Hay Derecho asiste al 5º Encuentro Red Oficinas anticorrupción
22 de junio, 2020
El pasado miércoles 18 de junio la Fundación Hay Derecho asistió al 5º encuentro de la Red de Oficinas Anticorrupción, donde pudimos expresar diversas preocupaciones, además de escuchar las necesidades de las Agencias integradas en esta red.
En primer lugar, desde la Fundación expresamos nuestra preocupación por la puerta abierta a la corrupción que puede suponer el aumento de contrataciones de emergencia, así como por la dificultad de identificar sobrecostes indebidos ante la inestabilidad de los precios de los productos sanitarios. También desde algunas agencias se manifestó la preocupación de que todos los millones de gasto anunciados no vayan acompañados de dotaciones presupuestarias para el control y fiscalización de esos enormes gastos extraordinarios. Y también se comentó la situación de algunos inspectores, cuyo trabajo se sigue realizando en papel, y cuya actividad consecuentemente se ha visto interrumpida durante el estado de alarma, a falta de una imprescindible informatización.
Efectivamente, las agencias lamentan la falta de medios para enfrentarse a la corrupción, apelando a la voluntad política y a la presión que desde la sociedad civil podemos ejercer los ciudadanos. En este contexto de medios escasos, el compañero Adán Nieto se interesó por las posibilidades de aprovechar el big data y los sistemas de inteligencia artificial para combatir la corrupción, a lo que las agencias reaccionaron favorablemente, pero reclamando la uniformidad de los datos para poder tratarlos. En este sentido, se saludó como un buen avance a extender la creación de la plataforma de contrataciones.
Desde la Fundación Hay Derecho también mostramos nuestra preocupación por la protección a los denunciantes de corrupción. En particular, advertimos de la posibilidad de que, ante la crisis del coronavirus, la falta de atención mediática pueda repercutir en una transposición de la directiva europea menos ambiciosa de lo necesario. En este sentido, desde las agencias se recordó que todos somos potenciales denunciantes de corrupción, pues todos podemos vernos en algún momento frente a una situación que consideremos delictiva. Proteger a los denunciantes de corrupción debidamente, se recordó, requerirá no sólo de una ley, sino de modificaciones en otros ámbitos, como puede ser en los ayuntamientos o en la ley de enjuiciamiento criminal. En cualquier caso, se señaló que de nada vale una ley que no tiene la dotación presupuestaria necesaria. Y, en particular, se identificó como problema grave para proteger a los denunciantes la lentitud con la que trabaja una justicia sin medios como la nuestra.
En cualquier caso, además de un aumento de los medios disponibles, se sugirieron otras formas de lucha contra la corrupción. En primer lugar, la misma cooperación entre agencias, y también con la sociedad civil, en la línea de lo que ese mismo foro representaba. En segundo lugar, un aumento de la eficiencia, especialmente estableciendo mecanismos de evaluación de las políticas públicas emprendidas claros y efectivos. Y, en tercer lugar, un cambio de mentalidad con respecto a la corrupción. En la línea de lo apuntado por el profesor Villoria, sabemos que los españoles desde la crisis de 2008 ya no toleramos lo que antes sí: que la corrupción fuera completamente sistémica; parte de la forma natural en que funcionaban nuestras instituciones. Ahora, sin embargo, debemos dar un paso más y darnos cuenta de que la corrupción no es un accidente, sino un riesgo permanente que solo puede paliarse mediante los debidos controles.
Finalmente, en la conversación también insistimos desde ambas partes en la importancia de garantizar por todos los medios posibles la independencia de estas agencias y su extensión a aquellos territorios en que aún no existen. Será la única forma de que puedan seguir haciendo su imprescindible labor.