La desinformación sobre las apps de trazado de contagios
El Viernes 10 de Abril en un comunicado conjunto las compañías tecnológicas Google y Apple, anunciaron el inicio de una colaboración para el desarrollo de una App de trazado de contagios que permita ayudar en la lucha contra la pandemia del COVID-19. El comunicado ha recibido en muchos medios el calificativo de histórico, por la inusual colaboración de dos empresas que compiten de forma muy agresiva en diversos mercados, pero muy en particular en el mercado de los sistemas operativos móviles. Entre ambas empresas, con los sistemas Android e iOS, controlan la práctica totalidad de los sistemas operativos que ejecutan los smartphones de todo el mundo.
La noticia ha tenido repercusión mundial pero, en muchos casos, ha predominado la desinformación sobre el análisis riguroso. En el telediario de mediodía del sábado 11 de abril de una de las grandes cadenas nacionales, los titulares hacían referencia a la utilización de la geolocalización como mecanismo de lucha efectiva contra la propagación del virus, referenciando las prácticas utilizadas en China o Corea del Sur. Durante el transcurso del telediario, se realizó una entrevista a un médico que, tras expresar expertas valoraciones sobre las perspectivas de la situación de la pandemia en España, fue preguntado por el periodistasobre su opinión en relación con las apps de trazado. Su respuesta fue decepcionante, al indicar que ojalá no se utilizasen, y que consideraba que aportaban muy poco frente a los riesgos que podían plantear para los derechos humanos y civiles. Un fantástico ejemplo de situación en que un experto en un tema, cuando es interrogado por otro sobre el que desconoce hasta los aspectos más básicos, no puede evitar emitir su opinión, lo que aumenta aún más la desinformación, al ser pronunciada por un experto. Lo era sin duda, pero en otras temáticas. El médico opinaba sobre una aplicación que localizaría a los enfermos y proporcionaría información sobre su ubicación, en lo cuál él apreciaba poco valor. La app anunciada por Google y Apple no localiza a los enfermos, y la información que aporta no es sobre la localización de un enfermo, sino sobre las personas que han mantenido contacto con él y que, por tanto, estarían en riesgo potencial de haber sido contagiadas. Una ocasión perfecta en que el médico podía haber expresado su desconocimiento sobre este tema en particular. Una situación que no por habitual deja de causar pesar.
El trazado de personas infectadas es una práctica básica en la lucha contra cualquier pandemia. Trazar consiste en identificar a las personas que pueden haber estado en contacto con una persona infectada. Su identificación temprana es esencial para poder romper la cadena de contagios y evitar la propagación del virus. Esta técnica es especialmente importante en las etapas iniciales, cuando el número de contagiados es bajo, y las autoridades sanitarias aspiran a contener su propagación. Una vez que fallan las técnicas de contención, como lamentablemente ha sucedido en España, la única medida efectiva sería el confinamiento en las casas, con el consiguiente impacto personal y económico. El confinamiento permitiría romper de forma drástica la cadena de contagios, y volver a empezar en el intento por contener la propagación del virus.
El trazado también se intentó realizar en España en las etapas iniciales. Algunos incluso recibimos llamadas de amigos, o de personal sanitario, que nos avisaba de que una persona con la que habíamos compartido una cena, una comida, una reunión, o un espacio de ocio o trabajo, había sido diagnosticada positiva en COVID-19, y por tanto nos pedían que nos mantuviéramos en casa en cuarentena durante al menos 14 días, y que vigiláramos nuestros síntomas, ya que éramos susceptibles de desarrollar la enfermedad. El mecanismo de trazado en este caso se basaba en el interrogatorio a la persona que había sido diagnosticada, para poder avisar a personas en riesgo, o directamente en la buena intención de tu amigo/compañero de trabajo que quiere prevenirte sobre la situación, y lamentar haberte puesto en un riesgo potencial.
El método de trazado basado en el interrogatorio tiene las limitaciones asociadas a la memoria humana. Es falible y no siempre rigurosa. Para paliar estas limitaciones la tecnología puede ayudarnos. Dado que el móvil se ha convertido en un dispositivo que siempre nos acompaña, puede ser también un aliado para identificar a las personas con las que hemos tenido un contacto estrecho en los últimos días.
Bajo esta premisa la tecnología puede ayudar en formas muy diferentes. Las primeras aplicaciones desarrolladas en países asiáticos, en particular en China y Corea del Sur, utilizaban la geolocalización de las personas para identificar personas que podrían estar en riesgo. Incluso en algunas ocasiones esta información se cruzaba con el uso de tarjetas de crédito para poder identificar al mayor número de personas potencialmente contagiadas.
