De nuevo, sobre la Universidad española

El sugerente post de Rafael Jimenez Asensio  que, además,  cita y se basa   en el no menos sugerente e  interesante  libro recientemente publicado del Profesor Emilio Lledó, me anima a hacer algunos comentarios al hilo de sus propuestas, ancladas en las citas y reflexiones que Lledó hace sobre la Universidad española.

Empezaré diciendo que se suceden  tan deprisa los acontecimientos en este país en los últimos tiempos (con el telón de fondo, ya casi continuo, de Cataluña), que apenas se ha implicado uno emocional, cognitiva o intelectualmente en alguno de ellos (asunto Diana Quer, Gabriel Cruz, juicio por los Eres en Andalucía, sentencia de La Manada, Máster y otros problemas del caso  Cifuentes, la increíble falsificación de firmas y actas en la URJC, la rendición de ETA, sentencia del caso Gürtel, moción de censura, etc.), uno se ve obligado  centrarse en el siguiente.  Cada uno de ellos más espeluznante, más increíble, más penoso, más triste, más inesperado que el anterior.Pero esta rápida sucesión temporal  de acontecimientos – sin pretender ponerlos en ningún momento en el mismo plano- no deja al ciudadano abordarlos con la tranquilidad ni con la necesaria reflexión, cosa que la mayoría de ellos necesitarían.

Por mi trayectoria profesional me voy a referir aquí a la problemática  de la Universidad española, pues parece que sean cuales sean los escándalos que salen a relucir sobre la misma, ignoro por qué extraño mecanismo  no se aborda nunca en profundidad dicha problemática ni, por supuesto, su reforma, sino que se echan  balones fuera y…hasta la siguiente. Y así llevamos muchos años. Por ello tienen vigencia las reflexiones del profesor Lledó aunque elaboradas hace décadas.

Es tan poliédrica  y multifacética esta problemática que el escepticismo se apodera del posible crítico  y se deja en reposo el abordaje de dicha problemática  hasta que surja un nuevo escándalo. Literalmente se echa tierra encima. Puede que se deba más bien a una especie de corporativismo por el cual no se deben enseñar las vergüenzas a los de fuera. Tal fue, a mi modo de ver,  la toma de posición de los rectores, de la Conferencia de Rectores, que pasaron  literalmente por encima del problema de la URJC, poniéndose de perfil, e incluso el secretario de dicha conferencia, Prof. Tiana, Rector de la UNED, pidió en la TVE públicamente que “se dejase a la Justicia actuar”, cuando él mismo  tiene en su Universidad sentencias firmes que no  ejecuta.

Cabe también, por qué no decirlo, que los profesores -y demás personal de la Universidad- más críticos, que los hay, tengan que bregar a diario con su investigación y la gestión de la misma, con la docencia de los cursos reglados más los TFGs, los TFMs, las tesis, los congresos, etc. y, literalmente, no puedan dedicarse a abordar una problemática que conocen perfectamente. Y cabe, también, que  dependan para sus promociones, acreditaciones, obtención de sexenios, asignación de cursos y horarios por parte  del Dto., solicitud de proyectos de investigación (en cuyas comisiones de evaluación, generalmente anónimas, puede haber compañeros, y por tanto que  no quieran arriesgar con una actitud crítica, pues esta actitud  en la Universidad, se paga.

Existen muchos problemas, la mayor parte  de tipo institucional y estructural, que llevan mucho tiempo sin ser abordados. Nuestro objetivo en este post es citar solo algunos de ellos a manera de enunciación no exhaustiva. Recordaremos el caciquismo, el clientelismo y la endogamia, los deparatamentos. como Reinos de Taifas, la estructura de los conocimientos en asignaturas o materias  que se imparten en los departamentos, los problemas en la selección del profesorado, la dicotomía docencia versus investigación (con  profesores enteramente dedicados a la docencia, otros casi enteramente a la investigación y todas las situaciones intermedias), la estructura de los conocimientos en asignaturas o materias, la relación entre las universidades y las empresas, así como  la carencia casi absoluta de recursos para investigar.

A nadie se le escapa que es casi imposible plantear y analizar con  una visión unitaria  estos problemas. La doble estructura de Universidad privada versus Universidad pública (con salarios y jornadas docentes totalmente diferentes) y las existencia entidades mixtas que son los Colegios universitarios adscritos implica que existen muy distintos tipos de universidades, de facultades, de departamentos, de áreas de conocimiento, cada una, además,  con  presupuestos fundacionales y  financiación muy diferentes en función de sus respectivas Comunidades Autónomas.

