Diario de una denunciante de la corrupción

Esta mañana me desperté sobresaltada. Había tenido una pesadilla onírica en la que me veía rodeada de chinos colocando montañas de billetes en el mostrador de la entidad bancaria en la que trabajaba y mi jefe diciéndome que pidiera más furgones de traslado de fondos. Por Dios, que sensaciones de angustia y desasosiego. Pero al volver a la realidad me di cuenta que no era un sueño, ni una realidad paralela, era mi mundo real. Decía Bertolt Brecht que no hay mayor delito que fundar un banco.

No sabía si las pesadillas eran producto de mi obsesión tras la desagradable experiencia vital y profesional, al haber denunciado ante la Fiscalía Anticorrupción a la entidad financiera en la que trabajaba desde 2006 por blanqueo de capitales junto a una mafia china o por un exceso de lectura algún ensayo sobre la Historia de la Corrupción en España, ilustrándome con un pequeño libro del historiador Santos Madrazo titulado “Estado débil y ladrones poderosos en la España del siglo XVIII. Historia de un peculado en el reinado de Felipe V”. Me quedé con la duda si el contenido se refería al reinado del primer rey Borbón o a la España de su actual sucesor el rey Felipe VI. No ha cambiado nada, era como leer las noticias de cada día en el móvil.

El caso es que, tras la lectura del libro, en mi última visita al Recinto Ferial de Ifema, recordé que los terrenos sobre los que pisaba fueron el rédito obtenido en uno de los mayores casos de corrupción en la España del siglo XVIII: la finca del Olivar de Hinojosa, en referencia Nicolás Gómez de Hinojosa, Tesorero General de Hacienda con Felipe V, que se hizo con ellos robando al erario público.

Aunque otro contemporáneo le dejaba en paños. Miguel Fernández Durán, Marqués de Tolosa, Ministro de Guerra, Marina e Indias también con Felipe V al que detuvieron en 1721. Que raro, ¿ sería un ajuste de cuentas entre nobles ? La cosa no tiene gracia. Murieron en los hospitales de Andalucía cuatro mil soldados españoles ( está documentado ) que estaban destacados en el norte de Africa, enfermando porque el marqués hacia negocios corruptos comprado víveres en mal estado para las tropas al Carrefour local de la época, un tal Juan Prieto, el mayor distribuidor de comida en la Corte.

Soy abogada, exempleada de Banca con 18 años de experiencia en el sector financiero y denunciante/testigo de corrupción ante la Fiscalía Anticorrupción, que ha presentado querella, contra la entidad Bantierra, Caja Rural de Aragón ( antes Caja Abogados ), incluyendo a una serie de directivos y empleados que actuaban junto a una organización criminal china, blanqueando capitales por millones de euros a través de operaciones hipotecarias y cambio de billetes en efectivo. Me habían forzado a la comisión de delitos y me opuse, pero seguí el procedimiento de denuncia regulado por la Ley 10/2010 de Prevención del Blanqueo de Capitales y la Financiación del Terrorismo.

En teoría estaba protegida por esta ley de prevención de blanqueo de capitales que obliga a toda autoridad o funcionario a protegerme frente a cualquier amenaza o acto hostil. No se confundan es todo falso, excepto por la actuación de los fiscales anticorrupción que cumplen con excelencia su misión de velar por el principio de legalidad.

No le arriendo las ganancias al que ocupe el cargo, si algún día llega, de Autoridad Independiente de Integridad Pública, figura que contempla la Ley Integral de la Lucha contra la Corrupción y Protección de denunciantes que se tramita en el Parlamento. Pero no hay que tirar la toalla, el pasado 20 de noviembre el Parlamento Europeo aprobó en votación la Directiva de Protección de Denunciantes y ya veremos como se traspone a través de Decreto ley.

Era una persona risueña, dispuesta a ayudar a aquel que lo necesitara, pero este Estado de amiguetes, igual que sucede en el capitalismo de amiguetes, se ha encargado de destrozarme la vida, estigmatizarme y arruinarme económicamente. No protege al denunciante de corrupción. Observen la trasposición que se ha hecho de la Quinta Directiva Europea en materia de protección de denunciantes del área financiera y compárenla con el nuevo texto modificado de la Ley 10/2010. Se han dejado párrafos por el camino. Es un sistema jurídico garantista con los presuntos e implacable con las víctimas y denunciantes, que como no han cometido delitos no quedan sujetos a la presunción de inocencia. Debiera aplicarse el principio In dubio pro testatum corruptionem.

