Con Ucrania, por la democracia, la libertad y el Estado de Derecho
La invasión de Ucrania nos ha pillado a casi todos los dichosos ciudadanos que vivimos en democracias occidentales por sorpresa. Aunque las características de la dictadura de Putin son más o menos conocidas y su voluntad de desequilibrar las democracias liberales occidentales en general, y las europeas en particular, está más que probada (recordemos a título de ejemplo lo sucedido con las elecciones americanas de 2016 o, más cercano a nosotros, sus relaciones con entorno de Puigdemont) las imágenes que estamos viendo hoy representan un salto cualitativo. Ha invadido un país soberano en base a una propaganda que recuerda mucho a la que utilizó Hitler para invadir Checoslovaquia en 1938: la protección de las supuestas minorías oprimidas (alemanes de los Sudetes entonces, rusos del Dombas ahora) por el gobierno democrático de otro país. Lo más llamativo es que Putin hable de “desnazificar” Ucrania, cuando precisamente se comporta como los nazis. Porque, no lo olvidemos, en Ucrania existe un gobierno democráticamente elegido y con un Presidente, Zelinsky, que ganó las elecciones en 2019 con una cómoda mayoría. Por si fuera poco, resulta que es judío.
El desastre humano, en forma de pérdida de vidas y migraciones a otros países parece ya inevitable desgraciadamente. Pero lo que no está escrito son las consecuencias que debe de tener esta agresión injustificable para el autócrata ruso. Las democracias occidentales, empezando por las que integran la Unión Europea, deben de plantar cara con firmeza. Conocemos lo que ocurrió después de la invasión de los Sudetes; en septiembre de 1939 se firmó el Acuerdo de Munich por el que Francia y Alemania permitieron a Hitler anexionarse los Sudetes pensando que compraban la paz en Europa. Apenas un año más tarde, los alemanes invadieron Polonia y empezó la segunda guerra mundial. Algo deberíamos aprender.
Parece poco probable, al menos por ahora, que la OTAN responda con un ataque militar dado que Ucrania no forma parte de ella. Pero la Unión Europea lo que sí puede hacer (junto con Estados Unidos y otros países democráticos) es tratar a la Rusia de Putin como se trató a Sudáfrica en los años del apartheid. En ese sentido, Biden ha dicho que hay que convertir a Putin en un paria; y sobran los métodos para hacerlo, empezando por los más obvios que se refieren al sistema financiero y a los sectores de la energía y el transporte y la política de visados. Es evidente que estas medidas también repercutirán negativamente en la economía de muchos países europeos, pero es lo menos que podemos hacer por nuestros conciudadanos europeos de Ucrania; ellos se juegan mucho más por defender su libertad, su democracia y su Estado de Derecho.
En cuanto a las incomprensibles reacciones en torno a esta crisis de los partidos políticos de izquierda y de ultraderecha tanto en España como en otros países de la Unión Europea lo que ponen de relieve, lamentablemente, es o que algunos se creen la propaganda rusa más que los propios ciudadanos rusos, lo que ya sería bastante grave, o que su iliberalismo o antiamericanismo visceral es mayor que su compromiso con el Estado de Derecho democrático, lo que es bastante peor. En cualquier caso, no deja de ser muy preocupante que tantos ucranianos se jueguen hoy la vida y la libertad por un ideal que minusvaloran unos políticos incapaces de darse cuenta, pese a las impactantes imágenes que nos llegan desde Ucrania, de hasta qué punto la democracia y la civilización son frágiles.
Con Ucrania, por la libertad, la democracia y el Estado de Derecho.
Editores del blog “¿Hay derecho?”
El 8 de junio de 2018 ,El Mundo publicaba unas declaraciones de Lech Walesa cuyo texto ( “Rusia necesita un enemigo, nunca ha sido una democracia “) conservo porque me parecieron enormemente interesantes . En ellas denunciaba problemas muy graves que no eran tema de preocupación ciudadana y que afectaban a nuestro futuro :
“Tanto Rusia como Putin están atrasados por lo menos 50 años respecto a Europa en lo que a política se refiere. Lo que pasa es que en Rusia nunca han tenido democracia, siempre se ha seguido la estrategia de tener un enemigo. En cuanto ocurra algo por parte de Rusia o de Putin debemos unirnos de inmediato y enfrentarlo en solidaridad.
