Sobre el artículo de Antonio Muñoz Molina

He de confesar que hasta el sábado 15 de mayo sentía una gran admiración por el señor Muñoz Molina; hasta que me metió el dedo en el ojo, incluyéndome en ese grupo de personas que no pensamos como él y que, por tanto, estamos en contra del derecho universal a la salud, a la educación, al aire limpio, al agua limpia, a la seguridad personal, a la igualdad ante la ley, etcétera. Es decir, y simplificando, que no somos de izquierdas y que, además, no creemos en esa idiotez de la superioridad moral de la izquierda.

Esto es lo que se desprende de su artículo “Hay que esconderse” (El País, 15 de mayo de 2021). Yo no me escondo, no tengo residencia en Madrid, pero si allí residiera hubiera votado –a tenor de la oferta que se presentaba a los votantes- a Isabel Díaz Ayuso; en ningún caso a los que, recientemente y por puro sectarismo político, han criticado la concesión de la medalla de la ciudad de Madrid a Andrés Trapiello, tachándole de “revisionista”; aquéllos para los que el señor Muñoz Molina solicitó el voto mediante la firma de un manifiesto.

Comienza su artículo con una cita del escrito francés Montaigne. Permítaseme a mi citar a otro escritor galo, más contemporáneo, Jean François Revel, quien, en su excelsa obra “El conocimiento inútil” [1] nos dice que “La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira”.

Mientras pensaba escribir este artículo, apareció publicado el de mi admirado Jesús Alfaro Aguila-Real (El novelista se defiende ), que suscribo íntegramente. También habla Alfaro de la mentira.

Abundando en la idea, puede decirse con toda seguridad que es mentira lo que afirma el novelista acerca de que “durante todos los años que la derecha lleva gobernando en Madrid su empeño constante ha sido reducir el ámbito de la enseñanza pública, igual que el de la salud pública”. Confunde, y creo a estas alturas que de forma interesada, la garantía pública de los derechos a la educación y a la sanidad (que en Madrid gozan al menos de la misma garantía que en el resto de Comunidades Autónomas) con la forma de gestión de dichos derechos.

El artículo es la pura exteriorización de una pataleta de mal perdedor, un berrinche intelectual, que trata de ridiculizar a los votantes del ganador, pues con finura literaria viene a decir aquello de que no hay más tonto que un obrero de derechas. ¿cómo los votantes del cinturón rojo de Madrid pueden votar en favor del desmantelamiento de la educación y sanidad públicas?

Los “ideales concretos que caben en un folio”, señor Muñoz Molina, no son patrimonio de la izquierda.

 

NOTAS

[1] La edición que leí es de 1989 (Círculo de lectores) y está prologada por Mario Vargas Llosa, bajo el sugerente y popperiano título de “La sociedad abierta y sus enemigos”. Puede verse también este artículo de nuestro Premio Nobel, bajo el mismo título que el prólogo y publicado en El País el 9 de febrero de 1989.https://elpais.com/diario/1989/02/09/opinion/602982009_850215.html