Multinacionales, Impuestos y Comisiones Parlamentarias

Es conocido que las 7 grandes multinacionales tecnológicas (Apple, Amazon, Twitter, Microsoft, eBay, Google y Facebook) ingresaron en la Hacienda española en concepto de Impuesto sobre Sociedades de 2014, entre todas, poco más de 180 millones de euros, lo que supone una cifra irrisoria en relación al beneficio conjunto.

La realidad es que estas multinacionales, y no sólo éstas, sino todas en general,  contribuyen poco en concepto de Impuesto sobre Sociedades. Pero esto no sólo pasa en España. Según estimaciones que han sido asumidas por organismos internacionales de solvencia, el tipo impositivo medio mundial de estas grandes corporaciones no pasa del 2%. Y el caso es que lo hacen legalmente. Utilizan artificios contables (especialmente precios de transferencia, préstamos inter-grupo y royalties) que les permiten trasladar los gastos donde son (o lo son más) deducibles  y los ingresos, donde son menos (o nada) computables, practicando una contabilidad mundial  que podríamos llamar ‘deconstruída’, como la famosa tortilla.

A ello habría que añadir los ‘tax ruling’, o acuerdos a los que llegan las multinacionales con los diferentes gobiernos, que les permiten trasladar flujos entre sus filiales localizadas en diferentes estados y pagar menos, en definitiva. Recuérdese el escándalo que supuso la publicación de los documentos confidenciales que amparaban los acuerdos secretos pactados entre el Gobierno de Luxemburgo con 340 multinacionales, de 2002 a 2010.

Todo esto ha llevado en definitiva a la conformación de un Impuesto sobre Sociedades ‘a la carta’: cada corporación tributa según su propia conveniencia.

En los últimos días hemos visto que en España, la prensa se queja de que el gobierno ni siquiera envía inspectores a estas compañías. Hay que decir que, aparte de que esto no es así, la Inspección de Hacienda de cada país individual difícilmente puede evitar estas situaciones. En primer lugar porque, como hemos dicho antes, estamos hablando de operaciones que son, en su mayoría,  legales, es decir, que cumplen la normativa legal y fiscal de cada país afectado, entrando en el terreno pantanoso de la moralidad y la ética, donde en todo caso, la Inspección no puede, ni debe,  entrar.  En segundo lugar, porque estaríamos enfrentando Inspectores con competencia exclusivamente nacional a prácticas fiscales derivadas de operaciones efectuadas por multinacionales que actúan en un entorno de actividad económica globalizada.

¿Quiere esto decir que no se puede hacer nada frente a esta situación, que al fin y al cabo, es injusta desde el punto de vista fiscal, y por tanto, social? No. Se puede hacer y mucho.

Ayudaría bastante la armonización del Impuesto en el seno de la Unión Europea, pero por el momento, sólo se han producido al respecto  algunos intentos, que han resultado fallidos.  Sí se ha llegado sin embargo a importantes acuerdos de intercambio de información entre los estados miembros, que suponen un gran avance en la materia.

A nivel mundial, es destacable y mucho, el proyecto BEPS (Base Erosion and Profit Shiftings), encargo del G20 a la OCDE.  Si tradicionalmente este organismo internacional se ocupaba de corregir los problemas de doble imposición internacional, con este proyecto la OCDE trata de evitar ‘la doble no tributación’. BEPS intenta limitar los ‘vacíos normativos’ existentes a nivel  internacional.  Una vez que sea firmado en 2016 por todos los países interesados (miembros del G20 y países en desarrollo, esto es lo interesante), éstos deberán modificar sus normativas fiscales nacionales para adaptarlas al acuerdo definitivo.

