Melancolía postdirectiva (y II): La necesidad de una «manada directiva».
La crisis y, sobre todo, la corrupción ha provocado un descreimiento entre la población hacia las instituciones y en particular hacia los partidos que hace más actual que nunca la necesaria creación de una función directiva profesional que, sobre todo en la Administración del Estado se ha demostrado, no solo inmune a la corrupción, sino que se ha erigido en su principal antídoto. Antonio Muñoz Molina recientemente relacionaba directamente corrupción con “el desguace de una administración colonizada por los partidos políticos y privada de una de sus facultades fundamentales, que es el control de oficio de la solvencia técnica y la legalidad de las actuaciones”. Hoy más que nunca se debe reforzar un extracto de técnicos superiores independientes dispuestos y preparados para trabajar con cualquier partido desde una ausencia de militancia o decantación (parece una obviedad). La búsqueda de espacios independientes gerenciales de lo público más que sometidos a los partidos resulta ya acuciante. Se trata sencillamente de desarrollar y aplicar lo previsto normativamente en la ley, tanto en la LOFAGE como en el Estatuto Básico del Empleado Público, de aprovechar la totalidad de los limitados recursos humanos existentes y de, obvio es decirlo, profesionalizar una función directiva que por ley […]