Diría que veo ‘dos Rusias’ y ‘dos Putin’. Los primeros entienden lo que pasa en el mundo y tratan lentamente de modernizar y reformar el país, con esta Rusia sí hay que dialogar. Pero hay otra Rusia y otro Putin, la antigua KGB, que aún quiere hacer una demostración de fuerza. Con ese Putin no se puede negociar”.
“la gente no se compromete con la política y no participa de las elecciones. Si entendemos eso, veo muy claramente que no tenemos una buena organización política. Los partidos políticos funcionaban en el siglo XX, pero hoy no reflejan la realidad social. Hace tiempo que tenemos que repensar qué quiere decir la izquierda y qué quiere decir la derecha…”
“La construcción de la UE se produjo en circunstancias muy distintas a las que tenemos hoy, la estructura que tenemos ya no es la ideal. Yo veo dos escenarios: o remodelamos esa estructura, o dejamos que caiga para volver a construir de inmediato una nueva sobre unas nuevas reglas…”
“En cuanto estalló la crisis catalana yo presenté una solución que no fue aceptada. Otra solución muy simple, (responde con sorna) se le puede decir a Cataluña: eres libre, tienes la independencia. Pero antes de que te separes, levanta un muro de cuatro metros a tu alrededor para que ningún catalán entre en España. Si no queréis estar con nosotros no entréis en nuestro país, y que vuestros aviones tampoco crucen nuestro espacio aéreo. Hay que hacer de Cataluña un ejemplo para el resto del mundo, por si hay otras regiones que quieran hacer algo similar… La tendencia es construir estructuras más grandes, no más pequeñas. No se pueden encerrar, hay que abrirse. Pueden vivir en una jaula, pero van a volver de rodillas pidiendo ser aceptados de nuevo. No hace falta luchar contra ellos. Ahora, a trabajar para levantar el muro. ¿No es una solución sencilla y eficaz?”
Si seguimos hablando en estos tiempos globalistas de supuestas “derechas” e “izquierdas”, nos estamos equivocando de parte a parte. El nuevo sistema totalitario es el del globalismo impuesto por intereses particulares disfrazados de “política” en las agendas correspondientes.
Hay que ir a las referencias hegemónicas que sus agentes explican claramente (Bzerzinski: “El gran tablero mundial”) o las del “Fundamentalismo USA” de Galtung, para entender que frente a un imperialismo, siempre surge otro que lo enfrenta.
La época de Trump iba en el sentido de eliminar esas tendencias intervencionistas en el exterior de todos los presidentes anteriores, para centrarse en los problemas propios de EE.UU. que son los que importan a la gente. Pero llegó BIden con el llamado partido demócrata de lo que llama Wolf “la izquierda exquisita”, capitalismo salvaje (Ferrajoli), que impone sus normas desde el dinero y empezó por llamar a Putin “asesino”, bombardear la frontera de Irak con una excusa frivola y -al parecer- retomar la agenda de Bzerzinski de intervenciones exteriores para rodear con los “suyos” a la considerada débil Rusia.
Lo de Ucrania no ha empezado ahora, sino en el golpe de estado contra el Yanukovitch en la plaza del Maidán, elegido democráticamente al frente del país, para colocar un gobierno títere (es la moda totalitaria) afín a EE.UU. que finalmente es lo ocurrido en Ucrania, cuna de Rusia ya en el siglo IX, con una población rusa que no ha querido someterse a los intereses geopolíticos y geoestratégicos de Occidente,donde surge la pregunta: “¿de quien viene dependiendo Occidente desde la 2ª G.M.?”…. Pues eso….