Pero existen otras vías, entre otras, la de apelar a la responsabilidad social corporativa, a través de la presión que pueden ejercer en la opinión pública la prensa, las ONG´s y otros organismos, y aquí es donde quería yo destacar la peculiar experiencia  de Reino Unido.  Aquí el gobierno ha contado y cuenta con la ayuda inestimable del Parlamento. Y me estoy refiriendo, en concreto, a la tarea de la M.P. Margaret Hodge, laborista, que fue Presidenta de la Comisión Parlamentaria de Cuentas Públicas (Public Accounts Committee). Dicha Comisión es responsable de la supervisión de las cuentas públicas, y existe en la Casa de los Comunes desde 1857. Pues bien, la Sra. Hodge convocó en 2012 a los grandes directivos de Google, Starbucks y Amazon para un interrogatorio ante la Comisión, emitido en internet. En el interrogatorio, del que les animo a ver un extracto aquí, los diputados de la Comisión realizan con bastante arrojo  preguntas a los directivos que,  por sus caras  y su voz titubeante, parece que nunca antes se han enfrentado a un tribunal semejante,  poniendo de manifiesto que los resultados son difíciles de creer.  Podemos destacar el caso de Starbucks, que molestó especialmente a los diputados: la empresa, que contaba con 7.000 empleados y 800 establecimiento en Reino Unido, había declarado pérdidas en Reino Unido en los últimos tres ejercicios.  Simplemente inexplicable.

El trabajo de dicha Comisión tuvo una gran repercusión mediática en Reino Unido, habiendo resultado muy fructuoso, que es lo que nos interesa destacar aquí. Días después del interrogatorio, Starbucks  prometió pagar ‘una cantidad significativa de impuestos en 2013 y 2014, independiente de si la empresa es rentable o no en estos años’, comenzando efectivamente en 2013 a realizar pagos por el Impuesto sobre Sociedades.

También a partir de la repercusión que el  informe de la Comisión tuvo en la opinión pública surgió la iniciativa de instaurar el Impuesto sobre Beneficios desviados (Diverted ProfitsTax), vulgarmente llamada ‘Google Tax’, que se basa en el planteamiento de que el volumen de ventas que una empresa multinacional tiene en un país concreto debe reflejarse en los impuestos que dicha empresa paga en dicho país (criterio de la fuente), frente a la situación habitual, en que estas empresas pagan sus  impuestos en el país de su residencia fiscal.

Más recientemente, en enero de 2016, Google ha llegado a un acuerdo con la HMRC (la Hacienda británica) por el que pagaba 171 millones en concepto de Impuestos atrasados (2005-2015) tras un cambio en su contabilidad. El gesto se ha celebrado en la prensa conservadora pero ha recibido duras críticas por parte de la oposición, que la califican de insignificante. Se calcula que en dicho período Google debió obtener un volumen de beneficio en Reino Unido de 24.000 millones de libras, con márgenes del 30%, debiendo haber pagado 200 millones de libras al año, según el partido laborista.

Por mi parte, no me parece correcto que las multinacionales paguen ‘à volonté’ sus Impuestos,  llegando a acuerdos  con los gobiernos que, al fin y al cabo, podríamos calificar también de ‘tax ruling’, aunque se refieran sólo al pago. Lo que yo quería destacar aquí es la labor de las comisiones parlamentarias en Reino Unido, en este caso, la Comisión Parlamentaria de Cuentas Públicas.  No sé a qué dedican su tiempo las comisiones parlamentarias en el Parlamento español, pero lo que sí creo es que ninguna ha arrimado el hombro de la manera en que la gente de la Sra Hodge lo hizo y sobre todo, con éxitos tan palpables.  ¿Quizás les podríamos exigir más?

 

2 comentarios
  1. Enrique Titos
    Enrique Titos Dice:

    Me parece un tema extraordinariamente relevante, como lo es la valiente actitud y la profesionalidad de los parlamentarios británicos al "levantar" y conseguir convocar a multinacionales a un "public hearing". Y hago notar que precisamente RU tiene una gran base impositiva como consecuencia de la riqueza instalada en su territorio (nativa o inmigrada, personas y empresas), pero aún así se atreve con un tema relevante: qué porcentaje de la riqueza generada por las ventas en un país ha de tributar en el mismo, con independencia de que contablemente sea sólo una SL a través de la que sólo se canalizan las ventas.

    En un mundo donde la tecnología no conoce fronteras geográficas, la deconstrucción de la cadena de servicios de una multinacional le puede llevar a elegir a la carta el país más apropiado para ubicar cada uno de sus factores, siendo su mercado final de venta todo el mundo, y por tanto siendo todos los países los creadores más materiales, de sus beneficios imponibles, aunque legalmente no tributen.