Este es el tipo de tecnología que en Europa se ha mirado con reticencia. La localización es un dato personal, y por tanto protegido por el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) europeo. Ningún país europeo ha querido comprometer los derechos ligados al uso de datos personales, incluso aunque eso permitiera una lucha más efectiva contra la pandemia.
Afortunadamente la tecnología ofrece soluciones alternativas, y si cabe más efectivas, que la geolocalización. Esta solución tecnológica alternativa se ideó en Singapur, y es conocida como TraceTogether. En este caso se utiliza la tecnología Bluetooth, en lugar de la geolocalización, para lograr el mismo objetivo, trazar posibles contagios. La tecnología Bluetooth es una tecnología de comunicación de corto alcance que, por ejemplo, se utiliza para conectar los auriculares o el sistema de audio del automóvil al teléfono móvil. Una tecnología diseñada para evitar el uso de cables en la conexión entre los accesorios de los dispositivos móviles. La mayoría de los móviles incorporan esta tecnología, y dado su corto alcance se muestra idónea para identificar otras personas que se encuentren a una distancia reducido durante un período de tiempo prolongado (ej. a menos de 1 metro durante más de 2 minutos), y por tanto podrían ser susceptibles de haber sido contagiados. Una vez que alguien es diagnosticado como positivo, puede recurrir a esta aplicación, para bien remitir la información de los contactos a la autoridad sanitaria para que avise a las personas registradas, o bien puede hacerlo él directamente. La aplicación puede admitir cualquier de las opciones. La información inicialmente sólo se almacena cifrada en el teléfono móvil de cada persona, y con identificadores anónimos que solo pueden asociarse a un teléfono móvil concreto con la clave apropiada. Esta clave solo se utilizará si el usuario da su consentimiento.
Aun cuando el diseño teórico de una solución de este tipo, como la anunciada en la colaboración de Google y Apple, es respetuosa con la privacidad, los detalles de la implementación siempre pueden condicionar la robustez de la solución y su garantía de privacidad y seguridad.
De la preocupación de muchos países europeos por adoptar una solución tecnológica respetuosa con la privacidad surgió la iniciativa PEPP-PT (Pan-European Privacy-Preserving Proximity Tracing). Inicialmente impulsada por diferentes institutos de investigación alemanes, y liderados por el Fraunhofer Heinrich Hertz (instituto dedicado a las telecomunicaciones), ha atraído la atención de países como Francia, Reino Unido o Italia. La iniciativa pone a disposición pública el código fuente de la solución en la que están trabajando, basada en el código liberado por Singapur. Igualmente desarrollan una estrecha colaboración con las agencias de protección de datos para asegurar que la solución es respetuosa con la privacidad. En este contexto, la iniciativa liderada por Google y Apple es una noticia positiva, porque todas las soluciones basadas en Bluetooth deben superar algunas dificultades técnicas motivadas por restricciones fijadas por los sistemas operativos. Si los propietarios de estos sistemas eliminan estas restricciones para la App, su uso podrá ser más sencillo y efectivo.
Es previsible que Alemania lance una solución basada en esta iniciativa, en un plazo muy corto, y probablemente le seguirán rápidamente otros países. En el caso español, aparentemente es la Comunidad Autónoma de Cataluña la que parece tener más avanzada una solución basada también en la iniciativa PEPP-PT.
Cada país, y cada sociedad, puede decidir libremente si quiere o no utilizar las ayudas que la tecnología puede proporcionar para luchar con más efectividad contra la pandemia. Dado que los expertos que aconsejan a los gobiernos lo son, lógicamente, en el ámbito sanitario, epidemiológico o de salud pública, y puede que su familiaridad con este tipo de soluciones tecnológicas sea escasa, sería deseable que los gobiernos también contasen con expertos en este ámbito.
La no utilización del apoyo tecnológico no debería ser por ignorancia o desinformación, sino por el expreso deseo de seguir luchando contra las pandemias del siglo XXI con las herramientas tecnológicas del siglo XX, por muy estúpido que pueda parecer. Y de nuevo sería deseable pedir a los medios de comunicación un mayor rigor en el tratamiento de este tipo de noticias.
Sería una buena noticia que España adoptase este apoyo tecnológico a la mayor brevedad. No es la panacea, pero sería una ayuda adicional. La adopción debería ser voluntaria, pero aquellos que prefiriesen no utilizarla sería conveniente que permaneciesen en sus casas durante un período más prolongado, al suponer un mayor riesgo para el resto de la sociedad. Este tipo de aplicación, al igual que gestos como vacunarse, no son solo gestos de protección personal, sino de generosidad y protección a toda la comunidad con la que convivimos.
Licenciado en Informática