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Gratificante leer este artículo. Tan fácil, tan claro, tan sencillo. Mil gracias.
Que bien leer algo que se entiende y que avala el sentido común, en un asunto que parece que le cuesta explicar al Gobierno. ¡Muchas gracias!
Una información clara, concisa y muy útil.
¡Gracias!
Parece indudable que el autor del artículo es uno de los muchos “expertos” que vienen dando su opinión autorizada (por sus conocimientos) y que, como en todo el mundo científico, puede ser cuestionada con la misma legitimidad. En todo caso llamar “estúpidos” a quienes se cuestionan el uso profiláctico o preventivo de la “mordaza” (coloquialmente hablando) es quizás pasarse un poco.
Desde que aparece la vida en la Tierra -y más concretamente la especie humana-, hay una interrelación constante y permanente entre todo tipo de virus y los anticuerpos o defensas de los diferentes organismos (desde los más sencillos a los más complejos), entre ellos el hombre, para neutralizar su acción más o menos agresiva (se supone que aún hay alrededor de un millón y medio de virus desconocidos, de los cuales unos 800.000 podrían ser muy nocivos o letales). De hecho, no hace falta describir todos los que aún todavía están activos y se cobran víctimas sin que ello afecte a la vida normal de las poblaciones.
Pensar que en estos momentos el resto de virus en la Naturaleza se han retirado y que el único “activo” es el Covid-19 parece un tanto ingenuo y, por lo tanto, deberíamos también prevenirnos contra el resto, sus mutaciones y sus consecuencias, lo que nos llevaría a pasar nuestra vida asustados, consumiendo medicación en grandes dosis, vestidos con indumentaria de alta seguridad en instalaciones totalmente asépticas y esperando simplemente….¿qué?
Bien está que se recomiende (con datos contrastados y evidencias científicas probadas) el uso de elementos preventivos (el cinturón de seguridad -por ejemplo- en los vehículos aunque no se limite la velocidad en su fabricación o, en este caso, no se haya empezado por eliminar el tabaco y sus consecuencias, que eso sí envía directamente elementos nocivos a nuestros pulmones).
El uso o no de mascarillas clínicas, más o menos sofisticadas es preciso en los lugares donde la posibilidad de infección es más acusada (probablemente en el fútbol, en conciertos, en manifestaciones como la del 8M y similares, etc.etc.) así como imprescindibles en los establecimientos sanitarios donde habría que establecer incluso la debida separación entre los pacientes o en las residencias de ancianos, donde debería existir la intimidad espacial y de actividad propia de su dignidad.
En todo caso, seguimos esperando conocer los dictámenes de los “expertos” que asesoran al gobierno, así como su identidad para tener la necesaria confianza en sus propuestas tan volubles.
Un saludo.
La idea es simple y entonces porque se ha negado desde el principio? Hay mentes perversas que proclaman algo también simple… Porque no hay y había para todos obviando el resultado del silogismo…. Se hubieran fabricado cualquier cosa con una eficacia menor pero mucho mayor que no llevar nada.
Conclusión… Estamos en manos de sesudos ignorantes o peor aún … Aficionados
No pues estar mas en desacuerdo. Si solo atendemos al aspecto sanitario, importante, pero no único, es posible que la obligatoriedad de la mascarilla seria una soluciona adecuada. ¿En un restaurante va a ser obligatorios el uso de mascarilla? ¿Y cuando estamos tomando unas cervezas con nuestros amigos? ¿Y cuando hacemos deporte individual o colectivo? ¿Y en la playa, cuando nos bañamos, etc.?. Por no hablar de las personas que no puedan usarlas por razones médicas. Las excepciones serían tantas, que la obligatoriedad es inviable. La solución solo puedes la responsabilidad personal libremente asumida. Cada uno, valorando sus propias circunstancias, debe asumir el riesgo que quiere asumir; no salir nunca de casa; salir lo menos posible; usar mascarilla siempre; solo en las circunstancias que consideremos de riesgo, o nunca; hablar, pararnos, relacionarnos solo solo con quien lleva mascarilla o también con quien no la lleva, etc.