Como sucede en la institución total del sociólogo Erving Goffman, pero en streaming abierto, los chivatos, al igual que sucede en las prisiones, en España lo pagan caro. Solo que yo no era una chivata. La Ley 10/2010 como empleada del sector financiero me requeria una serie de obligaciones que cumplí escrupulosamente, entre ellas denunciar indicios de delitos y lo pagué con el acoso, el despido y la desprotección del Estado.

Soy una víctima de este Leviatán hobbesiano en una sociedad compuesta por jueces, funcionarios, empresas, políticos o bancos, que han logrado destruir mi vida y la de mi familia. Padezco una amenorrea secundaria que me ha impedido tener hijos con mi pareja y una depresión de caballo, que se agudiza, cuando acudes a una entrevista de trabajo y les explicas lo que te ha sucedido. Te echan para atrás. Estoy sin trabajo, y en proceso de búsqueda activa, a pesar de mi excelente curriculum y de ser Experta Externa en PBC/FT inscrita en el Sepblac y analista en Compliance/Cumplimiento Normativo. No existe empatía social para el denunciante de corrupción ni solidaridad. Nuestro país es solidario con la acogida de los inmigrantes, pero no perdona que denuncies la corrupción. Es como el cuadro de Goya “Saturno devorando a su hijo”, el artista conocía bien a nuestros propios demonios familiares, y debes ser, como en la película de Martin Scorsese sobre mafiosos, “ Uno de los nuestros “.

Creo que solo existe una institución del Estado que se salva de la quema, y esa es, lo reitero, la Fiscalia Anticorrupción, que necesita más fiscales y medios, directamente proporcionales al esfuerzo y al volumen de casos de corrupción en nuestro país.  Recientemente su Fiscal Jefe, Alejandro Luzón, hablaba en unas jornadas de la lacra que supone la desprotección de los denunciantes de corrupción. En EEUU pagan a los denunciantes de corrupción, aquí si te despistas acabas en la cárcel y arruinado, por eso España es el único país de la OCDE que carece de una legislación de protección de denunciantes. ¿ Cambiaria la recordada cantante Cecilia la letra de su querida España, si hubiera conocido la realidad social actual?

Tras iniciar el periplo judicial, enseguida me percaté porqué la actual estructura jurídica del Estado desprotege a los denunciantes de corrupción. Si no son determinados jueces, del resto ya se encargan otros funcionarios, como Inspectores de Trabajo o Letrados de la Administración de Justicia. ¿ Pero en manos de quienes estoy? Y dicen que lo que ha sucedido en el Tribunal Supremo es un caso aislado entre los miembros de la carrera judicial. La potestad jurisdiccional no puede ser una patente de corso del siglo XXI. Del Defensor del Pueblo, sin comentarios, y hablo de asuntos que no están sub iudice, en la esfera de sus competencias.

Es un Estado de favores y amiguetes, como comentaba anteriormente. El Gobierno, de cualquier signo político, podría acometer más medidas a golpe de Decreto ley, pero teniendo en cuenta el retraso de las trasposiciones de Directivas Europeas, suena a quimera. En resumen, el Estado consigue que acabes con patologías de salud por defender derechos, y cuando reclamas que se considere tu situación psicofísica por accidente laboral como denunciante de corrupción, tras un año de espera, te dicen que la etiología u origen de tu estado de salud se debe a asuntos familiares de cuando murió tu abuelo. Eso que yo contaba con el informe de un médico forense y el del Servicio de Atención a la Víctima adscrito al Decanato de los Juzgados de lo Penal de Madrid, donde continúo supervisada, gracias a que acudí voluntariamente, que aseveraban el origen laboral de mi trastorno.

Este es mi estado emocional de decepción, inseguridad y desconfianza en el sistema, aunque se que cuento con el respeto y la ayuda de muchos ciudadanos de bien.