word de su texto pero acaba de prometerme que la semana que viene su mecanógrafa nos lo hará llegar y tendré mucho gusto en compartir las partes más relevantes.
Se me acaba la "cuartilla" y seguiré en otro momento no sin antes agradecer el artículo cuya tesis general comparto excepto quizás, cuando transmite la impresión, — puede que no lo interprete correctamente–, de que las constituciones son instrumentos transitorios y utilitarios……………… Miedo me da.
A lo mejor ese es el problema. Que somos incapaces de encontrar nada duradero. Por ejemplo, una definición coherente de ser humano y de sus fines.
Y sin esto, sin una definición del ser humano que se supone que es aquello a lo que sirve un Estado, ¿Cómo podemos hacer constituciones que duren? Endeble fundamentación habemus.
Tenemos mucho que aprender de las Órdenes Monásticas cuyas Constituciones duran y duran "cienes y cienes" de años. Algunas miles.
Buenas tardes y muchas gracias al autor.
Es obvio que el concepto estado es previo al de nación, ahí está Alemania para dar ejemplo. Pero el autor del artículo no habla del concepto estado, sino de estado-nación, que no es más que el estado encorsetado por una nación. Es decir, es coger el concepto estado (organización política de una comunidad) y establecer que el estado solo puede ser la organización política de una nación. Por tanto es innegable que Cataluña es una "comunidad" anterior a ese concepto de estado-nación, Cataluña tenía cierta conciencia como comunidad y cierta organización política antes de que existiese ese concepto de estado-nación
Para Deus ex Machina.
Completamente de acuerdo.
Por ello indico que ese ejemplo –de "cultura" o "conciencia de comunidad" o "comunidad de los nacidos en el mismo entorno físico" precedente al Estado-Nación– lo cumple todo el mundo. Es como decir que las personas respiran y tienen sistema circulatorio. Pues claro.
El Bierzo, la Vega del Pas o el Duranguesado, Canton de Ginebra o la Alta Saboya, Jerez de la Frontera, Rioja o el valle de Arán son comunidades culturales y sociales con conciencia de serlo pero sus estructuras de Poder no sienten la necesidad de establecerse como Plenitudo Potestatis.
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El verdadero "Hecho Diferencial Necesario" es la existencia de una casta de la pequeña nobleza o burguesía local terrateniente que intenta mantener su continuidad en el poder con apelaciones míticas creadas ad-hoc y subiéndose al carro de convertir una comunidad en nación política y luego estado-nación.
En Cataluña esta casta es histórica y sus algaradas se conocen como Erupciones de "Urgellisme".
Esta, y no otra, es la historia ampliamente documentada de los nacionalismos pre y post-románticos pero todos crematísticos. Desde antes de Vico y Herder pasando por Gellner o Kedouri sin olvidar los excepcionales y bien curtidos tratadistas españoles de la materia.
En resumen, creo que no se puede usar algo que es común a todas las sociedades humanas como base para establecer –con poder coactivo sobre los que no lo desean– "hechos diferenciales" máxime cuando son traídos por los pelos en muchos casos.
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Me parece que el rechazo universal que el fenómeno nacionalista suscita en todo el mundo civilizado comienza a llegar finalmente a España.
A este retraso me refería al exponerlo como una de las herencias que nos dejó el franquismo: el halo mítico de unas ideologías que realmente son formas de totalitarismo coactivo.
Un saludo cordial.
O sea, que para apagar el incendio hay que acudir a regalar gasolina al pirómano, a ver si así se apacigua.
El régimen de concierto que se parece propugnar el autor significa un privilegio de ricos, eso es, excluir de cualquier contribución a la solidaridad interterritorial a una región más rica que la media. Y no estaría mal que se empezara a explicar así, como lo que es. Y en cuanto a eso del federalismo asimétrico, notable invención hispana pues no creo que exista en otros sitios, por favor, que alguien lo explique. Y que explique cuál sería la diferencia con la situación actual.
Parece que demasiadas fuerzas políticas, PSOE incluida, a falta de ideas con contenido acuden a conceptos no sé si inexplicables pero al menos sí inexplicados. Sospecho que ellos tampoco saben qué significa, pero les parece que suena buen. Postureo, se llama eso. Para no incurrir en ello no estaría mal que el autor lo explicara saliéndose de esa tónica general.
Observo cada vez más argumentaciones de este lado de la frontera con los ilergetes que dan pábulo a las ideas que vienen de allá. No me extraña que sean ideas de hace 17 años. Hace 40 que la facción ilergete lleva con su monserga. Si las élites catalanas lo que dicen – me consta que lo dicen, me lo dicen – es que todo es una gran estrategia para conseguir salirse con la suya sin romper del todo (eso quedaría para más adelante), veo que han hecho mella, incluso en personas no sospechosas de no pensar. Pues nada, adelante. El Prof. Attard decía (no sé por qué, no lo explicó) que los leoneses tenemos más derecho a ser "abertzales" que los vascos, tal vez porque éramos astures hasta Pompeyo, César y Augusto. ¿Se trata de eso? Voy a ver si reforzamos la "Academia de la Llingua Lleunesa" y me ponen un buen sueldo sacado de los impuestos de Uds. y un 3% de los contratos de traducción del BOE y el DOUE al bable de Babia y Luciana. Sólo faltaba que un condado se anteponga a nosotros, os descendientes de Fruelas, Ordoños, Urracas, Alfonsos…
Sobre el nacimiento del estado-nación, la corte antes, etc. me remito a Finer: History of the gobernment.