Pero tras esta enunciación de problemas, que a algunos puede parecer elevada, pero que no es exhaustiva, me centraré brevemente en algunos de  los  aspectos citados por Rafael Jiménez Asensio: el concepto asignatura,  la interdisciplinariedad, los exámenes, y el profesor como vendedor de conocimientos.

Quiero aclarar que el concepto/término asignatura y área de conocimiento (como parece indicar RJA), no son  sinónimos. Las áreas de conocimiento supuestamente engloban una serie amplia de conocimientos temáticamente afines, implementados a través de asignaturas, o materias, que se imparten en uno o varios departamentos, dependiendo esto de la estructura departamental de cada Facultad. Un área de conocimiento puede estructurase en  uno o varios departamentos, en los cuales se imparten las diferentes asignaturas que conforman dicha área de conocimiento. Y esta rígida estructura, inamovible durante años y años en muchas facultades/universidades, es uno de los principales problemas. Cada departamento  se adueña, por decirlo de manera coloquial,  de una serie de asignaturas (por más que estas sean interdisciplinares), cuya enseñanza exige y defiende con uñas y garras, y que lleva aparejados una serie de créditos en función de los cuales el Departamento podrá tener más o menos dinero, mayor contratación de profesores, y peso en la Facultad. No entraremos en este momento en las distorsiones que esto crea: cómo muchas veces interesa más en los departamentos tener más créditos para repartir, que un verdadero análisis en profundidad sobre los contenidos de las asignaturas que se imparten. Y de ahí a los Reinos de Taifas…..

Margarita Arboix, Rectora de la UAB, muy recientemente en la celebración del 800 aniversario de la Universidad de Salamanca, ha dicho que “ el reto está en la interdisciplinariedad de las universidades” (Actualidad económica. La Revista semanal de economía de El Mundo. 28 de Mayo de 2018. Pg. 31). “Es importante que cambien su estructura. Los Departamentos tienen que transformarse, incluso desaparecer, para inventar nuevas formas de trabajo. Es necesario que las universidades hagan una revolución para crear nuevos estudios que den salida a futuros profesionales más flexibles”.

El profesor Andradas, Catedrático de Matemáticas y actual Rector de la UCM, cuando tomó posesión del cargo hace unos años, intentó cambiar  totalmente la estructura departamental de dicha universidad, reduciendo los departamentos de forma considerable y fusionando algunos de ellos;  con ello no solo buscaba  una mayor racionalización, sino una mayor economía, pues los departamentos llevan gastos aparejados de retribuciones al director, a la secretaria administrativa y  a la secretaria docente, de funcionamiento, etc. No sé exactamente el estado en que ha quedado pero la resistencia al inicio fue enorme por parte del profesorado. Algo parecido sucede en otras universidades cada vez que un rectorado intentar fusionar departamentos con casi idéntica denominación y contenidos. No lo consigue.  Las prebendas para algunos son demasiadas.

Que en la universidad española se lee poco es un hecho. A veces solo el manual de la asignatura y otras los apuntes redactados por uno mismo, por compañeros o academias. Pero es que tampoco se escribe, si por escribir entendemos realizar una disertación o ensayo argumentado sobre un tema. Es más, puede haber alumnos que a lo largo de 5 años de carrera – hoy tres o cuatro de grado-, no hayan tenido que realizar uno solo de estos trabajos escritos. Quizá esto se ha paliado algo con la necesaria realización de los TFGs y TFMs del plan Bolonia …pero esto es otro tema, que a su vez ha traído otros problemas.

Y ello, porque los exámenes, prácticamente ya son todos de tipo test en sus diferentes versiones, (respuesta dicotómica de verdadero o falso, de opción múltiple con varias opciones, con penalización o sin penalización por los errores, etc.), lo cual ha creado toda una técnica y una dinámica de preparación de exámenes por parte de los profesores (a veces excelente –aunque ello es muy costoso y sucede en muy pocos casos – y a veces inapropiada), y unas técnicas de estudio y preparación para responder específicamente a estos exámenes tipo test por parte de los alumnos.

Respecto al profesor como vendedor de conocimientos, no me extenderé mucho ni abordaré esta analogía como tal, sino que recurriré al mundo real y  citaré tres artículos que el periódico digital El Confidencial ha publicado hace unos días, a raíz de los escándalos de la URJC.: 1. El negocio cautivo de los manuales de la UNED (24.04. 2018). 2. Un informe de la Intervención General del Estado.Viajes en puente y Cheques de El Corte Inglés (26.04.2018) y  3.  Desfalco en la UNED: el fiscal va contra cinco docentes de Civil por lucrarse con cursos (09,04.2018). Si además a esto añadimos lo que se ha sabido sobre el Instituto de la URJC que impartía los másteres ya muy citados, la palabra vendedor cobra todo su sentido.