Listado de la etiqueta: concertada

¿De qué hablamos cuando hablamos de enseñanza concertada? ¿En qué consiste la libre elección de centro y la demanda social?

De los muchos aspectos que contiene, y de las muchas disputas que ha despertado la nueva Ley LOMLOE  de la Ministra Celaá, algunos son absolutamente disparatados e inconcebibles, como el que elimina el español como lengua vehicular  y, de ser verdad, también es enormemente polémico – e inconcebible- el hecho de que en unos años se podrían eliminar los colegios de educación especial para escolarizar a sus alumnos en los centros ordinarios; pero otros, a pesar del escándalo que han suscitado, son más discutibles y requerirían un análisis mucho más detallado y minucioso del que se viene haciendo por parte de algunos sectores, análisis casi estrictamente ideológico. Por desgracia, la fractura política entre la izquierda y la derecha –aunque no me gusta en absoluto utilizar estos términos por simplistas- , o entre laicos y confesionales,  siempre ha existido en este campo.

Porque, ¿en realidad hay una única enseñanza concertada en nuestro país, un único modelo? ¿Es lo mismo un colegio concertado de un barrio modesto y obrero de una gran ciudad, donde, por escasez de plazas públicas, o falta de calidad de las mismas, una parte de los habitantes de dicho barrio, que no podrían en absoluto pagarse uno privado, se ven obligados a llevar a sus hijos a uno concertado?

¿Es el mismo tipo o modelo de enseñanza concertada -mantengo mi pregunta- la de  los colegios concertados de barrios  elitistas y señoriales de una gran ciudad – pongo por caso el barrio de Sarriá o Sant Gervasi  en Barcelona, o los del Viso, Salamanca  e, incluso, El Soto de la Moraleja en Madrid- por no citar casos concretos de colegios? ¿Es lo mismo establecer un concierto con un colegio donde la media de ingresos  anuales de las familias es de, pongamos por caso, entre  60.000/80.000 euros, si no más, que establecerlo en un barrio donde dicha media de ingresos sea  de entre 12.000/20.000 Euros o menos, dejando fuera otros aspectos que podrían ser tomados en cuenta –situaciones de paro, familias monoparentales, con hijos discapacitados u otras?

Creo que nadie de buena fe, podrá decir que son lo mismo, tanto una situación de concertación como la  otra, a pesar de algunos titulares tremendistas aparecidos en algún diario como el siguiente: ”Nos pisotean”.

Por ello ¿por qué hablamos de enseñanza concertada cuando deberíamos hablar de “enseñanzas concertadas” o de “distintos tipos de centros concertados” para, probablemente, aceptar algunas de estas situaciones y rechazar otras? ¿Son lo mismo los colegios donde los padres tienen que hacer una aportación mensual, más o menos “voluntaria”, de bastantes cientos de euros (se dice que en un determinado colegio de Barcelona esta aportación llega a los 900 euros), que aquellos donde no solo no pueden aportar nada, sino que los niños necesitan que les sean ofrecidas las comidas y otro tipo de ayudas?

Pero la pregunta más interesante en este ámbito es la que se refiere al lema – pues más que un argumento es un lema- de libertad de elección de centro o demanda social, de la que no se suele especificar su contenido. Se hace referencia para ello a la Constitución, cuando como en otros muchos aspectos, la Constitución se movió en una cierta ambigüedad, entre otras cosas para lograr el consenso imprescindible en aquel momento.

Porque, ¿cuál debe ser la amplitud del rango  de esa libertad y su objeto? ¿Se refieren los padres que aluden a esa libertad, como argumento  definitivo y sustancial, a libertad para que sus hijos sean educados en la religión católica u otra? ¿Se refieren a una escala de valores determinada: solidaridad, educación emocional, etc.? ¿Se refieren a una enseñanza de tipo internacional- en la que predomine una enseñanza en profundidad  de dos, tres o más lenguas, que concluya en un bachillerato internacional-, o por el contrario una enseñanza basada en  valores deportivos y por tanto donde se enseñen una serie de deportes competitivos a fondo? ¿O más bien una enseñanza basada en valores artísticos, sean artes escénicas, musicales, pictóricas, o digitales? ¿O una escuela libre, del tipo de las que adoptan la pedagogía Waldorf u otras semejantes? Si consideramos cualquiera de estas opciones  como demandas sociales ¿deben ser financiadas por el Estado en aras del pluralismo educativo?

Mientras no se concrete  y se le dé contenido explícito a  ese concepto de demanda social así como al de   libertad de elección de los padres, mientras no se vincule a contenidos  concretos  y determinados, se está estableciendo un tratamiento diferencial – y por tanto discriminatorio- respecto a  aquellas  familias  que  – por haber optado por algunas de las opciones citadas, y entendiendo que no sería ético que el Estado  las  financiase –  tienen que  pagar los colegios privados donde mandan a sus hijos usando su libertad de elección.

Por otra parte  no insistiremos, por ser  evidente y sobradamente demostrado, que una buena enseñanza pública que iguale, o, mejor dicho, compense las desigualdades iniciales en la medida de lo posible, (pues no deja de ser una cierta utopía) a todos los niños desde la más temprana edad, dándoles las mismas oportunidades de aprendizaje, es no solo justa socialmente sino necesaria para que haya una – por lo menos relativa- movilidad social, y cada niño pueda, en función de sus capacidades , avanzar en la escala social. Para muchas familias es la única esperanza para que sus hijos tengan un mejor futuro que el que ellos han tenido. Por ello debe ser cuidada y financiada suficientemente para que se puedan lograr esos objetivos.

Para ello no basta una escuela pública ramplona, carente o escasa de medios, con un número de alumnos por clase inasumible por los profesores, en edificios a veces no adecuados, sino una escuela donde, además de los contenidos  específicos para  cada edad, y con una metodología  actualizada, se enseñen lenguas extranjeras dignamente, que tenga laboratorios, campos de deportes, profesores suplentes, edificios dignos y, por supuesto, un nivel de exigencia, como siempre lo ha tenido la enseñanza pública en este país, aunque al parecer no actualmente. De lo contrario, muchas  familias que  obviamente quieren para sus hijos lo mejor, van a huir de estos centros, que seguirán siendo auténticos guettos en algunos barrios.

¿Está nuestra escuela pública en esa situación? Si no lo está no debe financiarse una determinada parte de la privada concertada. Sí debe financiarse, mediante un sistema de becas a aquellos alumnos que por la ubicación de su vivienda, cercanía al trabajo de los padres u otros motivos deban ir  a una escuela privada, sin tener los suficientes recursos  para ello. Esa debe concertarse.