Normalidad democrática e institucional

Si algo ha caracterizado los acontecimientos de las últimas semanas en España es, pese a lo que pueda parecer a simple vista, el grado de normalidad democrática e institucional con el que se ha desarrollado el cambio del Gobierno del PP de Mariano Rajoy al del Gobierno del PSOE de Pedro Sánchez. Efectivamente, siendo la primera vez que en nuestra democracia triunfa una moción de censura lo primero que hay que agradecer es la rapidez y la transparencia con que se ha desarrollado el proceso, una vez que los partidos fijaron sus respectivas posturas. Más allá de lo que cada uno piense de la postura de unos u otros partidos  o de las razones que les han llevado a apoyar o no la moción de censura o de los acuerdos a los que hayan podido llegar lo cierto es que no ha habido filibusterismo de ningún tipo, ni tamayazos ni sustos de última hora lo que resulta muy de agradecer y es sin duda una muestra de madurez democrática.

Otra institución que no sólo ha funcionado sino que ha desencadenado este desenlace ha sido el Poder Judicial. Desde Hay Derecho hemos criticado muchas veces la politización del máximo órgano de gobierno de los jueces, el CGPJ, aunque también hemos defendido la profesionalidad de la inmensa mayoría de los jueces y fiscales.  Pues bien, si algo ha dejado claro la sentencia Gürtel dictada por la  Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional es que los ciudadanos pueden estar tranquilos porque sus jueces y fiscales son perfectamente capaces de actuar con neutralidad e independencia para juzgar a personas muy relevantes del partido del Gobierno y de garantizar que la ley es igual para todos pese a que no lo han tenido fácil. Nuestro reconocimiento desde aquí a todos ellos.

El otro aspecto por último que podemos destacar es que el nuevo Gobierno va a tener que llegar a consensos muy amplios por obvias razones, y esto de nuevo es no solo deseable sino una señal de normalidad institucional y madurez democrática. Es mucho más fácil y cómodo gobernar con mayorías absolutas o mayorías amplias para las que basta uno o dos socios de gobierno pero requiere menos esfuerzo y menos acuerdos y en el peor de los casos se puede tener la tentación de apoyarse exclusivamente en los propios votos, gobernar a fuerza de decretos-leyes o reglamentos o ignorar los pactos de investidura confiando en que el socio aguante.. Algo de esto hemos visto con el último gobierno del PP. Creemos que el nuevo gobierno de Pedro Sánchez no puede permitirse cometer esos errores.

En definitiva, estamos ante un gran cambio que como tal puede suponer también una gran oportunidad. Si algo han dejado claro las dos últimas elecciones es que los nuevos jugadores han llegado para quedarse pero ahora también sabemos que los viejos partidos -incluidos los nacionalistas- siguen teniendo un papel muy importante y que incluso pueden aspirar junto con los nuevos actores a canalizar los deseos de cambio de muchos ciudadanos.  En todo caso, todos ellos forman parte del panorama político español y con todos ellos hay que contar para abordar el reto de construir un país más moderno y mejor para todos.  Por eso, quizás después de la primera moción de censura exitosa de la democracia quepa esperar en un futuro los primeros Gobiernos de coalición.