Naturalmente habrá quienes se decanten por defender un imperialismo u otro. La “progresía” occidental (izquierda) defendía a Rusia y el comunismo soviético (así como a los regímenes políticos de este género en Hispanoamérica), hasta que ha sido comprada o alquilada por el dinero capitalista. En España, por ejemplo, nadie ha roto el pacto de gobierno y todo el mundo sigue en la poltrona a la sombra del poder que paga. En los recientes premios “Goya” no se oyó ningún discurso ni grito contrario a la guerra (no vaya a ser que perdamos las subvenciones) por parte de esa “izquierda exquisita” más pendiente de sus atuendos epatantes, que de la realidad política y social.
Es el “gran teatro del mundo” donde los prestidigitadores e ilusionistas, manipulan a los ilusos que todavía se pierden en ideologías rancias y superadas por “lo verde”, “el cambio climático” o la destrucción del pluralismo y diversidad de los seres humanos.
Un saludo.
Lo politicamente correcto en este instante es demonizar a Rusia y a Putin aunque hacerlo posiblemente agrave la situación. Motivos para ello hay unos cuantos pero esto no arranca del día 24 de febrero de este año ni tampoco del golpe de estado que derribó al electo Yanukovich en 2014 porque declinó la oferta de la UE de incorporarse a ella. A todos nos va mucho en que esto no termine peor todavía de como empezó y nos viene bien entender lo vidrioso y opaco de una situación que ya tiene dos grandes perdedores: EU y Rusia y dos ganadores: USA y China. Los europeos no estamos dando pruebas de brillantez. A lo mejor porque nos falta.
El pasado día 23 tuvo lugar en la UNED un seminario sobre esta cuestión cuyo video traigo a seguir. Al día siguiente, el 24, arrancó la entrada de tropas rusas por varios frentes nuevos. De este modo la vieja guerra del Donbass del 2014, –donde el ejército de Ucrania ya había matado 14,000 civiles hasta el pasado Enero–, se extendió a otras partes de Ucrania esta vez por tropas rusas. Más o menos como si el Ejército de España se pusiese durante ocho años a bombardear San Sebastián desde Jaizquíbel o Bilbao desde Altube y el mundo occidental estuviese calladito todo el tiempo y enviando más proyectiles a los artilleros. Este silencio de la UE finalmente ha sido un argumento ruso para no esperar más e intervenir.
Otro argumento ruso –tienen más– ha sido el hecho de que Kiev y sus apoyos USA no mostraron nunca el menor interés en los Acuerdos de Minsk durante 8 años y Rusia, dice, no tiene por qué aceptar que se sigan matando impunemente a los ciudadanos de Donetsk y Lugansk ya autoproclamadas independientes y reconocidas automáticamente por Rusia.
A lo largo del video se ven varios incidentes verbales bien interesantes entre Poch de Feliu ( veterano periodista internacional y profesor del Instituto Gutiérrez Mellado) y J.I. Torreblanca (profesor UNED y otros foros). Aquí: https://canal.uned.es/video/621722cab609237f3d6b8874
Vale la pena incidir sobre la importancia del Contexto a la hora de plantear estos debates. Rafael Poch, buen conocedor con más de 30 años de servicio en los territorios hoy de actualidad, y Torreblanca, también persona de talento, pero que omitía tanto la perspectiva histórica como gran parte del reciente contexto.
Todos queremos paz y no conozco a nadie que pudiendo evitarlo elija la guerra. Al mismo tiempo vale recordar que más del 80% de las guerras del mundo desde 1945 las hemos iniciado nosotros, «the West». Decenas de millones de refugiados y al menos 1 Millón de muertos solo entre Siria, Libia e Iraq.
No se trata aquí de elegir bandos, creo. Se trata de entender qué ha pasado y recordar que no podemos pretender construir nuestra seguridad a expensas de la de los otros. Esto ya no es aceptable.
Y Rusia lleva treinta años engañada por Occidente con la expansión de la OTAN a sus fronteras.
Putin no es un santo, por supuesto. Pero le hemos mentido pasando la OTAN de 12 miembros a 30 y llega un momento en el que las cuerdas se rompen.
Como esto parece que va a durar seguiremos viendo formas de que en Europa, desde Lisboa a Vladivostok, se instale la paz.
Saludos y gracias por el artículo.