Hoy en el El Confidencial hay un articulo de Zakarias que explica perfectamente porque muchas personas “odian a los expertos sanitarios”, solo atienden a un aspecto del problema que supone la actual pandemia, olvidando los aspectos económicos y sociales. Muchos entre la certeza de arruinarse y la posibilidad de contagiarse, optan por ésta última y abominan de quienes les condenan a la ruina económica y personal, que no deja de ser una muerte incluso mas dolorosa, para algunos, que la muerte propiamente dicha. Actitud tan comprensible, como la de aquellos que solo atienden a razones sanitarias, que por lo general son quienes saben que van a seguir cobrando, que su puesto de trabajo no corre peligro, que su posición económica esta garantizada, etc. La obligación de nuestros gobernantes es adoptar una solución que sea capaz de compatibilizar todos los aspectos. Como dijo alguien que no recuerdo “lo mejor es enemigo de lo bueno”.
La realidad es que nadie nos garantiza, ni que ahora no nos vayamos a contagiar, ni que en el futuro no nos contagiemos. No hay ninguna seguridad de contar con una vacuna o un tratamiento verdaderamente eficaz en un plazo razonable (véase lo ocurrido con el VIH) y, por tanto, la única solución viable a medio plazo, es que seamos conscientes de que ni ahora ni nunca estaremos completamente seguros, y que todo va a depender de nuestra responsabilidad personal. Que cada uno asumamos el grado de riesgo que consideremos adecuado a nuestras circunstancias personales. Si somos personas de mayor riesgo, asumiremos mas limitaciones, y si somos de menor riesgo, menos limitaciones asumiremos, pero sabiendo que aun así nadie nos puede garantizar que no nos vamos a contagiar.
Las prohibiciones o las obligaciones a largo plazo no funcionan, salvo en regímenes totalitarios. Y yo al menos quiero tener la libertad de decidir el riesgo que quiero asumir, lo cual no quiere decir que puedas despreocuparme del riesgo e contagiar a otro.
Dicho lo anterior, diré que las limitaciones que hasta ahora hemos tenido me parecen razonables, dado el riesgo de colapso sanitario, ante la situación, quizás no imprevisible, pero si novedosa, pero ahora ya no hay excusa para que situaciones como las que hemos vivido vuelvan a reproducirse. Hay que tomar medidas para controlar los contagios e impedir que se expandan, pero estas no puede pasar ni por mascarillas obligatorias, ni por encerrarnos en casa, ni por limitar la actividad económica, ni la educativa. Contagios van a existir, debemos de asumirlo, convivir con ello, y protegernos, pero sin merma de nuestra libertad, ni de nuestra supervivencia económica, ni de la educación de nuestros hijos, ni de nuestra actividad social, que al fin y al cabo es esencial a nuestra cultura y civilización.
Dicho lo cual diré que no me niego a llevar mascarilla, de hecho, aunque no siempre, la uso en muchas circunstancias, por mi y por lo demás, y cuando voy por la calle si me encuentro y me paro con alguien sin mascarilla, mantengo una distancia prudencial, mayor que si lleva mascarilla.
Puedo admitir que para determinadas personas y en determinadas circunstancias concretas sea obligatorio el uso de mascarillas, pero no que la obligatoriedad sea la norma general, como propugna el autor.
