Entradas de] Vicente Arias Maíz

Donde empieza el morbo, acaba el interés informativo que la Constitución protege. A propósito de la publicación de la Lista Falciani

Con estos años de crisis casi nos habíamos olvidado de Hervé Falciani, aquel informático de la filial suiza del HSBC que en 2009 se enfrentó a la que es, junto al reloj de cuco, la institución más característica del país helvético: el secreto bancario. Ese año, Falciani reveló a las agencias tributarias de varios países información sobre las cuentas de más de 130.000 clientes del banco. Esta revelación, amén de motivar que el gobierno suizo cursase contra el propio Falciani orden de detención internacional por un presunto delito de revelación de secretos, fue origen de distintos procedimientos de inspección tributaria (denominados, en ocasiones, de “regularización” tributaria). En particular, al fisco francés y al español les resultó interesante conocer quiénes de entre sus residentes se encontraban en la dichosa lista; porque en la mayor parte de los casos los saldos de las cuentas enumeradas eran, cuando menos, cuantiosos; y porque esos saldos procedían en ocasiones de ingresos que no estaban siendo declarados ante la Hacienda Pública como correspondía. No obstante, esa lista de más de 130.000 clientes, conocida como la Lista Falciani, no es en sí misma una lista de defraudadores. Es una lista de clientes. En efecto, parece evidente que […]

Muchas más víctimas en el ataque a Charlie Hebdo

La importancia de la libertad de expresión no reside en el valor del contenido concreto cuya difusión protege. Ese contenido puede ser, según el criterio de cada uno, de un valor informativo indiscutible (“el barril de Brent ha caído hasta los 20 dolares”, “E=mc2”) o más bien relativo (“José Kiko desmiente los rumores de ruptura con Lucía, aunque ya veremos”); y puede gustarnos más o menos; o incluso resultarnos ofensivo (“no será el Papa el que sale dibujado de esa manera, ¿no?’”). Pero en casi cualquier caso (todo tiene límites), las libertades de expresión y de información protegerán la difusión de un contenido, como también protegerán el derecho del público a acceder al mismo, sin entrar a enjuiciar su valor específico. Porque la verdadera importancia de la libertad de expresión reside en reservarnos a cada uno de los miembros de la sociedad, según nuestro propio e individual criterio, la decisión de aprovechar o no lo que se nos ofrece (“cambia, cariño, que ya no soporto un segundo más la palabrería de ese cretino”), de creer o no lo que se nos dice (“si, por supuesto que este chaval trabajaba para el CNI, cómo no”) o incluso de discutirlo (“ya, casas […]