¡Ay, Derecho! ¿Los coches oficiales están exentos de respetar la Ley de Tráfico, Vehículos a motor y Seguridad Vial?

Quizás una de las medidas más claras de la baja calidad democrática de nuestras instituciones es la tranquilidad con que nuestros políticos incumplen las normas jurídicas sin que pase absolutamente nada. A veces ni siquiera es noticia, tal es la frecuencia.  En ocasiones son incumplimientos de enorme relevancia, que solo están al alcance de los muy personajes muy importantes. Es lo que ocurre en Cataluña, donde los protagonistas vulneran un día sí y otro también la Constitución española y unas cuantas Leyes a ser posible orgánicas además de sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional. De algunos casos ya hemos hablado varias veces en este blog y seguro que tendremos la oportunidad de seguir haciéndolo.

Otras veces, en cambio, los incumplimientos son más modestos y están a tiro de cualquier ciudadano de a pie, sobre todo si son infracciones de las normas de tráfico. Bueno, de cualquiera no, porque como sabemos los que vivimos en Madrid ciertamente se requiere un cierto arrojo para aparcar un coche particular durante un cuarto de hora en el carril bus de la Gran Vía madrileña e irse de compras.  Eso solo está al alcance de espíritus aguerridos como el de Esperanza Aguirre. Pero en cambio se ve que si viajas en coche oficial y llevas escolta la cosa cambia. Efectivamente, esto es lo que hizo el lunes pasado la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría el lunes pasado para ir de compras  tranquilamente en la tienda Primark, siempre según esta noticia, 

Cierto es que el listón estaba colocado muy bajo desde el famoso incidente de Esperanza Aguirre  y al menos la Vicepresidenta no atropelló a nadie ni huyó por la Gran Vía, como hizo en su día la lideresa con su coche particular. Pero el problema es que la actitud de Esperanza Aguirre suponía, al menos, reconocer que había obrado mal y que si era denunciada el incidente podía traerle algún tipo de perjuicio (mediático/político/judicial) en medio de la campaña a la alcaldía. En el blog le dedicamos algunos posts a esta cuestión que recordamos aquí y aquí. Ciertamente la candidata con su actitud entonces nos dejó claro a muchos madrileños que el respeto con el Estado de Derecho no era uno de sus fuertes. El que finalmente la alcaldía fuese para una jueza no dejaba de tener un punto de justicia poética.

Pero si nos fijamos bien, lo que demuestra este nuevo episodio es que la cosa en términos de Estado de Derecho ha empeorado bastante desde el año 2015.

Efectivamente, la Vicepresidenta no iba en su coche particular: iba en el sacrosanto coche oficial, símbolo sagrado de status de nuestra clase política donde los haya. A ver quien se mete con un coche oficial y menos de esa gama. Mejor no acercarse y no tener que oír eso tan castizo de “Usted no sabe con quien habla”. Seguro que después de la experiencia con la sra Aguirre los sufridos policías municipales prefieren no tener nada que ver con políticos que aparcan en segunda fila. Aquí el periódico El Mundo recordaba lo caro –en todos los sentidos- que le salió al policía municipal denunciar a Esperanza Aguirre.

Así que si alguien ha visto el coche oficial durante 15 minutos en el carril bus –que teniendo en cuenta el tráfico de la Gran Vía tiene que haber sido bastante gente, incluidos los autobuses y los taxis que tuvieron que sortearlo- se lo habrá pensado mejor a la hora de denunciarlo. De forma que, ya lo saben, los políticos que viajan en coche oficial pueden aparcar en el carril bus. No sabemos donde está esa exención de las reglas generales en el Real Decreto legislativo 6/2015 que aprueba el Texto refundido de la Ley de Tráfico, Circulación de Vehículos a motor y Seguridad Vial

Es más, según el art.76 d) de dicha norma es infracción muy grave: “d) Parar o estacionar en el carril bus, en curvas, cambios de rasante, zonas de estacionamiento para uso exclusivo de personas con discapacidad, túneles, pasos inferiores, intersecciones o en cualquier otro lugar peligroso o en el que se obstaculice gravemente la circulación o constituya un riesgo, especialmente para los peatones.”  No hay ninguna excepción para vehículos oficiales.

Sin duda hay poderosas razones para que,  debido a las tareas que pesan sobre las espaldas de nuestros responsables políticos, estos no puedan hacer las compras en sus días de asueto y en sus coches particulares como el resto de los mortales. En el caso de la Vicepresidenta hay que recordar que además de sus muchas responsabilidades ministeriales tiene ahora la de alcanzar un acuerdo en Cataluña. Sin duda es un gran avance para este proceso negociador el que el President Puigdemont y sus socios comprueben que en Madrid también hay cierta laxitud con las reglas: siempre es más fácil entenderse cuando perteneces al mismo club. De un lado, la clase política cuya relevante misión justifica que no tengan que responder ante nada ni nadie ni cuando convocan referéndums o consultas fuera de la Ley (que para eso representan al Pueblo) ni tampoco cuando aparcan en el carril bus para hacer sus compras con el coche oficial, porque son personas tremendamente ocupadas. De otro, el común de la ciudadanía. Es un mensaje muy claro.

Bueno, dirán ustedes, pero no se puede comparar una infracción de tráfico y de la utilización de recursos públicos (coche oficial, escoltas y jefa de comunicación) para tareas privadas con la secesión  por las bravas de una parte del territorio nacional.  En esto estamos totalmente de acuerdo. Y además en el caso catalán se están llevando a cabo –aunque con bastante parsimonia- actuaciones judiciales, mientras que parece claro que a Sáenz de Santamaría nadie se ha atrevido a ponerle una multa. Pero en el fondo todo refleja la misma mentalidad: hay políticos en España que se consideran por encima de la Ley. Y recuerden que, como decía Thomas de Quincey, se empieza por no dar importancia a un asesinato y se termina por olvidar los buenos modales…o las normas de circulación.

Y es que si hay algo que ejemplifica mejor que nada la diferencia entre clase política y ciudadanía es este tipo de episodios. Mientras tanto, acordémonos de la foto de Angela Merkel haciendo la compra en el supermercado como cualquier hijo de vecino. A lo mejor es que tiene más tiempo y menos responsabilidades que la Vicepresidenta del Gobierno español. O, pudiera ser, a lo mejor es que en Alemania este tipo de incidentes le costaría el puesto.