Sobre el concierto, el federalismo, el federalismo asimétrico, etc. hay multitud de opiniones. Yo he expuesto lo que creo podría ser una solución. En cualquier caso la solución siempre debe salir de una negociación, lo cual con las mayorías absolutas del PP no ha sido posible.
Las constituciones deben, como la americana, tener vocación de permanencia. Pero no debe asustarnos enmendarlas cuando, como la nuestra, es manifiestamente mejorale.
En cualquier caso gracias por vuestras respuestas.
Sinceramente, lo del federalismo asimetrico es un desproposito. Lo del fundamento historico una patraña, y lo del concierto una caradura. Esto de dar a los niños malcriados todo lo que piden, y cuanto mas rabietas cogen darles mas, es un sinsentido. No. No puedo compartir tu articulo Jorge. Me parece totalmente desencaminado.
Yo creo que no voy desencaminado. Puede que sea desacertado. Que moleste. No creo que el símil infantil sea adecuado, Juan Luis: esto no es una cuestión de rabietas.
Lo que está claro es que es un tema para sentarse y negociar. ¿O no?
Lo siento, apreciado Jorge, pero creo que no se debe negociar.
Negociar con chantaje siempre agrava el problema. Hacerlo frente a especialistas de ambas cosas, además, es de nula utilidad.
¿Qué más evidencias queremos que lo que ha sucedido en España cediendo ante esta gente ya desde antes de 1978?
Por favor, si encima sabemos que son delincuentes de diseño. "Recoge nueces" profesionales.
¿Qué credibilidad queda en un Estado genuflexo ante estos Rackets de Extorsión demostrada?
Estamos siendo víctimas de Maltrato grave y ¿nos planteamos negociar, qué? ¿Que nos maltraten menos?
Saludos
Sigo pensando que el gran logro del Sr. Mas es conseguir tenernos enredados en debates estériles sobre lo que ocurre en Cataluña. Mal o bien, la cuestión es que se hable y se hurte al debate político asuntos de mayor peso. El horizonte que se dibuja tras las elecciones autonómicas no es muy distinto del existente antes de sus resultados. En lugar de hablar del funcionamiento de las AA.PP. autonómicas y de la satisfacción o no de los ciudadanos, se opta por "viajar en el tiempo" para buscar las raíces históricas (prehistóricas sería más adecuado) de las gentes que poblaron ese territorio y hacerlo dentro del marco que le corresponde: la Historia. Pero estamos en un "totum revolutum" de lo biológico (raza), lo cultural (elementos diferenciales) y lo puramente administrativo ( AA.PP.) donde se le ha dado un puntapié a las "ideas" o "idearios" (si estuvieron en algún momento más allá de los "conciertos") para formar esa extraña amalgama de ciudadanos legítimamente indignados con políticos desgastados o rebotados y líderes sociales subvencionados, bajo el supuesto proyecto de independencia en la que muy pocos creen de verdad. La Cataluña de hoy es igual que la Galicia de hoy, el Pais vasco de hoy, la Andalucía de hoy o el resto de las regiones: un lugar donde personas de todo origen y procedencia, de todo tipo social y político, tratan de salir adelante con sus propios e individuales proyectos de vida, algo a lo que deben someterse los respectivos gobiernos elegidos. Lo demás son fuegos artificiales. Un saludo.
Sigo pensando que el gran logro del Sr. Mas es conseguir tenernos enredados en debates estériles sobre lo que ocurre en Cataluña. Mal o bien, la cuestión es que se hable y se hurte al debate político asuntos de mayor peso. El horizonte que se dibuja tras las elecciones autonómicas no es muy distinto del existente antes de sus resultados. En lugar de hablar del funcionamiento de las AA.PP. autonómicas y de la satisfacción o no de los ciudadanos, se opta por "viajar en el tiempo" para buscar las raíces históricas (prehistóricas sería más adecuado) de las gentes que poblaron ese territorio y hacerlo dentro del marco que le corresponde: la Historia. Pero estamos en un "totum revolutum" de lo biológico (raza), lo cultural (elementos diferenciales) y lo puramente administrativo ( AA.PP.) donde se le ha dado un puntapié a las "ideas" o "idearios" (si estuvieron en algún momento más allá de los "conciertos") para formar esa extraña amalgama de ciudadanos legítimamente indignados con políticos desgastados o rebotados y líderes sociales subvencionados, bajo el supuesto proyecto de independencia en la que muy pocos creen de verdad. La Cataluña de hoy es igual que la Galicia de hoy, el Pais vasco de hoy, la Andalucía de hoy o el resto de las regiones: un lugar donde personas de todo origen y procedencia, de todo tipo social y político, tratan de salir adelante con sus propios e individuales proyectos de vida, algo a lo que deben someterse los respectivos gobiernos elegidos. Lo demás son fuegos artificiales. Un saludo.