8M
Celebramos hoy de nuevo el 8M, día internacional de la mujer, con la conciencia de todo lo que aún nos falta, incluso en un país como España, para conseguir la igualdad real y efectiva de hombres y mujeres más allá de la igualdad ante la Ley, ya obtenida hace muchos años.
Entre los muchos objetivos pendientes todavía conviene mencionar la brecha salarial, el techo de cristal, los sesgos discriminatorios -muchas veces inconscientes- la falta de lenguaje inclusivo (que tanto tiene que ver con lo anterior), la lacra de la violencia de género, la falta de referentes femeninos en muchos ámbitos y por supuesto, lo más importante, la carga extra que supone el trabajo de cuidadora que recae casi en exclusiva sobre las mujeres por el hecho de serlo, ya se trate de niños o de personas con discapacidades o ancianos. Por otro lado, los datos muestran que las mujeres forman parte de los colectivos más vulnerables, siendo la pobreza femenina mucho más acusada que la masculina, en especial en las familias monoparentales. El informe de ONU mujeres, que analiza los avances en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible en todo el mundo, alerta sobre la persistente discriminación de las mujeres y niñas en todo el mundo Según el informe esta desigualdad se explica debido a la carga desproporcionada del trabajo doméstico no remunerado que enfrentan las mujeres, especialmente durante sus años reproductivos.
Por tanto, es muy necesario seguir luchando y manifestándonos para alcanzar los objetivos de la Ley orgánica para la igualdad efectiva de hombres y mujeres, que tiene ya más de una década y que resumen en los términos de su Exposición de Motivos:»El pleno reconocimiento de la igualdad formal ante la ley, aun habiendo comportado, sin duda, un paso decisivo, ha resultado ser insuficiente. La violencia de género, la
discriminación salarial, la discriminación en las pensiones de viudedad, el mayor desempleo femenino, la todavía escasa presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad
política, social, cultural y económica, o los problemas de conciliación entre la vida personal, laboral y familiar muestran cómo la igualdad plena, efectiva, entre mujeres y hombres, aquella «perfecta igualdad que no admitiera poder ni privilegio para unos ni incapacidad para otros», en palabras escritas por John Stuart Mill hace casi 140 años, es todavía hoy una tarea pendiente que precisa de nuevos instrumentos jurídicos. Resulta necesaria, en efecto, una acción normativa dirigida a combatir todas las manifestaciones aún subsistentes de discriminación, directa o indirecta, por razón de sexo y a promover la igualdad real entre mujeres y hombres, con emoción de los obstáculos y estereotipos sociales que impiden alcanzarla. Esta exigencia se deriva de nuestro ordenamiento constitucional e integra un genuino derecho de las mujeres, pero es a la vez un elemento de enriquecimiento de la propia sociedad española, que contribuirá al desarrollo económico y al aumento del empleo.»
No se puede decir mejor, pero ahora toca llevarlo a la práctica de una forma efectiva. De ahí que me parezca esencial no utiliza el feminismo, que tiene que ser transversal e inclusivo como la sociedad que lo exige, en las guerras culturales de nuestra época, pese a la enorme tentación que para algunos partidos políticos supone. No olvidemos que hay sectores ultraconservadores de nuestra sociedad que pueden también utilizarlo también pero de forma inversa, Como ocurre con la educación, el futuro de nuestros hijos y de nuestras hijas es demasiado importante para convertirlo en moneda de cambio de pequeñas luchas partidistas.
Por eso es importante que nadie se sienta excluido hoy.