HD en Expansión: Instituciones independientes e independentistas
Publicado en el diario Expansión el 26 de octubre. Aquí versión en PDF del diario 26OCT – Ignacio Gomá Instituciones- pag 33
Acemoglu y Robinson en ¿Por qué fracasan las naciones? responden a la pregunta de su título con una afirmación bien clara: la diferencia entre las que triunfan y las que fracasan está en sus instituciones, es decir, en las reglas formales (leyes, agencias gubernamentales…) o informales (usos, ética personal…) que rigen la vida social y económica. Y son clave porque influyen en el comportamiento de las personas con incentivos en la vida real, y si son inclusivas darán la posibilidad de que triunfen los mejores y no los más poderosos.
Pero esas instituciones, claro, tienen que ser fuertes e independientes. El secreto de una democracia avanzada está, por supuesto, en la existencia de un principio representativo y en el reconocimiento de unos derechos fundamentales, pero también, no lo olvidemos, en la existencia de un Estado de derecho en que todos, ciudadanos y gobernantes, se someten a las mismas reglas, y en que esos últimos son controlados por otras instituciones independientes y rinden cuentas de su gestión.
El cierre del sumario y apertura de juicio oral contra los secesionistas catalanes anunciada ayer se produce en un cierto contexto de crisis institucional nacional. Cabría hablar de una crisis general de la democracia de partidos, agudizada en España por la invasión por estos de todas las instituciones. Pero al abrirse el juicio oral nos acecha una crisis inmediata, más perentoria y acuciante. A un parlamento sin mayorías claras para legislar se opone un Senado dominado por una mayoría absoluta de otro signo. El ejecutivo está sostenido por fuerzas parlamentarias pertenecientes a partidos que tienen algunos de sus miembros procesados por rebelión; y tales partidos instan a este débil gobierno para que realice concesiones, algunas de las cuáles podrían estar en su mano, como lo fue el traslado de los presos a Cataluña, pero otros superan completamente sus competencias, como la absolución de los imputados.
Si a ello se añade una cierta imagen de debilidad de la justicia por los ataques que se hacen al CGPJ por su politización, y la más reciente sensación de descoordinación a consecuencia de la sentencia sobre Actos Jurídicos Documentados y algún que otro episodio, podríamos pensar que, como están todo el día repitiendo los secesionistas, nuestra democracia es de baja calidad y va a perpetrar venganza más que justicia. Y así lo demostraría la larga prisión preventiva, reputada innecesaria, de los encausados, la imputación por rebelión por una supuesta violencia que una revolución posmoderna como la del pasado año nunca pudo cometer, y la refutación por tribunales inferiores extranjeros de órdenes de extradición de secesionistas fugados.
Sin embargo, la realidad no es esa. La diferencia entre los que son demócratas y los que no lo son es la misma que la que hay entre los listos y los tontos: como decía Ortega, el listo siempre está a cinco minutos de verse tonto a sí mismo; y el demócrata siempre está a cinco minutos de verse no demócrata, autoritario y abusón. Por eso, en una democracia verdadera existe crítica, duda, balances y contrabalances. La decisión no es siempre tajante y sin recurso alguno. Las diversas instituciones aquilatan la vida social haciéndola más justa y tienen en sí mismas el germen de su regeneración. Se imputa por rebelión, pero quizá salga otra cosa; están en prisión provisional, pero algunos lo critican; hay dudas y descoordinaciones, pero otra instancia decidirá. Eso es una democracia y no las unanimidades bajo la bandera, los desfiles con antorchas y los editoriales idénticos de todos los medios de comunicación.
Y la prueba de ello es que en los índices internacionales de democracia, como el de The Economist o Freedom House España aparece en los primeros puestos, incluso por delante de países como Bélgica, y a la altura Francia o Italia. Y es que conviene no olvidar que ayer mismo entró en prisión un exvicepresidente del gobierno como Rato y que este es el país donde se ha encarcelado al yerno del Rey, por no mencionar que, recientemente, una sentencia ha ayudado a derribar un gobierno.
Confiemos en nuestra Justicia, pues. Va a hacer lo que considere justo, como ha estado demostrando últimamente contra viento y marea. Y confiemos en nuestro país: nuestra leyenda es blanca. Pero ayudemos a nuestras instituciones. Como dice Timothy Snyder en Sobre la Tiranía, hay que defender las instituciones porque nos ayudan a conservar la decencia.
Ignacio Gomá Lanzón. Presidente de Hay Derecho. Notario.
Presidente Fundación Hay Derecho. Notario de Madrid. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (1979-1984). Oposiciones a Notarías aprobadas en 1988, oposiciones restringidas, entre Notarios, en 1991-1992. En twitter @ignaciogoma