    En España, con un déficit publico del casi 5%, una deuda/PIB del 100%, es urgente actuar como han hecho los MPs británicos y empezar a poner en valor, (antes de que lleguen normas internacionales interminablemente complejas y por fuerza largas de acordar), el valor (valga a redundancia) que las multinacionales estan obteniendo en España donde Apple por ejemplo, sólo tiene unas cuantas tiendas físicas y portales de comercio electrónico. No es una actitud involucionista no antiglobalización, simplemente sensata y consciente de que nuevas formas de actuar necesitan nuevas reglas si queremos que los Estados sobrevivan.

    Ya sería un orgullo como español y votante, y hasta una sorpresa, que nuestros parlamentarios fueran capaces de emplear su tiempo en estos menesteres.

  2. Enrique Titos
    Enrique Titos Dice:

    Me parece un tema extraordinariamente relevante, como lo es la valiente actitud y la profesionalidad de los parlamentarios británicos al "levantar" y conseguir convocar a multinacionales a un "public hearing". Y hago notar que precisamente RU tiene una gran base impositiva como consecuencia de la riqueza instalada en su territorio (nativa o inmigrada, personas y empresas), pero aún así se atreve con un tema relevante: qué porcentaje de la riqueza generada por las ventas en un país ha de tributar en el mismo, con independencia de que contablemente sea sólo una SL a través de la que sólo se canalizan las ventas.

    En un mundo donde la tecnología no conoce fronteras geográficas, la deconstrucción de la cadena de servicios de una multinacional le puede llevar a elegir a la carta el país más apropiado para ubicar cada uno de sus factores, siendo su mercado final de venta todo el mundo, y por tanto siendo todos los países los creadores más materiales, de sus beneficios imponibles, aunque legalmente no tributen.

    En España, con un déficit publico del casi 5%, una deuda/PIB del 100%, es urgente actuar como han hecho los MPs británicos y empezar a poner en valor, (antes de que lleguen normas internacionales interminablemente complejas y por fuerza largas de acordar), el valor (valga a redundancia) que las multinacionales estan obteniendo en España donde Apple por ejemplo, sólo tiene unas cuantas tiendas físicas y portales de comercio electrónico. No es una actitud involucionista no antiglobalización, simplemente sensata y consciente de que nuevas formas de actuar necesitan nuevas reglas si queremos que los Estados sobrevivan.

    Ya sería un orgullo como español y votante, y hasta una sorpresa, que nuestros parlamentarios fueran capaces de emplear su tiempo en estos menesteres.

  3. Eduardo Rote
    Eduardo Rote Dice:

    Muy interesante. En España , como sabrás, dentro de la Agencia Tributaria se implantó un foro para fomentar las buenas prácticas fiscales en el seno de las grandes empresas. Pero no es lo mismo. El control de la fiscalidad presenta por sí mismo gran complejidad. Pese a todo en los últimos años, se detecta como las grandes corporaciones que invierten tanto en publicidad y salvaguardar la imagen, transigen en el pago de impuestos con tal de que su imagen que tanto cuidan no salga maltrecha al publicarse su poco o nulo aporte a las arcas públicas de los paises en los q están implantados.
    Esa diligencia debida exigible en las comisiones parlamentarias reforzaría mucho la deseada tributación ajustada a Derecho. Muy buen artículo.

  4. Eduardo Rote
    Eduardo Rote Dice:

    Muy interesante. En España , como sabrás, dentro de la Agencia Tributaria se implantó un foro para fomentar las buenas prácticas fiscales en el seno de las grandes empresas. Pero no es lo mismo. El control de la fiscalidad presenta por sí mismo gran complejidad. Pese a todo en los últimos años, se detecta como las grandes corporaciones que invierten tanto en publicidad y salvaguardar la imagen, transigen en el pago de impuestos con tal de que su imagen que tanto cuidan no salga maltrecha al publicarse su poco o nulo aporte a las arcas públicas de los paises en los q están implantados.
    Esa diligencia debida exigible en las comisiones parlamentarias reforzaría mucho la deseada tributación ajustada a Derecho. Muy buen artículo.

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