Feliz 8 de marzo

De nuevo vuelve a ser 8 de marzo y de nuevo hay convocadas huelgas y manifestaciones feministas. Transcurridos 12 meses desde la enorme movilización del año pasado, podemos repasar lo que ha ocurrido y ver en qué medida hemos avanzado. Razonablemente -pese a la aparición de Vox y lo que supone en términos de rechazo al feminismo entendido como juego de suma cero en relación con el varón -creemos que en este año se han visibilizado más (por usar la expresión de moda) algunos de los problemas más importantes de las mujeres. La brecha salarial asociada a la maternidad; la mayor precariedad laboral, la necesidad de compatibilizar el cuidado de mayores y niños con el trabajo;  los horarios imposibles, la mayor exigencia que se impone o se autoimponen las mujeres; la falta de referentes femeninos  desde los libros de texto hasta determinadas profesiones  (muchas veces simplemente motivada no porque no haya suficientes mujeres de referencia sino porque la selección la hacen los hombres), la falta de un lenguaje inclusivo, la necesidad de mayor diversidad de género en todos los ámbitos son temas que están ya en la agenda política y que han llegado para quedarse. De lo que sin duda debemos alegrarnos. Como también por el hecho de que los partidos políticos hagan bandera del feminismo, aunque sea poniéndoles etiquetas complementarias. Lo importante es que al final todos y todas seamos feministas y que la conciencia social de la falta de igualdad real de hombres y mujeres sea cada vez mayor.

Y por supuesto que las estrategias para resolverla serán distintas y que tendrán un componente ideológico; eso es lo normal en una democracia y no debemos considerarlo como un problema. No hace falta más que ver los vídeos y manifiestos que circulan estos días para hacerse una idea. Lo que sí puede ser un problema es la tentación de apropiarse de una causa que es la de todas y de abrir otra guerra cultural a costa de dificultar acuerdos y medidas que tienen que ser necesariamente transversales: es decir, para mujeres de derechas, de centro y de izquierdas.

También debemos alegrarnos de que debates como el de la legalización o prohibición de la prostitución o el de la gestión subrogada estén ya también encima de la mesa. Con independencia de lo que se opine en cada caso, son debates complejos y que exigen un análisis también complejo y desde distintos puntos de vista, en particular desde el de sus consecuencias para muchas personas y en particular para muchas mujeres. En definitiva, son análisis a los que estamos poco acostumbrados. Aunque solo sea por esas razones, son debates que merece mucho la pena tener.

En cuanto a las medidas, consideramos importante la extensión del permiso de paternidad propiciada por el Gobierno de Pedro Sánchez e imprescindible que tenga carácter obligatorio. Con independencia de la utilización ya endémica del Decreto-ley (prometemos un post al respecto) por parte de este Gobierno, nos parece una medida acertada y que va en la dirección correcta. Esperemos que pronto haya más de este estilo, como la que ha anunciado también C,s para los autónomos (no olvidemos que hay muchos trabajadores que no lo son por cuenta ajena) o tantas y tantas otras que, esperemos, se les ocurrirán a los partidos durante la campaña electoral.

En definitiva, el feminismo ha llegado a la agenda pública para quedarse. Y como nos ocurre con nuestra Fundación y nuestros premios Hay Derecho, nos alegraremos mucho de que algún día deje de ser necesario. Mientras tanto, les deseamos un feliz 8 de marzo a todas (plural inclusivo por primera vez, pero no por última en femenino).