Muchas gracias por el post y, particularmente por su claridad. Tengo claro que establecer la obligatoriedad de las mascarillas es una medida razonable. No parece lógico que la gente acepte estoicamente el confinamiento que tiene repercusiones de toda índole tremendas, y se lleve las manos a la cabeza con la obligatoriedad de las mascarillas. La gente no termina de entender que cuando se lleva una mascarilla quirúrgica el que la lleva está protegiendo al resto de la gente y el que no la lleva “desprotege” al resto de los ciudadanos de su eventual infección. Es una falta de solidaridad no llevar mascarilla cuando el resto de la gente la lleva para protegerte a ti. Aquí poco podemos inventar. Basta copiar lo que han hecho otros que han salido de la pandemia y han visto de “sentido común” el llevar mascarilla. A mí me parece que en la gestión de esta crisis está faltando mucho sentido común. Merece la pena “relajar” el confinamiento a cambio de usar mascarillas. Y hay que apelar a la responsabilidad individual. No nos quejemos luego… Saludos y enhorabuena por el post
Respuesta a Raquel: la cifra señalada procede de otro “experto”. El día que los conozcamos a todos sabremos a qué atenernos. Lo que usted como médico indudablemente conoce son las cifras de afectados/muertos por el SIDA: 1.7 millones/800.000; Tuberculosis: 200 millones/1.500.00; Malaria: 220 millones de afectados; o simple gripe. 525.000 fallecidos (datos de 2018, fuente IEES.-mesa redonda de expertos). Y, en efecto, tratamos de convivir con todo ello sin que se haya producido una alarma mundial (como decían los “expertos” del gobierno antes de aprovechar la misma para otras cosas). En todo caso no hay quien de fe pública de los datos que nos aporrean por un lado u otro y aún estamos pendientes de conocer a los “expertos” que cuidan de nosotros.
Respuesta al autor: no Sr. Fdez. Bobadilla, no me siento aludido por la “estupidez” que Einstein (que también se equivocaba) atribuida a la humanidad, a pesar de ello evolucionamos….así que no se preocupe por ese pequeño detalle.
A ambos: un cordial saludo.
El símil del paracaídas me parece poco afortunado. Datos observacionales que sugieren efectividad, no son ninguna prueba en si misma. Ya hemos visto a varios retractarse ante tratamientos de dudosa eficacia. Correlación no implica causalidad, solo asociación.
No se puede deducir con certeza que las mascaras son insustituibles porque se usaron junto con el aislamiento de contagiados, medida esta si de incuestionable eficacia. Su eficacia es todavía incierta.
Es necesario que el público sea informado de las limitaciones de la evidencia científica, su grado de certeza. La evidencia en favor del uso, por la población, de mascaras es —al contrario que las medidas de distanciamiento— si acaso tenue y circunstancial (y no en todos los casos se han necesitado usar de forma generalizada, como en los paises Escandinavia o Australia).
Es por eso que el consejo de su uso a cambiado en nuestro y otros paises basada en su situación epidemiológica y social.
No fueron recomendadas ante una situación de grave transmisión en la comunidad, acompañada de limitaciones graves de suministros y la necesidad de enfatizar un comportamiento disciplinado, centrado en la única medida eficaz conocida hasta hoy: el aislamiento de contagiados.
Ahora, con las estructuras más preparadas, la población concienciada y la epidemia en fase de remisión, las mascaras pueden tener un papel auxiliar en la reducción de contagios y facilitar la vuelta a la normalidad y la sensación de seguridad de la población.
No seria sorprendente tampoco que más adelante, si a presencia del virus disminuyese apreciablemente, se dejasen de aconsejar.
Pero en cualquier caso lo importante es explicar el grado de certidumbre y eficacia de cada medida y cómo se adecuan las medidas a estas circunstancias cambiantes. El distanciamiento sigue siendo hoy indispensable por encima de las máscaras.
Mejor no cubrir de un manto de absoluta certeza profesional ciertas afirmaciones, porque se erosiona la necesaria confianza del publico y se desacreditan los posibles cambios que puedan requerir estos procesos en constante transformación.
En toda “guerra” la primera víctima es la verdad y doy por hecho que saldrán a la luz todas las mentiras para meter miedo .
El tabaco mata en el mundo en un solo día lo que el covid en 6 meses .
En cuanto a mascarillas obligatorias suena de chiste wie la recomienden quienes más la usan.
Vivir neuroticamente no es vivir .mascarillas obligatorias?
Cosas de neuróticos
Me asfisia la mascarilla,me convierte en un enfermo apestado que yo NO lo soy;y por esto NO salgo a la calle para nada.La mascarilla para los niños es aberrante y un asesinato para ellos.Por eso NO a la mascarilla obligatoria y NO ir a los transportes publicos,ni a sitios restringidos:Distancias,jabon alcoholico,mascarilla,capacidad,etc.
Tampoco ir a los gimnasios porque estaran igual de restringidos
Solo hay 2 cosas infinitas, el coronavirus y la estupidez humana.