La nacionalización de las autopistas radiales
El caso de las autopistas radiales de Madrid, y los tramos en Castilla La Mancha, Murcia y Alicante que entran en el mismo paquete, son manifestaciones de dos aberraciones en la gestión pública en nuestro país. En primer lugar el derroche y la irresponsable planificación del capital público, que llenó España de aeropuertos sin aviones (Ciudad Real, Castellón, Lleida, etc.), de lujosos centros de ocio y cultura sin apenas público (Caja Mágica de Madrid y Ciudad de la Cultura en Santiago), de estaciones del AVE con escasos viajeros y de autopistas sin apenas automóviles, como las que nos ocupan. No eran éstas una muestra de “país moderno y próspero”, que decía el presidente Aznar en la inauguración de la R2. La programación de las autopistas no se correspondió a un plan explícito de infraestructuras, respondía más a la oportunidad de negocio de unos pocos, y las previsiones de tráfico que se hicieron fueron desorbitadas. En el caso de las radiales se preveía un tráfico ocho o nueve veces superior al que finalmente se produjo. No son infrecuentes en el mundo desarrollado errores de previsiones en el tráfico, pero nunca de esa magnitud. Que las adjudicatarias aceptasen esas previsiones sin más, […]
Director de la Fundación Juan March. Letrado del Consejo de Estado. Doctor en Filosofía. Premio Nacional de Ensayo 2004. Autor de “Imitación y Experiencia”, “Aquiles en el Gineceo”, “Ejemplaridad Púbica”, “Todo a Mil”, “Ingenuidad aprendida” y “Necesario pero imposible”